—¿Por qué él te envió en lugar de preguntarme si podía manejar por mí misma? —pregunté mientras manejábamos fuera del vecindario.

—Él le dijo a los otros Duques que no tenías transporte.

Mi papá seguro quería que Yerin me diera un “mano a mano”

—Todavía estoy sorprendida de que te haya mandado a ti —admití

—Confía en mí, creo que él tenía uno de las otras en mente, pero mi padre me ofreció como voluntaria.

—¿Quién más estaba ahí?

—Mi padre está teniendo una fiesta, así que hay mucha gente en la casa. Ellos tienen su encuentro oficial. Cuando me fui, Belial y Melchom estaban jugando cartas, y mi padre estaba en la piscina. Espero que siga ahí cuando lleguemos. Si puedes evitar estar en la misma habitación que mi padre, no te podrá sentir. Ve directo a tu padre, y entonces, podremos irnos. Las otras cuatro Neph que conoces están ahí, y los Duques creen que estamos trabajando en la fiesta esta noche. Sowon está ahí por su padre, y las otras están tomándose unas pequeñas vacaciones. Las gemelas se alejan de Inglaterra en cada oportunidad que tienen. Oh, y Eunha hoy ha sido un rayo sol. —Ella rodó sus ojos, molesta.

Ahí estaba de nuevo: la cosa misteriosa entre Yennie y Eunha. Ella sacaba emociones en Yennie, incluso si eran negativas.

—Está bien —dije, necesitando un curso de actualización—. Recuérdame de nuevo… ¿Melchom es el padre de Sowon?

—Sí.

Deseé que hubiera alguna manera de esconder mi atención, tomar la insignia. No quería que los Duques se dieran cuenta del remolino blanco y se preguntaran por qué yo era diferente. Yerin me miraba mientras yo me mordía el labio, luego sacudió su cabeza y miró de nuevo al camino, manejando con una mano mientras con la otra frotaba la parte trasera de su cuello.

—¿Qué? —pregunté.

—Aquí estamos, posiblemente en peligro, y todo lo que puedo pensar es en…

—¿Qué? —Piel de gallina en anticipación brotaron por todo mi cuerpo.

—Te ves bien —dijo ella, con reticencia. Se quitó el sombrero de lana y rascó su cabeza como si su cabello estuviera sensible.

Apreté mis labios e hice mi mejor esfuerzo para no parecer afectada. No quería sentirme gratificada por sus palabras. Había trabajado duro para alejarla de mi corazón, y ahora ella lo partía y lo abría de nuevo.

—¿Cómo se ve papá esta noche? —pregunté, cambiando de tema.

—No me gustaría estar en su lado malo.

—Él es intimidante, ¿cierto?

—Sólo un poco.

Traté de imaginarme la casa de Yerin con los Duques, los Neph, y los humanos, todos juntos. Esperaba que hubiera distracciones suficientes para que pudiéramos entrar y salir rápido. Estaba feliz de ver a la otra Neph de nuevo. Bueno, mayormente. Pensar en Yuju enviaba un enjambre de nervios por todo mi sistema, y las preguntas sobre la historia entre Eunha y Yerin todavía me molestaban.

—Yerin, ¿puedo preguntarte algo? Entenderé si no quieres hablar de eso. —Ella me disparó una mirada inquisitiva, y continué—. ¿Qué pasó entre Eunha y tú?

La castaña hizo un sonido desagradable de ouch y se frotó la parte trasera de su cuello, mientras pensaba.

—No lo sé. Pasamos mucho tiempo juntas durante la infancia. Éramos muy cercanas hasta que cumplí trece.

—¿Cercanas? —Mi boca de repente estaba seca—. Siempre imaginé que estabas sola.

Ella sacudió su cabeza, su cara estaba rígida.

—Siempre fuimos Eunha y yo.

—Oh. —Bueno, eso cambia las cosas. Una nueva visión se formó en mi mente. Sabía que era egoísta, pero no quería pensar en ella teniendo una unión cercana en la infancia con Eunha.

Yerin empezó con reservas, como si las palabras fueran expulsadas de sí misma contra su voluntad.

—Es más allá de lo extraño incluso pensar en ello. Era una vida diferente. —Ella hizo una pausa tan larga que pensé que había terminado la conversación.

—Puedes decirme —murmuré.

Yerin refunfuñó al oír mi voz de terapista, y entonces las puertas se abrieron, y dejó salir todo.

—Por mucho como odio admitirlo, ella y yo éramos muy parecidas. Ambas entendimos muy pronto lo que se esperaba de nosotras, incluso antes que las demás lo hicieran, y nos hizo curiosas. Fue como si experimentáramos juntas, nada serio, sólo cosas de niñas. Su nana nos descubrió cuando yo tenía ocho y Eunha nueve. La mujer les dijo a nuestros padres y naturalmente ellos pensaron que era malditamente divertido. Mi padre fue enviado a Italia por un año cuando yo tenía doce. Las gemelas cumplirían trece, así que era el año en que iniciarían a trabajar. Cuando regresé a Inglaterra, Eunha había cambiado, era una persona totalmente diferente. Ella se había endurecido y era criticona, y protegía con brutalidad a Nayeon. Era una señal de las cosas que venían para mí. Nunca fue lo mismo después de eso. Encontré más fácil no hablarle a ella, ni a nadie más.

Yerin la cortó. Ella era buena en eso. Pero tener que pasar cuando eres una niña debe ser traumático.

—Quizás pensó que era tu novia —dije.

—No me hubiera preocupado por eso. Las cosas cambiaron para mí en ese tiempo. No podía pensar sobre Eunha ni en ser una niña nunca más. No había vuelta atrás. Sowon empezó a andar con nosotras el año siguiente, y para ella todo fue Eunha desde el inicio. A esa pequeña arrogante  siempre le gustó la atención.

Una noche estábamos todas trabajando en una fiesta en las afueras de Londres, y Sowon conectó con esta chica, y ella estaba besuqueándola ahí mismo. Y de la nada, Eunha empezó a venir conmigo.

—¿Estaba tratando de poner celosa a Sowon?

—Eso es lo que pensé. En ese momento tenía dieciséis, y en su mayoría, había conectado con extrañas a quienes evadía encontrarme de nuevo, pero no era como si fuera capaz de evitar a Eunha el resto de mi vida. Nuestra historia hace que las cosas sean lo suficientemente incómodas. Supongo que ella imaginó que tenía o casual todo el tiempo, así que no sería un gran problema para mí. Fue un poco fea la escena cuando le dije que fuera a encontrar otra mujer si se sentía caliente. Ha sido brutal desde entonces. Y entonces, está el tema de la locura de Sowon.

Me incliné hacia ella sobre la guantera, cautivada.

—¿Fue esa la vez que dijiste que Sowon se puso celosa por una chica?

Yerin asintió.

—Sowon fue testigo de toda nuestra conversación. Tiró a la chica con la que se estaba besando, se tambaleó, gritó y tiró cosas.

No podía imaginarme a Sowon en una ráfaga de envidia, gritando y rompiendo cosas. Había demasiadas emociones ocultas debajo de la superficie de estas historias.

—Creo que Eunha todavía tiene sentimientos por ti —dije.

—No. Creo que está molesta por su vida y se pierde el ser cercana a alguien que considera su igual. Nayeon es más como su osezno.

Las emociones pasaron sobre mí y las empujé hacia abajo.

—Estás molesta porque no te dije, ¿verdad? —preguntó.

—Algo así. —No tenía sentido negarlo.

—Fue hace mucho tiempo.

—Pero estamos moldeados por las cosas que nos pasan cuando somos niños. Ella todavía está lastimada. ¿No la extrañas? ¿Al menos, como amiga?

—Esta es la primera vez que he pensado en ella en años, y es sólo porque tú me lo pediste. ¿Recuerdas cuando te dije sobre las gemelas y su padre, Astaroth? —pr