Un poco de intimidad

Bésala tú por mí
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Tiffany se despertó encogida dada la brisa fresca que entraba por la ventana de su habitación. Los pájaros sonaban en el alféizar como si discutieran sobre el calor de la noche y le gustaba esa sensación de tranquilidad.

Los veranos eran así, apacibles y desprovistos de prisas, familiares y entretenidos. Para ella aquel verano estaba siendo muy revelador, pues no solo se cerraba un ciclo importante con Nichkhum sino que comenzaba otro inmediatamente con una persona completamente distinta.

Sonrió al recordar aquellos besos apresurados y torpes en el sofá, la urgencia por acariciar a Jessica y lo que vio en sus ojos mientras todo eso sucedía. En el fondo se alegraba de que Krsytal y sus padres hubiesen llegado a tiempo.

Jess era muy especial como para empezar las cosas así, deprisa y a escondidas. Estaba decidida a vivir algo mucho más serio que unos besos robados en plena noche. O, al menos, a intentarlo.

¿Una relación?

Tiffany sonrió al pensarlo.

Lo cierto era que no tenía la respuesta. Pero sonaba absurdo y alocado y era lo que más le gustaba porque se sentía exactamente así. Tenía ganas de probar, dar un paso al vacío, dejarse llevar por una vez en la vida. Aunque fuesen despacio y ambas tuviesen que resolver algunas magulladuras de batallas anteriores. Era todo muy confuso, pero deseaba conocer más a Jessica, atreverse a ser mucho más que amigas.

Se estiró en la cama y comprobó que la casa seguía en silencio, como si a todos se les hubieran pegado las sábanas tanto como a ella.

Lana empezó a ladrar en el jardín como pidiendo que alguien le lanzase la pelota, así que se asomó a la ventana y miró con curiosidad. Vio a Krsytal, con una tostada en la mano.

Lana le ladraba a la tostada.

Siempre ladraba a la comida.  

— ¡Déjame en paz, pequeña ladrona! — le gritaba graciosa, pero Lana insistía. Krystal cortó un trozo muy pequeño y se lo alargó. Lana movía su rabito con alegría y satisfacción, y volvía a mirarla muy fijamente, esta vez en silencio, sentada a sus pies.

Tiffany sonrió pensando lo diferentes que eran las hermanas. Krystal tenía algunos rasgos en común con Jessica, pero solo físicamente. En lo demás eran tan diferentes que a veces costaba creer que pertenecieran a la misma familia.

Estaba un poco nerviosa por reencontrarse con Jessica. Intentó pensar cómo sería. ¿Se mirarían y sonreirían? ¿Estarían tímidas? ¿Ansiosas?

Un poco de todo, pensó. Era lógico. La noche anterior había quedado suspendida en el aire. Ella le había propuesto que lo repitieran, pero temía que Jessica se lo hubiera pensado mejor.

Había tenido toda una noche para pensárselo, apenas unas horas, pero tiempo suficiente para que todo cambiara.

Ansiosa, se colocó unos pantalones cortos y una camiseta blanca y salió con sus gafas de sol al jardín. Pero antes se asomó al salón y comprobó que Jessica estaba completamente dormida. Tenía la respiración serena y una expresión pacífica. Tiffany la observó durante unos segundos, fascinada de que aquella fuera la misma mujer con la que se había besado apresuradamente la noche anterior. A veces la asaltaban estas dudas, casi como si saliera de su propio cuerpo y no pudiera creer lo que estaba sucediendo. Pero era muy cierto, tanto como la luz del día.

Abrió las puertas que conducían al jardín y se encontró con Krystal y Lana, jugaban descontroladamente, persiguiendo una pelota.

Tiffany las saludó de buen humor y tomó la correa de la perrita. Le apetecía dar un paseo antes de desayunar. Le vendría bien para calmarse. Lana se puso a correr en círculos y ladró con felicidad. Krystal se acercó a ella mientras le ponía la correa:

— ¿Te la llevas?

— Solo a dar un paseo corto.

La menor se colocó la melena con coquetería.

— Oye, gracias por cubrirnos anoche — le dijo con timidez.

— Ah, no te preocupes, no ha sido nada. ¿Estás bien con él? ¿Es simpático?

— Sí, claro. Es un poco infantil para algunas cosas, ¿pero qué esperas? Tiene mi edad. Ellos crecen más lento — opinó llena de razón.

Tiffany se echó a reír y se incorporó, sujetaba a Lana con la mano derecha. Krsytal se fue a la cocina a hacer otra taza de té. Era curioso, unas semanas atrás se negaba en rotundo a bajar al sur para pasar unos días con los amigos de sus padres y ahora le resultaba cómodo y familiar compartir con ellos muchísimas cosas.

Las ganas de ver a Jessica crecían por momentos. Quería mirarla a los ojos, ver en ellos qué estaba pensando, porque lo vería, los ojos de Jessica eran sinceros y transparentes.

Tiffany suspiró. Estaba nerviosa. No debía pensar demasiado en ello. El tiempo le diría cómo comportarse. El tiempo se lo diría todo.

— Vamos, Lana, iremos por ahí — le dijo a la perrita señalando hacia la derecha.

Lana iba olisqueando todas las esquinas y rincones, a veces se detenía demasiado y Tiffany tenía que animarla a seguir. Cuando llegaron a la zona de la costa, se fijó en los veraneantes que madrugaban para ir a la playa y en los barcos que habían salido a faenar. Eran de distintos colores y se confundían con los veleros blancos de los turistas.

Tiffany soltó a Lana en la arena y se sentó a mirar el mar. Qué lejos le quedaba la vida ajetreada de Busan, el metro, la gente, los mercadillos. De repente todo aquello le resultaba ajeno y solitario. No quería volver. No quería aquello otra vez, ese estrés tan desagradable, los ansiolíticos para dormir, las obligaciones, los amigos ocasionales para salir los viernes… Y después estaba Jessica.

¿Qué pensaba hacer con ella?

El verano se estaba acabando. Jessica se iría en unos pocos días. Ella estaría en Seúl y Tiffany en Busan. Había aviones, pero no era lo mismo.

A Tiffany le gustaba que la recogiesen en el trabajo, pasear de la mano, ir al cine, vivir el día a día, no necesariamente bajo el mismo techo, pero tenerla cerca. Dormir a veces con ella…

¡Dormir con Jessica!

¿Dormir con Jessica?

Y entonces esbozó una sonrisa.

Sí. Dormir con Jessica.

Si el día anterior no las hubiesen interrumpido, estaba segura de que ahora no se estaría haciendo esta pregunta.

Su madre iba a volverse loca si llegaba a enterarse. ¿Qué le diría? ¿Cómo reaccionaría ella? ¿Y su padre? Descubrió mientras contemplaba el mar que le daba igual.

Algo en su interior le decía que lo que estaba a punto de ocurrir era del todo irremediable. Ocurriría. Si Jessica también quería, ocurriría por el simple hecho de que su corazón así se lo pedía. Pensarlo hizo que se estremeciera. Había ido a la playa para calmarse y, sin embargo, estos pensamientos consiguieron avivar su nerviosismo.

Pero estaba hambrienta, con ganas de café y tostadas, y no podía esperar para ver a Jessica.

Deseó que estuviera despierta

. Llamó a la perrita y regresaron a la casa. Escuchó voces nada más atravesar la verja y supo que todos estaban despiertos. Al acercarse a la parte de atrás vio que estaban desayunando en familia en la mesa del porche. Las conversaciones eran cruzadas, pero Tiffany no estaba escuchando. ¿Dónde estaba Jessica?

La buscó con la mirada, un poco ansiosa, y solo sonrió cuando la vio salir de la cocina devorando unos churros con azúcar que alguien había traído. Sus ojos se encontraron en ese momento y Jessica le sonrió con timidez.

Bien.

No había miedo en ellos, solo una calidez que se propagó rápidamente por el pecho de Tiffany.  

— Buenos días a todos — los saludó por fin, soltando a Lana por el jardín.

— Buenos días, hija, ¿has desayunado? — se interesó Bo.

— No. Y me muero de hambre.

— ¿Te sirvo café?

— Sí, por favor — dijo, sentándose y mirando a Jessica fijamente.

Jessica parecía ahora un poco avergonzada y no levantaba la vista de su plato. Tiffany estuvo a punto de estirar la mano y acariciarle el brazo, pero se frenó en el último momento, recordando que no estaban solas.

En lugar de eso tomó asiento justo enfrente y la asaltó una idea. So Min estaba explicando algo sobre la casa de los amigos que habían visitado el día anterior. Su madre parecía tan centrada en la conversación que Tiffany  aprovechó para dirigirse a Jessica:

— ¿No vas a decirme buenos días?

Jessica sonrió con timidez.

— Buenos días, Fany.

— Así me gusta, ya puedes seguir comien

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Comments

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Jeti48 #1
I read it with google translate but still I like it and the ending is simple yet so sweet, thanks author nim =D
TaeSeoSica
#2
Chapter 20: Me gustó mucho. <3
Está bien hermoso, ALSHSKDHAKSJSKAJAKAKSJALA.
Apenas hoy lo terminé de leer, alv.

Veré que más cosas tuyas debo de leer. :v <33
AngelicaPark
#3
Chapter 20: Oyeee! :D Si lo leí ayer pero olvide comentar xD Así que a qui toy! xp
No puedo creer que tan rápido se acabara (Lo dice quien pedía caps mas largos x.x)
Bueno ya no queda mas que decir que..... Fue una historia genial me gusto mucho y también me gustan tus historias así que espero que actualices xD
Y bueno hasta la próxima ;)
DollySweet
#4
Chapter 20: Owwww... hermoso!!!! ♡ habra epilogo? Di que si!!!
sone009_ #5
Chapter 20: Que bonito final<3
TaeSeoSica
#6
¿Cómo no encontré esto antes? :/
Mañana mismo me pongo a leerlo todo, ahora no porque mis ojos ya se andan cerrando, alv. ¿?
Creo que tengo que revisar otro Fic tuyo que no he leído, eh.
L_ight_ #7
Chapter 20: Ah, casi me haces llorar. No puedo creer que terminara. Realmente voy a extrañar el esperar cada día una actualización. Esta fue una historia muy muy linda, gracias por compartirla. :D

¿no habrá epílogo?
Jsooyeon_18 #8
Chapter 20: Noooooo ya.termino!! Esto.m.hizo querer mas. Ame este cap, fue el mejor final! Awww Final feliz yupiii!
DollySweet
#9
Chapter 19: Porque tan rapido? Si parece que ayer recien subiste el primer capitulo :(
sone009_ #10
Chapter 19: Ay ya se termina :s