El concierto ft. ¿En qué piensas?

Bésala tú por mí
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Antes de leer: Capítulo más largo de lo normal (2en1, ah, 2ne1, no, :'( #TodoMeRecuerdaAEllas) Tomense su tiempo~ Gracias por comentar, Me anima mucho a seguir y avanzar más rápido, momentos Jeti apróximandose 7u7r Hasta Mañana~

Tiffany se pintó las uñas y los labios de un rosa alegre que resaltaba el buen color de su piel y se cepilló el pelo dejándolo caer. Se puso un vestido negro corto que flotaba con el viento y unas sandalias de marrones a juego con su bolso. No estaba demasiado convencida de ir al concierto, pero si todos ponían de su parte, podía ser divertido.

De pequeña solía ir a esos conciertos de verano con sus amigas. No se perdían ni uno y se lo pasaban en grande. Tiffany tenía buenos recuerdos de ello y esperaba poder pasar una noche agradable hoy también, a pesar de sentirse obligada a ir y de que esta vez la compañía sería muy diferente.

Tan solo deseaba que Jessica no se mostrara tan esquiva como los anteriores días. Le desconcertaba su actitud, pero algo había cambiado desde el momento en el que se quedaron encerradas en el cuarto de baño. Tiffany  creyó que un episodio tan divertido conseguiría unirlas, que ahora tendrían algo de lo que reírse. Y sin embargo, había sido justo al revés. Desde ese momento, Jessica parecía incapaz de pasar más de dos minutos a solas con ella. Esquivaba su mirada y más aún su presencia y Tiffany  se preguntaba por qué. ¿A qué venía esa actitud? Se miró un rato en el espejo hasta que escuchó unos nudillos golpeando la puerta, seguidos de un berrido.

Era Krystal, que le pedía su turno para entrar en la ducha. Todos estaban arreglándose y se escuchaban voces y ruidos caóticos de los habitantes de la casa, trajinando para estar listos a tiempo. Abrió la puerta y se encontró con una Krystal encolerizada.

A la menor le horrorizaba tener que ir a ver a  Hyukoh con sus padres y hermana mayor.

— ¡No entiendo por qué me obligan a ir! ¡Los odio odio! —le gritó al pasillo. Su voz se escuchó en toda la casa pero nadie le prestó atención.

Tiffany se quedó unos segundos observándola, sin saber qué decir. Por un lado, Krystal le despertaba ternura. Sabía la humillación que podía sentir una adolescente si sus amigos la veían rodeada de la familia en un concierto de Hyukoh. Ella misma se hubiese sentido mortificada si sus padres le hubiesen obligado a ir con ellos cuando tenía diecisiete años.

Pero, por otro lado, recordaba perfectamente el momento en el que la menor les había pedido su recompensa por abrirles la puerta del baño.

Se puso furiosa y Jessica también. Ella estuvo a punto de cerrarle la puerta en las narices.

O algo incluso peor.

Fue Tiffany la que la hizo entrar en razón. Sacó de su cartera diez dolares, no los treinta que les pedía, y le advirtió que o se conformaba con esa cantidad o se quedaría sin nada. Krystal aceptó y se fue con una sonrisa en los labios. Jessica no se tomó tan cándidamente su amable gesto. «Eso, consiéntele todo tú también. ¿Por qué no?», le espetó airada.

Jessica tenía razón, esa no era manera de educar a Krsytal, siempre se salía con la suya, pero no podía evitar sentir debilidad hacia la menor. Le parecía que estaba pidiendo a gritos que se dirigieran a ella de otro modo, como si necesitara que alguien la tratara como a un adulto. Por eso le dijo:

— Venga, Krystal, no te pongas así. A tu hermana y a mí tampoco nos apetece ir y lo vamos a hacer por ellos — la animó, poniendo una mano sobre su hombro.

 — ¡Es que son unos pesados, joder! Todo el día diciéndonos lo que tenemos que hacer.

Tiffany miró por encima de su hombro y se sorprendió al ver que Jessica las estaba observando desde la puerta del salón. Para su alivio, no había ni rastro de enfado en su gesto. Más bien parecía enternecida de que estuviera animando a su hermana pequeña.

Tiffany le sonrió tímidamente.

— Iremos un ratito y nos volvemos, ¿vale? ¿No quieres bailar un poco con nosotras?

Krystal resopló como si aquello fuera lo último que le apeteciera. Todavía ajena al hecho de que Jessica estuviera escuchando la conversación, bajó la
cabeza y susurró en un puchero lastimero:  

— Hoy iba a ver a un chico que me gusta un montón y me han fastidiado el plan.

Tiffany se acercó a ella y le dijo:

— ¿Y si te lo traes con nosotros? Venga. Prometo ayudarte con eso.

Krystal la miró unos segundos de hito en hito, como si no se fiara. Pero Tiffany le dedicó una sonrisa para convencerla de que hablaba en serio. «Déjalo en mis manos», le dijo mientras llamaba a su madre para proponerle algo que no aceptaba réplica:

— Oye, So Min, creo que Krystal debería traer también a alguien de su edad. ¿O es que piensan arrastrarla hasta allí con nosotras sin más?  

— Yo no pienso hacer de niñera —se sumó de pronto Jessica, poniéndose a su lado y guiñándole un ojo.

— Yo tampoco —afirmó Tiffany, feliz de que Jessica la estuviera apoyando en esto.

So Min se lo pensó unos segundos. Entonces asintió, diciendo:

— Claro, es verdad, la pobre se va a aburrir. Krystal, hija, trae alguna amiga si quieres.

— O amigo —puntualizó Tiffany guiñándole un ojo a la joven.

— ¿Amigo? —se escandalizó So Min sin que ya nadie le prestara atención.

Krystal corrió a su habitación para escribirle un mensaje a Kai Alberto. Irradiaba felicidad y ansiedad a partes iguales y Tiffany se encontró de pronto a solas con Jessica. Estaban hombro con hombro, observando la escena con una sonrisa.

— Eso ha sido todo un detalle por tu parte. Gracias.

— ¿No estás enfadada? —se sorprendió, mirándola a los ojos por primera vez y fijándose en lo guapa que se había puesto Jessica esa noche. Llevaba unos vaqueros ajustados pero gastados y una camiseta de color azul que resaltaba el bonito color de sus ojos.

— ¿Enfadada? — se extrañó Jessica.

—Sí, de que Krystal se haya salido con la suya. Otra vez…

Jess se encogió de hombros.

— Es cierto que no me gusta que sea así de caprichosa y consentida, pero puedo entender lo que se siente a su edad cuando quieres estar con la persona que te gusta y tus padres te lo impiden —le explicó, sonriendo. Tiffany sintió ganas de preguntarle si a ella también le había pasado y con quién, pero se contuvo en el último momento.

La mirada de Jessica la estaba poniendo un poco nerviosa. Hacía días que la evitaba y, ahora, sin embargo, estaban tan cerca que su corazón empezó a acelerarse sin motivo alguno.

— ¿Qué me miras? —le preguntó, nerviosa.

— Nada —mintió Jessica con un nudo en la garganta.

Tiffany se acercó a ella para apreciar lo guapa que se había puesto y Jessica retrocedió unos pasos.

— Estás muy guapa esta noche, Jessica.

— ¿Yo? Solo me he puesto unos vaqueros. Pero tu vestido es… wow. Sensacional —comentó ruborizándose de inmediato, como si se hubiera arrepentido de haberlo dicho.

— Son unos vaqueros preciosos. Te sientan muy bien.

Le había parecido que nadie podía oírlas, que estaban solas, pero en ese momento escuchó un carraspeo incómodo y ambas se dieron cuenta de que sus madres estaban justo detrás, mirándolas. Tiffany sonrió como si nada. Jessica, en cambio, se puso tensa. Tenía el mismo gesto que un niño al que le hubieran pillado robando chocolate de la despensa.

— Bueno, bueno, pero qué guapas se han puesto las dos —dijo So Min.

—Eso iba a decir yo —comentó Bo, su mirada escaneando a las dos jóvenes, tal y como haría un investigador privado. Tiffany notó enseguida el matiz escondido en la voz de su madre y dijo:

— Bueno, mamá, tampoco es como si nunca me arreglase.

— No digo que no. Pero hacía tiempo que no te veía tan guapa. Has estado tan triste… que supongo que me alegro de verte así de cambiada. ¿Supongo? ¿A qué venía aquello?

Miró a Jessica en busca de una explicación convincente, pero ella tampoco parecía saber de dónde procedía toda esa hostilidad velada. Yonghwa y Hee aparecieron en ese momento. Venían de fumar en el jardín y hablaban animadamente de un restaurante pequeño que acababan de abrir en el pueblo, muy cerca de donde era el concierto. Les informaron de que habían tenido suerte de poder reservar una mesa para todos allí. Irían a cenar antes de acudir al concierto.

— Bueno, venga, todos a los coches —los apremió So Min, dando palmadas —, se nos hace tarde. ¡Krystal! ¿Estás lista? ¡Tenemos prisa, hija! La menor salió de su cuarto en ese momento. Vestía un vestido estampado demasiado corto y escotado e iba excesivamente maquillada.

So Minla miró con ojos desorbitados. Estuvo a punto de decir algo, pero se quedó callada cuando Yongwha le hizo un gesto con las cejas, rogándole una tregua.  La adolescente dijo entre risas:

— Tiffany, yo voy contigo en el coche. Así recogemos a Kai.

— ¿Quién es Kai?, ¿Te refieres a Kai Alberto? —preguntó So Min. De nuevo, nadie le contestó y Yongwha tiró de su brazo para que se pusiera en marcha. La otra pareja los estaba esperando con el motor en marcha.

— Vale —dijo Tiffany, abriendo su coche—. Jessica, te vienes con nosotras, ¿no?

Jessica miró el cielo y asintió con resignación. Quedaron con sus padres en que ellas se saltarían la cena. Preferían comer cualquier cosa por los alrededores y ahora que Kai iba a hacerles compañía, era mejor no tentar a la suerte. Ya se verían después en los aparcamientos del recinto ferial en el que verían a Hyukoh entre fuegos artificiales y gente coreando sus canciones.

Krystal les indicó la dirección de Kai y Tiffany puso el intermitente mirando de soslayo a Jessica, que parecía muy tímida, aunque estaba preciosa, sentada a su lado en el asiento del copiloto. Al cabo de un rato, los cuatro estaban en el coche rumbo a Uljin.

Kai y Krystal hablaban en el asiento de atrás. Parecían encantados de tener la compañía del otro y Tiffany no podía dejar de mirarlos por el espejo retrovisor. Se acordó sin querer de su época del instituto, cuando salía con Siwon, el capitán del equipo de fútbol.

Cuánto habían cambiado las cosas desde entonces. Su gusto por los hombres, por ejemplo. Ahora si un Siwon intentara ligar con ella, se habría reído en su cara.

Gracias, pero no, gracias. Tampoco compartía ya demasiada afinidad con sus amigas del colegio. Con algunas sí, como Bora, con quien había quedado el otro día para comer, pero lo cierto era que ya no tenía nada en común con la gran mayoría. Sin querer, el tiempo, la distancia y posiblemente la madurez las habían alejado, hasta convertirlas en personas completamente diferentes.

Tiffany sentía que su manera de enfocar la vida tenía ya poco que ver con la de sus antiguas compañeras de colegio. Ahora se sentía más cómoda en compañía de personas menos… superficiales.

Sí, tal vez esa fuera la palabra. Personas con objetivos, cuyas aspiraciones fueran más allá de comprarse el último vestido a la moda o casarse con un chico de familia bien. Le daba la sensación de que muchas de sus amigas se habían quedado estancadas, como si nunca hubieran dejado el instituto, como si no hubiera vida más allá de las pandillas que se formaron en aquel entonces. Siempre que hacía intentos de quedar con ellas, la abatía el aburrimiento con sus conversaciones sobre peluquerías y cotilleos sobre personas que ya no le interesaban.

Kai se rio entonces y escuchó a Krystal hablar sobre su plan de tomarse unas cervezas a escondidas de sus padres. Tiffany sonrió con complicidad y miró a Jessica, pero se la encontró seria y silenciosa, con la mirada perdida en el paisaje que iban dejando atrás.

— ¿Has visto esos flamencos? —le preguntó en voz baja, señalando hacia la derecha. Una bandada de preciosos flamencos había remontado el vuelo. Estaba anocheciendo y el color de sus cuerpos se mezclaba con el rosa azulado del crepúsculo.

— Sí —murmuró Jessi se mordió las uñas.

— Me encantan. —Suspiró y volvió a mirar hacia la carretera. Sintieron el trajín de los ensayos del grupo tan pronto llegaron. Los técnicos estaban haciendo pruebas de luz y sonido. Había ya gente congregada en los alrededores. Canturreaban y bebían alegremente en las casetas.

Aparcaron el coche en un espacio que quedaba libre y se miraron los cuatro, como preguntándose qué hacer.

— ¿Tienen hambre? —les preguntó, rompiendo el hielo—. Yo sí. Quizá deberíamos comer algo antes del concierto.

— Esa caseta de allí sirve bocadillos. —Jessica la señaló—. ¿Vamos?

— Nosotros preferimos pasar. Vamos a saludar a unos amigos —les comentó Krystal. Tenía el brazo enganchado al de Kai y sonreía.

Parecía radiante. Jessica no recibió demasiado bien estas noticias, pero aun así dijo:

— Vale, pero no tardes. Papá y mamá llegarán en cualquier momento y no quiero problemas.

Durante unos segundos se le hizo extraño quedarse a solas con ella. Su compañía le agradaba, pero se sentía tensa y sospechaba que no era la única. Jess no dejaba de morderse las uñas. Se acercaron en silencio a la caseta y pidieron dos perritos calientes que comieron apartadas de la gente.

El cielo estaba empezando a llenarse de estrellas y el bullicio las rodeaba, pero Tiffany solo tenía ojos para Jessica, como si nada de lo que hubiera alrededor pudiera captar su atención.

— Te has manchado un poco. Ahí, en el labio —le indicó, señalando el lugar en el que tenía una mancha de kétchup. Jessica se la limpió con rapidez, ligeramente avergonzada.

— ¿Ya?

— Sí, ya —dijo Tiffany, sonriendo. Observó entonces a los adolescentes reunidos en grupos en torno al escenario —. ¿A veces no lo echas de menos? — le preguntó—. Me refiero a esto. Cuando estábamos en el colegio. ¿Tú no venías con tus amigos a los conciertos?

Jessica se encogió de hombros. Tragó el último trozo de su perrito y se limpió las manos en la  servilleta.

— No mucho. A mis amigos no les gustaban. Preferían quedar para jugar a videojuegos y cosas así.

— Comprendo. Yo sí que venía todos los años.

— Sí, tus amigos eran muy de eso — dijo Jessica. Entonces se vio en la necesidad de puntualizar para que sus palabras no se malinterpretaran—: Me refiero a que solían salir de noche e iban a discotecas. No es que tenga nada de malo. Perdona si te he ofendido.

— No me has ofendido. Entiendo lo que quieres decir. Éramos muy diferentes entonces, ¿no crees?

— Sí, la verdad es que sí —replicó Jessica con una sonrisa. Parecía divertirle—. Y ahora supongo que también.

— ¿Tú crees? Yo no lo veo así. Pienso que nos parecemos más de lo que crees.

— Es posible. —Jessica se encogió de hombros, aunque no parecía muy convencida de ello.

— ¿Has pensado alguna vez en volver? A Uljin, quiero decir, regresar aquí a vivir. ¿Te gusta Seúl?

Jesica suspiró hondo, como si le costara hablar de esto en voz alta o no deseara compartirlo con ella en ese momento. Sin embargo, su respuesta fue completamente sincera:

— Mis padres están empeñados en que vuelva. Y he llegado a planteármelo. Seúl me gusta, pero a veces siento que se me queda grande y no tengo demasiada gente allí.

— ¿No tienes amigas?

— Sí, claro que sí. Tengo una buena amiga que se llama Sunny. Con ella quedo a menudo. Y también tengo otros conocidos. Pero a nuestra edad ya sabes cómo va la cosa. Todo el mundo está ya emparejado o casado y formando familias o llevan una vida loca que no me interesa demasiado.

— Es verdad, a mí me pasa un poco lo mismo. ¿Y no hay nadie… —Tiffany se detuvo un momento. No sabía cómo preguntar algo así—.  …especial en tu vida? —dijo por fin.  Jessica sonrió con ganas.

— ¿Te refieres a una novia?

— Sí.

— Realmente, no. Estuve saliendo durante un tiempo con una chica, pero no funcionó. Con ninguna de ellas, de hecho. He tenido pocas relaciones, pero a veces me siento como un bicho raro. Es como si nadie quisiera tener algo real. ¿Comprendes lo que te quiero decir?

— Creo que sí. Hasta que conocí a Nichkhum estuve saliendo con tíos que no se merecían ni que les diera la hora. Es difícil encontrar a alguien que valga la pena.

— Y que lo digas.

Se quedaron calladas durante unos minutos, simplemente observando a las pandillas que iban y venían a las casetas donde servían alcohol. El ambiente invitaba a alargar la noche, a beber y divertirse, y Tiffany pensó que no les vendría nada mal seguir el ejemplo de algunos de aquellos adolescentes.

— ¿Te apetece que pidamos algo? Creo que me pediré una copa —sugirió.

— Sí, me parece buena idea.

Mientras se acercaba

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Comments

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Jeti48 #1
I read it with google translate but still I like it and the ending is simple yet so sweet, thanks author nim =D
TaeSeoSica
#2
Chapter 20: Me gustó mucho. <3
Está bien hermoso, ALSHSKDHAKSJSKAJAKAKSJALA.
Apenas hoy lo terminé de leer, alv.

Veré que más cosas tuyas debo de leer. :v <33
AngelicaPark
#3
Chapter 20: Oyeee! :D Si lo leí ayer pero olvide comentar xD Así que a qui toy! xp
No puedo creer que tan rápido se acabara (Lo dice quien pedía caps mas largos x.x)
Bueno ya no queda mas que decir que..... Fue una historia genial me gusto mucho y también me gustan tus historias así que espero que actualices xD
Y bueno hasta la próxima ;)
DollySweet
#4
Chapter 20: Owwww... hermoso!!!! ♡ habra epilogo? Di que si!!!
sone009_ #5
Chapter 20: Que bonito final<3
TaeSeoSica
#6
¿Cómo no encontré esto antes? :/
Mañana mismo me pongo a leerlo todo, ahora no porque mis ojos ya se andan cerrando, alv. ¿?
Creo que tengo que revisar otro Fic tuyo que no he leído, eh.
L_ight_ #7
Chapter 20: Ah, casi me haces llorar. No puedo creer que terminara. Realmente voy a extrañar el esperar cada día una actualización. Esta fue una historia muy muy linda, gracias por compartirla. :D

¿no habrá epílogo?
Jsooyeon_18 #8
Chapter 20: Noooooo ya.termino!! Esto.m.hizo querer mas. Ame este cap, fue el mejor final! Awww Final feliz yupiii!
DollySweet
#9
Chapter 19: Porque tan rapido? Si parece que ayer recien subiste el primer capitulo :(
sone009_ #10
Chapter 19: Ay ya se termina :s