Capítulo 11: "Un temor saludable"

"Sweet Evil" (SinRin Ver.)
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 Ninguna de nosotras había pensado en poner la alarma, pero la luz del sol que entraba por las cortinas delgadas funcionaba bien.          Me estiré y pateé lejos las sábanas enredadas, girándome

para ver si Yerin estaba despierta. Sus ojos parpadeaban abiertos, también. Bostezó, haciéndome bostezar también. Pude haber usado un poco más de horas para dormir, pero esto tendría que bastar por ahora.

Yerin se apoyó contra la cabecera de la cama con los ojos cerrados. Cada músculo delgado se notaba bajo su piel bronceada. Yo tenía un decente bronceado en verano, pero nada como ella. Me hacía preguntarme acerca de su herencia, que podría haber sido cualquier cosa desde Italia, hasta

América del Sur. Probablemente ella ni siquiera lo sabía.

Mientras sus ojos estaban cerrados la miré descaradamente. Habia dormido solo con una pequeña franela corta traslucida sin mangas que dejaba muy poco a la imaginación. Sus hombros redondeados. Su torso era un espectáculo digno de ver, su abdomen tonificado, unos perfectamente redondeados pechos firmes en su lugar sin ser nada exagerado, del tamaño perfecto, pero ella no estaba hecha de manera en podría hacer a una chica consciente de sus imperfecciones. Su pequeña cintura en una “v” a sus caderas, donde se reunía con la manta del hotel.

Rompí la mirada cuando ella se movió. Por el rabillo de mi ojo lo vi tirar las mantas a un lado con facilidad y se deslizó hasta el borde de la cama junto a la ventana. Se puso de pie, de espaldas a mí, y levantó sus brazos para una estirada gloriosa. Cuando miré de nuevo, mis ojos se posaron en su trasero desnudo.

¡Querido Dios!

Grité y enterré mi cara en mi almohada.

—¡¿Qué?! —La oí preguntar— ¿Viste una cucaracha?

—¡¿Por qué estás desnuda?! —No me atrevía a levantar mi cara roja.

—Huh. ¿Eso es todo? —preguntó— Siempre duermo en cueros. No entiendo cómo puedes soportar toda esa ropa. De hecho decidí colocarme esto solo para que no reaccionaras como lo acabas de hacer.

—Increíble —dije. Me levanté y me dirigí al baño.

***

Habíamos estado en la carretera por casi doscientos kilómetros y aún no habíamos hablado. Yerin rebuscó a través de las estaciones de radio locales. Cuando oímos, “I´m bringing y back…” ella soltó una pequeña risa y sacudió su cabeza antes de cambiar la estación otra vez y dejándola en una angustiosa cantante de rock.

Miré fuera de la ventana a los bordes de un I-40 alineada en un cepillo verde. Pasamos por ranchos y granjas, algunas modernas, algunas inclinadas y abandonadas. Debimos haber visto todas las razas de ganado conocidas por el camino.

—¿Hambrienta? —preguntó Yerin. Me encogí de hombros, luego asentí.

Ella entró en un aparcamiento casi vacío de un restaurante de panqueques. En el interior, nos sentamos en una cabina con cojines agrietados. Una camarera de aspecto cansado, no más grande que nosotras, se acercó. Un calor de alegría se levantó para saludarnos.

—¿Qué puedo traerles de beber? —preguntó, antipática.

—Café —dijo Yerin.

Ella me miró a mí.

—Chocolate caliente, por favor.

Ella se alejó para traer nuestras bebidas.

—Ella está embarazada —susurré.

Ella la miró y sacudió su cabeza.

—No lo parece —dijo.

Sin embargo, eso no significaba nada. Algunas veces no se le notaba a la gente hasta mediados de sus embarazos. Una chica en la escuela lo escondió de todos hasta su to mes.

—Puedo sentir al bebé, ¿tú no?

—No.

Tal vez era mi imaginación, pero ella parecía un poco molesta de que yo podía hacer algo que ella no podía. Ambas la miramos detrás mientras llenaba las tazas. La chica misma no estaba contenta, envuelta en gris.

Trajo nuestras bebidas y tomó nuestras órdenes. Traté de sonreírle, pero ella evitó mi mirada.

Yerin tomó su café negro. Quité la crema batida de mi chocolate con una cuchara y me la comí toda antes de hablar. Ya estaba temiendo lo que tenía que decir.

—Yerin… ¿Crees que podrías tratar de ser una señorita decente, al menos mientras estemos viajando juntas, y tal vez usar lencería o shorts en la cama?

—Ahh… ya veo —se sentó hacia atrás y levató una ceja—. La visión de mi culo te dio un buen susto, ¿no es así?

—Lo digo en serio —dije.

Ella tomó un trago de su café.

—Para que conste, no soy una señorita conservadora, pero haré una excepción esta vez. No más dormir desnuda mientras estemos viajando juntas. ¿Satisfecha? Ahora puedes parar con el mal de ojo. Mira… ahí viene nuestra comida.

Mi estómago gruñó a la vista de los panqueques con una gran cucharada de mantequilla derritiéndose encima. Pero era la comida de Yerin la que hizo sobresalir mi mirada. Panqueques, huevos revueltos, salchichas, tocino, jamón, sémola, y ¡tostadas! Tomó tres platos para dar cabida a todo. Ella me sonrió y se sumergió en ello.

Estaba muerta de hambre. Comimos cada pedazo, y entonces nos recostamos sobre los asientos de la cabina, sintiéndonos atontadas por la sobrecarga de alimentos.

Yerin se incorporó bruscamente y una mirada de tristeza pasó por su rostro. Hizo un gesto hacia mí para que me inclinara sobre la cabina, así que me deslicé hacia abajo. La mirada de miedo en sus ojos me recordaban cuando su padre había venido.

—Aquí vienen los problemas —susurró. Comencé a girar mi cabeza, pero ella siseó—. ¡No mires!

—¿Dónde? —pregunté. Estaba mirándola. Ella inclinó la cabeza en dirección de la camarera detrás del mostrador cercano.

—Cubre tu insignia —susurró—. Miré alrededor y miré por la carta de postres, sosteniéndolo frente a mí.

Esperé un segundo, entonces moví mis ojos hacia la camarera. Estaba vertiendo agua en la cafetera. Le temblaba la mano mientras servía. Luego se detuvo para apoyarse en el mostrador. Su brumoso gris se oscureció, y su barbilla tembló. Lo que más me impresionó más fue su nube blanca, su ángel guardián, era errático, saltando alrededor agitado. Yo los había visto hacer eso antes en alguna ocasión, pero no entendía por qué. Después de un momento, se calmó.

El cocinero detrás de la ventana le preguntó a la camarera algo acerca de una orden y ella respondió.

—Se ha ido —susurró Yerin con alivio.

—¿Qué acaba de suceder? —pregunté.

—El espíritu demoniaco. ¿No pudiste verlo?

—No vi nada —miré alrededor, presionándome más en la cabina.

—Todo Neph tiene la habilidad para verlos. No debes estar dispuesta.

Nuestra camarera se acercó con impaciencia disimulada.

—¿Algo más?

—No gracias —dije—. Todo estuvo bien.

Ella puso la cuenta en la mesa y se alejó con nuestros platos sin otra palabra. Yerin cavó por su efectivo en el bolsillo trasero y dejó uno de veinte en la parte superior de la cuenta.

—¿Crees que está molesta con nosotras? —pregunté. A pesar de que podía ver las emociones, no tenía manera de ver la fuente de ello.

—¿Por qué lo estaría? Está frustrada porque no puede comprender por qué está sintiendo una oleada de emoción oscura de la nada. Es lo más probable que trate de culpar a algo, usualmente otra persona, falta de sueño, hormonas, algo, otra cosa menos lidiar con la emoción. Y así comienza el ciclo.

—Así que estás diciendo —me incliné hacia ella para susurrar a través de la mesa—, ¿que nuestra camarera acaba de ser visitada por un demonio?

Ella asintió, acomodando la sal, la pimienta, el azúcar, y los condimentos en una fila ordenada.

Pensé acerca de nuestra cuenta e hice los cálculos en mi cabeza. Ella estaba obteniendo alrededor de cinco dólares de propina. Algo me dijo que sus problemas comenzaban con el dinero. Busqué un billete diez dólares de los ahorros que guardaba en mi bolsillo y lo coloqué sobre los veinte de Yerin.

—Sabes que no puedes comprar la felicidad —me dijo. Era tan endiabladamente guapa que me estremecí y aclaré mi garganta. Miré de vuelta a nuestra camarera, a la que parecía que estaba abrazando su ángel guardián.

—¿Los ángeles de la guarda siempre están con ellos? —pregunté, todavía viendo.

—Sip. Están con sus humanos cuando visitan el baño… incluso cuando están teniendo o.

Cerré y mis ojos y negué.

—Tenías que ir ahí.

—Tú preguntaste. Y no te preocupes. Son demasiado puros y obedientes para ser voyeuristas.

Se sentía una falta de respeto, hablar de los ángeles de esa manera. Traté de pensar en otra pregunta.

—Así, ¿los demonios que visitan a la gente son en forma de espíritus?

—Eso es correcto. Lo bueno es que este es un largo viaje. Tengo demasiado que enseñarte.

Se puso de pie, así que la seguí, mientras la camarera se acercaba. Vio los dos billetes en la mesa.

—Traeré su cambio —dijo.

—No, es tuyo —ronroneó Yerin. La castaña la miró demasiado y los colores de ella fueron del verde pálido de gratitud a una ráfaga de rojo.

—Sí, ¡gracias otra vez! —dije, más fuerte de lo que quería—. ¡Ten un grandioso día!

Le di un golpe al tobillo de Yerin con mi pie mientras ella se movía. Ella caminaba hacia una hermosa mañana Shawnee, Oklahoma, mientras nuestros pies crujían contra los trozos sueltos del pavimento.

—Este será un largo viaje si les das a las chicas una mirada de dormitorio cada vez que nos detenemos —traté de mantener un tono ligero.

—¿Ojos de dormitorio? —preguntó. Estábamos subiendo a su coche ahora. Se sentó en asiento del conductor y se giró hacia mí. Su cabello cayendo sobre su frente y el resto ondulándose al final de las puntas que cubrían su pecho. No había rudeza en su rostro, todo era bordes cuadrados y suaves. Pero eran esos ojos azules que la hicieron por mí.

—Como si no supieras lo que haces —dije.

—Estoy trabajando.

«Hmph. Bueno».

—Esa pobre chica estaba teniendo un día suficientemente malo como para que llenaras su cabeza con ideas también. —Saqué el cinturón de seguridad con más fuerza de la necesaria y ella puso en marcha el coche.

—Creo que es perfectamente capaz de tener ideas por su cuenta. Uno podría pensar que estás celosa, hablando así, pero puedo ver que no lo estás. Es extraño. ¿En realidad estás preocupada por ella?

—¿Por qué es tan difícil de creer?

—Ni siquiera la conoces —señaló.

—Es posible sentir compasión por extraños.

—Ella se embarazó por su cuenta fuera del matrimonio —dijo—. Hizo su propia decisión.

—No conoc

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Comments

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LeeKkura_SinRin143 #1
I want to read this but i don't know how to speak spanish (ToT)(╥_╥)(┳Д┳)
Clon_105
#2
Chapter 21: "En otras palabras, estaba delirando." JAJAJAJAJAJAJAJA pobre SinB LoL XD
Clon_105
#3
Chapter 19: jajajaj me sonó a Buffy la caza vampiros esta parte no sé por que XD
Clon_105
#4
Chapter 18: Noooooooooooo la hna. Ruth!!! que inoportuna ¬¬
Clon_105
#5
Chapter 17: El mejor capítulo hasta ahora!!!! la Madre es esa chica!!! ?? XD quién mas podría ser¿? si son igualitas!!! jajajaja XD
MUY Bueno este cap.! maldito laburo!, mañana renuncio así termino de leer todos lso caps. (ok no, pero lo pensé en voz alta XD)
Clon_105
#6
Chapter 16: Trato de ir lo mas rápido posible! espero un gran final ya que voy a la mitad...
Clon_105
#7
Chapter 15: Pobre lo del tatoo... entnces que se lo haga lavable.. es mas rentable XD
Clon_105
#8
Chapter 13: Ya le enseñó quienes mandan XD
Clon_105
#9
Chapter 12: Esas preguntas tipo psicologa de las que se queja tanto Yerín las hago todo el tiempo cuando hablo con gente random...
Clon_105
#10
Chapter 11: SinB estuvo a punto de volverse una chica mala...