Capítulo 10: " El sentido del Tacto"

"Sweet Evil" (SinRin Ver.)
Please Subscribe to read the full chapter

Y así fue que a las seis en punto de la mañana siguiente estaba volando por la I-20 hacia el oeste en el asiento del pasajero de la lujosa camioneta de Yerin Jung, dirigiéndonos hacia California. Si conducíamos todo el día durante tres días, podíamos llegar a tiempo para las horas de visitas de este sábado en la prisión.

No había dormido bien. Tiff había estado inquieta toda la noche, dándome la clara sensación de que quería cancelar todo el asunto. Y luego Yerin apareció, calmándola con la promesa de que ella no tenía cuernos o una cola.

Me alejé del espejo lateral para no ver las bolsas bajo mis ojos. Pensé en tratar de dormir, pero no sabía si sería capaz de relajarme lo suficiente.

En su lugar pensé en Joo y nuestra conversación anoche. Él había estado emocionado y a la vez preocupado ante la idea de que Yerin y yo cruzáramos juntas el país. Iba y venía, atrapado entre su deslumbrada admiración por la baterista de Lascivious y su lealtad hacia mí como amigo. Tuve que callar a Joo cuando comenzó a cantar “Eunbi y Yerin sentadas en un árbol.”

—¿Por qué estás sonriendo? —preguntó Yerin.

—Um, sólo estoy pensando en cuando hablé con Joo anoche.

—¿Tu novio?

Sacudí la cabeza, sin permitir que me hiciera enojar.

—Me enseñó un chiste para ti. ¿Cómo sabes si una baterista está en tu puerta? —No esperé su respuesta—. La velocidad del golpe aumenta y ella no sabe cuándo debe entrar.

—Pfff. Qué chico divertido.

El teléfono de Yerin sonó.

—Creo que es tu mamá, er, quiero decir, Tiff. —Me entregó el teléfono.

—¿Hola? —dije. Apenas habíamos viajado por una hora y ella ya estaba llamando. No era bueno.

—Oh, Cielo. ¡Gracias a Dios! —Mi corazón dio un gran latido dentro de mi pecho.

—¿Qué sucede? ¿Pasó algo malo?

—Creo que deberías regresar a casa.

—¿Por qué? —Contuve la respiración y presioné una mano contra el pecho.

—Ésta fue una mala idea. Por favor, simplemente da la vuelta… —Estaba comenzando a divagar en esa manera nerviosa suya. Exhalé.

—Tiff, me asustaste muchísimo. Creí que algo había sucedido. Mira, todo está…

—¡No! ¡No me digas que todo está bien! —Miré a Yerin, que estaba mordiéndose el labio. Me llevé una palma a la frente—. No puedo creer que te permitiera ir —dijo Tiff—Lo siento tanto. Soy la peor madre del mundo. Simplemente regresa a casa. Me pondré en contacto con tu padre y le pediré dinero…

Cuando comenzó a llorar, moví mi cuerpo hacia la ventana y me incliné hacia adelante, intentando pensar en una manera de calmarla. Mantuve mi voz moderada y suave.

—Por favor no me pidas que regrese a casa, Tiff. Hiciste lo correcto. Necesito conocer a la Hermana Ruth y a mi padre. Es hora. Te llamaré cada hora, si eso te hace sentir mejor.

Ella estaba llorando completamente ahora. Mi corazón se apretó al escuchar su dolor, y mis ojos quemaron.

—Eres la mejor madre del mundo —le aseguré—. Por favor confía en mí en esto. Tomamos la decisión correcta.

Ella dejó escapar un suspiro profundo.

—Si algo, y quiero decir si algo te sucede —dijo—. Será mejor que me llames de inmediato. No me importa qué tenga que hacer para conseguir el dinero, pero una de nosotras estará en un vuelo inmediato hacia la otra.

¿Me oyes?

―Sí, señora.

Cuando la incómoda conversación terminó, no pude mirar a Yerin mientras le regresaba el teléfono. Crucé los brazos sobre mi pecho y observé los kilómetros pasar a través de las ventanas tintadas, odiando la idea de que Tiff estuviera sentada en casa provocándose una úlcera.

Estábamos acercándonos a una señal: bienvenido a Alabama.

—¡Oh, sí! —dije sin pensar.

—¿Qué? ―Ella me miró divertida y mi alegría se desinfló, desilusionada.

—La frontera del estado. Nunca he estado fuera de Georgia.

—¿Nunca? ¿Has estado en un estado toda tu vida?

Asentí.

—Bueno, excepto por las primeras semanas de mi vida.

—Eso es increíble.

Alabama se parecía mucho a Georgia, pensé con decepción.

A partir de las diez de la mañana, el teléfono de Yerin sonó por lo menos cada quince minutos con mensajes de texto. Leyó cada uno de ellos, apoyando una mano sobre la parte superior del volante. Los mensajes la hicieron sonreír, reír o fruncir el ceño, pero nunca respondió ni uno. Y cuando su teléfono sonaba, miraba quién estaba llamando, pero nunca respondía. Después de cerca del décimo mensaje y llamada, yo quería tirar la cosa por la ventana.

—¿Te gustaría que condujera para que puedas manejar tu vida social? — pregunté. Había salido mucho más impertinente de lo que había querido, pero ella no prestó atención a mi tono, todavía mirando su mensaje más reciente.

—No, no, estoy bien.

—Será mejor que no tengamos un accidente porque estás ocupada mandando mensajes eróticos y conduciendo —dije. Ella estalló en risas.

—Tengo mis sentidos auditivos en alerta… el auto frente a nosotros está a dos y tres cuartos de auto de distancia, y el de atrás está a cuatrocientos metros. Junto a él, está pasando un auto compacto. El motor suena extranjero, probablemente un Honda. Nos estará pasando en aproximadamente doce segundos. Tiene neumáticos con calidad de carrera, bandas de rodadura extra-gruesas. Mandando mensajes eróticos…

Se rió de nuevo. Doce segundos después un Civic pasó velozmente, con neumáticos anchos. Fanfarrón.

Ella señaló  las   señales   de   cada    estado   al   que   entrábamos: primero Mississippi, luego Tennessee, donde leímos todas las señales para cosas de Elvis y Yerin hizo una horrible imitación. Sonrió cuando me burlé de ella, Cruzamos Little Rock y la tormenta se convirtió en una lluvia continua sin truenos, y luego en una llovizna débil. El clima se sentía espeluznantemente calmado después de la tormenta, y medio esperé que un tornado saltara frente a nosotras y nos barriera. Lo que vi en su lugar me quitó la respiración.

—¡Mira! —Señalé el arcoíris brillante que se extendía a través del ancho cielo. Había visto muchos pequeños arcoíris en casa, bloqueados por arboles, pero el arco entero de éste era visible.

—Hmmm. —La oí decir, dándole al arcoíris una mirada momentánea.

Yo estaba mucho más impresionada por todo en este viaje que Yerin.

—¿Tu padre sabe que estás en este viaje conmigo? —pregunté.

—No. Hablamos por un minuto antes de que se fuera esta mañana. Sabe que me voy de viaje con una virgen particularmente obstinada, pero eso es todo lo que le dije. Me felicitó por mis valientes esfuerzos, aunque cree que es demasiado tiempo para estar con una chica. Espera que esté bien desflorada para el final de nuestro tiempo juntas.

—Bueno, estará bien decepcionado entonces —murmuré, y ella sonrió.

Crucé los brazos sobre mi pecho, queriendo decir algo que borrara la sonrisa de su rostro.

—¿Te divertiste con el sobrino de Marissa anoche?

Funcionó.

—No. —Su tono fue duro.

Lo dejé así, pero me pregunté cuál era la historia allí.

Para cuando la llovizna se detuvo completamente, estaba oscuro afuera, y estábamos comiendo otra vez. Yerin casi había limpiado el contenido del refrigerador. Tiff tenía suerte de no tener una adolescente con el apetito de la castaña que alimentar; nunca podría permitírselo.

—Probablemente deberíamos detenernos pronto —dijo. Asentí en acuerdo—. Supongo que deberíamos tomar habitaciones separadas — agregó.

Mi estómago se sacudió. No iba a permitir que nada sucediera con Yerin.

Parecía dispendioso hacerlo pagar por habitaciones separadas sólo para satisfacer mi mojigata modestia y la actitud sobreprotectora de Tiff.

—Podemos compartir una habitación siempre que ésta tenga dos camas separadas —me comprometí—. Y no se lo mencionaremos a Tiff a menos que pregunte.

—Muy justo.

Tomó la salida hacia Webber Falls y encontró el único motel del pueblo, la Posada Armadura Brillante, que era de todo menos brillante. No que me importara, pero Yerin parecía aprensiva.

—Parece poco confiable.

—Estará bien —le aseguré, aunque imaginé que compartiríamos la habitación con varias familias de insectos.

Mientras ella se registraba, me quedé en el auto y llamé a Tiff para decirle dónde estábamos. Quiso saber todos los detalles sobre Yerin. Le prometí que estaba siendo amable. Le conté sobre el arcoíris, sobre el apetito de la castaña, lo que pensó que era gracioso. Ella volvió al auto con una tarjeta plástica.

—Muy bien, te llamaré mañana, Tiff.

—Muy bien entonces, cariño. Ten una buena noche. Te amo.

—También te amo. Adiós.

Colgué, habiendo aprendido lo básico sobre su teléfono, y se lo devolví. Se detuvo frente a mí.

—¿Siempre dicen eso? —preguntó.

—¿Decir qué?

—¿Que… se aman?

—Oh. Sí, siempre lo decimos.

Ella asintió pensativamente, y sacó nuestros bolsos del asiento trasero. Se me ocurrió tristemente que Yerin podría nunca haberle dicho esas palabras a nadie, ni escucharlas de nadie en su vida, excepto quizá chicas.

Caminamos juntas, mirando los números de las habitaciones mientras las pasábamos.

Dentro de la pequeña habitación dejamos caer nuestras cosas, nos quitamos los zapatos, y caímos sobre nuestras camas. Yerin tomó la cama al lado de la ventana, y yo estaba contra la pared, con el baño al otro lado. Miré alrededor de la habitación. No había cucarachas escabulléndose por ahí.

Antes de que pasara mucho tiempo nos habíamos dado vuelta, yaciendo de lado para quedar cara a cara frente al espacio entre nosotras. Yo estaba apoyada sobre mi codo viéndola jugar con uno de sus cuchillos. Me estremecí cuando lo giró sobre su palma, luego lo movió rápidamente entre sus dedos y lo giró sobre los nudillos.

—Me pongo nerviosa cuando haces eso —dije.

—Puedo decirlo. No me he cortado desde que era niña, así que no te preocupes.

—¿Has estado jugando con cuchillos desde que eras niña?

—Cuando tenía siete llegué a casa de la escuela después de mi primera pelea… la hermana mayor de una chica que había besado en el parque. Mi padre me dio una navaja de resorte y me dijo que aprendiera a protegerme, porque vendrían muchas peleas más.

—¿Quería que usaras un arma en peleas en la escuela? ¿Contra otros niños?

—No, no. Era sólo preparación para defenderme cuando creciera, como ahora.

—¿Él fue quien te enseñó a usarlo?

—No. Me enseñé yo misma con práctica. Mi padre no usa un arma. No una física, de todos modos. Usa su influencia para salirse de situaciones, y tiene otros espíritus demoníacos que le cuidan la espalda.

—¿Alguna vez has necesitado usarlo?

—Unas pocas veces. —Su tono era ligero, como si no fuera gran cosa—. Sólo heridas superficiales. No hay necesitad de matar a alguien. Ése no es mi pecado.

Me guiñó un ojo y cerró la navaja. Tiempo de cambiar de tema.

—¿Te asustaste cuando tus sentidos empezaron a enloquecer? —pregunté.

Please Subscribe to read the full chapter
Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LeeKkura_SinRin143 #1
I want to read this but i don't know how to speak spanish (ToT)(╥_╥)(┳Д┳)
Clon_105
#2
Chapter 21: "En otras palabras, estaba delirando." JAJAJAJAJAJAJAJA pobre SinB LoL XD
Clon_105
#3
Chapter 19: jajajaj me sonó a Buffy la caza vampiros esta parte no sé por que XD
Clon_105
#4
Chapter 18: Noooooooooooo la hna. Ruth!!! que inoportuna ¬¬
Clon_105
#5
Chapter 17: El mejor capítulo hasta ahora!!!! la Madre es esa chica!!! ?? XD quién mas podría ser¿? si son igualitas!!! jajajaja XD
MUY Bueno este cap.! maldito laburo!, mañana renuncio así termino de leer todos lso caps. (ok no, pero lo pensé en voz alta XD)
Clon_105
#6
Chapter 16: Trato de ir lo mas rápido posible! espero un gran final ya que voy a la mitad...
Clon_105
#7
Chapter 15: Pobre lo del tatoo... entnces que se lo haga lavable.. es mas rentable XD
Clon_105
#8
Chapter 13: Ya le enseñó quienes mandan XD
Clon_105
#9
Chapter 12: Esas preguntas tipo psicologa de las que se queja tanto Yerín las hago todo el tiempo cuando hablo con gente random...
Clon_105
#10
Chapter 11: SinB estuvo a punto de volverse una chica mala...