Yuto

Han pasado dos malditos meses, dos interminables y agonizantes meses de búsqueda, llamadas, mensajes… comenzaba a darme por vencido.

¿Estará bien?

¿Estará herida?

Paso mis dedos por mi cabello, frustrado, cansado. Cómo quisiera que fuera ella quien pasara sus hermosos y delicados dedos por mi cabello...

Ni siquiera sé que ha pasado durante las últimas semanas, todo es borroso, incluso surreal. Lo único que recuerdo es a Hana llamándome sollozando llena de pánico.

“La tienen, Yuto. Kay la tiene”

Regresé lo antes posible a Tokyo, primero a nuestro escondite, despúes a su departamento, esperando que por algún tipo de milagro ella se encontrara ahí. Me equivoqué.

Ver vacío aquel lugar donde compartimos los momentos más felices de toda mi vida… fue un gran shock para mí, pues al fin me daba cuenta de que ya no estaba conmigo.

Ella se había ido y yo había fallado en mi promesa de protegerla y mantenerla a salvo.

Fallé.

No supe que paso después de eso, lo único que recuerdo es despertar al dia siguiente con un labio roto y moretones. Yuya me dijo que me había metido en una pelea en un bar y que ellos habían llegado a tiempo para detenerme.

Soy todo un desastre ahora. Busque por todos lados, pero no había información de Kay y Gaya. Es como si ya no existieran, ni siquiera existe registro de que hayan salido del país o de que hayan salido de Tokyo. Nada.

“¿Yuto?”

Alzo mi mirada para encontrarme con mi hermana, Hana. Su mirada preocupada y triste. Trato de sonreírle pero fallo.

“¿Cómo estás?”

“Lo estoy manejando bien”

Mentira.

“Luces más delgado, ¿te estás alimentando bien?”

No.

“Si, es el trabajo, he estado ocupado”

Hana se acerca a mí y toma mi mano, “También estoy preocupada, Yuto. Para ser honestos Gaya está mejor contigo que con su esposo. Decirle que se mantuviera alejada de ti fue buena idea, aunque sabía que no me haría caso”, dice sonriéndome.

“Tenemos varios contactos. Ya iniciamos la búsqueda de nuestra parte también, te ayudaré a encontrarla ¿sí?”, pone enfrente de mi un recipiente cerrado.

“Necesitas energía, así que come esto ¿ok?”, asiento y le gradezco de corazón lo que está haciendo.

Cómo puedo termino de comer lo que mi hermana me trajo, perdido en mis pensamientos tratando de encontrar alguna forma, alguna pista.

Gaya, nena ¿dónde estás?

...

Gaya

“Kay, ¿me ayudas?”, le pido frustrada de no poder subir el cierre de mi vestido. Él sonríe suavemente acercándose a mí, me sube el cierre lentamente y antes de alejarse de mí presiona sus labios en mi cuello, siento un escalofrío extraño.

“¿Lista?”, me susurra, le brindo una sonrisa y asiento.

Subimos al elevador, Kay tomándome de la mano, teniéndome siempre cerca de él. Una punzada golpea mi cabeza, trato de suprimir un gemido lleno de dolor.

“¿De nuevo tu cabeza?”, pregunta Kay ahora serio. Niego con la cabeza pero sé que él no se tragará mi mentira. Él suspira y se acerca a mí y besa gentilmente mi cabeza.

Además de estos constantes dolores de cabeza… el dolor que siento, emocionalmente, me dice que esto no está bien. Las caricias, los besos, los abrazos, las palabras, todo de Kay mi cuerpo me dice que está mal y no entiendo por qué, él es mi esposo, la persona que amo… pero yo en el fondo no estoy segura si es amor.

Desde hace más de un mes desperté en hospital… mi cabeza vendada, mi pierna enyesada, varios rasguños y moretones, había tenido un fuerte accidente, haciendo que tuviera amnesia y perdiera mayor parte de mis recuerdos, incluso mí nombre.

No sé qué pasó, todo lo que sé es que mi cabeza me duele demasiado.

“¿Cómo estás, nena?”, me pregunto un hombre apuesto a lado mío. De inmediato el miedo me invadió, no sabiendo quien era este hombre.

“¿Q-quién eres tú?”, la sonrisa de ese hombre se ensancho y me brindo una cálida mirada.

“Soy Kay, preciosa. Tu esposo”, dijo enseñándome el anillo en su dedo y tomando mi mano izquierda mostrándome mi anillo. Poco a poco el alivio recorrió mi cuerpo.

“Tuviste un accidente”

“¿Accidente?”

“Así es, cariño. Golpeaste tu cabeza muy fuerte, cómo paso, eso no es importante. Lo importante es que ya despertaste y estás bien”, me besa suavemente en los labios, me sonrojo.

“Kay…”

“¿Si?”

“No recuerdo mi nombre”

Kay me mira sorprendido pero al instante sonríe.

“Katherine, linda. Tu nombre es Katherine”

Katherine…

No siento nada al escuchar ese nombre…

¿Por qué?

Días después me dieron de alta, los doctores me dijeron que tendría dolores de cabeza recurrentes, pero que era normal y me dieron medicamento.

Kay me llevo de vuelta a nuestra casa en Los Angeles, cuidando de mí en todo momento. Me mostró fotos de nosotros cuando novios, nuestros viajes, citas, también fotos de nuestra boda. Traté de recordar todo lo que vi en las fotografías pero no fui capaz de hacerlo.

Perdí gran parte de mi memoria…

Me duele, no físicamente. Emocionalmente me duele, algo me falta… y mi corazón lo sabe pero yo… no.

Me recargo en el lavabo del baño, tratando de calmarme,  todas las luces y música del club resuenan fuerte en mi cabeza molestándome sintiendo dolor de cabeza.

De pronto estoy en otro lugar, con alguien más, un hombre, un apuesto hombre, sus dedos frío trazan la línea de mi cuello de manera sensual y amorosa, tiene cabello negro, hermosos ojos, alguien que luce adictivo, interesante… intoxicante. He tenido este tipo de retrocesos muy a menudo, incluso en mis sueños, y siempre con este misterioso hombre.

No le he dicho a Kay acerca de estos… ¿recuerdos? Porque no sé si sean ciertos o sean provocados por el golpe en mi cabeza… pero lo que me intriga es que siempre es con el mismo hombre… nunca puedo ver claramente su rostro ni el lugar donde estamos…

¿Qué me está pasando?

…

Kay

Comienzo a sentirme ansioso al no ver que Gaya… Katherine aun no regresa. Me doy a la tarea de ir a buscarla, creo que fue mala idea traerla al club.

Han pasado dos meses desde que traje a Gaya conmigo de vuelta a Los Angeles, Cuando llegamos, era notorio lo mucho que ella me odiaba, pero no me importó. Ella podría odiarme todo lo que quisiera pero jamás la dejaría ir.

¿Por qué?

Porque es mía, sólo mía.

Pocas semanas pasaron y difícilmente tuve interacción con ella, lo que empezaba a irritarme. Todo lo que hacía Gaya, era sentarse y mirar por la ventana, como si fuera una maldita prisionera.

No pasaron muchos días hasta que Gaya volvió de su ensoñación desquiciada y alterada. Llorándome, gritándome y suplicándome que la dejara ir. Había roto completamente a Gaya.

Como pudo logro escapar de mi vista, pero solo por poco tiempo, mis hombres la encontrarian y la traerían de vuelta a mi. Lo que no estuvo en mis manos es que ocurriera un accidente, por culpa de mis hombres, quienes la golpearon fuertemente con el auto en el que iban.

Me enojé… pero ese enojo no duro lo suficiente cuando el doctor me dijo que había tenido un fuerte golpe en la cabeza… y que probablemente ocasionaría algún tipo de perdida, pero eran meras suposiciones hasta que ella no despertara.

Cuando ella despertó, había perdido la mayor parte de su memoria. No podía ser más feliz, de ahora en adelante seríamos de nuevo solo ella y yo.

Voy a donde ella está descansando ya de vuelta en nuestra casa, con su nuevo anillo de bodas en la mano.

“¿Cómo te sientes?”

“Estoy bien, sólo necesito descansar”

Asiento y me acuesto a un lado de ella, llevando su cabeza a mi pecho, acariciando su suave cabello, accidentalmente rozo con mis dedos la cicatriz en su cabeza, ella se estremece, me quedo en silencio.

Pobre chica… si tan solo me hubiera hecho caso y se hubiera alejado de Yuto desde un principio, nada, nada de esto hubiera pasado.

Ese maldito… estoy seguro que en estos momentos esta devastado por la pérdida de su hermoso juguete. Debí haber acabado con él aquella vez.

Gaya levanta su cabeza mirándome, con cierta curiosidad.

“Kay… ¿puedo preguntarte algo?”

Tomo su mano suavemente y la beso.

“Claro que sí, nena. ¿qué pasa?”

Siento el cuerpo de Gaya tensarse, me mira dudosa, no segura si decirme o no lo que tiene que decirme. La animo.

“Ahmmm… he tenido estos… sueños”

Mierda.

“Estoy en un hermoso lugar… con alguien a mi lado… un hombre y-”

“No quiero escucharlo”

Gaya me mira con dolor en sus ojos al haberla cortado de esa manera, pero comenzaba a irritarme y preocuparme, está teniendo retrocesos de los momentos con ese maldito y ella.

“Lo siento”, susurra ella bajando la mirada.

Suspiro y la abrazo. “Sólo… no quiero escuchar sobre sueños en donde estás con otros hombres que no sean yo”, aprieto los dientes, volviéndome a enojar por todo de nuevo. Trato de calmarme y le brindo una falsa sonrisa. “Duerme, necesitas descansar”

Un hombre está conmigo…

Tengo que hacer algo para detener estos retrocesos…

¿Loco?

No. Sólo estoy tratando de marcar lo que originalmente fue mío.