No podía creer que le había permitido al dúo de Joo y Umji hacerme sentir culpable para convencerme de ir a esta fiesta de Halloween. Era la primera vez que saldría desde la noche en que conocí a las otras Neph. Cuatro bandas iban a presentarse esta noche.

Lascivious no iba a tocar, pero sabía que Yerin estaría allí. Ella le había dado la invitación a Joo. Mi cuerpo se tensó solo en pensar sobre ello.

Joo, Umji, y yo caminamos a través de un mar de coches en un gigante claro lleno con cientos de personas escandalosas. Era una fiesta de campo, con un improvisado escenario para las bandas. Nos acomodamos en las afueras de la multitud, cerca de la frontera de los bosques.

Había un murmullo enloquecido en el aire, todo el mundo en disfraces. Vi a un hombre de las cavernas tirar a la Mujer Maravilla por encima de su hombro mientras ella gritaba de alegría. Un robot estaba ayudando a un extraterrestre a hacer una cerveza bong a un lado de nosotros, mientras algunos personajes de Pokémon tenía un barril en el otro lado. Una enorme multitud saltaba y rocanroleaba en frente del escenario.

Me pregunté qué tipo de atuendo y Yerin estaría usando. ¿Tal vez a Eva en un taparrabos? ¿Y quién iba a ser su pareja esta noche? Puaj.

Esta fue una idea terrible.

Me alisé el ajustado vestido negro de Lycra que vestía. Por lo menos era de manga larga y fluía hasta los tobillos. Creo que fue un traje de Umji de cuando estaba en la preparatoria. Ella juró que no era demasiado estrecho para mí. No tuvo reparos en mentir.

Mi rostro, cuello, y manos estaban pintados de verde. Retocada con una verruga falsa con algo de goma de mascar y puesta en mi nariz, para gran consternación de Umji. Llevaba una raída peluca negra y un sombrero negro puntiagudo.

Umji usaba una seductora Minnie Mouse en lunares rojo y blanco. Joo era un pirata con un ojo parchado y un raro loro falso torcido en su hombro.

Me quedé con mis brazos cruzados, examinando la multitud. Mis ojos se detuvieron en un gorila mirando en nuestra dirección. Él gorila llevaba una insignia roja en su pecho. Sabía que no era un chico quien estaba dentro del disfraz. No tenía ni idea de cuánto tiempo nos quedamos mirándonos la una a la otra, sin movernos, antes de que yo levantara una mano en un saludo.

—¿A quién saludabas? —me preguntó Umji.

—Um, ese mono grande. Creo que él está mirando... a nosotros.

Y en ese momento, el gorila levantó un brazo y se rascó la axila. El gesto tonto me llenó de un torrente de alegría. Pero yo no iba a ir hacia ella.

Me enfrenté a mis amigos, mordiendo mi uña del pulgar.

 Por favor ven.

 Cuando miré otra vez, ella estaba caminado. ¡Sí! Mi pulso era errático.

Umji se rió cuando ella se acercó, pero se calló cuando se sacó la cabeza de gorila y sacudió su sudor humedecido en el pelo de su flequillo. Por el rabillo de mi ojo, vi sus lunares blancos cubrirse en rojo brillante. No iba a mentir, me molestaba, aunque no podía culparla. Estaba agradecida cuando Yerin se volvió hacia Joo.

—Arrgh, amigo —dijo Yerin.

—¿Qué pasa, chica? —Joo se acercó y se agarraron las manos por un segundo.

—Tengo una broma para ti —le dijo Yerin. Joo asintió con la cabeza, preparado—. ¿Cuál es la diferencia entre un baterista y un bono de ahorro?

—No sé. ¿Qué? —Joo sonrió de color amarillo brillante.

—Un bono de ahorro madura y finalmente hace el dinero.

Se miraron por un momento fijamente a los ojos para luego de unos pocos segundos explotar en una fuerte carcajada, entrechocaron sus manos en “Hi-five” y siguieron en su mundo. Mientras estaban distraídos, Umji ladeó la cabeza hacia Yerin y levantó una ceja. Sacudí la cabeza y me miró, incrédula. Sus colores habían vuelto a la normalidad ahora. Yerin miró hacia nosotras.

—Esta es mi amiga Umji —le dije—. Y esta es Yerin.

—Oh, he oído hablar mucho de ti —Umji le dio una gran sonrisa.

El ceño de la castaña se elevó, pero no mordió el anzuelo. En cambio, me miró divertida.

—Linda Verruga —se inclinó hacia delante sin tocarme, movió la verruga de la punta de mi nariz.

Umji dejó escapar una carcajada ruidosa, demostrando que ella debió haber sido la de mi disfraz.

—¡Te dije que era estúpido! —se regodeó.

Con mi dedo índice, moví la pintura alrededor de la nariz para llenar el espacio en blanco. Cuando terminé, los ojos azules me seguían mirando.

—Tu cabello ha crecido mucho —le dije. Y era verdad. Su cabello que antes se limitaba al borde de sus hombros ahora parecía llegarle por debajo de los senos y lo llevaba completamente liso. Ardiente.

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