Capítulo 19

Río suavemente pero no mucho porque soy silenciada por los suaves y demandantes labios de Yuto que muerde mi labio inferior, gimo en sus labios cuando sus dulces embestidas son más fuertes y rápidas, arqueo mi espalda y muevo mis caderas para encontrarme las suyas, él gime sin aliento en cuanto lo hago.

“Oh, Gaya… si”, susurra mientras yo soy un desastre oral debajo de él, mi cuerpo está temblando por tanto placer y ardiendo por tanta adoración gracias a las caricias y besos de Yuto por todo mi cuerpo.

Nuestros ojos se conectan y es un momento tan íntimo y erótico, pues con tan sola una mirada somos capaces de transmitir lo que sentimos el uno por el otro, y se siente tan bien.

No soy capaz de mantener su mirada y ruedo mis ojos cerrándolos por la intensa sensación que está creciendo en mi en lo más bajo de mi estómago.

“Yuto, no…”, tomo las sabanas debajo de mi con fuerza cuando Yuto ha disminuido su velocidad, estaba tan cerca de tener mi anhelada liberación, pero de igual manera este ritmo lento e intenso a la vez, como un sucio baile de tango, me hace estremecer y temblar de necesidad.

“Shhh…”, ya no está sobre mí, está sobre sus rodillas, tomando mis caderas para dominar mi ritmo y no permitirme encontrar sus movimientos, “No sabes cuánto deseo follarte. Duro. Pero también quiero, necesito, hacerte el amor, Gaya”.

Gimo fuerte por sus sucias palabras provocando que mi feminidad se contraiga alrededor de su miembro.

“Mierda”, maldice Yuto al sentirme contraerme, “Quiero que me sientas, quiero marcarte y que no olvides quien posee tu cuerpo, quien es el único que te puede hacerte correr una y otra vez-ahh”.

Oh… estoy perdida.

Así han sido estos últimos 5 días con Yuto en esta hermosa y pacifica casa, hacer el amor en cada rincón en todo momento. Reír, platicar, jugar, abrazarnos sin decir nada durante horas mirando el atardecer, tontear, cocinar juntos.

Son cosas tan simples pero que me han hecho la mujer más feliz del mundo, y todo gracias a este hermoso y y hombre enfrente de mí haciéndome el amor con tanta intensidad y furor.

Yuto arquea su espalda y echa para atrás su cabeza gruñendo por el placer que soy capaz de brindarle y estoy orgullosa de eso, la única mujer que puede afectarlo de esta manera, soy yo.

“Gaya”, oh… la manera en la que mi nombre sale de sus labios en una torturadora plegaria.

No creo poder soportarlo más, necesito más.

“Por favor”, Yuto gime cuando me escuchar rogar, le gusta cuando ruego, le gusta torturarme deliciosa y lentamente, “Oh por favor, Yuto… por favor”.

Yuto vuelve a mí y tomo esta oportunidad para aprisionar su espalda y enterrar mis uñas, haciéndole daño y castigándolo por no darme lo que quiero, como respuesta deja salir un sensual gruñido.

“Dime lo que deseas, nena”, susurra en mis labios seductoramente y sus embestidas son aún más lentas, torturándome cruelmente, obligándome que le ruegue.

“Tú…”, no puedo siquiera formular una respuesta completa, estoy jadeante y llena de desesperada necesidad.

“Aquí estoy”, sus labios acarician los míos, intento besarlo pero se aleja un poco, “Dímelo, Gaya”, exige dominante.

“Hazme llegar-ah”, gimo, “Hazme correrme como solo tú sabes, por favor, hazme gritar tu nombre-OHH”, de inmediato soy recompensada por fuertes y rápidas embestidas que recibo ansiosamente.

Entierro mis dedos en su cabello y atraigo su rostro hacia mí para chocar mis labios contra los suyos y ahogar mis lloridos y gemidos de intenso placer. Yuto se mueve más y más rápido, sus embestidas fuertes, haciéndome daño pero que se mezcla deliciosamente con el placer.

Mi cuerpo está completamente sometido y Yuto se está encargando de deleitarme con su dominación, puedo sentir aquel apretón y cosquilleo que anuncia la llegada al paraíso.

“Gritarás mi nombre, sólo mi nombre ¿entendido?”, me ordena sin aliento, soy apenas consciente de que él está por llegar también, no soy capaz si quiera de responder, su rostro se entierra en mi cuello, sus labios rozando mi sensible piel.

“Córrete”, y su voz es mi perdición, grito su nombre una y otra vez por el intenso o hasta quedarme sin aliento, Yuto se une conmigo, el continúa embistiéndome provocando que el o siga y siga más y más alto, siento como se vacía dentro de mí, nuestros néctar mezclándose.

Nuestros cuerpos tiemblan bruscamente por los espasmos, nuestra respiración es pesada, tardamos en bajar de aquel delicioso paraíso que sólo Yuto es capaz de mostrarme cada vez intimamos.

Mis ojos continúan cerrados, concentrándome en recuperar el aliento, mi cuerpo aun tembloroso y sensible reacciona cuando Yuto explora mi cuerpo gentilmente, adorándome con sus manos mientras él trata de regular su respiración, sus labios besan mi cuello y de vez en cuando susurra dulces palabras.

Llevo mi mano a su firme abdomen, acaricio su torso abriéndome camino hasta su pecho donde su corazón late rápidamente contra mi piel, mi otra mano está rodeando su cuello mientras que mis dedos masajean su cabello.

No nos molestamos en movernos, estamos disfrutando el intercambio de calor entre nuestros cuerpos, saboreando el sentimiento después de ese intenso o.

“Te amo”, Yuto susurra contra mi cuello, mi corazón se dispara de nuevo y mariposas en mi estómago dejan aquel peculiar cosquilleo, sonrío como tonta y beso su frente profundamente.

“Yo también te amo, Yuto”, lo apego más contra mí, “con todo mi ser”, susurro y tomo su barbilla para alzar su rostro y besar sus dulces y suaves labios.

…

Hana

“¿Qué?”, susurro débilmente contra mi celular, la sangre ha dejado mi cuerpo y mi mente se rehúsa a creer lo que estoy escuchando.

No…  

“Cuando llegamos estaba todo obscuro así que decidimos entrar a la casa a inspeccionar, fue cuando encontramos su cuerpo sin vida, lo siento mucho”.

Aoki-san… trago mis lágrimas, necesitamos actuar rápido, maldito Kay, ha llegado muy lejos.

Aclaro mi garganta y tomo aire para continuar.

“Enviare a alguien por su cuerpo, necesito que ustedes se concentren en buscar a Yuto y Gaya, están en peligro”, ordeno con voz rota, espero que no sea demasiado tarde y que ellos estén bien.

Envié a escoltas a la casa de Aoki-san ya que no he recibido noticias de ellos, preocupada quise contactarlos pero nadie respondió y me preocupe, tenía un mal presentimiento y estuve en lo correcto. Necesitan salir del país, Kay está moviéndose rápidamente y estoy asustada de lo que pueda llegar a hacer si los encuentra.

En verdad ruego que ellos se encuentren bien.

Gaya

Suspiro por enésima vez, Yuto ya lleva mucho tiempo fuera y por más que le insistí en dejarme acompañarlo se negó diciendo que sería peligroso si por alguna u otra situación nos ven.

Era necesario, necesitamos provisiones, no podemos continuar comiendo comida en lata o para recalentar, de vez en cuando se antoja fruta o verduras, cosas frescas, además medicamentos, últimamente no me he sentido muy bien pero no es nada serio.

Ya ha anochecido y mi preocupación se desvanece cuando veo las luces del auto de Yuto, emocionada y aliviada corro hacia a la puerta para recibirlo y poder regañarlo por haber tardado tanto, bajo las escaleras y avanzo unos cuantos metros cuando me detengo al ver no solo uno sino dos autos, camionetas para ser precisos y desconocidos de color negro, cuando se detienen y se abren las cuatro puertas de las camionetas y bajando varias figuras que no me detengo a descubrir pues corro rápidamente hacia la casa llena de pánico.

No soy capaz de llegar a la puerta cuando unas grandes manos toman mi brazo jalándome bruscamente, lucho con todas mis fuerzas por soltarme ocasionando que reciba una fuerte bofetada provocando que caiga por el impacto.

“Maldita perra”, sisea uno de ellos, “Entren a la casa y busquen al bastardo ¡AHORA!”, veo unos cuantos hombres entrar a la casa, dejándome con el que parece ser el líder y otro hombre que apenas me doy cuenta me tiene agarrada de mi pelo pues lo jala con fuerza para que encare a su líder.

“Ya no más huidas, nena.”, escupe el líder que me mira con rabia y disgusto, no logro ver bien su rostro por la obscuridad de la noche además de que esta vestido de negro al igual que los demás con tapabocas del mismo color, “Putas como tú merecen ser castigadas, pero oh, estoy seguro que Kay lo hará, mientras nosotros nos encargamos del bastardo”.

Kay… en verdad me es difícil reconocer a aquel hombre que se ha trasformado en un total desconocido y monstruo para mí.

“Él no está conmigo”, miento y él ríe, solo espero que Yuto se tarde más, si llega en este momento… ni siquiera puedo pensar en lo que ellos harán o en lo que Kay ordeno hacerle.

Recibo otra bofetada ahora por parte de su líder, está a punto de decir algo pero es interrumpido por uno de sus hombres que entro a la casa.

“Señor, no hay nadie más en la casa”.

“¡¿Dónde está?!”, me sacude con fuerza el hombre que me tiene prisionera, dejo salir un quejido por su brusquedad y mis ojos comienzan a humedecerse pero no respondo.

Antes de que algo más pase otro par de luces deslumbra mi vista, el ruido del auto de Yuto provoca que me dé náuseas y me sienta aterrada, escucho su puerta abrirse y cerrarse de golpe, comienzo a llorar no queriendo encarar lo que está por pasar.

“¡¿DÓNDE ESTÁ GAYA?!”, Yuto demanda y segundos después escucho forcejeos de él y golpes.

“¡DÉJENLO!”, lloro y grito con todas mis fuerzas tratando nuevamente de zafarme del agarre del hombre pero él es más fuerte y me da otra bofetada callándome y dejándome indefensa.

“¡NO LA TOQUES MALDITO!”, la voz de Yuto está más cerca y escucho más golpes y gemidos de dolor, el agarre de mi pelo se esfuma, minutos después unas gentiles manos toman mi rostro y abro mis ojos para encontrarme con los de Yuto, preocupados.

“Estoy bien”, apenas logro decir, “tienes que salir de aquí, tienes que huir, ellos no me harán daño pero no puedo decir lo mismo por ti, vete, Yuto, por favor, ¡Vete!”, grito histéricamente, empujándolo para que se vaya antes de que los demás hombres que están en la casa vengan o los que están en el suelo retorciéndose de dolor se levanten y usen otra cosa más que sus puños para hacerle daño.

“¡No! No voy a dejarte, Gaya, no voy a permitir que te arrebaten de mi lado, no de nuevo, no lo soportaría”, su voz es rota, me ayuda a levantarme, con una mano en mi cintura sosteniéndome me guía rápidamente hacia su auto, pero lo detengo.

“Por favor, Yuto, por mí. Si te quedas van a matarme, no me hagas esto, por favor vet-“

Todo corre en cámara lenta, el sonido de un disparo hace un fuerte estruendo en mis oídos, rezumbando, miro a Yuto abrir sus ojos para después crispar sus facciones en dolor, su cuerpo cae lentamente lo logro sostener cayendo en mis rodillas pero unos brazos bruscos me alejan de él, estoy tan atónita que no dejo de mirar a Yuto, no soy capaz de encontrar mi voz.

Mis lágrimas borran mi vista cuando me doy cuenta que la espalda de Yuto está cubierta en sangre, siento como si me hubiera robado el oxígeno.

No…

No.

¡No!

¡NO!

“¡¡¡¡¡YUTO!!!!”.

Mi boca y mi nariz son cubiertas por un pañuelo que al inhalarlo de inmediato me envía al vacío, obscuro y frío.