En cuanto Moonbyul llegó al internado su panorama parecía mejorar, oler la naturaleza la revitalizaba y la llenaba de fortaleza y el ver a muchas jóvenes de su edad alrededor del campus le emocionaba, normalmente no salía mucho de casa o interactuaba con gente de su edad a menos que fuese estrictamente necesario pero estando ahí sería imposible mantener esa vida solitaria, iba a tener que convivir con sus compañeras cada hora del día y por primera vez no le parecía tan mala idea.

 

En cuanto llegó las madres la llevaron a su cuarto que por indicaciones y contribuciones de sus padres sería de uso exclusivo a diferencia de la mayoría de las estudiantes las cuales vivían en dormitorios de 2 o más personas. Mientras desempacaba sus cosas Moonbyul se dio cuenta que desde que había llegado al internado tenía un sentimiento de comodidad que había estado ausente en ella desde hacía bastante tiempo. Parecía que sus padres estaban en lo correcto, la distancia siempre da una nueva perspectiva y estar lejos de la gente que la hacía sentir diferente le traía calma por más tristeza que le costará admitirlo. 

 

El siguiente paso era empezar a congeniar con sus nuevas compañeras, sabía que iba a ser un tanto incomodo al principio ya que la mayoría llevaba 2 años conviviendo y ella sería la chica nueva. Después de un par de horas de estar arreglando su cuarto una de las madres la fue a buscar para presentarle a algunas chicas con las que compartiría clase todo el año escolar, en cuanto la madre le presentó a sus compañeras estas la recibieron con los brazos abiertos en especial un par que parecían reír de todo lo que ocurría a su alrededor. Sus nombres eran Wheein y Hwasa ambas se conocían prácticamente desde que eran bebés ya que sus familias eran muy cercanas, como todas las alumnas del internado eran ridículamente adinerabas, en el caso de ellas sus padres eran dueños de las farmacéuticas más grandes del país. A pesar de haber sido un par por tanto tiempo recibieron a Moonbyul como si todas hubiesen crecido juntas. 

 

Las clases formales empezarían en un par de días así que Wheein y Hwasa se encargaron de mostrarle cada rincón del internado, le enseñaron todos los lugares por los que podía huir de las aburridas clases de literatura, los caminos secretos donde podía escapar del internado sin que nadie lo notara; en cuestión de un día Moonbyul proceso todo lo que a ellas les costó 2 años aprender e ingeniar. Para el domingo en la tarde las 3 eran prácticamente mejores amigas, se empujaban, coqueteaban e incluso tocaban en tono de broma, era el tipo de amistad que Byul siempre había soñado. 

 

Estaban a punto de dirigirse a la cafetería pero antes decidieron jugar a las traes, no era algo muy normal para jóvenes de 18 años jugar cosas de niños pero Wheein y Hwasa no eran típicas adolescentes. Mientras Moonbyul corría por el enorme patio Wheein tacleaba a Hwasa, todas se encontraban en el suelo muertas de risa, de repente algo llamó la atención de Moonbyul y esta se levantó, desde hacía un par de horas sentía algo diferente en el aire y mientras corría tenía la sensación de que alguien la observaba, cuando miró hacia el balcón de edificio principal sus ojos se encontraron con los de otra mujer, la distancia entre ellas era de varios metros pero cuando Moonbyul la miró paso algo extraño, por lo regular ella podía controlar cada cambio físico que le ocurría pero al mirar a esa mujer sus ojos se tornaron azules sin que ella lo pudiese evitar. Rápidamente cerró sus ojos y agito su cabeza, saco el celular de su bolsa y se miró en el, sus ojos eran cafés como siempre no estaba segura si estaba alucinando y no había pasado nada, quizá el salir por varios días seguidos estaba afectando su percepción  después de todo había permanecido la mayor parte de su vida encerrada. Decidió ignorar lo que creyó haber sentido y se dirigió a la cafetería con sus nuevas amigas.

 

Después de comer Moonbyul se disculpó con las chicas y se dirigió a su dormitorio, a pesar de tratar de ignorarlo no podía olvidar lo que había sentido, ella era consciente de cada cambio en su cuerpo había pasado años entrenándose en situaciones extremas para no ser descubierta, estaba segura de que el color de sus ojos había cambiado por lo menos unas milésimas de segundos, lo que conseguía  entender era el porque. Era prácticamente una ley que las emociones intensas les hacía perder el control y transformarse pero ver a una completa extraña nunca le había provocado nada.

Decidió dejar de atormentarse por ese día, leyó un poco y cuando el aburrimiento la venció se quedó dormida.

 

El lunes finalmente había llegado, era el inicio de su primer día de tercero de preparatoria. El internado no tenía un uniforme como tal, el único requisito era usar una blusa de vestir de manga corta y corbata, Moonbyul decidió combinarlo con un pantalón de vestir a 3/4 y sus zapatos favoritos, se vio al espejo un par de minutos y cuando creyó verse perfecta tomó su mochila y se dirigió a su primera clase. Como prometieron Wheein y Hwasa la clase de literatura fue un infierno, su cuerpo necesitaba pocas horas de sueño y siempre se sentía vital pero por poco se quedaba dormida, las clases de salud y de física fueron un tanto más emocionantes pero el descanso y la hora de comer habían sido lo único que había valido la pena en el día. La última clase era la de química y todo apuntaba a que todo seguirá igual de plano pero para sorpresa de Moonbyul las cosas se volvieron más interesantes, no precisamente agradables pero emocionantes.

 

Las tres amigas llegaron al salón y se sentaron en la parte posterior como lo había hecho durante todo el día, por el momento no había señal de la maestra pero a los pocos minutos la puerta se abrió, en cuanto eso pasó Moonbyul sintió algo diferente, nuevamente pudo sentir el color de sus ojos cambiar y sus colmillos salieron tan sorpresivamente que lastimaron su lengua. Era nuevamente la mujer que había visto en el balcón, Moonbyul se levantó rápidamente y salió corriendo del salón pero no sin antes poner en las mentes de Wheein y Hwasa que ella sufría derrames nasales de vez en cuando; antes de irse no pudo evitar oler el dulce aroma que desprendía la maestra, podía sentir sus uñas creciendo y sus cuernos saliendo, sabía que no podía permanecer ni un segundo más ahí y trato de correr aún más rápido. Cuando llegó al baño y se miró al espejo todo había vuelto a la "normalidad" solo quedaban pequeñas marcas en su lengua, extrañamente los cambios que le estaban ocurriendo no le perturbaban como de costumbre, en esos momentos solo le interesaba saber quién era esa mujer y porque su simple presencia causaba esos cambios, había algo que le atraía intensamente hacia su maestra de química y Moonbyul planeaba averiguar el porque.

 

 

-----------------------------------------------------------------------------------------

 

Nuevo capítulo, espero que les siga pareciendo interésate sé que los capítulos son cortos pero como ya he dicho antes soy mujer de pocas palabras :P

 

Comenten que tal les parece y si les está gustando, no sean muy rudas nada más porque soy un ser sensible y delicado jajajajaja.