Yuto me lleva a un hotel cerca de ahí. Uno lujoso y muy elegante. Al entrar el personal se queda sorprendido y rápidamente nos van a recibir con tanta cordialidad y respeto. Miro confundida a Yuto… ¿Lo conocen?

“¿Qué sucede?”, pregunta Yuto extrañado percatándose de mi intensa mirada.

“¿Eres cliente frecuente aquí?”

Ríe.

“Soy más que eso”, dice sonriente. ¿Qué significa? Que viene aquí con otras mujeres. Siento enseguida un pinchazo, celos no bienvenidos.

“Así que eres conocido por venir con varias mujeres”, afirmo fríamente.

Vuelve a reír.

“Soy el dueño”, dice orgullosamente.

¡Dueño!

Entramos al elevador. Hay una atmosfera incómoda… más bien... yo soy la incómoda.

“Es la primera vez que traigo a una chica a uno de mis hoteles”, dice con ojos traviesos. Lo miro con escepticismo y él lo nota.

“¿Qué? ¿No me digas que tú...? ¿Celos?”, sonríe.

Oh… esa sonrisa. Contengo la mía pero fallo.

El elevador se detiene en el último piso, salimos y nos dirigimos a la única puerta que se encuentra en este piso. Al entrar me quedo sorprendida, una suite enorme, exquisitamente decorada y de alguna manera reconfortante.

“Mi suite personal”, dice Yuto interrumpiendo mis pensamientos.

Vaya…

“Será mejor que tomes un baño o enfermarás”, me ordena ahora serio, mi corazón se encoge y comienzo a sentirme nerviosa. Asiento con la cabeza y entro a la habitación que él me ha señalado. Silenciosamente cierro la puerta detrás de mí y dejo salir el aire contenido de mis pulmones.

Un escalofrío recorre mi cuerpo comenzando a sentir frío, así que rápidamente me deshago de mi ropa y me meto a la regadera el agua caliente relajando mi cuerpo y aclarando mi mente. Teniendo un momento para mí.

Toda esta semana ha sido demasiado.

Kay… no existiría en mi mente esta noche…

Yuto…

Toco mis labios recordando el sensual beso de hace unos momentos, la manera en cómo me respondió. Ha pasado bastante tiempo desde que alguien me ha besado de esa manera.

Me sonrojo.

Una vez que termino de bañarme, seco rápidamente mi cuerpo evitando sentir el frío, me pongo una bata de ceda que está colgada, lo único que tengo en este momento, mi ropa está completamente empapada. Me miro al espejo, la bata es ligera, suave, ciñéndose a las curvas de mi cuerpo, demasiado diría yo. Con el corazón latiéndome desenfrenadamente, salgo nerviosamente de la habitación sabiendo que Yuto estaría afuera, esperándome.

Al salir, veo que está sentado en un diván, fumando, con la mirada perdida. Me acerco torpe y lentamente a él, completamente nerviosa, Yuto se percata de mi presencia y me mira intensamente, sus ojos obscuros recorriendo todo mi cuerpo. Mis mejillas se encienden.

“¿Mejor?”, pregunta con voz ronca.

Asiento y que medo ahí parada sin saber que hacer. Él apaga su cigarrillo en el cenicero y me hace señas para que me acerque a él tendiendo su mano hacia a mi, hipnotizada me dirigo hacia a él tomando su mano, él me jala suavemente y me sienta en sus piernas. Mis manos se posan en su pecho, nerviosa. Estoy tan cerca de él, puedo oler su varonil y deliciosa colonia.

Su brazo rodea mi cintura, mi corazón tendrá un ataque si no me controlo, pero no puedo evitar la manera en que mi cuerpo responde tan bien a su tacto. Inconscientemente llevo mi mano a su mejilla, sus ojos no dejan los míos, hechizantes.

Yuto toma mi mano y suavemente la quita de su mejilla, la observa con atención y con sus dedos tocan mi anillo observa mi anillo. Frunce sus labios.

“Fuiste a donde él…”, dice seriamente, está molesto.

No digo nada. Él tiene razón, pero por primera vez no me arrepiento porque gracias a eso, Yuto está conmigo en este momento.

“Cuando Hana me dijo que irías con él…", su voz se apaga, traga con dificultad, está tratando de controlar su enojo, "..eres una chica inteligente, Gaya, pero… ¿sabes? Siempre me he preguntado por qué te casaste con alguien como él”.

Él tiene razón. Fui realmente estúpida y ciega.

“He notado cómo me miras… y sé que tú sabes cómo te miro”, dice con voz ronca y ahí está de nuevo esa atracción. Cierro mis ojos. Sintiendo.

“Sí”, afirmo.

“Ese bastardo… es más inteligente de lo que creí, fue capaz de convencerte para que volvieras con él y… ser su pequeña muñeca de juegos de nuevo”, dice en voz baja.

Abro mis ojos encontrándome con su intensa mirada. No sé que responderle, todo lo que me está diciendo es verdad.

“Dime, Gaya, ¿alguna vez te detuviste a pensar porqué él no te busco después de que se separaron?”

No digo nada.

“…y cuando estaban probablemente juntos, él llegaba tarde a casa o a veces ni siquiera llegaba ¿cierto?”

Recuerdo aquellos días cuando nuestra relación estaba por terminar, pase varias noches en la cama, sola, esperando a que Kay llegara y la mayoría de las veces, esperaba en vano. Realmente ignore todo aquello, porque… yo confiaba en Kay.

Pero…

Todo eso.

Yuto… ¿cómo lo sabe?

“¿Suena familiar?”, pregunta suavemente.

Su mano va hacia mi mejilla capturando una lágrima que sin saber se me había escapado.

¿Cómo pude ser tan estúpida?

“Él… me engaño”

Sus fríos dedos toman mi mentón haciendo que lo mire directamente a los ojos.

“Lo he visto, Gaya. Lo he visto varias veces en varios de mis hoteles con otra mujer”, sus ojos viajan hasta mis labios. “Eso… fue lo que viste hoy, ¿no es así preciosa?”

Sus manos acunan mi rostro. La sensación de su tacto… es tan... quema. Sus dedos rozan mis labios.

Lo que me hace sentir… sólo con él he experimentado todo esto, es tan nuevo.

Asiento.

Yuto se acerca más a mí, su nariz rozando suavemente la mía, mis ojos comienzan a cerrarse lentamente, toda esta proximidad, esta intensidad y atracción... Puedo sentir su dulce respiración golpear mi rostro. No quiero hablar de Kay, no quiero recordar.

“Yo... puedo mostrarte lo que él fallo en mostrarte todos estos años, Gaya”

La manera en que sus labios pronuncian sensualmente mi nombre, dejo escapar un suspiro al sentir sus labios presionar mi cuello, su aliento golpeando mi piel, estremeciéndome, dejándome sin aliento, sin palabras. Haciéndome desear más.

“Yo puedo darte lo que él no podrá darte por más que lo intente”

Su mano roza mi pierna subiendo la delgada tela de la bata. Dejo escapar otro suspiro de lo más profundo de mi garganta.

“¿Me dejarías…”

Si Kay quiere jugar, le mostraré.

“… demostrarte eso, Gaya?”, susurra sus labios rozando los míos.

No mostraría mi debilidad ante Kay. No dejaría que controle mi vida de nuevo. Obtendré lo que quiero y lo que quiero está justo en frente de mí.

Rodeo su cuello con mis brazos, sonriendo en sus labios.

“Demuéstramelo…”

Mis dedos se enterraron en el suave cabello de Yuto, firmemente.

"Demuestrame lo que Kay falló en mostrarme...", los dedos de Yuto se entierran en mi piel.

“Hazme olvidarlo completamente. Hazme enamorarme perdidamente de ti”

Lo beso.

Siento su sonrisa en mis labios y de inmediato me corresponde con tanta intensidad, tomándome por sorpresa. No puedo controlarme, no más. Lo que él provoca en mí... le dejaré saber.

Sus labios dominan los míos, su mano alcanza la mía y quita mi anillo, tirándolo lejos.

“No quiero marcas de alguien más en mi chica”, susurra en mis labios sin aliento.

Sus fuertes brazos me cargan y me tienden completamente en el diván. Su boca devora mi cuello, bajando más y más chupando, dejando furiosas marcas de besos hasta llegar a mi pecho.

Yuto deja mi cuerpo por un momento quitándose la camisa… Nuestros ojos se conectan.

Oh…

Es algo tan intenso. Puedo ver el deseo en sus ojos... lo observo, la línea sensual de su mandíbula, su pecho, su torso, todo exquisitamente esculpido, y la manera en que las gotas por la lluvia recorren su cuerpo, tan sensual, tan erótico. Él… me estaba poniendo de todas maneras.

Lo deseo.

Estira su mano y sus dedos rozan mis labios, bajando por la línea de mi cuello, pasando entre mis pechos, hasta la cinta de la bata, desatándola lentamente dejando al descubierto mi cuerpo, totalmente a su merced, sus ojos nunca dejando los míos, provocándome, seduciéndome.

Se acerca a mí y planta un casto beso en mis labios.

“Muy hermosa...”, susurra en mi oído y muerde el lóbulo de mi oreja.

Gimo fuerte, mi cuerpo comienza a arder. Deseosa.

Sus manos se dirigen a mis caderas, apretando fuerte, haciéndome querer gritar. Sus dedos viajan y se dirigen directamente ahí. Gimo con sorpresa, arqueando mi espalda. Sus dedos masajean lentamente la entrada de mi feminidad, echo mi cabeza hacia atrás sintiendo el éctasis recorrer todo mi cuerpo solo con su tacto. Es cuando me doy cuenta que el techo estaba forrado de una material reflejante, puedo nuestros cuerpos, en tal posición… 

La masculina y y espalda de Yuto moviéndose en un ritmo sensual, una escena tan fuerte… los dos moviéndonos en un baile erótico, sensual e intimo.

Sus labios comienzan a devorar mis pezones, chupando y mordiendo suavemente. Trato de contener mis gemidos mordiendo mis labios fuerte, es demasiado para mí.

“Grita para mí, nena. Déjame escuchar cómo te hago sentir...”

Sus palabras son mi perdición. Sabía que contenerlos solo me cansaría más rápido, así que hago caso a sus palabras y me sonrojo por los sucios sonidos que emite mi boca.

Inserta un dedo.

Dos.

Oh… entierro mis dedos en su espalda. Yuto gime y reclama mis labios, devorándolos. Estoy cerca… esa dulce liberación…

“Yuto…”, apenas logro suspirar su nombre. Él se da cuenta y saca sus dedos antes de poder alcanzar mi o. Gimo frustrada.

“Aún no, chica linda”, besa fugamente mis labios.

Se aleja de mí y quita la demás ropa, liberando su excitado miembro.

Me sonrojo y giro mi cabeza.

Lo escucho sonreir y besa gentilmente mi mejilla.

"Mírame", me ordena y cuando lo miro sus labios exigen los mío y da un tirón suave a mi labio inferior. Siento su miembro rozar mi feminidad, torturándome.

"Yuto...", le suplico enterrando mis dedos en sus hombros. 

Ambos gemimos cuando Yuto penetra toda su gloriosa longitud dentro de mi. Muerdo mi labio inferior y cierro mis ojos con fuerza.

“Dime cómo lo quieres, nena”, susurra en mi oído sensualmente.

Acerco mis labios a su oído susurrándole...

“Lo quiero duro…”

“…fuerte…”

“… crudo...”

Siento sus dientes morder fuerte mi hombro cuando comienza a moverse, gimo escandalosamente una y otra vez. La respiración de Yuto es acelerada cuando comienza a moverse más y más rápido.

"Yuto... ahh....", mi cabeza… está completamente en blanco, lo único en lo que puedo pensar es en el dulce placer que me está dando.

Sus embestidas se velven más salvajes, Yuto golpea mi dulce y prohibido punto una y otra vez, haciéndonos gritar a ambos de placer. Nuestros cuerpos moviéndose perfectamente en sintonía a un sensual y o ritmo. Cada fuerte embestida de él, me hacía olvidarlo todo.

¿Qué esposo?

¿Qué matrimonio?

Todo lo que sabía es que este momento era perfecto.

“Yuto…”, gimo su nombre, estaba cerca, muy cerca.

“Oh Gaya…”, él también estaba cerca. Podía sentirlo.

Sus embestidas eran más fuertes y rápidas, nuestras manos se entrelazan, nuestros cuerpos calientes sintiéndose el uno al otro y con un último beso, llegamos a nuestro clímax, ahogando nuestros os en nuestras bocas, dejándonos sin aliento.

...

Apenas soy consciente de Yuto llevándome a la cama, acunándome en sus brazos, la calidez de su cuerpo abrazándome. Siento la suave sabana cubrir nuestros cuerpos.

Los dulces labios de Yuto besan los míos, gentilmente.

“Duerme, preciosa”.

“Gracias”, susurro, mis ojos cerrados de cansancio.

“Gracias por abrirme los ojos… y por salvarme de Kay y de mi misma”, sus brazos rodean mi cansado cuerpo firmemente, protegiéndome. Se siente bien. Sonrío levemente.

“Shhhhh, duerme…”