Espiando

Las leyendas de EXO [español]

 

No tengo tiempo de poner hoy la banda sonora, así que subo el capi y ya más adelante la pondré. Tampoco escribiré una nota al final del capítulo porque me tengo que ir ya, pero ya. Feliz lectura! Y un chu <3

 

 

Después de lanzarse en el portal, Tao decidió abrir los ojos. Sentía como si estuviera cayendo a mucha velocidad, y al lograr ver esa sensación se intensificó. Miró a sus lados para ver a sus hermanos, y aunque se intentó mantener cerca de todos una fuerza lo empujó, haciendo que se separara de ellos.

Cuando los bordes de las imágenes que tenía frente a él se hicieron claros y los colores nítidos, Tao miró a su alrededor.

Se encontraba en una gran sala con muros, suelos y techos de piedra, y si seguía caminando se encontraba dos grandes escaleras que bajaban hasta el piso de abajo, con una gran alfombra roja recorriendo toda la estructura. De los techos de aquel lugar colgaban dos grandes retales con un escudo.

El sitio parecía viejo. A donde quiera que miraras veías las paredes desgastadas, y las piedras del suelo agrietadas de soportar el peso de las personas que vivieron allí.

Lentamente e intentando no hacer ningún ruido, Tao giró sobre sí mismo para poder admirar mejor la majestuosidad de aquella sala. Las columnas que salían del suelo y soportaban el peso del techo eran de un tamaño descomunal, tanto que Tao al lado de ellas se sentía muy pequeño, insignificante.

-¿Qué clase de lugar es éste?-le preguntó a sí mismo Tao.

De repente oyó unos pasos acercarse a él, así que bajó la escalera rápidamente y se escondió detrás una de las gigantescas cortinas. Se mantuvo muy quieto para que no lo oyeran, llegando a aguantar la respiración cuando sintió que aquellas personas (en el caso de que fueran personas) pasaban al lado de él.

-¿Qué tal va la búsqueda?

-Más o menos. Sólo podemos localizarlos cuando utilizan sus poderes. Y sabemos que son pocos los que han descubierto su elemento, así que eso dificulta nuestra tarea de encontrar a los doce…

-¿Y la chica esa?

-No supone un gran peligro, al fin de al cabo es humana. Había pensado…

Las voces se alejaron y la sala volvió a quedar en completo silencio. ¿De qué chica estarían hablando?, se preguntó Tao.

Tras comprobar que no había nadie en aquel sitio, Tao salió de su escondite y empezó a caminar pensando en su próximo movimiento. ¿Qué podía hacer? ¡Estaba claro que se había metido en la guarida de los tipos que habían intentado atraparles!

Después de caminar durante un buen rato, Tao oyó unos gritos provenientes de un sitio a unos cuantos metros de él. Y estaba seguro de que la voz era la de Suho.

No sabía exactamente qué hacer. A él no le gustaba pelear. Sabía, pero no le gustaba. ¿Cómo llegaría hasta allí? Y una vez que llegara, ¿qué pasaba si tenía que rescatar a Suho?

Por suerte para él, no se cruzó con nadie en el camino, y pronto llegó al sitio donde estaba su hyung. Junto con Suho estaba D.O. Los dos estaban amarrados con unas cadenas, y Suho gritaba intentando liberarse.

-¡Dejadme salir de aquí!

Pero por más que luchaba y forcejeaba para poder liberarse, era inútil. D.O ya había perdido la esperanza, y esperaba a su fatal destino con la cabeza gacha. Fatal destino que estaba en manos de Tao.

Sigilosamente y procurando no ser visto, Tao se acercó a ellos y estudió el mecanismo de los grilletes de las cadenas y la manera en la que podía liberarlos. Llevaban poco tiempo en la Tierra, y el poco tiempo que habían vivido en este planeta no había sido suficiente para aprender sobre los humanos y sus culturas. Así que no entendía qué era lo que cerraba aquellos grilletes.

De repente se oyó un sonido en la puerta más cercana, y Tao desapareció entre las sombras. En la sala había entrado un hombre rechoncho, al que le costaba moverse con fluidez, y que iba girando sobre su dedo un trozo de metal pequeño.

-¡Libéranos!-gritó Suho.

-Sí, claro, porque lo digas tú. ¿Necesitas esto?-dijo señalando al trozo de metal alargado.- Pues cógelo, yo no te lo impido.

Suho intentó mover su mano, pero las cadenas estaban tan cerca de la pared que apenas podía despegar los brazos. Frustrado, bajó la cabeza y se mordió el labio. Mientras tanto, el hombre se rió y dejó el trozo de metal en el suelo.

-Voy un momento a hablar con mi superiora. Mira lo bueno que soy, te voy a dejar la llave aquí.

El hombre abandonó la sala con una risa espeluznante que rebotaba en las frías paredes de aquel lugar, produciendo un eco capaz de helar la sangre a cualquiera. Mm… Así que eso se llama llave…, pensó Tao.

Cuando el hombre estaba lo suficientemente lejos, Tao salió de su escondite y cogió la llave. Apenas había hecho ruido, así que Suho y D.O todavía no se habían enterado de que estaba allí, porque miraban al suelo con la mirada perdida.

-Hyung, ¿cómo…?-dijo Tao señalando la llave. Su limitado conocimiento del idioma que hablaban sus otros hermanos hacía que la comunicación entre ellos se hiciera difícil.

Al oír a su hermano chino, Suho y D.O levantaron sus cabezas creyendo haber tenido una alucinación. Pero no, Tao estaba justo enfrente de ellos, y poseía la llave que podía liberarlos de aquellos grilletes.

-¡Allí…!-dijo Suho señalando el hueco del cerrojo.

Tao, siguiendo las indicaciones de su hermano metió la llave y la giró. El grillete hizo un sonido metálico, y acto seguido se abrió, liberando a Suho. Después hizo lo mismo con D.O.

Los dos chicos coreanos se lanzaron a abrazar a su hermano. Si no hubiera sido por él, quién sabría lo que les habría pasado.

-Hyung, aquel hombre volverá de un momento a otro.-dijo D.O.

Tao no entendió todas las palabras que había dicho, pero entendió qué quería decir. Les hizo una señal para que le siguieran, y a base de señas y un par de palabras que conocía en coreano, les explicó como ocultarse en las sombras. Justo a tiempo antes de que volviera el hombre que los tenía cautivo.

Cuando el hombre entró en la habitación y no vio a Suho y a D.O, se asustó mucho. ¿Cómo habían logrado coger la llave? ¡Estaban encadenados!

Desesperado y sin saber qué hacer, salió corriendo de la sala a avisar a alguien de la huída de los dos prisioneros. Por su parte, Tao, Suho y D.O fueron avanzando poco a poco, saltando de vez en cuando por encima de alguna pared. Pronto llegaron a una sala que estaba llena de libros hasta arriba.

La habitación tenía un tamaño descomunal. Pegadas a las paredes se levantaban unas estanterías enormes, tanto que al lado ellos parecían pequeñas hormigas. En cada estantería había una escalera para poder llegar a los libros que estaban en la parte alta. Eran tan largas que probablemente si dabas un traspié, no sobrevivirías a la caída.

-Guao…-dijeron los tres chicos mientras sus ojos saltaban de estantería en estantería.

-Hyung, ¿dónde estamos?-dijo Tao.

-Un castillo. Y esto es una biblioteca, un lugar para los libros. Una biblioteca muy grande…-dijo Suho con un lenguaje sencillo para que Tao lo entendiera.

-¡Hyung, mira allí!-dijo D.O señalando una parte de una de las estanterías.

Suho dirigió su mirada hacia donde D.O apuntaba, y vio una pequeña plaquita con una inscripción que ponía “EXO”.

-¿Estamos demasiado alto como para saltar?

Tao se acercó a la ventana y miró hacia el exterior. La distancia entre la biblioteca y el suelo sería más o menos de dos metros.

-Creo que no.

-Bien, pues cojamos todos los libros que hay en la sección EXO y llevémonoslos de aquí. Leerlos aquí es peligroso.

Así los tres chicos se cargaron con todos los libros que pudieron y los lanzaron lentamente por la ventana para no romperlos, teniendo especial cuidado con los que parecían más viejos. Tras un par de minutos, los chicos saltaron por la ventana, Suho y D.O siendo ayudados por Tao para no romperse nada al llegar al suelo.

Así que sujetando los libros como podían caminaron hasta lograr alejarse lo suficiente del castillo para que no los descubrieran. Después de atravesar un bosque llegaron a una llanura donde había un río casi seco, por el cual pasaba tan poca agua que estaba prácticamente estancada. A los lados del río había unas plantas casi del mismo tamaño que ellos, pero muy finas y secas.

Cerca de allí Suho logró divisar un montón con muebles y electrodomésticos viejos, los cuales alguien los habría tirado allí al no tener vertedero cerca. Decidió acercarse en caso de que pudiera haber algo que le fuera útil, y efectivamente encontró algo que le vendría bien. Una silla y una mesa de escritorio de madera algo viejas, pero que servirían para inspeccionar tranquilamente el contenido de los libros. Eso siempre y cuando no apareciera ningún enemigo.

-Hyung, ¿qué significa localizar? ¿Y poderes?-preguntó Tao.

-Mm… Localizar es buscar a una persona, y ver dónde está. Y poderes… Bueno, eso yo no te lo puedo explicar porque ni D.O ni yo hemos descubierto los nuestros, pero por ejemplo, Chanyeol puede crear fuego. Es algo que para los que viven en este mundo no es normal, así que lo llaman “sobrenatural”. Poderes.

Tao tardó un poco en analizar lo que le había dicho Suho, pero como había hablado despacio y ayudándose de las manos para explicar, creía haberlo entendido todo.

-¡Ah! ¡Como Chen!

-¿Chen?-preguntó D.O.

-Chen puede hacer… Eh… ¿Cómo se llama?-dijo Tao moviendo la mano rápidamente como si fuera un relámpago y haciendo el sonido de un trueno.

-¿Rayos?

-¡Sí, Chen puede hacer rayos!

De repente, todo tuvo sentido. Siempre que había aparecido Muerte, Chan había utilizado su poder no hacía mucho. Y por alguna extraña razón, los seis chicos sentían que siempre tenían a alguien que los vigilaba, alguien que los seguía.

-Hyung, voy a volver.

-¿A dónde?-dijo Suho extrañado.

-Al castillo. Necesito hacer una cosa.

-¿Tú solo? ¡Ni hablar! ¡Esas personas pueden hacerte daño!-dijo D.O asustado por su hermano.

-¿De verdad? Yo os saqué de aquella sala…

Suho y D.O se miraron entre sí. Era verdad que Tao se las podía arreglar solo, pero aún así…

-Volveré pronto. ¡Adiós!-dijo Tao volviendo a la espesura del bosque, a ocultarse entre las sombras.

Tenía que descubrir cómo lograban averiguar sus posiciones a través de sus poderes, porque entonces no podrían escapar del enemigo nunca.

Pronto Tao llegó al castillo otra vez, y volvió a entrar por la ventana de la biblioteca. Por suerte, no parecía que alguien hubiera visto que ellos habían estado en aquel sitio y llevado todos los libros de un estante. Cayó suavemente sobre el suelo de piedra de aquella majestuosa sala, sin apenas hacer ruido, procurando ir por donde no se le pudiera ver.

-¡Han desaparecido!

En el pasillo se oía mucho ajetreo: personas corriendo de un lado a otro, gritos… Al notar que alguien se acercaba, Tao subió a lo alto de una estantería a la cual no le llegaba luz, por lo que no podrían verlo. Pronto aparecieron varias personas vestidas con túnicas que llegaban hasta el suelo, y con unos peinados que hacían que aquellas personas no parecieran que pertenecían a la misma época.

Cuando EXO-M llegó a la Tierra, no sabían exactamente dónde aterrizaron, pero descubrieron que la gente hablaba el mismo idioma que ellos. Más adelante se enteraron de que habían llegado a un país llamado China. Y la gente allí era como la había descrito Baekhyun: coches, edificios… Aunque un poco más moderno. Como no conocían a nadie, EXO-M tuvo que vagar por las ciudades como si de vagabundos se trataran.

Sin embargo, esta gente parecía de una época más antigua. El castillo también era muy diferente a los rascacielos que había visto Tao en China. Aunque claro, no podía estar en China ya que la gente en ese lugar hablaba coreano.

Tao volvió a dirigir la mirada a las personas que miraban confusas la ventana abierta. Estaban lejos, y hablaban muy rápido como para poder entender todo lo que decían, pero hubo algo que sí entendió. Una mujer alta y vieja, al ver la ventana abierta y los libros desaparecidos les dijo a sus dos siervos.

-¡Encended el rastreador de poderes!

No sabía lo que era rastreador, pero al oír la palabra poderes Tao supuso que iban a utilizar lo que él estaba buscando. Sigilosamente se deslizó entre las sombras, siguiendo a los siervos de la mujer a una distancia prudente para que no le descubrieran. Pensaba que lo tenía todo bajo control, pero pronto se dio cuenta de que se equivocaba.

Los dos hombres se dieron la vuelta bruscamente, haciendo que Tao no pudiera reaccionar a tiempo y descubriéndose a sí mismo. Al verlo, los siervos se le tiraron encima y lo inmovilizaron, dejándolo inconsciente.

Cuando Tao volvió a abrir los ojos, estaba en una sala totalmente oscura como la sala donde había estado la primera vez que los lograron capturar a todos: sin ventanas, pequeña y fría. Tao sentía que la falta de comida le estaba empezando a afectar, porque cada vez tenía menos fuerzas. Intentó ponerse de pie y buscar una salida, pero la sala estaba totalmente cerrada.

Sin embargo, eso no detendría a Tao. Sabía artes marciales, no dejaría que lo vencieran tan fácilmente.

Intentando olvidar el frío y la humedad de la sala que calaba en los huesos, Tao se sentó en la posición del loto y cerró los ojos, vaciando su mente y procurando dejar a su cuerpo casi hibernando para no gastar mucha energía. Pronto la necesitaría.

No sabía cuánto había esperado. Segundos, minutos, horas, días… Para él el tiempo se había detenido, y aguardaba a que alguien abriera la puerta. Y cómo si alguien le hubiera oído, la luz inundó la pequeña sala cuando alguien abrió la puerta para asegurarse de que Tao siguiera allí, y vivo. Qué gran error.

Moviéndose tan rápido que incluso a la otra persona no le dio tiempo a reaccionar, Tao se coló por el hueco que había entre la puerta y el hombre y se desvaneció, dejando a la persona que había abierto la puerta confusa.

Debía encontrar pronto lo que conseguía localizar a sus hermanos. Pero aunque corrió y corrió y buscó y buscó, lo único que había en aquel lugar eran salas con prisioneros. Aún así, su decepción y sentimiento de frustración no le impidió liberarlos.

Empezaba a pensar que estaba en el lugar equivocado. ¿Y si lo que estaba buscando se encontraba en otro castillo? ¿Y si le habían trasladado a él a otra parte? ¡No se acordaba de nada del momento que estaba inconsciente!

-¿¡CÓMO QUE LOS HABÉIS PERDIDO!?

La voz procedía de una sala que estaba a cierta distancia de Tao, pero su dueña hablaba tan alto que hacía retumbar las paredes de todo el castillo. Y él sabía a quién pertenecía: Muerte.

Lentamente y sin hacer ruido, Tao avanzó por los oscuros pasillos de piedra, los cuales eran iluminados por unas pequeñas antorchas clavadas en la pared, pero que no tenían suficiente fuerza para iluminar bien el lugar. La ropa negra de Tao se camuflaba entre la sombras, y aunque pasaron a su lado un par de siervos corriendo, no lo vieron.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para oír bien la conversación, Tao afinó el oído. No podía acercarse mucho más porque existía el riesgo de que Muerte lo viera.

-¡¡DOS PERSONAS!! ¡¿TAN DIFÍCIL ERA VIGILAR A DOS PERSONAS?!

-Lo lamentamos, pero parece que recibieron ayuda de otro de sus hermanos los ayudó…

-¡¡NO ME IMPORTA!! ¡¡ESAS SABANDIJAS ESTÁN DÉBILES, NO SABEN CONTROLAR SUS PODERES Y NO SABEN QUE PODEMOS SEGUIRLOS, ADEMÁS DE QUE VOSOTROS SOIS MAGOS!! ¿¿¡¡Y ME ESTÁS DICIENDO QUE NO PUEDES LIDIAR CON EL MÁS PEQUEÑO DE LOS CHINOS!!??

La voz de Muerte hacía daño a los oídos, parecía amplificada con algún tipo de altavoz. Tao echó un vistazo teniendo cuidado de que la luz no le diera directamente en la cara, y vio más o menos la sala.

Muerte estaba en medio, con la capucha colgando y dando voces a un corro de “magos” (tal y como había dicho ella), los cuales tenían la mirada fija en el suelo y estaban prácticamente temblando. Detrás de ellos había muchas máquinas con botones, luces, palancas, rueditas… Después de un rato, Muerte cogió aire y cerró los ojos, intentando calmarse.

-Vale, debemos mirar hacia delante…-dijo frotándose los lados de la cabeza.

Tao nunca había visto a Muerte con detenimiento. Siempre que aparecía los atacaba, así que cuando uno intenta escapar para salvar su vida no se intenta quedar con la cara de su futuro asesino. Muerte tenía un pelo muy largo, y era alta, muy alta. Su piel tenía un tono blanco enfermizo que contrarrestaba mucho con el negro azabache de su pelo. Y había algo más. Cuando estaba gritando, sus ojos eran rojo sangre. Ahora que estaba más calmada habían adoptado un tono azul claro.

-Meted el hechizo de localización en la máquina esa. Por lo menos encontrad a los que tienen sus poderes. No dejéis escapar a esas ratas asquerosas…-dijo abandonando la sala desvaneciéndose en el aire.

Tao miró fijamente la máquina a la que se había referido Muerte. En lo alto tenía un cartel que tenía escrito en coreano “Rastreador de Poderes”.

Bueno, por lo menos ya sé qué estaba buscando, pensó Tao.

Después de que se fuera Muerte, las personas que estaban en la sala fueron abandonándola. Por suerte para Tao, ninguna utilizó el pequeño pasillo donde se estaba ocultando.

Vale, ahora tengo que pensar en algo para sacar a todos de esta sala y poder cargarme la máquina.

Tao decidió esperar un poco y seguir espiando. Necesitaban conocer bien al enemigo para poder saber a lo que se enfrentaban. Durante un buen rato se dedicó a seguir a los magos por todo el castillo. Intentaba grabar las conversaciones en su mente para más adelante decírselas a sus compañeros coreanos, ya que aunque él no las entendía, podían ser importantes.

-Debemos enfocarnos en seguir al chico del teletransporte. Para escapar se está teletransportando cada dos por tres, así que es más fácil seguirle la pista.

Tao no entendió ni una sola palabra de aquella frase. ¿Teletransportarse? ¿Qué era eso?

-¿Cómo se llamaba?

-Kai, creo. Y su hermano… Eh… Xiumin le acompaña.-dijo el hombre mirando un papel.

Vale, eso ya estaba más claro. ¡Kai y Xiumin estaban en peligro! ¡Tao tenía que destruir aquella máquina lo antes posible!

-¿Y cómo vamos con las almas humanas?

-Bien, estamos haciendo progresos. Las dos sujetos parecen estables, y la conversión ha sido todo un éxito.

-Perfecto.-dijo escribiendo algo en un papel.

-¿Hemos encontrado ya a los dos fugitivos?

-Resultan ser tres. Y no, todavía no hay rastro de ellos.

Tao se alejó del hombre y la mujer y se dirigió al campo de entrenamiento. Se había pasando más o menos un día entero explorando el castillo, descubriendo así que había una parte en el exterior destinada al entrenamiento de los poderes de los magos. Asomó la cabeza por la ventana y le echó un vistazo rápido a la gran explanada. En ella los magos más jóvenes agitaban sus varitas al tiempo que recitaban unas palabras, y dependiendo de la frase (la cual estaba en un idioma que Tao no logró reconocer) hacían que el suelo se levantara o dormían a una persona.

Debía hacer algo rápido. Kai, Xiumin, Kris, Chanyeol, Baekhyun y Chen estaban siendo perseguidos. Lo sabía porque había visto cómo funcionaba la máquina. Así que decidió trazar un plan.

Sin que nadie se enterara, Tao se coló en los vestuarios y robó una de las túnicas y un sombrero grande para taparse la cara. Necesitaba infiltrarse sin ser descubierto. Había visto que había una hora en particular de la noche que se quedaba una sola persona a cargo de la máquina, ya que el resto estaban demasiado ocupados. Así que necesitaba ser la persona que se quedara.

Tao caminó en la luz por los pasillos del castillo, para comprobar que su disfraz funcionaba, y así fue. Cuando se cruzaba con el resto de los magos, estos movían la cabeza ligeramente hacia abajo, saludando, sin ni siquiera percatarse de que a la persona que saludaban ni siquiera era un mago. Pronto llegó la hora de que Tao fuera a la sala de máquinas.

-Maldita sea, necesito que alguien me cambie el turno…-dijo una joven maga.

Tao sonrió tan suavemente que fue casi imperceptible. La oportunidad le había caído del cielo. Se acercó a la maga y le dijo con el acento más coreano posible:

-Yo puedo ir.

Sabía que se estaba arriesgando al hablar, ya que podía levantar sospechas. La joven maga miró a Tao a los ojos, y por un momento el joven chino pensaba que su plan había fracasado y que lo habían descubierto. Pero la maga sonrió y exclamó:

-¡Gracias! ¡Te debo una!-dijo alejándose del lugar corriendo.

Y tanto… Pensó Tao.

Después de asegurarse de que no había nadie alrededor, Tao entró en la sala de máquinas mirando a sus alrededores, cerciorándose de que no hubiera nadie que le pudiera impedir llevar a cabo su tarea. Cuando estuvo seguro de que no había nadie, desenroscó una barra de hierro que había al lado de una de las máquinas y empezó a darle golpes al “Rastreador de Poderes”. En menos de cinco minutos la máquina estaba reducida a trozos de metal inservible, cables y cristales rotos.

Tal y como pensaba, en cuanto le dio el primer golpe a la máquina se activó una alarma, razón por la cual Tao se había asegurado de que todo el mundo estuviera lejos. Más rápido que un rayo, Tao escapó por el pasillo y salió del castillo, dirigiéndose hacia cualquier otro sitio donde no hubiera enemigos. Sus hermanos estarían a salvo, y había debilitado seriamente al enemigo. Sin embargo, ahora Tao tenía un problema. Un problema bastante grande.

Unos magos lo habían visto, y los estaban siguiendo.

Tao corrió y corrió. Era de noche, así que apenas veía hacia donde se dirigía. No había luces, y la única fuente de iluminación que disponía era la luz de la Luna y de las estrellas, lo cual no es mucho. Detrás de él, Tao oía cómo los magos lanzaban hechizos intentando darle, pero Tao se deslizaba entre los árboles dando giros inesperados para que les fuera más difícil cogerle.

Al poco tiempo, Tao dejó a los magos atrás, así que decidió pararse un rato a descansar. Al pararse puso sus manos en las rodillas para no irse hacia delante, intentando recuperar el aliento. Cuando levantó la cabeza, vio que enfrente de él había una casa, no muy grande pero tampoco pequeña. Tenía pinta de ser nueva, porque a diferencia del castillo, tenía un diseño bastante rectangular, además de poseer bastantes cristaleras.

Tao se acercó y tocó en la puerta, pero nadie respondió. Al apoyarse en la puerta, ésta cedió ya que no estaba cerrada, y Tao entró sin ninguna dificultad.

-Esto es extraño…-se dijo a sí mismo Tao en chino.

Tao gritó varias veces “¿Hola?”, para ver si había alguien en la casa, pero estaba completamente desierta. Cansado, Tao buscó un lugar donde poder sentarse y descansar un ratito. Subió por las escaleras de la casa y llegó hasta el ático: una habitación con el suelo blanco, paredes negras grisáceas y techos de ventanas. Todas las ventanas eran translúcidas, por lo que no se veía el cielo, excepto la del centro, donde estaba una de las lunas.

Después de un par de minutos, Tao oyó la puerta principal de la casa abriéndose.

-¿Habrán llegado los dueños de la casa?-se dijo a sí mismo Tao.

Sin embargo, había algo que le decía que la visita que había recibido no le iba a gustar. Oyó cómo lentamente las pisadas aumentaban en volumen, y pronto llegaron hasta el ático.

Cuatro hombres vestidos en chándal con capucha y máscaras, todo de un color negro, miraban a Tao con ojos que asustarían a cualquiera.

Tao se levantó alarmado. A él nunca le había gustado luchar. No le gustaba la violencia. Por eso intentaba pasar desapercibido en las sombras. Pero ahora Tao no tenía ningún lugar donde esconderse, y esos dos hombres no parecía que vinieran a tomar una taza de té exactamente.

Odiaba pelear. Pero si querían que peleara, pelearía.

Preparándose, Tao se apretó el vendaje que llevaba en la mano izquierda, con los cinco sentidos a punto para lo que viniera.

Cuando Tao avanzaba hacia delante para combatirlos, notó una presencia detrás de él, así que se giró dando una patada voladora para sorprender a quien estuviera en su espalda. No logró darle al hombre, pero le cogió por sorpresa, haciendo que bajara al suelo repentinamente para esquivar la patada de Tao. Genial, no eran cuatro, sino cinco.

El hombre intentó darle una patada y un puñetazo en el abdomen, pero Tao las paró con facilidad. Con rapidez atrapó la mano del hombre, inmovilizándolo y lanzándole una patada directa al pecho que lo lanzó hacia detrás, confuso por lo que acaba de pasar y utilizando las manos para recuperar el equilibrio.

Rápidamente para que Tao no pudiera reaccionar, el hombre probó a lanzar una patada baja, pero Tao lanzó otra patada con la misma pierna para cortar la trayectoria del golpe. Quedándose sin recursos, intentó darle un puñetazo lateral, pero Tao despejó el golpe con la dando una patada exterior.

Esta vez fue Tao quien intentó darle un puñetazo lateral, pero el hombre agarró su brazo antes de que pudiera darle e intentó lanzar a Tao hacia el suelo, pero el joven chino hizo una estrella en el aire, pasando sus pies por encima de él para cambiar de posición y colocarse detrás del hombre, que no entendía nada de lo que estaba pasando. Cuando estaba justo en su espalda, se agachó y barrió el suelo con la pierna, haciendo caer a su enemigo, el cual se intentó levantar. Pero Tao no le dejó, así que lo mandó a dormir dándole un golpe en el pecho.

-No me lo puedo creer… Dices ser un maestro en las artes marciales y no puedes ni vencer a un chiquillo…-le dijo uno de sus compañeros al hombre que estaba en el suelo.

Tao miró a los otros hombres que se le acercaban. Esta vez vinieron tres juntos, dispuestos a abalanzarse sobre él. El primero intentó darle una patada voladora, que Tao esquivó fácilmente rodando por el suelo. El segundo intentó barrer el suelo para lanzarlo hacia detrás, pero Tao saltó rápidamente, orgulloso de que sus reflejos fueran lo suficientemente rápidos como para no tener que pensar mucho. El tercer hombre cogió una bandera grande que estaba en el suelo, y utilizó el asta para intentar golpear a Tao, pero éste se inclinó hacia detrás para esquivarlo, levantando el pie izquierdo para equilibrarse.

Después de esquivarlos a los tres se dio la vuelta para analizar los próximos movimientos de sus rivales. El segundo hombre que lo había atacado se acercó a él, y los dos se pusieron en posición de guardia. Tao decidió que quería terminar con todo eso rápido, ya que cuanto menos tiempo estuviera peleando, mejor. Así que con determinación le asestó una patada en la pierna de su adversario. Su rival intentó darle patadas, pero Tao las esquivó fácilmente. El joven le dio una patada giratoria que logró esquivar, pero justo detrás venía otra que le dio de lleno. Lanzándolo hacia detrás, desconcertado. Dos menos, faltan dos.

El hombre de la bandera le dio vueltas al asta, intentando darle a Tao, pero éste se retiró hacia detrás para esquivarlo. Los enemigos empezaban a desesperarse, porque habían subestimado las habilidades de Tao. El hombre intentó barrer el suelo con la bandera, pero Tao saltó a tiempo para esquivarlo, pero el asta pasó tan cerca de su pie que notó como le rozaba. El hombre volvió a intentarlo, pero Tao volvió a esquivarlo de la misma forma.

Tao ya se estaba empezando a cansar. Decidió lanzarle una patada en el pecho al hombre a ver si le dejaba en paz, y tal y como planeaba el hombre cayó inconsciente al suelo. Tres menos, quedan dos.

Los otros dos, al ver como sus compañeros caían irremediablemente, decidieron abalanzarse sobre Tao los dos al mismo tiempo, pero Tao los cogió desprevenidos al saltar con las piernas abiertas, dándoles una patada en el pecho a los dos a la vez, lo que los lanzó para detrás.

Cuando Tao pensó que Todo había acabado, vio cómo uno de los hombres se levantó con dificultad, claramente con intenciones de volver a la carga.

Esta gente no se cansa…, pensó Tao.

En cuanto estuvo de pie, Tao hizo girar su pierna en el aire, propinándole una patada que volvió a dejarle en el suelo.

-¡Maldito niño! ¡NO PUEDE GANARNOS!-dijo el que parecía ser el líder, levantándose.

Pero Tao no se andaba con juegos. Si los dejaba sin líder, con algo de suerte lo dejarían en paz. Así que en cuanto el líder se levantó, jadeando e intentando mantener el equilibrio, Tao saltó lo más alto que pudo y subió la pierna, para justo después bajarla a toda velocidad impactando contra la cabeza del líder.

Tao miró a su alrededor. Los cinco hombres yacían inconscientes en el suelo. Por eso no le gustaba pelear.

Se disponía a abandonar la habitación cuando sintió algo detrás de él. Pero no algo malo, como cuando aparecieron los hombres de negro, sino algo que lo tranquilizaba y le hacía sentir seguro. Y no entendía por qué, si no sabía lo que era.

Con curiosidad Tao se giró y miró a su alrededor, esperando encontrar la fuente de aquella sensación de seguridad. Pero en el ático sólo estaban los hombres que habían aparecido y un par de trastos viejos arrinconados en el fondo.

A Tao se le ocurrió dirigir la mirada hacia arriba, y entendió por fin lo que pasaba.

La Luna, uno de los dos satélites de la Tierra (por lo menos de su Tierra) se había tornado con un color rojizo, y uno de sus lados estaba empezando a desaparecer.

Estaba ocurriendo un eclipse de luna.

Tao miró fijamente el astro que estaba desapareciendo. Si dejaba los ojos mirar vagamente, notaba que había una especie de túnel. Y si cerraba los ojos, podía sentir una ligera brisa acariciándole la cara y moviéndole un poco el pelo, como si al otro lado hubiera una salida.

Cuando volvió a abrir los ojos se encontró que había empezado a caminar involuntariamente a través de ese túnel.

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Thank you!
Yoake3
Que sepáis q no me he olvidado! He estado súper ocupada y con el ordenador roto... T.T El capitulo está en camino!!!

Comments

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miraik #1
me eh enamorado de este finc porfa siguielo.... es muy entretenido y explicable que lindo es¡¡¡¡
elpotodesungmin #2
Chapter 18: Ehmm... Holi ¿? Pasaba por aquí a decirte que tu historia es exTREMADAMENTE BUENA, IMPRESIONANTE, ME HA CAUTIVADO A MI Y A MIS MARES DE EMOCIONES EN CADA CASO Y CIRCUNSTANCIA.
Así que venía a pedirte de la manera más linda posible que por favor ACTUALÍCES PORQUE SI NO LO HACES YOAKE, VAS A SER LA CULPABLE DE MI MUERTE. ¿quieres que muera? Si muero no sabré como acaba esto, pero si no lo sé ahora también moriré.
POR FAVOR, FAVORCITO, ACTUALIZA, ANDA QUE LE HARÁS UN BIEN AL MUNDO.
Mil besos... <3
JungSooSoo
#3
Hey..!me preguntaba si subirás otro capítulo.
No te estoy presionando, pero si acaso ese es el fin me gustaria que lo dijeras.

Te envio muchos besos y abrazos.FIGHTING......!♡♡♡♡☆☆☆☆
JungSooSoo
#4
Chapter 18: Estos últimos días me la he pasado leyendo este fic.Este fic me ha sorprendido gratamente y me ha hecho sentir triztesa,emocion,desesperación,enojo, alegría y hasta me ha hecho rubirizar las escenas románticas(o por lo menos las son para mi).Gracias por esta historia y espero que pronto puedas actualizar.

Te envío un beso y un abrazo y ¡fighting!♥
ZBabyz
#5
Chapter 18: *llora como Tao* HAS ACTUALIZADO AL FIN. OH DEÓH MIO VOY A MORIR, te extrañé mujer. Cada día (y que se sepa que no estoy mintiendo), revisaba mis suscripciones en cuanto veía las letras fosfo naranjas y reaccionaba con un: «¡¿pero donde Chanyeols está mi Yoake?!» porque tu historia me encanta, y me ha gustado más ahora porque metiste a Renata y Ambrosio (sobrenombres especialmente creados como muestra de amor) en la historia. Yo no hubiera gritado, no, no. YO HUBIERA SECUESTRADO A REN DE INMEDIATO. Y A LUHAN, DE UNA VEZ TAMBIÉN. Eh, mentira, que yo no soy sasaeng (¿o sí? *risa de Izma*) Bueno, bueno. A lo que vamos, niños: este capítulo me ha encantado, con todo y las respuestas tan cariñosas (nótese el sarcasmo) que se daban los miembros. Vale, yo creo que soy como ellos, porque me río como hiena por cualquier cosilla. O tal vez me dedique a ser Chen de hoy en adelante. Bueno, ya después continúo con el comentario, y te digo todo lo que me ha gustado.
LA PREGUNTA DE LUHAN POR DIOS. Y YO PENSANDO QUE ESTABA DEPRIMIDO POR LA REGAÑIZA QUE LE DIO SARANG (o por las canciones deprimentes de Mr.Zhang Papa «Lay» Yixing)
ZBabyz
#6
Chapter 17: *Saca su micrófono para todo momento, las bocinas y las cortinas del teatro(?)*
¡LECTORES Y LECTORAS, AUTORES QUERIDOS, OS PRESENTO MI GRAN OBRA MAESTRA! QUE SHAKESPEARE SE PONGA DE RODILLAS ANTE EL MAGNANIMO COMENTARIO DEL CAPITULO 17. *saca su guión y se ahoga con una pelusa* ejernh (tos) Primero que nada, comenzaré con el título. ESHE TITULOW. yo casi lloro, y es que me pongo más sentimentalosa que Magdalena (I lurv chu Magdalena.) cuando me sacan estas cosas, porque ya sabes que los sentimientos y esas cosas. Ay, pero ¿qué no puedo hablar como una persona decente? Bueno, sigamos con el comentario. La primera partecilla, cuando Sarang se queda a un lado como que "¿y a estos que pirifluisti les picó?" me recuerda tanto a mí en todos lados... y no, no. Yo no soy Sarang. Yo soy los tres alienígenas raritos que andaban con ella. Ahora, llegamos al templo, si, ese templo, no Siwon, no el del papa ¡EL DE PIEDRA, SEÑORES! Y yo ahí con mi risota de Maléfica/Malo de telenovela a todo lo que da. Porque mientras a Sarang le daba un patatús cuando vió a los tres extranjeros (la mala parodia de los tri musketirs) flotando con pelos parados, ojitos de foco y pegados como garrapatas a las columnas con personas en vestidito y copos de nieve y unicornios (Y por algo no hago descripciones.) yo estaba a carcajadas imaginándomelos con el pelo flotando, así:
"Tanto que tarde en hacerme el delineado, como para que esas lucesitas no combinen con él. Gosh" Dijo Baekhyun mientras hacia una pose de diva.
"¿Me habeís visto? Tío, ¿me habeís visto? ¡HE FLOTADOOOOOOOOOOO!" Dijo Chen mientras comía naranjas.
"Eh... vale, ¿qué ha pasado? ¡Si yo no recuerdo nada! ¡¿QUIENES SOIS TODOS VOSOTROS?!" Finalizó Lay mientras apuntaba a sus dos hermanos y a Sarang con expresión del Grito de Munch.
"Los hubiera dejado mientras pude, dime Vida, ¿Por qué así?" Susurro Sarang, llevándose una mano a la cara.
El símbolo del guifi. EL SIMBOLO DEL GUIFI POR DIOS. Luhan. Y despues continuo.
ZBabyz
#7
Chapter 17: Y aqui reaparece tu fan número uno, con un teclado muy extraño y que de batalla para manejar. AL FIN ACTUALIZASTE Y YO AQUÍ CASI LLORABA PORQUE NO APARECIAS. Ya después dejo un comment larguísimo acerca de este cap, ¿vale?
FAN NUMBA WUAN OUT.
Cheosan #8
Chapter 16: Hola unni pasaba x aqui cm x centésima vez pra ver si actualizaste plis actualiza este fic me encanta y cada dia q entro en internet miro a ver si haz actualizado xfa unni no nos dejes q la historia hasta aqui
CarolineMinSoo #9
Chapter 16: Actualiza porfasss!!!
julissachacon #10
Esta excelente la historia me encanta sigue subiendo porfavor esta muy interesante