“¿Gaya…?”

Levanto mi mirada para encontrarme con un rostro serio de Yuto, cierro mi libro dejándolo a un lado.

“¿Qué pasa?”

Yuto suspira y camina hacia a mí y se sienta a mi lado. “Tengo que salir de Tokyo por unos días, aunque Yuya, Chinen y Daiki han estado manejando todo en mi ausencia, en esta reunión tengo que estar yo presente ya que es muy importante… quiero llevarte conmigo pero como están las cosas yo-“

Lo detengo y asiento. “Entiendo”, le dedico una sonrisa. Yuto acerca más a mí posando su frente en la mía cerrando los ojos.

“Me iré esta noche”, abre sus ojos y me mira intensamente. “Por favor, te mantendrás a salvo ¿cierto?”, río suavemente y presiono fugazmente mis labios en los suyos, “Lo haré”.

Él se relaja un poco y me sonríe. “Hana estará aquí contigo, la llame así que ya debe de estar en camino. También los chicos vendrán en cuanto se desocupen”, asiento, no puedo evitar sentir desaprobación y tristeza, es la primera vez que Yuto me dejará sola varios días.

“Te extrañaré”, susurro rodeando su cuello con mis brazos. Él rodea mi cintura y me presiona gentilmente contra su cuerpo.

“Y yo a ti nena… serán solo por 3 días y estaré de vuelta”, sus labios besan mi cabello.

“¿Me ayudas a prepararme?”, dice traviesamente y asiento.

Ambos nos dedicamos a empacar su ropa, lo necesario para el viaje. Platicamos animadamente, Yuto haciéndome travesuras, molestándome y robándome besos y caricias. Un momento perfecto.

Lo voy a extrañar…

Ya casi es hora, él está vistiéndose, así que lo ayudo a abrochar su camisa. Hay silencio. Abrocho el último botón y estoy por alejarme pero Yuto sostiene mis manos con las suyas. Lo veo a los ojos y me pierdo completamente en ellos, él se acerca, su aliento golpea dulcemente mi rostro, cierro mis ojos y sus labios besan los míos tan gentil y amorosamente, que me deja sin aliento.

A ambos nos cuesta separarnos, pero necesitamos respirar y calmarnos. Yuto me abraza fuerte, “Te llamaré al llegar”, asiento y aspiro su aroma una última vez, desde que hemos estado juntos estos últimos meses, ha dejado de fumar, así que ese aroma se ha ido pero aun así su colonia es exquisita.

Me da un último beso, este es más apasionado con cierta necesidad.

“Gaya…”

…

Leyendo mi libro y suspirando, escucho que la puerta se abre, animada de poder volver a ver a Hana, me levanto a recibirla.

Mi cuerpo se congela al ver una varonil figura dentro.

Se acerca a mí, sus ojos intensos, cazándome.

Trato de luchar cuando sus manos están sobre mí, hasta que todo se vuelve borroso y finalmente… obscuro.

Yuto

Me siento nervioso y ansioso. No sé cómo podré estar sin Gaya estos largos días, sin despertar con su angelical rostro frente al mío, nuestros cuerpos unidos y el no poder sentir su calidez.

Suspiro.

El vuelo duró una eternidad.

Llegando a mi hotel, mi celular suena. Es Hana, contesto extrañado y mi corazón da un vuelco, algo no anda bien.

“¡La tienen, Yuto!”, su voz se rompe en un sollozo mi mundo se viene abajo al comprender.

“¡Kay la tiene!”

Gaya 

Por más que intento no puedo abrir mis ojos, la obscuridad me rodea, entro en pánico. ¿Por qué no puedo despertar? Sé que algo está mal, intento de nuevo con más fuerza y mis ojos al fin se abren, parpadeo varias veces tratando de acostumbrarme a la luz de la habitación, una habitación que me es familiar.

“Al fin despertaste”

Miro hacia donde proviene la voz y mi cuerpo se congela al ver la figura de Kay recargado en el marco de la puerta tomando una copa de vino tranquilamente.

“Es bueno verte en nuestra cama, donde debes estar”, mi corazón late rápidamente, siento que me ahogo, esta es la casa donde solíamos vivir cuando aún estábamos juntos… Kay toma de un trago todo el vino y se acerca a mí sentándose en la silla que está a un lado de la cama.

Me limito a mirarlo sintiendo furia, odio y frustración, trato de alejarme de él pero Kay es más rápido y sujeta con fuerza mis muñecas.

“¡Suéltame!”, grito forcejeando tratando de quitarme de su agarre. Kay rueda los ojos exasperado y con fuerza me estrella de nuevo en la cama, la expresión de Kay cambia a la misma que tuvo la última vez que nos vimos, es intimidante, asesina, trago con dificultad.

“Debes parar de gritarme, Gaya. Tú perteneces aquí y yo soy tu esposo. No veo nada malo en que te tenga aquí”, dice con voz firme y autoritaria, sus ojos penetran en todo mi cuerpo, sometiéndome.

“No puedes hacer esto”, trato de reunir valor y soltarme de su agarre una vez más pero es en vano.

“Claro que puedo, Gaya y lo haré. Nos iremos a primera hora a Los Angeles”

No le permitiría que me controlara de nuevo. “No iré”

Kay ríe suavemente. “No tienes alternativa, Gaya. No entiendo por qué sigues insistiendo en hacer algo que no te llevará a ningún lado. Estaremos bien, volveremos a lo que éramos antes”, sus fríos dedos rozan mi mejilla, sonriendo con fingida dulzura. “Demonios, Gaya. Estoy cansado de toda esta mierda. Al menos yo sé lo que hice, pero ¿qué hay de ti? Tú…”, sus ojos son acusadores, “tú me dejaste por una mierda como él”

Tomo todas mis fuerzas y estoy por darle una cachetada a Kay, pero él me defiende, un par de lágrimas se escapan de mis ojos.

“Cuidado con lo que haces”, me amenaza.

“No es justo”, mi voz falla.

“Oh claro que lo es querida”

Trato con todas mis fuerzas de no mostrar mi lado débil. Así que me suelto de su agarre y corro hacia la puerta, esta vez Kay no me detiene.

“Yo no me iría si fuera tú, Gaya, o de lo contrario algo podría pasarle a tu preciado novio”.

Me congelo antes de poder cruzar la puerta entrando en pánico. Kay es capaz de todo…

“¿Qué has hecho?”, pregunto fríamente.

“Relájate, nena, nada le pasará si vuelves conmigo a Los Angeles esta noche”

Giro para encararlo, mi sangre quema llena de impotencia, “¿Qué tienes planeado?”

“Nada en particular. Sé que él está fuera de Tokyo para atender un asunto, tengo a hombres esperando fuera de su hotel para que se deshagan de él en cuanto dé la orden, pero eso no pasará si vienes conmigo”

¿Deshacerse de él? Me falta el aliento al entender lo que es capaz de hacer este hombre que alguna vez yo ame y que aún sigue siendo mi esposo. El miedo se apodera de mí, sabiendo que es capaz de hacerlo.

“¿Por qué estás haciendo esto Kay? Sólo… sólo déjame ser feliz, por favor…”, le suplico.

Kay ríe fuerte y burlonamente. “¿Feliz? Linda, tú eres feliz conmigo. Yuto sólo está jugando contigo. ¿Recuerdas cuánto me tomo convencerte para que salieras conmigo?”, él se acerca a mí tan confiado y erguido, sus dedos toman mi mentón levantando mi rostro para mirarlo directamente a los ojos. “Dime, Gaya. ¿Cúanto tiempo le tomo poder llevarte a la cama y poder follart –“

Estampo mi mano en su rostro con gran fuerza. Kay da un paso hacia atrás por el impacto. Sus ojos me miran por primera vez en shock, pero es remplazado por una sonrisa al ver mis lágrimas.

“Espero que eso signifique que vienes conmigo”

No puedo permitirle que lastime a la persona que amo.

Yuto…

Lo siento…