Taeyeon  cerró la puerta, pero no pudo hacerlo con la fuerza que deseaba, ya que su sobrino dormía plácidamente y sería injusto despertarlo con un portazo.

 

Tenía rabia y estaba confundida a la vez, tratando de entender qué sería lo que pasaba por la cabeza de tiffany.

 

¿Tanto le costaría aceptar que le gustaba?

 

Pero ya era la segunda vez que la dejaba vestida y alborotaba y se disculpaba diciendo que lo sentía y que lo pasado no debería haber sucedido.

 

La vez anterior taeyeon  la había entendido un poco, aunque se muriera de rabia, pero ambas estaban borrachas.

 

Esa vez eran más jóvenes, Tiffany  era una conquistadora y taeyeon  era una soñadora.

 

Pero ahora todo era distinto, Tiffany  la besó sin más, porque quiso hacerlo.

 

No estaba borracha, nadie la había obligado y sin embargo había actuado de la misma forma que años atrás, pidiendo perdón y huyendo a la primera de cambio.

 

 

Llegó hasta la cocina y se preparó un té de hierbas calmantes para aplacar la rabia y la tristeza que estaban aflorando en su interior.

 

 

Luego de tomar el brebaje, se fue a su cuarto y pensó en cómo debía de llevar la relación con Tiffany hora en adelante.

 

Si algo tenía más que claro era que, la amistad ya estaba quebrada, no había posibilidad de volver a ser las de antes.

 

Taeyeon  no quería actuar como una niña, tenía claro que debía enfrentarla en el trabajo, y daba gracias a Dios que, su hermano Yuri, estaría pronto a volver a la naviera y eso evitaría que ella tratara directamente con Tiffany.

 

Se metió en su cama dando mil vueltas, buscando la posición ideal para que su cabeza no pensara en tiffany y que su corazón dejara de doler.

 

Una lágrima se deslizó por su mejilla la que secó bruscamente con su mano, se sentía tonta por tener este amor por una mujer que no la quería.

 

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Jessica  llegó a su departamento pensando en su salida con taeyeon.

 

Primero se había sentido mal por preguntarle sobre su relación con Tiffany, pero su curiosidad había ganado y le soltó las preguntas a taeyeon.

 

Le resultaba raro que la coreana  nunca se hubiera dado cuenta lo que a simple vista había notado.

 

A la abogada le gustaba taeyeon  y estaba segura de eso aunque taeyeon dijera mil veces que no.

 

Sonriendo se dirigió hasta su habitación, cuando sintió el sonido de su teléfono móvil. Lo sacó desde la cartera y miró la pantalla. El número no le resultaba conocido, pero dado la hora que era, lo contestó de igual forma.

 

―Hola―dijo pero no se escuchó respuesta al otro lado del teléfono―Hola.

 

Todo era silencio, jessica  siguió insistiendo, pero nada.

 

Hasta que un suspiro se escuchó en el aparato.

 

La respiración de una mujer para ser más precisa.

 

Su corazón se aceleró, sabía que era su morenita, sabía que SeoHyun  la estaba llamando y deseó poder meterse por el teléfono y llegar hasta donde fuera que estuviera.

 

―seo, ¿eres tú?―preguntó, pero no hubo respuesta―Háblame, por favor, seo. Necesito hablar contigo. Amor, dime dónde estás.

 

Ninguna palabra fue pronunciada, solo se escuchaba la respiración entrecortada de una mujer que parecía estar llorando.

 

―Amor, por favor, háblame, quiero verte. Dime dónde estás, dime algo por favor. Necesito hablar contigo. Te he extrañado, seo.

 

Un último suspiro y la llamada termino.

 

Jessica  remarcó el número, pero no tuvo suerte, nadie atendió su llamada. Se quedó mirando el teléfono y cayó sobre la cama desolada, triste, pensando en la mujer que amaba y de la cual no sabía nada.

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Tiffany  daba vueltas por la ciudad sin un rumbo fijo.

 

Sintiéndose miserable por haber besado a taeyeon  y huir en el acto.

 

No supo qué la poseyó en ese momento, pero tenerla entre sus brazos, hizo que el pensamiento de besarla fuera el único que se le pasara por su mente.

 

Tayeon  era su amiga, se reprendía, su mejor amiga.

 

Si bien, habían tenido un encuentro ual tiempo atrás, había sido un error y ahora la volvía a besar y volvía a arrancar como aquella vez.

 

¿Qué haría ahora?

 

¿Con qué cara miraría a taeyeon  y fingiría que nada había pasado?

 

Estaba confundida, ya que por más que dijera que no debía haberla besado, algo dentro de ella le decía que no, que taeyeon  era suya y que debía estar con ella.

 

Pero a quién quería engañar, ella era una libertina que amaba a las mujeres.

 

Muchas veces había estado persiguiendo mujeres por las cuales se sentía muy atraída, y luego de una noche o dos de o con ellas, perdía todo interés.

 

Por eso tenía miedo de lo que pasara con taeyeon, no quería dañarla, y sobre todo, no quería perder a su mejor amiga.

 

Trató de calmar sus pensamientos y luego de unas vueltas más, se marchó a su casa a tratar de dormir.

 

Aunque sabía que, esa noche, le costaría mucho caer en los brazos de Morfeo.

 

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Una sonriente Yuri  ingresaba en el vestíbulo del piso diez.

 

Ya estaba de vuelta en el trabajo después de su luna de miel.

 

Se detuvo unos pasos antes de llegar hasta el escritorio de la secretaria y sonrió al recordar que, hace unos meses atrás, ese puesto lo había ocupado su ahora flamante esposa… nana.

 

Saludó a Bora  y entró en su oficina para revisar su agenda del día.

 

Venía feliz, ya no quedaba rastro de la ogra.

 

―Y dígame, Bora, ¿mi hermana está ya en su oficina?

 

―No señora, la señorita taeyeon  llamó para avisar que hoy llegará un poco más tarde.

 

―Bien, ¿Algo más en mi agenda?

 

―No señora, eso es todo.

 

La secretaria salió de la oficina y Yuri  comenzó a ponerse al día en los asuntos de la naviera.

 

Sabía que taeyeon  se había ocupado muy bien de todo y que no tendría problemas con nada, su hermana era una perfeccionista en el trabajo.

 

 

Ahí se quedó por una hora, revisando papeles y poniendo firmas a otros cuantos, cuando la voz de su secretaria por el intercomunicador lo interrumpió:

 

―Señora Yuri, su abogada, la señorita Hwang, acaba de llegar. No tiene cita con usted, pero ella dice que la recibirá de igual forma.

 

―Hágala pasar, Bora.

Tiffany  estaba parada frente al escritorio de Bora, la que la miraba con cierto recelo.

 

Sabía de sobra que no era santa de la devoción de esa mujer, pero por qué ella no la soportaba, aún no podía averiguarlo.

 

―Pase señorita Hwang―dijo con cara de disgusto mirando por sobre sus gafas.

 

―Bora  querida, ahora que lo recuerdo, usted y yo tenemos una conversación pendiente.

 

―Señorita Hwang, creo que se equivoca.

 

―No. La última vez que hablamos usted me iba a decir por qué me odia tanto, ¿recuerda?

 

― ¿Qué yo la odio? Está usted tremendamente equivocada.

 

―Entonces no me soporta y no me diga qué no, porque se le nota en la cara. Ahora tengo que entrar a ver a Yuri, pero usted y yo ya hablaremos.

 

Bora no dijo nada, como si no le importara lo que la abogada hablara.

 

Tiffany  caminó hasta llegar a la oficina de su amiga. Yuri  levantó la vista y le sonrió al verla entrar por la puerta.

 

Se levantó para estrecharla en un abrazo y un beso en la mejilla de su amiga.

 

―Guau… ¿quién eres tú?―dijo Tiffany  sonriendo―Creo que me equivoqué de oficina. ¿Eres tú Yuri? Creo que no, estás sonriendo y Yuri  no sabe sonreír.

 

―Ya idiota. Me haces sentir cómo si hubiera sido una monstruo.

 

―Es que esta sonrisa no te la veía desde hace mucho tiempo. Estás… cómo decirlo… luminosa, radiante.

 

―Bueno, anda y agradécele a nana.

 

―Y hablando de ella, ¿cómo está? La he extrañado tanto―dijo la abogada dando un suspiro.

 

―Tú no tienes por qué extrañar a mi mujer. Qué te estás creyendo.

 

― ¿Tú viste la secretaria que trajo tae?

 

―Sí y es muy eficiente, ¿sabes?

 

―Y me odia.

 

―Qué dices―dijo Yuri  sonriendo.

 

―Lo que oyes, la mujer no me soporta. Me mira con cara de pocos amigos.

 

―Creo que son cosas tuyas. La mujer no te conoce, no puede odiarte.

 

―Lo mismo pensaba yo, pero cada vez que vengo siento que, si pudiera, me mataba.

 

―Exagerada.

 

―Yuri, ¿por qué no traes a Seulgi  de vuelta? Así este piso volvería a ser lo que fue.

 

―No, Seulgi  no vuelve a ese escritorio. Si ella vuelve a la naviera será para trabajar en otra área y no de secretaria.

 

―Bueno, entonces consigue a alguien más agraciada y simpática. Tengo algunas candidatas que quizás te agraden y…

 

―Ya, Tiffany. Tae eligió a Bora  y así se quedará. Y ahora a lo que nos convoca, cuéntame, ¿qué ha sucedido en estos días?

 

Tiffany  puso al tanto a Yuri  sobre todos los papeles y contratos que se ejecutaron en su ausencia. Sobre cada reunión y cada firma de la naviera.

 

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Taeyeon  caminaba desde su auto hasta el ascensor que la llevaría hasta el piso diez de la naviera.

 

Sabía que su hermana ya estaba de vuelta y que de seguro ese día Tiffany  debía ir a reunirse con ella.

 

No quería seguir pensando en la última vez que vio a la abogada, pero cada vez que cerraba los ojos, podía sentir los carnosos labios de Tiffany  e los suyos.

 

Se reprendía mentalmente por sentirse así.

 

Se dijo que tenía que ser más fuerte y olvidarse para siempre de la abogada, pero sabía que le sería muy difícil.

 

Años atrás lo había intentado, pero solo resultó que su amor creció y creció y ahora no podía sacarlo de su corazón.

 

El timbre del ascensor le indicó que ya estaba en el piso diez y salió del aparato caminando rápidamente por el pasillo del vestíbulo.

 

―Buenos días, Bora―saludó a su secretaria y siguió camino hasta su oficina.

 

―Buenos días, señorita―dijo Bora  que entraba detrás de ella con la agenda de su jefa― ¿Quiere revisar su agenda para hoy?

 

―Sí ¿Mi hermana ya llegó?

 

―Sí señorita. Está en su oficina con la señorita Hwang.

 

A taeyeon  se le aceleró el corazón al escuchar el nombre de Tiffany.

 

Sabía que la vería ahí y tal vez a diario, pensó que estaba preparada, pero no era así, estaba muy nerviosa por verla otra vez.

 

―Bueno, Bora, dígame que tengo para hoy.

 

La secretaria hablaba y taeyeon apenas oía lo que ella le decía.

 

Sus manos sudaban y su garganta se volvió seca. Bebió más de dos vasos de agua y cuando Bora  terminó y salió de la oficina, taeyeon  apoyó su cabeza hacia atrás en el sillón ejecutivo cerrando los ojos para inhalar y exhalar un par de veces tratando de calmar su nerviosismo.

 

Hizo llamadas pendientes, revisó algunos papeles y decidió que iría a ver a su hermana.

 

No importaba si estuviera Tiffany  o no con ella.

 

Tenía que enfrentarla, ya no era una colegiala vergonzosa que se ocultaba.

 

Debía enfrentar a Tiffany, tener una actitud profesional, se dijo, esa era su naviera, su trabajo y no debía mezclar sus problemas con los negocios.

 

 

Entró en el baño y se miró con detalle frente al espejo.

 

Se alisó la falda lápiz negra, se arregló la blusa de gasa blanca y pasó sus manos por la coleta de caballo alta con la que decidió peinarse ese día.

 

Luego de revisar que su maquillaje estuviera perfecto, y tomando una honda respiración, salió de su oficina para dirigirse hasta la de su hermana.

 

Mientras se iba acercando, las piernas le temblaban, y no eran de mucha ayuda los altísimos tacones que estaba usando ese día.

 

Dio unos golpes en la puerta de Yuri  y entró en el despacho de su hermana.

 

 

Tiffany  levantó la vista y vio la hermosa figura de taeyeon, se veía bella, pensó, y eso hizo que se removiera en su asiento.

 

―Buenos días damas―dijo taeyeon con una hermosa sonrisa― ¿Interrumpo algo?

 

―tae― Yuri  se levantó desde su silla y salió al encuentro de su hermana con la cual se fundió en un gran abrazo―, ¿Cómo estás?

 

―Muy bien y tú. Pero qué tonta, si se te ve a leguas que estás más que bien. Mira esa cara, guauuu, si hasta guapa te vez.

 

―Lo mismo le dije yo―intervino Tiffany y taeyeon  giró su cara para verla, pero no dijo nada―Está radiante, muy cambiada, es increíble.

 

―Sí―dijo taeyeon  respondiendo a la abogada, pero mirando a su hermana―, Es increíble lo que el amor puede hacer.

 

Yuri  sonrió, Tiffany  tragó en seco el nudo que se había formado en su garganta y taeyeon miró a su hermana para luego volverla a abrazar contenta de verlo tan feliz.

 

―Y mi hijo, ¿cómo está? Nana  pasa hoy por él a tu casa cuando salga del colegio.

 

―kris  se portó excelente, como siempre.

 

―Qué bien. Tiffany  y yo nos estamos poniendo al día, ¿qué te parece si vamos a almorzar las tres y así me ponen al día de todo?

 

Tiffany  miró a taeyeon quien se cruzó con la mirada de su amiga. Y sintió que un escalofrío lo recorría de la cabeza a los pies.

 

La mirada de taeyeon  era seria, lejana, casi con un poco de desprecio sintió y en ese momento entendió que la coreana  estaba muy enojada y deseó que la tierra se la tragara.

 

―Creo que no podré, hermana. Ya acepté una invitación para almorzar―mintió.

 

Cualquier cosa con tal de no estar junto a Tiffany.

 

― ¿Ah sí?―dijo Yuri, volviendo a su asiento― ¿Almuerzo de negocios? ¿Con quién?

 

―No, no es de negocios. Es algo personal.

 

― ¿Y se puede saber con quién?―Tiffany volvió a mirar a taeyeon, pero ella mantenía la vista fija en su hermana.

 

Ni siquiera se había acercado a saludarla ese día.

 

Pero qué más esperaba, se reprendió mentalmente, si salió corriendo de su casa cuando la besó sin querer hablar, era obvio que no quisiera verlo ni en pintura.

 

―Una amiga especial, no la conoces ¿Me necesitas para algo más? Quiero dejar todo listo antes de que pasen por mí para almorzar.

 

―No, creo que tenemos todo bajo control aquí.

 

―Bien, entonces las dejo para que sigan con lo suyo. Adiós.

 

Taeyeon  giró y empezó a caminar hasta la puerta para salir de la oficina de yuri.

 

Llegó a su escritorio y tomó su teléfono para hacer una llamada.

 

Le había mentido a Yuri diciendo que la habían invitado a almorzar, pero esa mentira la podría solucionar llamando a jessica.

 

Marcó su número y la invitó a almorzar a lo que jessica  aceptó encantada y le dijo que a la hora que le dijera pasaría a buscarla por la naviera.

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― ¿Tú sabes qué amiga especial es esa?―preguntó Yuri  a Tiffany, que mantenía la cabeza gacha tratando de concentrarse en los papeles que estaban frente a sus ojos.

 

―Ni idea―soltó la abogada enojada.

 

― ¿Segura, Tiffany?

 

―Te digo que no sé qué amiga es esa. No estoy pendiente de los amigos de taeyeon. No soy su niñera, ella puede salir con quien se le antoje, no me preguntes más.

 

Yuri  frunció el ceño ante tal respuesta.

 

Tiffany  estaba molesta y eso le llamó la atención.

 

Algo ahí no le cuadraba.

 

― ¿Tienes algún problema? No sé, ¿un problema con tae quizás?

 

―No, Yuri, ninguno. Pero dejemos de hablar de la vida de taeyeon  y sigamos con los papeles.

 

―Bien―dijo Yuri, sin querer que su amiga se molestara más.

 

Había algo de tensión entre taeyeon y Tiffany  y lo había notado.

 

No preguntaría nada ese día, pero pronto lo averiguaría.

 

Yuri y Tiffany  ya tenían todos los documentos revisados y ya era la hora de almorzar.

 

Salieron de la oficina y se despidieron de Bora.

 

No habían caminado ni tres pasos, cuando vieron que una mujer castaña venía caminando con seguridad por el pasillo.

 

Una mujer que para Tiffany  era muy conocida… jessica Jung.

 

―Buenas tardes, Tiffany―saludó amablemente jessica, extendiéndole la mano a la abogada que se la estrechó sin mucho entusiasmo.

 

Así que jessica  era con quien taeyeon  saldría a almorzar, pensó Tiffany.

 

Debió de haberlo imaginado, si últimamente, jessica estaba muy cerca de taeyeon.

 

―Buenas tardes. Jessica, te presento a Yuri Kim. Yuri, ella es jessica Jung, gerente de operaciones del puerto.

 

―Un gusto señorita Jung, pero disculpe, ¿tenía alguna cita con usted? Es que estoy recién reintegrándome al trabajo y no recuerdo que estuviera en mi agenda.

 

―No, señora Yuri―dijo jessica sonriendo con suficiencia, sabiendo que las palabras que diría afectarían a la abogada―, Vengo por taeyeon… quedamos para almorzar.

 

―Así que usted es su amiga. Qué bien, ¿y desde cuándo que son tan amigas? ¿Y qué tan amigas?

 

―¡¡¡Yuri!!!―dijo taeyeon llegando al grupo de mujeres, reprendiendo a su hermana por querer acosar a Jesica con preguntas.

 

― ¿Y ahora qué hice?―dijo Yuri con cara de inocencia.

 

―Hola, jessica―taeyeon  se acercó que posó una mano en su cintura y le besó lentamente la mejilla.

 

―Hola, taeyeon  ¿Lista para irnos?

 

―Claro, voy por mi bolso y vuelvo.

 

Taeyeon  dejó a las mujeres para ir en busca de su bolso.

 

Yuri  miraba con curiosidad a la castaña mujer que estaba frente a ella. Parecía intachable, usando un elegante traje hecho a la medida y su caro reloj en la muñeca.

 

Hacían buena pareja con taeyeon, pensó.

 

Quería que su hermana encontrara el amor así como ella lo había hecho, y al parecer, estaba dando el primer paso.

 

 

Tiffany  en cambio sentía su cuerpo tenso de rabia.

 

No soportaba a jessica, no le gustaba la idea de verla junto a taeyeon. Tanta ira estaba sintiendo que, sus manos ya estaban apretadas en un puño.

 

 

Taeyeon volvió al grupo y decidieron bajar todos juntos en el ascensor.

 

Yuri, queriendo hacer lo mejor, le preguntó a jessica:

 

― ¿Qué les parece si almorzamos las cuatro juntas?

 

―Creo que no me gusta mucho la idea―dijo jessica―No me malinterpretes, Yuri, pero es que prefiero estar a solas con taeyeon. La quiero sólo para mí.

 

Taeyeon sonrió y se sonrojó por las palabras de jessica, sabía que estaba actuando, tratando de hacer enojar a Tiffany.

 

Yuri  asintió satisfecha.

 

La única que parecía que se la llevaba el diablo era Tiffany, que estaba con el ceño fruncido y muda en una esquina del ascensor.

 

―Está bien, pero podríamos salir una noche a cenar. Ustedes dos, nana y yo ¿Qué dicen?

 

―Genial. Estaría encantada.

 

 

Llegaron hasta el estacionamiento de la naviera y jessica  se despidió de las otras dos mujeres para luego dirigirse con taeyeon  hasta un Jaguar negro que relucía en el lugar.

 

Todo lo que duró el trayecto de taeyeon  hasta el auto de jessica, fue seguida por la atenta y furiosa mirada de Tiffany, hasta que vio alejarse el auto y sintió que una parte de ella se iba con taeyeon.

 

Se subió al auto de Yuri y salieron al tráfico de la ciudad.

 

―Me cayó muy bien esta mujer, además que es muy guapa. Creo que hacen una buena pareja con tae ¿Qué te pareció a ti?―preguntó Kitty.

 

―A mí no tiene que parecerme nada, si le gusta a ella está bien.

 

― ¿Tú ya la conocías?

 

―Sí.

 

― ¿Y?

 

― ¿Qué?―casi ladró Tiffany  a su amiga.

 

―Qué sabes, ¿se están viendo? ¿Hace cuánto que salen? Vamos, cuéntame, tae me dirá muy poco, más si la castaña le interesa.

 

Tiffany  sintió que un puño se hundía en su estómago.

 

No entendía muy bien qué le sucedía, solo que estaba siendo presa de un ataque de celos y eso la tenía enormemente molesta.

 

¿Qué sería de ella ahora?

 

Debía hablar con taeyeon, pedirle disculpas y aclarar todo entre ellas, así seguiría con su vida y taeyeon  podría estar con otra persona, aunque dentro se librara una batalla de sentimientos de los cuales no estaba muy claro.

 

Algo tenía que hacer y pronto.