Años después...

¿Cómo podía ser posible que se le perdiera aquella cadenita? ¿Cómo? Ella no era descuidada, jamás lo había sido y ahora no encontraba la pequeña cadena en forma de caballo por ningún lado, no quería perder aquel recuerdo de los mejores años de su vida, siendo una niña había sido muy feliz... Ahora también lo era, pero desgraciadamente nunca iba a ser igual.

Se maldijo a si misma... ¿Dónde podría haberla dejado? Ya la había buscado en todos lados: la caballeriza, su cuarto, el baño, el gallinero, la cocina, la casa grande.

Se detuvo a pensar un poco quizás la había dejado en la casa de Nana, aunque a decir verdad hacía como una semana que no iba a ver a su novia y la cadenita la había perdido ayer, soltó un suspiro y se sentó con cuidado en una de las sillas de la cocina.

-¿Buscabas esto? -preguntó ella.

Al instante la chica levantó la vista y se puso de pie, casi corrió hacia donde estaba su madre con la mano levantada y mostrándole lo que había estado buscando desde hacía tantas horas.

-¿Dónde estaba? -quiso saber mientras se la quitaba de la mano.
-La dejaste tirada cerca del horno anoche, después de que lo arreglaste.
-No la dejé tirada, seguramente se me cayó...

Se la volvió a poner, y se sintió aliviada los bonitos recuerdos ahora estaban de nuevo con ella.

Kim Taeyeon era una mujer de campo, había nacido allí se había criado allí y pensaba morir allí, ella no se consideraba una persona mala y estaba muy orgullosa de lo que había logrado en todos esos años en los campos Hwang de Goyang, siendo muy joven con apenas 15 años su jefe le había nombrado encargada del lugar cuando había decidido irse a vivir a la cuidad y desde entonces Taeyeon había llevado adelante los asuntos de aquella conocida estancia, pero a pesar de dejarle toda la responsabilidad, Leonard Hwang iba a verlos todos los años en las vacaciones de verano. Se quedaba allí unos dos meses y luego volvía a su agitada vida de negocios,Taeyeon siempre se preguntaba como era que ese hombre no se había vuelto loco viviendo en la cuidad, siendo que él también había nacido y criado en aquel campo. Pero lo sabía, Leo era un gran hombre que se adaptaba a cualquier situación de cambio y Taeyeon lo admirada... lo admiraba y lo quería como a un padre, por eso mismo cada vez que el jefe llegaba todo el mundo estaba como loco arreglando y preparando todo.

-Es como la decimaquinta vez que pierdes ese colgante, Tae -la regañó ella pero no del todo, le besó la frente y se acercó a las hornillas para revisar la comida que estaba preparando, la cena siempre comenzaba a prepararse antes del atardecer.

-No es a propósito -aseguró ella -Al parecer no le gusta estar en mi cuello.

Eunha sonrió y la miró de manera tierna.

-¿Ya está todo listo? Mira que hoy llega el señor Hwang.

-Si, todo está listo.

-Más te vale, Kim Taeyeon...

-Mamá... bien sabes que me gusta que el jefe venga a encontrar todo en orden y en perfecto estado.

-Si, lo sé. Pero solo te pregunto para que estés completamente segura no quiero que nada salga mal, Leonard... -sacudió la cabeza -Digo el señor Hwang se merece lo mejor.

Tae puso los ojos en blanco, si había alguien que se ponía quisquillosa con la llegada del jefe en aquel lugar esa era su madre, todos los trabajadores huían de ella despavoridos se ponía insoportable, histérica y sobre todo intratable, Taeyeon creía saber la razón de sus nervios, aunque ella jamás llegara a admitirlo, la chica sabía que su madre sentía algo especial por ese hombre y cuando volvía al campo, ella parecía perder los estribos, las únicas que podían con ella en días así eran Yuri y ella.

Kwon Yuri era más que una prima para Taeyeon, era como su hermana menor, la pelinegra se había mudado a vivir con ellas cuando su madre había muerto en un accidente de campo, Taeyeon y Eunha eran la única familia que le quedaba.

Yuri entró a la cocina y se detuvo a mirarlas, Taeyeon le sonrió y se puso de pie, pero dejó de sonreír al ver la cara de preocupación y frustración que tenía su prima.

-¿Qué sucedió? -le preguntó al instante.

-White -murmuró la pelinegra simplemente.

Taeyeon resopló. ¿Otra vez aquel caballo? ¿Cuándo iba a ser el día en que el corcel blanco no le diera dolores de cabeza?

-¿Qué hizo ahora? -quiso saber.

-Le ha dado un buen susto al pobre de Jiwoon, casi lo golpea. Luego rompió su bozal, rompió un par de mecheras en las caballerizas, salió hecho una fiera, saltó la cerca y se metió por el bosque.

Tae cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz. Ese caballo no cambiaba más, no había forma de que lo adiestrara, el muy cabeza dura jamás se terminaba de comportar, solo le gustaba ser un caballo salvaje. Pero ¿Quién podría culparlo de ser así? exacto nadie.

La castaña se había encargado de criarlo... y jamás le había puesto verdaderamente los límites, además de que se parecían demasiado, podría decirse que hasta White estaba mimetizado con Taeyeon.

Por ejemplo: cuando ella estaba enferma, White también parecía estarlo. Cuando se sentía enojada, el caballo también. Cuando estaba contenta, también él. Cuando se sentía atrapada, frustrada por el trabajo y quería salir corriendo y dejar todo en manos de alguien más... White hacía destrozos y huía al medio del bosque.

Al parecer hoy el caballo también se había mimetizado con ella... aquello que White había hecho era lo mismo que Taeyeon quería hacer, Huir y no sabía exactamente por qué, la mayoría de las veces cuando su jefe venía al campo ella estaba contenta, pero hoy no era así, hoy se sentía extraña y algo le decía que pronto se sentiría más extraña aun.

Giró para mirar a Eunha y le entregó una hermosa sonrisa, ella casi siempre se quedaba tranquila cuando la mujer le sonreía así.

-¿Te dije que llamó, Nana? -le preguntó,Taeyeon frunció el ceño.

-No, no me lo habías dicho -resopló -¿Qué te dijo?

-Que está enojada contigo porque no le devuelves las llamadas y ya no la vas a ver...

-¿Le dijiste que estoy muy ocupada? -inquirió mientras se acercaba a donde estaba parada

Yuri le hacía una seña de que comenzara a caminar.

-Si, se lo dije... pero dice que como ella es tu novia tendría que ser tu prioridad.

Tae soltó un lento suspiro, aveces Nana era demasiado 'inmadura' y ella sentía que necesitaba un respiro.

-En la noche iré a verla... si vuelve a llamar dile eso.

Su madre asintió y ellas dos salieron de la casa.

-Tú no estás realmente enamorada de Nana -habló Yuri mientras ambas caminaban hacia la caballeriza, Tae iría a buscar a White.

-¿Por qué lo dices? -preguntó extrañada.

-Porque si la amaras realmente... le harías un espacio aunque te estuvieras muriendo, solo estás con ella por costumbre y créeme cuando te digo que eso no es amor es porque no es amor..

-¿Y tú que sabes del amor? -inquirió divertida la castaña.

-Yo estoy enamorada, solo que soy una maldita cobarde y no me animo a decírselo.

-¿Y por qué no te animas, tonta?

-Taeyeon, es la hija de un acensado. ¿Acaso no has visto como terminan ese tipo de romances? Si ella llegara a tener algo con una simple trabajadora como yo, su familia sería capaz de darle la espalda y dejarla en la calle... en este caso en medio del campo.

Taeyeon esbozó una pequeña sonrisa y despeinó un poco el cabello de la morena, Yuri apenas tenía 19 años y ya sufría de aquella manera tan pasional.

-Jessica no es de esas que menosprecian a las chicas. Es más,... tú también le gustas.

Yuri dejó de caminar. Tae la miró realmente divertida.

-¿Cómo sabes que le gusto? -preguntó atónita.

-Me lo dijo un pajarito -se hizo la misteriosa.

Le encantaba poner nerviosa a Yuri, principalmente cuando se trataba de la pequeña Jessica, con apenas 17 años aquella niña rompía más de un corazón por aquellos lados y Yuri no era la excepción.

Yuri casi corrió detrás de Taeyeon y la llenó de preguntas, intentando sacar alguna información que le dijera como sabía que Jessica también sentía algo por ella.

Pero Taeyeon no soltó nada, aunque a decir verdad no sabía mucho, pero no hacía falta saberlo a Jessica se le notaba de lejos el amor por Yuri y viceversa, solo tenían miedo, miedo de las reacciones de los demás, miedo de la desaprobación siendo que amar a alguien no es nada malo.

La castaña soltó un suspiro, a veces ella misma se preguntaba como era amar realmente a alguien.

Nana era su novia desde los 17 y jamás sintió las tontas cosquillas en la panza, la tonta sensación de no querer dejar de verla nunca. ¿Sería eso normal? ella no lo sabía.

Distinto había sido cuando era una niña y había sentido algo por esa pequeña que le habia roto el corazón el día en que se fue y no volvió jamás... todavía le dolía, frunció el ceño. ¿Cómo podía dolerle algo tan... tonto? Era una niña. ¡Las niñas no saben nada de amor!

Llegaron al establo, la mayoría de los trabajadores estaban allí arreglando los líos que había hecho el caballo blanco y discutiendo de las nuevas medidas que tendrían que tomar para controlarlo, pero al instante en que vieron a Taeyeon guardaron silencio, para ser una de las trabajadoras más joven, después de Yuri a Tae le tenían mucho respeto, incluso siendo mujer y no solo por ser la encargada de todo sino que se lo había ganado con el correr de los años.

Habiendo nacido y criado en aquellos campos, nadie conocía ese lugar tanto como ella, tal vez otro que todavía tenía más antigüedad que ella en esos lados era el viejo Jiwoon, pero Jiwoon era más una especie de abuelo para todos que una autoridad.

-Voy a ir a buscar a White -habló a Yuri -Prepárenme a Helios, ¿si?

Al instante se pusieron en marcha,Taeyeon se acercó al anciano de cabellos blancos.

-Que gran susto me dio el potrillo -dijo Jiwoon. Tae apoyó una de sus manos sobre su hombro.

-No estás herido, ¿verdad? -quiso saber.

-No, no, no, no me ha hecho nada, solo hizo una de sus típicas pataletas, al parecer hoy no está de humor.

-Tampoco yo -aseguró la castaña, terminaron de preparar a Helios, era uno de los pocos caballos pura sangre que quedaban en el campo, por ende era uno de los mejores, claro que no superaba ni por asomo a White y Taeyeon se sentía orgullosa de eso.

-¿Quieres que te acompañe? -le preguntó Yuri mientras ella se subía al caballo, Taeyeon se acomodó y luego miró a su prima.
-No, gracias. Necesito que te quedes a supervisar como van con el marcado de té, he escuchado que andan robando las cosechas que no tienen marca, no quiero más perdidas.

-Está bien -murmuró Yuri -Ve con cuidado por favor, deberías llevar tu arma por si acaso dijeron que hay varios pumas por la zona.

-Tranquila Yul -dijo divertida la bajita -Estaré bien.

-Yo no estoy preocupada por ti niña.. -aseguró -Solo me preocupa que te suceda algo y luego sea yo la que tenga que soportar a la tía Eunha

Taeyeon soltó una estrepitosa carcajada y salió rápidamente del establo, a veces Yuri tenía cada ocurrencia y la hacía sentirse un poco mejor, el buen sentido del humor de su prima la sacaba de su apestoso mal humor, helios comenzó a adentrarse en el bosque, Taeyeon estaba siguiendo el camino que los demás trabajadores le habían indicado. Pero en realidad no tenía ni la menor idea de en dónde podía ser que White estaba, comenzó a aminorar la marcha cuando el sonido de una cascada llegó a sus oídos y entonces recordó que por allí estaba el pequeño arroyo... hacía tanto que no iba a ese lugar.

Detuvo a Helios y se bajó con cuidado, sin hacer ruido caminó hasta asomarse y observar la pequeña porción de paraíso que allí había la cascada caía con fuerza, llenando el lugar del ruido más bonito del mundo y entonces lo vio, allí estaba el gran caballo blanco tomando agua, decidió hacerse ver... White casi nunca huía de ella.

-Hey, compañero.. -lo llamó, el caballo se volteó a verla y resopló -¿Qué significa eso? Más respeto con tu cuidadora... -volvió a rechinar y meneó la cabeza, Tae sonrió y se acercó con cuidado -¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué hiciste todos esos líos? ¿Acaso era necesario? -White dio unos pasos hacia atrás -Oye, oye... no te alejes de mí, solo quiero que vayamos para la estancia, tengo tantas cosas que hacer White.

Y de repente Tae vio aquella pequeña casita detrás del caballo. Se quedó quieta y sin poder evitarlo corrió hacia allí ¡Por dios! ¿Cómo pudo haberse olvidado de que aquel lugar existía? se detuvo frente a la puerta, el lugar se veía viejo, abandonado... y su cabeza se llenó de recuerdos de su niñez, realmente todo era más fácil cuando era niña, intentó abrir la puerta pero al parecer estaba trabada, miró a White. El caballo la miraba fijamente, como si quisiera decirle algo, Taeyeon frunció el ceño y bajó la mirada hacia el final de la puerta, se agachó y limpió un poco el polvo.

"Salvaje esto no es correcto yo no debería tallar puertas, pero creo que solo por hoy es necesario, mañana me voy y quiero que cuando te sientas triste y no tengas con quien hablar vengas aquí... a nuestro lugar secreto y pienses en mí... yo siempre pensaré en ti, jamás, jamás, jamás, jamás voy a olvidarme de ti y de tus ojos, eres el príncipe de toda princesa, suerte tengo de tenerte me gustaría escribirte más pero se me está cansando la mano y tú me estás haciendo tontas preguntas y no me dejas terminar tranquila... Te quiero Tae tae, por siempre y para siempre, Hwang."

Así terminaba aquella extraña nota que ella jamás había leído, hasta ahora.