“¡Gaya, has llamado! ¡Estoy muy feliz!”, la voz de Hana se escucha cansada pero llena de sorpresa y felicidad, “no esperaba que me llamaras tan pronto. Hace un momento que acabo de llegar a mi casa, ¿cómo estás?”, sonrío un sentimiento cálido se apodera de mi cuerpo, se siente bien, es un sentimiento familiar cuando hablo con ella.

“Estoy… bien”, hago una pausa, Hana espera pacientemente, “…quería saber si podrías ayudarme”

“Claro que sí, Gaya, lo que sea. Dime ¿en qué puedo ayudarte?”

Muerdo mi labio inferior nerviosamente debatiéndome por dónde empezar.

¿Sabrá ella quién es él?

Ese hombre misterioso de mis sueños… ¿lo sabrá?

Si.

Sé que tú sabes, por favor dime que tú sabes quién es esa persona.

“He tenido estos sueños… los he tenido desde que regresé del hospital. Yo... hace más de un mes tuve un accidente ocasionando que perdiera mi memoria”, hago una pausa, Hana se mantiene en silencio y puedo escuchar su respiración acelerada, “en mi sueños, aparece un hombre, siempre es él, somos muy cercanos y… en mis sueños siempre siento ese sentimiento tan abrumador y cálido, como si estuviéramos enamorados…”

Hana comienza a jadear, “Gaya ¿recuerdas su nombre?”, su voz está temblando.

“No…”

Se mantuvo callada por escasos segundos, “¿puedes describirlo?”, me pide y le describo tal cual lo he visto en mis sueños, muy apuesto y seductor, ojos hermosos color negro fríos, pero llenos de amor cuando me ve a mí, su dulce voz cuando me llama, sus bien esculpidos y deliciosos labios, su piel blanca y suave, su cabello color negro contrastante con su piel.

“Yuto…”

“¿Cómo?”

“Su nombre es Yuto, Nakajima Yuto”, su voz es un suspiro, “él es mi hermano y también… el hombre que tú amas”

…

Respirando profundamente miro por la ventana, el avión está a punto de despegar.

Después de la llamada que tuve con Hana, todo paso muy rápido, unas horas después ya estaba en el avión. Le deje una nota a Kay diciendo que iría a visitar a una amiga que conocí en mi boutique, que la quería ver antes de partir a París. Sé que él no sospechará nada, él sigue creyendo que sigo sin recordar nada.

Kay… ¿por qué me mentiste?

Quisiera encararlo y exigirle la verdad…  

“Dejaste a Kay por Yuto, ustedes estuvieron viviendo juntos escondiéndose de Kay. Él te engaño, Gaya. Siempre te ha engañado y te ha manipulado”

Traté con todas mis fuerzas de recordar lo que ella me decía, pero mi mente seguía en blanco.

“Yuto jamás se separó de ti, siempre estuvieron juntos todo el tiempo, él siempre te cuidó”, suspiró, “por cosas de su trabajo tuvo que dejarte unos días y sus amigos Yuya, Chinen, Arioka y yo te cuidaríamos en su ausencia… pero llegamos demasiado tarde… Kay aprovechó la oportunidad y te llevo con él…”

Aquellos nombres… tampoco soy capaz de recordarlos.

Yuto…

Mi verdadero amor.

Trato de recordar cómo fue que nos conocimos, cómo fue que me enamoré de él, pero no pude recordar nada.

Cada vez que sueño con él, siento esa calidez, ese sentimiento de felicidad y paz, con él me siento segura, ¿es así como él me hacía sentir?

Llevo mis dedos a mis labios, recordando aquellos sueños en los que nos hemos besado, ¿así es como se sentía al besarnos? ¿dulce y apasionante? Tan… ¿intoxicante?

Sonrío.

El avión ya despegó y comienzo a sentir nerviosismo… en unas horas veré a Hana y también seguramente a él…

Yuto.

…

“Si… estoy bien, Kay, fue todo repentino pero mi amiga enfermo y no tiene familia, no puedo dejarla sola…”

Suspiro para mis adentros, no hace 5 minutos que he llegado y Kay no deja de llamarme, pero logre calmarlo.

“Si, te llamaré. Te amo”, cuelgo.

“¡Gaya!”, reconozco la voz de inmediato y mi corazón da un vuelco. Hana.

Miro hacia donde proviene la voz y ella está a escasos metros detrás de mí saludándome con la mano emocionada y feliz, no está sola a su lado hay varios chicos.

Uno de ellos capta totalmente mi atención, apenas soy consciente que Hana corre hacia a mí y me abraza.

“Al fin estás de vuelta”, dice con ojos llorosos, le brindo una sonrisa de disculpa. “Vamos”, me dice y toma mi mano llevándome a donde están los demás.

Los ojos de aquel chico familiar se encuentran con los míos mi cuerpo está reaccionando, él es el hombre que aparece en mis sueños, el hombre que desde este momento ya siento una fuerte conexión y atracción.

“Gaya, ellos son Yuya, Chinen y Arioka”, me presenta a cada uno de ellos, estrecho la mano de cada uno de ellos, ellos me brindan una gran sonrisa y yo hago lo mismo, una sonrisa natural.

Mis ojos se volvieron a encontrar con los de… él, Hana se dio cuenta e intervino.

“Él es mi hermano… Yuto”, nuestros ojos nunca perdieron conexión cuando estrechamos nuestras manos.

“Hola”, su voz… finalmente su voz.

“Hola…”, me quedo sin aliento cuando nuestra piel hace contacto, mandándome descargas eléctricas por todo mi cuerpo, un sentimiento cálido y familiar.

Mi corazón tendrá un ataque.

“¿recuerdas alguno de estos malcriados niñatos?”, dice jugando Hana señalando a los tres primeros chicos que me presento, sin soltar mi mano miro a Hana negando con la cabeza, y ellos hacen sonidos de desaprobación siguiéndole el juego.

Siento su mirada y me giro hacia él quien está viendo nuestras manos aun entrelazadas, me sonrojo y la retiro de inmediato avergonzada. Por dentro siento desaprobación, quiero seguir sintiendo esa calidez.

En el auto, varias veces note a los ojos de Yuto mirarme a través del retrovisor y también me encontré a mí misma mirándolo, cuando nuestros ojos se encontraban ambos nos desviábamos pero segundos después nuestras miradas se volverían a encontrar.

“Nosotros iremos a comprar la cena, hoy tendremos casa llena, Yuto, enséñale su habitación”, ordena Hana y entro en pánico, miro que Yuto también mira a su hermana con ojos llenos de sorpresa.

Hana vuelve al auto y se va con los demás chicos, dejándonos a Yuto y a mí en la entrada de su casa.

“Sígueme…”, su voz es ronca, lo sigo, entramos a su casa, subimos las escaleras y entramos a una de las primeras habitaciones, mis manos sudan, me falta aire, es un silencio incómodo.

“Esta es tu habitación”, asiento con la cabeza.

“Gracias”.

Antes de que él saliera de la habitación se da la vuelta y me mira intensamente, “Te importa si…”, deja la frase en el aire, trato de mantener la calma, sus intensos ojos me estan dejando sin aliento, baja la mirada, “no importa...”, dice suspirando, “te veo en la cena” y se va, dejándome sin habla, dejándome aturdida, esos ojos llenos de dolor mirándome, me encontré a mí misma abrazando mis piernas, llorando.

¿Por qué no me dice algo más?

¿Por qué no habla conmigo?

Mírame como lo haces en mis sueños.

Tócame como me tocas en mis sueños.

Háblame como lo haces en mis sueños

Dime lo que tengo que saber de nosotros.

Ayúdame a recordar porqué haces que mi corazón sienta todo esto.

Por favor.

…

Yuto

Mi corazón estaba latía tan rápido que me costaba poder respirar, traté con todas mis fuerzas de no llorar. Gaya está aquí.  

Cuando ella me miró en el aeropuerto supe que me había reconocido, pero pude notar la cautela en ella, realmente no recuerda nada.

Me hace daño que ni siquiera pueda tocarla, probar sus dulces labios, abrazar su frágil y cálido cuerpo que se amolda perfectamente al mío.

Antes de salir de su habitación quise sostenerla en mis brazos, hacerme creer que en verdad ella está aquí conmigo y no es un sueño. Pero tengo que asegurarme de ir lento, de privarme de hacer cualquier cosa que la asuste, ella apenas sabe de mi existencia, no quiero que me deje, de nuevo…

Llevo mis manos a mi rostro lleno de frustración, alegría, miedo, lleno de varias emociones.

Qué tan miserable puedo verme en estos momentos, vamos Yuto, ¿qué paso con toda la gran confianza que tenías antes?

¿Seré capaz de hacerla recordar?

“¡Yuto!”, mi hermana me mira sorprendida, le dedico media sonrisa, y me concentro en mirar hacia la ventana fumando mi cigarrillo.

“Pero… ¿qué estás haciendo aquí? ¿Y Gaya?”, niego con la cabeza y Hana me mira preocupada.

“Dale tiempo Yuto-kun, está confundida”, me aconseja Ren, el esposo de mi hermana, asiento y suspiro.

Gaya está conmigo ahora.