13 de Septiembre.

Las rosas blancas ya estaban perfectamente colocadas en sitios estratégicos, dando el toque elegante y característico de todos los eventos de esa naturaleza. Las sillas, las cubiertas, los meseros y la comida ya deberían de estar lista. El lugar debería lucir hermoso como todos lo habían planeado las últimas dos semanas. Las invitaciones habían sido repartidas unos cuantos días antes y aún así todas habían sido confirmadas. Nadie quería perderse la unión nupcial entre una modelo y el hijo, aspirante a médico, de los empresarios Bell.

13 de Septiembre era el día.

Sólo una persona quería hacerlo, pensaba en cómo evitar asistir a la boda mientras seguía acostada sobre las frías y vacías sábanas que alguna vez fueron su lugar favorito. Ahora ese lugar sólo era un spot donde podía llorar sin que nadie la escuchara, era el lugar donde podía recordar lo que había sucedido sólo dos meses atrás, y lo que había perdido.

Podía fingir un desmayo en medio de la ceremonia y así al menos prolongarla un poco más, también podía huir en un taxi, como lo había visto cientos de veces en diferentes película; podía admitir que estaba enamorada de una mujer y que era rotundamente imposible que aquel matrimonio llegará a funcionar. Esa era la opción más descabellada, pero la única real, la única por la que sería capaza de hacerlo, de abandonar todo.

¿Por qué era tan cobarde?

¿Por qué no podía llegar frente a su madre y gritarle a los cuatro vientos que amaba a una mujer?

Faltaban 5 horas más para que la gente comience a llegar.

6 horas, para ser oficialmente la idiota más grande del mundo.

Analizo una y otra vez los distintos panoramas que podrían generarse si ella decía la verdad.

El timbre de su departamento seguía sonando con desesperación, ya llevaba 5 minutos así; sabía que la persona que fuera sólo iría a hacer su trabajo, posiblemente la maquillista que sus padres habían contratado, la modista de su madre que iba a ir a ayudarla con el vestido, o la mujer de los zapatos.

El timbre se detuvo por fin.

¿Sus padres estarían decepcionados de ella? Amaba a sus padres demasiado, y verlos decepcionarse no era una opción para ella. No quería jamás defraudarlos.

Tampoco podía simplemente decirle la verdad a Alex, no ahora después de tanto tiempo, no ahora que el pobre chico estaba sufriendo por la enfermedad de su madre.

La puerta de su habitación se abrió dejando ver a Yuri.

Seguro había ido por la llave de emergencia que tienen que guardar en la recepción del edificio, cuando nadie le abrió la puerta.

Tiffany le sonrió con poca fuerza mientras la chica alta se acercaba hasta su cama y se dejaba caer al lado de la modelo.

"Aún puedo decirles que no irás." Susurró mientras se acomodaba sobre el hombro de su mejor amiga.

Y por más que Tiffany de verdad deseara salir huyendo de ahí, no podía dejar a Alexander, no cuando su madre desahuciada sólo había pedido estar presente el día en que su hijo contrajera matrimonio.

"No puedo ser egoísta..."

"No lo serias." Yuri interrumpió bastante irritada "Sólo serías una persona más en este mundo que lucha por su felicidad. Casarte con Alex no va a hacer que su madre viva más tiempo."

Tiffany volteó a ver a su amiga, había una razón mayor ahora por la que no quería retractarse.

"Ella me odia, Yuri."

Yuri negó con la cabeza "Eso nunca lo sabrás si no la buscas."

"No me quiere volver a ver, jamás." Tiffany recordaba cada palabra que la fotógrafa le había dicho.

Cada una de esas palabras se había quedado para siempre en su memoria. En su corazón y en su alma.

"Taeyeon está herida." El sólo escuchar el nombre que había querido evitar en dos semanas saliendo de la boca de su mejor amiga, hizo que la piel se le estremeciera "La gente herida no suele pensar cuando habla, sólo quiere ser fuerte... aunque eso los lleve a decir cosas que no desean."

Tiffany dejo escapar un suspiro, sabía que su amiga tenía razón, pero algo en su interior le decía que era demasiado tarde para recuperar a su chica.

"Si de verdad quieres hacer esto... yo voy a apoyarte y firmar ese papel como tu testigo." Yuri le dio un beso en la mejilla a su mejor amiga "Y si quieres huir, yo voy a ser quien conduzca el automóvil hasta la casa de Taeyeon, y lo haré con mucho gusto."

Yuri se puso de pie y cruzó la habitación hasta salir por la puerta.

Ese era el momento en el que Taeyeon tenía que decidir lo que quería con su vida, esperar a ser feliz con alguien a quien no ama, o luchar por recuperar al amor de s vida.

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Esa mañana no había sido tan difícil como pensó que sería.

Se levantó temprano, como nunca, y tomo la ducha más larga dejando que el agua tibia golpeara su piel desnuda.

No había llorado en todo el día, era una buena señal; aunque creía que eso sólo se debía a que su cuerpo ya no podía producir más lágrimas.

Todo estaba listo, sabía que no había marcha atrás después de ese día. Había tomado la mejor decisión de todas, todo estaba listo y sabía que tal vez era la solución más cobarde para aliviar su dolor; pero era la única opción que valía la pena.

La gente en el estudio no iba a necesitarla, todos eran excelentes y podían seguir con su carrera sin ella, aun así había dejado las instrucciones claras para que Jessica se encargará de seguir adelante con ello. La nueva administradora.

Sus amigos terminarían de entender la razón y también podían seguir sin ella. Sunny tenía un hermoso matrimonio con Jonathan, a quien conoció una noche de camisetas mojadas en la universidad, o casual de una noche y el chico había logrado robarle el corazón.

Hee también iba a poder, aunque el jamás lo decía, Taeyeon sabía que su ruptura con Alexander le dolía; pero así era Hee, jamás iba a revelar sus sentimientos por un chico, o jamás iba a dejar que eso le afectará.

Taeyeon no podía evitar sentir un poco de envidia en como su mejor amigo podía seguir adelante, como podía seguir buscando chicos todos los días para una noche; ella lo había intentado. Lo intento después de que dejo a Tiffany en su oficina. Llegó a un bar y bebió hasta que Hayeon la encontró a las 11 de la noche y tuvo que llevarla a emergencia para desintoxicación.

Continuó con sus salidas nocturnas a diferentes bares de la ciudad con la esperanza de poder encontrar una chica que la hiciera olvidar a la modelo. No lo logró.

Regresaba a casa todos los días con las manos y la cartera vacía.

Jin y Hayeon habían tenido que ir a buscarla a casi todos los bares de la ciudad. Ambos hermanos asustados de que Taeyeon hiciera alguna estupidez mientras estaban bajo los efectos del alcohol.

Taeyeon volteó a ver su entorno.

Había hecho la cama por primera vez en tantos años, había acomodado las sábanas negras que tanto le gustaban y había organizado otra vez los libros por orden alfabético. 

Tres días atrás había sufrido un ataque de histeria y lanzó todo lo que encontró en la pequeña casita del árbol. Rompió su taza favorita y el libro que Tiffany había olvidado, también rompió la ventana.

Jin se había encargado de conseguir una nueva, mientras Hayeon hacía que Taeyeon se tranquilizará. Esa fue la última vez que bebió, ver el dolor y la tristeza en los ojos de sus hermanos la había destruido. Jamás en su vida iba a permitir que eso volviera a suceder.

Por eso ahora estaba lista, por eso ahora no había marcha atrás.

Taeyeon sabía lo que tenía que hacer.

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"Ese no es el vestido."

La voz detrás de ella hizo que Tiffany s