Pov Tiffany

Había pasado un año, seis meses y tres días desde el día de la boda.

551 días sin verla, 551 sin ver esos hermosos ojos onice que tanto me gustaban, que tanto me habían enamorado. Aún recordaba como su hubiera sido ayer como sus manos me acariciaban y sus labios me besaban. Aún la sentía a mi lado.

551 desde el peor día de mi vida.

Me hubiera gustado decir que llegué a tiempo al aeropuerto, que pude tomar su mano un segundo antes de que ella abordara ese avión. Me hubiera gustado decir que volteó a verme y escuchó mis suplicas, que me beso y me dijo que me amaba. Hubiera dado todo en mi vida si tan sólo hubiera sabido cual era el destino de su vuelo, hubiera dado cada respiro por saber dónde estaba ella.

Taeyeon se había marchado de la ciudad y yo llevaba 551 días buscándola, intentando encontrar algo de información con respecto a ella; lo único que había obtenido a cambio había sido una sólida amistad con Sunny y Jonathan, quien ahora estaban esperando a su primer hijo, cinco meses más y el pequeño o pequeña estaría aquí con nosotros.

Por mi culpa Sunny había perdido a su mejor amiga, y aunque ella jamás se atrevía a decirlo, siempre supe que ella la extrañaba más que a nada y más que a todo. Por mi culpa ella había perdido a su mejor amiga y tampoco tenía idea de donde se encontraba. Juntas habíamos intentado encontrarla, viajamos a Miami cinco meses atrás esperando encontrarla en casa de su tía.

Siete meses atrás fuimos a New York y nos quedamos 15 horas por tres días seguidos en la Zona Cero donde estaba el nombre de sus padres esperando que apareciera por ahí. Jamás lo hizo. Nadie en el mundo parecía poder darme razón de ella o de sus hermanos.

Sus cuentas en diferentes redes sociales también habían desaparecido, todas habían sido eliminadas.

Día a día yo seguía buscándola, algunos de esos 551 días me daba por vencida y juraba que iba a seguir esperando por saber alfo de ella, una hora después estaba sentada frente a la computadora buscando alguna pequeña pista.

Las cosas con mi vida profesional no habían ido del todo mal, me hice de una galería en el centro de la ciudad. Mis pinturas se vendían muy a menudo, ya que muchas personas sólo me buscaban por ser la antigua modelo, la hija lesbiana de los Hwang, la mujer que dejo al hijo de los Bell, y un sin fin más de cosas que se les ocurría escribir a los reporteros en los diarios locales. Había pensado en regresar al modelaje, pero siempre que lo intentaba mi corazón se partía con los recuerdos de ella.

No podía haber en el mundo una persona que tomará fotografías mías, yo era sólo de ella.

Después de que Taeyeon se fue, el estudio quedó en manos de Jessica. Algunas de las modelos se quedaron con ella sabiendo que Taeyeon podría volver en cualquier momento, otras se fueron a alguna otra compañía. Ni siquiera Jessica tenía idea de donde estaba, ni siquiera ella que tenía que rendir cuentas del estudia a su aún dueña. Se comunicaban nada más por correo electrónico y, aunque habíamos contratado a algunos hackers para que descifraran el IP de los correos, no pudieron hacerlo.

Jessica y Yuri han estado juntas desde que se conocieron en la fiesta, les va de maravilla y aunque no me lo han confirmado, sé que tienen planes de casarse pronto. Yuri dejó su empleo en la recepción de mi antiguo edificio y se dedicó a ser la nueva maquillista del estudio, con Jessica ocupada en la coordinación alguien tenía que ocupar su lugar.

Nicole sufrió un tiempo las darse cuenta de lo que perdió con Yuri, pero poco tiempo después comenzó a salir con Hyo y ahora viajan juntas por el mundo. No la he visto en un mes, pero se reporta casi todos los días diciendo que ha recorrido Londres sin ver a Taeyeon; yo tenía a todos mis conocidos ayudándome a encontrarla.

Yoona y Seo se casaron algunos meses atrás, esperaba encontrarme a Taeyeon en la celebración, pero jamás apareció.

Y Hee, bueno él...

"¿Estás bien?"

Volteé a ver al chico frente a mí. Él acarició mi mano con su pulgar esperando preocupado por mi respuesta.

Asentí con la cabeza sin ánimos mientras tomaba la taza de café de la mesa y la acercaba a mis labios. Habían pasado 551 días y yo cada día me sentía peor, cada día tenía menos ganas de vivir.

"Hey." Saludó Hee llegando hasta la mesa.

Era invierno aún y se sentía en las manos, el terrible frío de San Diego hacía que dolieran los huesos de todo el cuerpo.

Hee le dio un beso a Alexander en los labios, ellos habían estado saliendo desde hace más de un año. Habían hablado, habían arreglado lo sucedido y por más que ambos lucharon por seguir su camino separados, el amor los había hecho volver.

Yo era feliz por Alexander, después de todo él era mi mejor amigo.

Después de que la madre de Alex falleció, dos meses después del día de la boda, vendimos todo lo que ambos teníamos, nuestros automóviles, nuestras pertenencias más preciadas, vendimos el departamento y él se fue a vivir a uno nuevo junto con Josué. Su trabajo era absorbente, pero siempre encontrábamos el tiempo de salir a beber unos cafés juntos, tal como hoy.

Yo compre un nuevo departamento muy cerca de donde Taeyeon y Hee habían vivido juntos. A veces me sentaba frente a la puerta de su antiguo departamento con la esperanza de escuchar su voz en el interior y derrumbar la puerta para poder verla, poder explicar todo lo que hace 551 días no pude hacer.

Mis padres se habían sentido defraudados conmigo, pero no por la razón que yo siempre imagine, sino porque no tuve el valor de hacerle frente a mi preferencia; ellos estaban decepcionados de que no hubiera seguido a la persona que amaba por cobarde. Ellos tenían razón, jamás debí dejarla ir, jamás debí de haberla dejado detrás de mis miedos.

Ahora lo entendía, todo fue mi culpa.

"¿Dónde está tu mente hoy, Tiffany?" Preguntó Sunny

De verdad estaba muy distraída, de verdad que ese día era un día terrible para mí. Volteé a ver a Yuri y Sica que también me estaban observando.

Todos sabían lo que estaba pensando, pero nadie iba a ser capaz de hablar de ello, no hoy, no en mi cumpleaños.

Este era el segundo cumpleaños que intentaba no celebrar, pero mis amigos habían insistido en al menos acompañarme en una tarde de café; si me hubiera negado a ello tal vez ahora si hubieran terminado por internarse en algún hospital para personas con enfermedades depresivas.

No