A mitad de la noche y con gran destreza Hye Jin, sin tener mayor conciencia se desató y quitó su brassier deslizándolo bajo la camiseta con la cual Wheein la había vestido. Por su parte Wheein había tenido que ponerse unos pantalones para dormir que tenía guardados hace mucho tiempo y que tenían el elástico de la cadera bastante desgastado, debido a esto sus pantalones comenzaron a ceder hasta prescindir de su cuerpo y desparramarse entre medio de las sabanas dejándola vestida sin más que su camiseta y su ropa interior.

La mañana de ese día sábado las acolchonadas y peludas patitas de Ggomo presionaban la mejilla de Wheein. El inteligente felino sabía exactamente qué era lo que debía hacer para despertar a su dueña sin siquiera emitir un maullido; solía sentarse a un costado de la almohada de Wheein y presionar sus labios, nariz y mejilla hasta obligarle a abrir los ojos.

Su dedicada ama siempre despertaba sin demoras ante las exigencias de su amada mascota, este día tampoco sería la excepción, después de rezongar un par de veces en señal de protesta Wheein despertó. Automatizada por la rutina se levantó de la cama somnolienta y fue a servir comida en el plato del pequeño, al acabar de verter las croquetas en su plato se aproximó a su nevera para retirar un cartón de leche para acompañar en otro plato a la comida del gato, desde la misma caja puso la abertura entre sus labios para beber de ella, mientras con su otra mano se sobaba el vientre agradeciendo que el alcohol que bebió la noche de ayer no le había venido mal.

Como un relámpago vino a su mente la imagen de Hye Jin, el recuerdo de lo sucedido anoche le hizo voltear a observar su cama y la desvergonzada menor estaba estirada a sus anchas enreda entre las sabanas, Wheein casi no podía creerlo y aun sentía sus hombros adoloridos por sostenerla hasta llegar a su casa.

La creatividad no era el único elemento peculiar de la personalidad de Wheein, uno de los rasgos que acompañaba a su juguetona osadía, era su negro sentido del humor, ácido, lleno de sátira e ironía. Sus traviesas bromas con sus amigos casi siempre se arriesgaban a traspasar los límites del mal gusto y justamente eso era lo que en más de una oportunidad le había traído problemas en su infancia, teniendo que aguantar tediosos sermones y castigos tanto de sus profesores como de sus padres.

Al mirar una vez más a Hye Jin, las ganas de vengarse por tener que lidiar con ella y sus erráticos movimientos de chica borracha además del que le hiciera llamarla “unnie”, empezaron irrefrenablemente a surgir, lamentaba que en ese momento no podía ocurrírsele un plan en concreto para su venganza, sin embargo ya se le ocurriría algo, pensaba mientras sonreía maliciosamente sin dejar de obsérvale.

Cansada de mirar a la morena y frustrada sin poder acercársele o hacer algo más, notó que su mascota había acabado de comer, Wheein comenzó a jugar con él atrayéndolo con uno de sus juguetes, en el intertanto el reloj biológico de Hye Jin la hacía despertar temprano nuevamente acompañado de un horrible dolor de cabeza y una desagradable sensación de asco en la boca. De pronto el tintineo de los cascabeles que colgaban del juguete de Ggomo sonaban como platillos en su cabeza y al sentarse sobre la cama la primera imagen de su día fue a ver a Wheein sonriendo, el ver esto le dio una sensación extraña de paz y felicidad por un par de segundos creyendo de alguna forma que seguía inmersa en sus sueños.

Wheein: ¡Oh! Así que ya despertaste. ¿Tienes hambre?

Con una sonrisa embobada y a pesar de su migraña la menor movió la cabeza de un lado a otro respondiendo negativamente a la pregunta de la dueña de casa mientras entrelazaba los dedos de sus manos estirando sus brazos por arriba de su cabeza, para dejarlos caer y respirar profundo. De todas formas Wheein se puso de pie y fue a preparar el desayuno para ambas, tomó una sartén unos cuantos huevos y los quebró sobre el teflón a la perfección. Después de un par de segundos la despistada morena cayó en cuenta de que no era un sueño sin poder reconocer el lugar donde estaba, de un salto se levantó de la cama y dirigió sus pasos hasta la pequeña cocina de la casa.

Hye Jin: ¿Dónde estoy? ‒Expresó angustiada. ‒

Wheein: En mi casa… ¿Dónde más crees que te llevaría?

Hye Jin: ¿Y por qué estas en ropa interior? ‒Preguntó intentando quitar la vista de Wheein.‒

Revisando su propio cuerpo se dio cuenta que la parte de arriba de su conjunto no estaba.

Hye Jin: ¿Dónde está mi ropa interior? ‒Preguntó preocupada. ‒

Mientras revolvía los huevos en la sartén comenzó a crear en su cabeza el plan de venganza más divertido que se le hubiera podido ocurrir en mucho tiempo.

Hye Jin: Puede que suene descortés, pero… ¿Qué pasó anoche?

Wheein: ¿Qué no pasó anoche? ‒Dijo con una risa picara sin dejar de mirar la sartén. ‒

La morena un poco alarmada por no tener mayores recuerdos de la noche anterior se acerco hasta Wheein para llamar su atención y giró la perilla de la cocina apagando el fuego.

Hye Jin: Dices que anoche tu… y yo.

La mayor por fin dejo de prestar atención a la comida para mirar a su preocupada compañera.

Wheein: ¿En serio no lo recuerdas? Realmente es una lástima porque estuvo bastante bien… ‒Respondió mientras recorría con su mirada el cuerpo de la morena. ‒

Hye Jin: Lo último que recuerdo es cuando estábamos en el bar y hablábamos algo sobre Cupido y desde ahí todo se vuelve algo borroso.

Wheein: Si que no tienes tolerancia al alcohol… es un poco decepcionante la verdad… ‒Tomando a la menor por la cintura se acerco sutilmente para hablarle al oído. ‒…pero todo lo demás me gustó bastante.

La vergüenza y pudor que sentía en ese minuto Hye Jin le impedían el poder sentirse cómoda con ese momento, el recordar nada de los hechos de la pasada noche realmente le avergonzaban mucho, auto reprochándose el perder las inhibiciones de esa forma.

Hye Jin: ¿Cómo fue que pasó? ‒Pensó en voz alta intentando recordar. ‒

Wheein: Creo que no recuerdas nada, ven aquí quizás pueda recrear algo… ‒Insinuó tomando de la mano a la menor y arrastrándole hasta su cama. ‒

La impresión en la cara de la menor solo hacía que de alguna forma Wheein disfrutara más del montaje que estaba creando, sin ninguna piedad por el nerviosismo de su compañera, le empujo ligeramente para dejarla sentada en su cama.

Hye Jin: ¡Espera! ¡Espera! ‒Dijo al ver a Wheein acercarse. ‒

Wheein: Tranquila, no voy a comerte. Es solo para contarte que hicimos anoche a ver si tu memoria se aclara un poco. Yo, te cargué contigo hasta aquí porque tu no eras capaz de indicarme donde estaba tu casa, hacia frio y no podía dejarte ahí sola, así que te traje hasta aquí…

El arrepentimiento de la morena ascendía conforme escuchaba la narración de Wheein, haciéndola sentir cada vez más pequeña y con la necesidad de ocultarse para siempre muy lejos de ahí.

Wheein: …Inocentemente, yo iba a ponerte mi ropa de dormir para que no pasaras frio, así que obviamente primero debí desvestirte y tú me pediste que te besara, y bueno yo también estaba un poco bebida así que no opuse mucha resistencia.

Para colmo Hye Jin en ese momento fue capaz de recordar el momento en el que era desvestida por Wheein y aquel en que le pidió un beso, pero nada más allá de eso, por lo que no podía negar la versión de Wheein creyendo en cada una de sus falsas palabras.

Hye Jin: Esta bien, creo que no necesito saber más detalles.

Wheein: Pero venían las mejores partes de la historia. ‒Presumió con suspicacia. ‒

Con el silencio de Hye Jin la seriedad se volcó en su expresión.

Hye Jin: Lo lamento…

Al ver la afligida expresión de la chica Wheein cesó de jugar.

Wheein: No hay problema, ¿Quién no ha dado problemas estando pasado de copas?

Hye Jin: Yo no soy así.

Wheein: Ya olvídalo… Quédate aquí mientras voy a preparar el desayuno y vemos que hay en la televisión.

La estudiante de artes se apresuró a volver a la cocina para terminar de preparar el desayuno, preparó una bandeja con tostadas, huevos revueltos, junto a dos tasas de té. Para cuando se encaminó hacia su habitación con la bandeja a la habitación Hye Jin ya estaba vestida, cerca de la puerta de salida y lista para dejar su casa.

Wheein: ¿Qué haces? …Tú topa apesta a alcohol déjame echarla a la lavadora mientras desayunamos, no tienes que irte ahora…

Hye Jin: No, está bien, ya has hecho mucho por mi ¿Cómo es que llegué a apestar Soju?

Wheein: Cuando te quité una botella de la boca se vertió un poco en tu ropa.

Hye Jin: …Genial. ‒Respondió sarcástica. ‒

Wheein: Lo digo en serio, déjame lavar tu ropa.

Hye Jin: No te preocupes por eso, a nadie le importa si mi ropa huele a alcohol en mi casa de todos modos. ¿Me abres la puerta?

Wheein: Si, ahora la abro. ‒Dijo apoyando la bandeja sobre un mueble. ‒

Tomando su llave desde un gancho abrió la puerta de la casa para despedir a la chica, viéndola salir, le observó voltear por última vez antes de irse.

Hye Jin: Discúlpame si fui una molestia para ti, y gracias por todo.

Sin esperar por escuchar su respuesta la menor salió prácticamente corriendo por las escaleras que daban al segundo piso del edificio donde vivía Wheein.

Con una mala sensación en su interior Wheein volvió a entrar a su casa, Ggomo aparecía por la cocina cargando uno de sus juguetes en el hocico, dejándose tomar por su ama abandonó el piso.

Wheein: ¿Crees que se me pasó la mano bebe? ¿Quizás fui demasiado lejos?

El gato sin mostrar mayor atención miraba a un lado a otro esperando bajar de las manos de Wheein.

La semana siguiente la artista visual comenzaba su semana como siempre, con mucha energía y el vigor que la caracterizaba, dando lo mejor de sí misma en cada bloque bromeando con sus compañeros sobre lo absurdas que parecían ser algunas tareas, mientras que otras necesitaban tanta dedicación que podías pensar que perderías la cabeza en ello, sin sospechar que habría algo más que le haría perder la cabeza esta semana.

Los problemas empezaron el día martes, cuando en la cafetería de la Universidad vio pasar a Hye Jin junto a una de sus compañeras pero en cuanto ella le vio cambio de dirección como si hubiese visto a un espectro, en un principio no quiso darle demasiada importancia sin embargo ese día en la tarde en un café a un lado de la facultad también segura de que ella se había dado cuenta de su presencia se levanto de su puesto, tomó sus cosas y salió despedida del lugar.

Realmente parecía como si le estuviera evitando, y se esforzaba por bajarle el perfil al asunto y nuevamente no prestarle demasiada importancia, pero no era como si realmente pudiera evitar que le irritara, por otro lado sabía que era un poco descarado de parte de ella molestarse sabiendo la broma que le había jugado, pero aun así no entendía la incomprensible reacción de la morena. Para el día siguiente la situación continuó, la volvió a encontrar en la mañana llegando a la universidad, pero sin siquiera disimular ella puso sus audífonos en sus oídos y pasó de largo, fingiendo no haberle visto cuando era evidente que había notado que ella estaba a un lado de la entrada.