Suspiré. Estaba en el elevador con varias maletas. Dirigiéndome a mi nuevo departamento. Uno de los mejores de la zona por su puesto. Muy exclusivo. Pero realmente no me interesa. Solo quiero estar sola… y lo estaré.

Me estoy divorciando, sólo faltaba unas cuantas firmas de él para ser totalmente libre. Pero simplemente él... no quería darme el divorcio. Me lo diera o no, yo tomaría mi camino.

¿Por qué no funcionó? Probablemente fue muy pronto y lo apostamos todo a este amor pero creo que todo se reduce a incompatibilidad. Él un gran empresario, yo una modelo, dos mundos diferentes. Me case a los 20, el primer año fue hermoso, dos jóvenes realmente enamorados… pero todo cambió… Kay  empezaba a tomar grandes responsabilidades en la empresa de su padre y yo comenzaba a triunfar y darme conocer en varios países como modelo. Pero a Kay ya no le agradaba, siempre me decía que no sería buena imagen para él y para su empresa el que yo siguiera siendo modelo. Yo… pensé seriamente en dejarlo todo, pero… no pude. Es lo que más amo hacer. No podía simplemente dejarlo y ser una esposa de casa, una esposa bien portada siguiendo a todos lados a su esposo, quedarse en casa esperando a que llegue y despedirlo cuando se vaya... esa… esa no soy yo.

Así que los últimos años solo fueron peleas, discusiones, gritos y así nos fuimos separando poco a poco. Ahora tengo 23 años. Y fue suficiente para mí.

Ahora estoy aquí tomando un descanso de todo,  incluso del modelaje. Quiero tiempo para mí. Para restablecerme. Para… olvidarlo. Mire mi anillo de bodas. Sí. Aún lo traía puesto, aun no estaba lista para quitármelo… yo… amé con toda mi alma a Kay. Y aún me es difícil que todo lo que alguna vez creí que podría hacer, al final nunca será.

El elevador se detuvo, sacudí mi cabeza. No es momento para pensar en eso. Tome mis maletas y salí del elevador chocando con alguien haciendo que se me cayeran varias cosas.

“Lo siento”, dijo él rápidamente, entro al elevador y lo mire antes de que se cerraran las puertas. Chico alto, piel blanca, cabello negro. Apuesto. Muy apuesto. Me sonrió en son de disculpa.

Me quedé ahí parada.

Simplemente no podía creerlo.

¡Ni siquiera se dignó a ayudarme!

Genial. Que buen comienzo.

Como pude recogí las cosas y me dirigí a mi departamento. De mal humor.

Varias cosas ya estaban ahí en cajas desde temprano. Yo solo traje lo menos pesado.

El departamento no estaba mal, muy espacioso, buen paisaje, con todo lo necesario.

Todo el día me la pase desempacando, arreglando aquí y allá. Acomodando mis cosas. Agotada tome la última caja, la abrí y me quedé congelada al ver lo que esta contenía. Fotos de Kay yo cuando éramos novios, nuestras citas, nuestro compromiso, nuestra boda… cuando éramos felices. Deje escapar varias lágrimas. ¿Qué hacían estas fotos aquí? No recuerdo haberlas empacado.

Al final de la caja había una pequeña nota

No me olvides

La letra de Kay. Lloré con más fuerza. No quería esto. No lo quiero. ¿Cómo se atreve a escribirme eso? Cuando él ni siquiera me quiere por lo que soy. Tome todos los fotoretratos y los estrelle con todas mis fuerzas contra la pared haciéndose añicos. Rompí las fotos una a una.

“¡Kay, no tienes derecho a pedirme eso!”