Omisión

Tentación

Con el frio del anochecer Wheein volvía regreso a su departamento, después de una fatigadora jornada llena de clases en la mañana y ardua de trabajo por la tarde, luego de haber tenido que barrer, limpiar mesas, ventanas, y atender con una cálida sonrisa a pesar de su agotamiento a los clientes de la panadería de los Lee en la que cumpliría un mes de trabajo.

 

Saludando a Ggomo que extrañaba más que nunca a su ama, le recogió del suelo para abrazarlo contra su cuello. Los ronroneos del felino le hacían feliz, animando su aletargado ánimo. Se dejó caer en la cama con suavidad sin soltar a su mejor amigo, su celular seguía vibrando con los mensajes de Hye Jin quien no podía dejar de sentirse mal por no ir a verle.

 

Al desbloquear la pantalla del teléfono vio las fotos que su novia le había enviado de su grupo de trabajo, estarían toda la noche trabajando en un proyecto, en las imágenes la mesa de su amplio y estético comedor estaba repleta de vasos de café junto a chicos rendidos de sueño. Con su equipo de compañeros llevaban un trio de días trabajando en lo mismo, lo que tenía a la morena realmente ocupada y a Wheein le enternecía todo lo que la menor hacía para hacerse sentir siempre presente. La joven artista visual estaba ansiosa por no poder verla y tan solo a tener que limitarse a llamarle para decirle lo mucho que le extrañaba.

 

Con Ggomo sobre el regazo la joven dio un gran bostezo y se frotó los ojos, intentando promover su energía para ir a los estantes de la concina a buscar algo que comer. Para cuando logró hacerlo y abrió las puertas del mueble se encontró con que solo quedaba una lata de pescado y un sobre de ramen. Durante un minuto sintió pena de si misma, sacudió la cabeza y preparó lo poco que tenía, ya con su cena preparada arrastró los pies hasta su habitación. Mientras comía sentada sobre su cama sin mayor expresión en el rostro, su teléfono sonó nuevamente, en esta oportunidad era el tono de llamada, su madre le estaba buscando.

 

Wheein: ¿Si mamá? −Dijo al contestar. –

Sra. Jung: Jovencita, ¿Olvidaste que tienes madre? ¿Por qué no me has llamado? ¿Eh?

Wheein: Te llamé hace dos días mamá.

Sra. Jung: ¿De verdad?

Wheein: Siii…

Sra. Jung: ¡Bueno! ¡No importa! Deberías haber llamado otra vez ayer. −Exclamó con severidad. −

Wheein: Lo siento… He estado estudiando duro.

Sra. Jung: ¿Es solo eso?

Wheein: Siii…

Sra. Jung: ¿Ya cenaste?

Wheein: Lo estoy haciendo ahora mismo. −Contestó masticando. ­−

Sra. Jung: ¿Estás comiendo Arroz?

Wheein: … Siii… −Mintió. −

Sra. Jung: Más te vale no estar comiendo solo Ramen… eh.

 

Los ojos de Wheein se abrieron un poco y miró a ambos lados como si hubiese sido descubierta.

 

Wheein: Siii…

Sra. Jung: Come arroz cada día. Con huevo… te enviaré Kimchi el fin de semana. ¿Nos dirás si tienes problemas verdad?

Wheein: Siii…

Sra. Jung: “Si”, “Si”, ¿Es lo único que sabes decir? ¿Estás burlándote de mí?

Wheein: …Te amo mamá.

Sra. Jung: También te amo, mocosa ingrata.

Wheein: Duerme bien, voy a colgar.

Sra. Jung: Está bien, descansa.

 

De pronto con pesadumbre dejó de masticar y su cuchara se sumergió en la sopa al soltarse de su mano, el pecho de Wheein se comprimía con una angustia melancólica y las ganas de llorar subían por su garganta haciendo un nudo. Tragándose todas esas sensaciones sorbió bruscamente con la nariz evitando el llanto y pensó un par de maldiciones al cuestionarse por que debía serle todo tan complicado.

 

Estudiaba mucho y rendía lo mejor que podía en sus evaluaciones, intentaba quedarse horas extras en el trabajo y a ratos sentía que su cuerpo no respondía ante tantas exigencias. A pesar de todos sus esmeros el dinero le alcanzaba estrechamente para pagar por el lugar en el que estaba viviendo, la cuota del mes para la universidad, sus materiales y su comida, la última semana del mes comía bastante poco y si no fuera por las colaciones que Hye Jin le llevaba cada tanto pasaría algunos días en ayuno.

 

Extrañaba mucho la protección y el cuidado de sus padres, parecían cada día pesar más las desgastantes actividades de su cotidiano, y tenía que esconderlas de sus padres para evitarles preocupaciones, era una omisión que se veía forzada a hacer.

 

Hye Jin se había convertido en un pilar inesperado en su vida, no importa cuán cansada estuviera o cuán difícil hubiera sido su jornada, cinco minutos de verla alegraban su día lo hacían menos difícil y más ligero. Sonreía al pensar lo mucho que se apegaba a su estilo, cualquier otra persona probablemente le hubiera reprochado por la falta de dedicación o tiempo que podía darle, pero no Hye Jin. La morena esperaba con paciencia y éxtasis a cada pequeña cita, y la aprovechaba a concho, en lugar de distraerle le ayudaba a concentrarse, dentro de la semana le cuidaba las horas de sueño, sus hábitos con la comida y en el fin de semana (cuando los trabajos prácticos mandatados por la universidad se los permitían) terminaba de cuidar de la salud de su novia obligándola a tomar unas extra dulces botellas de vitaminas que hacía aparecer en sus citas.

 

Por fin viernes, los resultados de la evaluación del trabajo de Hye Jin salía esa tarde en el último bloque de clases. Hye Jin había resuelto visitar como sorpresa a Wheein en su trabajo en el receso del intermedio en esa clase para ver si se le desaparecían un poco los miedos y las ansiedades.

 

Atravesó la mampara de vidrio de la entrada de la panadería, pero no vio a Wheein o a alguien más, se acercó al mostrador y vio la espalda de alguien ordenando los pastelillos de más abajo en la vitrina, sonrió al distinguir en el borde del brazo de aquella persona una parte del tatuaje que Wheein llevaba en el blanca y delicada piel.

 

Hye Jin: Hola, disculpa… ¿Puedes darme el pastel de crema y frutillas de la segunda bandeja?

Wheein: ¡De inmediato! −Dijo con energía sin levantar la cabeza para ver a su cliente. –

 

La chica tomó el pastelillo que estaba cubierto con una espesa crema blanca y coronada por una frutilla cortada en tres partes, su biscocho tenía un suave aroma a vainilla y era separado por una línea de crema de frutilla de un color rosa claro, con mucho cuidado lo retiró de la bandeja que lo resguardaba en el mostrador. Lo llevó hasta un mesón lateral donde sobre una cuadrada bandeja de cartón lo depositó.

 

Wheein: ¿Desea llevarlo o consumirlo en el local? −Consultó desde el mesón. −

Hye Jin: Es para mi novia… ¿Podrías envolverlo para regalo?

 

Al escuchar la indicación con mayor detención, la expresión de Wheein se volvió suspicaz al distinguir aquella familiar y aterciopelada voz corriendo para volver a asomarse a frente. La morena se encogía de hombros riendo por su travesura.

 

Wheein: No me queda cartón para envolverlo como regalo, −Continuó. – pero no creo que a su novia le moleste. −Sonrió. –

Hye Jin: Dices eso porque no lo conoces, no sabes lo quisquillosa que es.

Wheein: ¡Yaa!~

Hye Jin: ¿“Yaa”? ¿Esa es la forma de hablarle a un cliente? No me quejaré con tus jefes solo porque eres muy bonita… casi tanto como mi novia. −Rio entre dientes. –

 

Wheein relajó su fingido gesto de enojo para volver a sonreír.

 

Wheein: ¿Qué estás haciendo?

Hye Jin: Te extrañaba, ¿Que se supone que haga?

Wheein: Yo también quería verte. −Confesó frunciendo el labio. −

Hye Jin: ¿No puedo abrazarte?

Wheein: Puede salir la señora Lee en cualquier momento.

Hye Jin: ¿Y?...

 

Sin más cuestionamientos Hye Jin dio la vuelta al mesón entrando al lado del personal para rodear el cuello de Wheein con sus brazos.

 

Hye Jin: Aw… esto era lo que necesitaba. −Dijo suspirando placenteramente. −

 

La duración de ese abrazo se extendió a minutos, el sentir el peculiar aroma del perfume de Hye Jin hizo que el interior de Wheein se sintiera poseído por una sensación cálida y reconfortante. Inesperadamente un ruido desde una puerta tras ellas las alertó alejándolas al mismo tiempo, Hye Jin con premura volvió prudentemente frente a la caja a un lado del mostrador. Vio salir a la dueña del local y abrió el cierre de su cartera para sacar su billetera, mientras Wheein volvía al mesón lateral.

 

Wheein: ¿Entonces me dijo que lo quería para llevar?

Hye Jin: Si, por favor.

Sra. Lee: Wheein-ah, traje más cajas de regalo. −Indicó dándole a la empleada una bolsa, con el material. −

Wheein: Justo a tiempo −Replicó. − La clienta quería llevar su orden para regalo.

 

La mujer mayor le sonrió a Hye Jin con atención.

 

Sra. Lee: ¿Quiere regalar uno de nuestros pasteles?

Hye Jin: Si, es para una persona muy especial para mí. −Confirmó con su mirada puesta sobre Wheein. –

Sra. Lee: Muy buena idea, nuestros pasteles están llenos de amor.

Hye Jin: No lo dudo. Igual que sus trabajadores, ustedes atienden muy bien. Sobre todo, la chica de ahí −Afirmó señalando a Wheein. − tiene una muy linda sonrisa.

Sra. Lee: ¿Wheein? Si… esa chica cayó del cielo. Vienen muchos más clientes desde que ella llegó.

Hye Jin: Creo que yo seguiré viniendo también.

Sra. Lee: Oh, por favor, vuelva. −Reverenció. –

 

La interacción de la dueña del lugar con la particular clienta fue interrumpida por Wheein que ponía la caja por sobre el mesón. La empeñosa trabajadora transitó el pasillo hasta la caja y cobró el precio de la compra cumpliendo con su rol mientras que Hye Jin seguía sonriendo al actuar. De vuelta en el mostrador la señora Lee entregó la caja a Hye Jin con amabilidad y gentileza, Wheein llegaba a un lado de su empleadora para despedir a su clienta.

 

Sra. Lee: Estoy segura de que a esa persona especial le va a encantar este regalo.

Hye Jin: Tiene mucho trabajo que hacer. −Lamentó. − Lo dejaré como sorpresa en su casillero, espero que pueda recogerlo antes de ir a casa.

Sra. Lee: De seguro lo hará.

 

La morena volvió a abrir la billetera en su mano y sacó un par de billetes de alto valor para dejarlos en un cilindro que resguardaba las propinas y tocó una pequeña campana por sobre él. Escuchando el sonido automáticamente dijeron “¡Gracias!” la dueña de la panadería tanto como Wheein al unísono, Hye Jin dándoles la espalda en su camino hacia la puerta del local levantó una mano en el aire en señal de que para ella no era nada y al mismo tiempo como forma de despedida. La señora Lee posó una mano cariñosamente en el hombro de Wheein junto a su permanente tierna complexión.

 

Sra. Lee: Como siempre, la propina es tuya.

 

Respondiendo a su sonrisa con otra, Wheein hizo una reverencia agradecida para voltearse a mirar el techo con un brusco cambio de gesto haciendo crítica sobre el que Hye Jin dejara tanto dinero como propina, pero finalmente estaba actuando y lo excusó con aquello.

 

Asimismo, como lo comentó, Hye Jin fue hasta el casillero de Wheein a dejar su presente antes de volver a clases. En su último bloque de la carga horaria, la morena y su grupo de trabajo estaban esperando por el resultado de la evaluación del proyecto por el que llevaban varios días de empecinado trabajo. Por una falla de interpretación en la pauta de trabajo el grupo fue reprobado a pesar de sus méritos de desempeño, la determinación de su profesor lleno de ira a varios del grupo, dos de sus compañeras se quedaron a hablar con el profesor tras la clase para intentar convencerlo de la calidad del producto que habían entregado a su catedra.

 

Perpleja, la joven estudiante de cine no podía creer que todo el trabajo que habían hecho hubiese sido para nada, más que irascible se sentía con una enorme impotencia influenciada por un sentimiento de injusticia. Sus compañeros que estaban a unos segundos de reventar en gritos al ver la inflexibilidad del docente prefirieron conservar la buena actitud y retirarse con una molestia compuesta del aula arrastrando con ellos a la menor.

 

Del equipo de seis las otras dos chicas se quedaron dentro del aula insistiendo con sus persuasivos argumentos para que el profesor reconsiderara su caso, los otros tres varones se llevaron a Hye Jin hasta un local nocturno de comida y bebida para consolar con unos tragos de cerveza y soju éste ya asumido fracaso.

 

Pese a sus encantos y a su actitud femenina que podía ir de tímida a salvaje en una segundo, para sus amigos Hye Jin era como un hermano menor, en sus muchos proyectos largos de trabajo, ya la habían visto dormir babeando, despeinada, sin maquillaje, en pijama y sin bañarse, así que había dejado de ser atractiva para ellos hace mucho tiempo.

 

Joo Won era el mayor, tenía dos años más que Hye Jin era muy alto de estatura y siempre se habían preguntado con sus amigas por qué no había preferido estudiar actuación en lugar de cine, el ángulo de su mandíbula, sus ojos grandes, piel como de porcelana y mirada dulce, le hacían lucir como un famoso actor de dramas televisivos.

 

El segundo de ellos Ji Hyuk también era notablemente alto, a diferencia de Joo Won, Ji Hyuk tenía una apariencia mucho más intimidante que su amigo de carismático visual, sus brazos eran robustos, su espalda ancha y su piel era de un tono parecido al de Hye Jin, por esta razón en una oportunidad en la que salieron juntos una chica se acercó a la joven del lunar en la mejilla para pedirle el número de teléfono del que creyó era su hermano mayor, desde entonces esto había creado el juego de hermano menor y hermano mayor entre ellos, a veces ella lo llamaba con cariño “Hyung” tal y como si ella fuera un chico y en poco tiempo se volvieron cercanos.

 

El tercero Choi Damián, o Tae Yun (en su nombre coreano) era de padre ruso y madre coreana, él bastante tímido, encontró en Hye Jin una de sus primeras amigas en la península. Su falta de manejo en el idioma le había apartado de las relaciones sociales y le dificultaba el realizar tareas cotidianas, la morena al notarlo complicado en primer año tratando de pedir un libro en la biblioteca lo ayudó pidiéndolo por él, para su fortuna Hye Jin por voluntad de sus padres había aprendido desde pequeña ruso, alemán, inglés, chino y francés.

 

La mesa del grupo estaba habitada por botellas de cerveza y soju, sus respectivos vasos y la menor había pedido para ella un inocente vaso de bebida cola. Sus amigos habían bebido cada uno un par de vasos de cerveza y empezaban a soltarse sus lenguas.

 

Ji Hyuk: Viejo ridículo, no reconocería una buena producción ni apuntada con luces de neón. −Reclamaba con amargura apretando el vaso de bebida espumosa entre sus dedos. −

Joo Won: ¿Por qué no puso las cosas en claro cuando debía? −Preguntó golpeando la mesa con el fondo de su vaso. −

Damián: Da~ Debimos revisar las cosas bien.

Hye Jin: No es como si no lo hubiéramos hecho, lo hicimos varias veces, revisamos, pero era ambiguo.

Ji Hyuk: Maldito trabajo… no tuve tiempo si quiera de verle el rostro a mi novia en estos días y ¿Para qué? Para nada… la extraño. −Lamentó el chico cabizbajo. − Le acabo de enviar un mensaje y tampoco lo podía creer, estaba más enfadada que yo…

Joo Won: Debe sentirse bien tener a alguien que te entienda así… y tú Hye Jin. ¿Ya le comentaste a tu novia de nuestra miseria?

Hye Jin: No, no puedo hacer eso. −Replicó negando con la cabeza. −

Damián: ¿Por qué?

Hye Jin: Ella tiene demasiado con lo que cargar, cuando hablamos quiero hacerla sonreír, no preocuparla. Prefiero no decirle nada cuando algo va mal.

Ji Hyuk: ¿Y cómo te ha resultado eso?

Hye Jin: Es algo difícil a ratos, pero más que el no poder desahogarme me gustaría que nos viéramos más, siempre quiero verla, pero sé que ella tiene muchas responsabilidades y que no es que no quiera estar por más tiempo conmigo, si no que realmente no puede hacerlo.

 

La menor bajo la mirada entendiendo que restar sus incomodidades y angustias era una omisión que ella elegía hacer.

 

Joo Won: Wow… tienes mucha paciencia. Yo soy demasiado demandante ya habría terminado en una relación así.

Damián: Por eso no tienes novia Hyung…

Joo Won: ¡Aprieta los dientes niño!

Ji Hyuk: Dosaeng… Toma un trago, lo mereces por ser tan buena novia.

Hye Jin: ¿Lo crees? −En una leve reverencia aceptó el trago de su amigo. −

 

Las mejillas se le inflaron en un soplo de aire después de sentir el ardor del alcohol al fondo de su garganta. Ellos siguieron bebiendo y Hye Jin después de un par de vasos más pudo sentir que sus ojos se adormilaban acompañado de una pequeña sensación de mareo.

 

Entrada la noche las dos compañeras de la morena lograron encontrar al resto de su equipo, les tenían una buena noticia, pero ninguno de los cuatro estudiantes de cine estaba en condiciones como para hilar más de dos ideas con alguna coherencia. Entre las dos tomaron como les fue posible a los tres chicos grandes para sacarlos fuera del local, antes de esto le pidieron un taxi a Hye Jin para que ella pudiera llegar hasta su departamento.

 

Cuando el auto llegó, la morena montó el vehículo con mucho ánimo en la parte de los pasajeros, pero cuando el chofer le preguntó la dirección la joven no lograba prestar atención. Apoyó de pronto sus antebrazos sobre los respaldos de los asientos delanteros asustando al conductor.

 

Hye Jin: Usted… acaso… ¿Podría llevarme a ver a nuestra Wheein? −Preguntó con una mueca sonriente y la mirada adormilada. –

 

El hombre asintió algo perturbado por la extraña conducta de la joven y pensando en deshacerse pronto de la problemática pasajera hizo camino con rapidez. Dentro del auto la morena tenía movimientos bruscos y gritaba bastante como si protestará contra el universo.

 

Hye Jin: ¡Todo me decepciona! ¡Nada sale como se supone que debería salir! ¡Ajusshi! ¿Si trabajas mucho cultivando se supone que un día veras los frutos no? ¿¡Porqué no es así!? ¿Qué sentido tiene trabajar si no veras nada? ¿Lo ve? No hay nada. ¡Nada! Wuoo… tengo tanto calor… yo… estoy muy enojada, en serio. −Concluía balbuceando. −

 

Las indicaciones de Hye Jin sobre el camino eran vagas, había mencionado el barrio de Wheein y cuando estuvieron ahí comenzó a señalar edificios y calles por las cuales el hombre se perdía hasta que dieron con el edifico en el que Wheein residía. El conductor bajó del auto dejando adentro a la errática joven y fue por si mismo a consultar a la casa que ella tan histéricamente indicaba en busca de corroborar si era donde vivía la tal “Wheein”.

 

Al sentir el par de golpes en la puerta Ggomo levantó la cabeza y profirió un maullido, Wheein quien estaba a muy poco de quedarse dormida levantó la colcha con cuidado, no obstante, aun así, su gato saltó con agilidad para bajar de la colcha. Metiendo los pies dentro de sus pantuflas caminó hasta la puerta provocando que se encendiera el sensor de luz de la entrada.

 

Al abrir la puerta el taxista frente a ella le preguntó si su nombre era Wheein y si conocía a la chica ruidosa que se veía desde la ventana de su auto. Ahn Hye Jin sacudía su mano de un lado a otro energéticamente con la cara embobada, el chofer mientras bajaba con ella la escalera hasta la calle le advirtió sobre la embriaguez de su compañera, sin embargo, Wheein le respondía que debía perder cuidado ya que ella se haría cargo. En cuanto el hombre abrió la puerta de pasajeros Hye Jin saltó a los brazos de su novia.

 

Hye Jin: Te extrañaba tanto. −Masculló. –

 

La mayor hizo un gesto al hombre para que se retirara, el pago de su tarifa ya estaba hecho asique el chofer se fue con algo de alivio del lugar.

 

Tomada de su mano Hye Jin siguió con torpeza a la mayor por las escaleras hasta entrar al departamento. Wheein hizo una pausa en sus pasos para que Hye Jin pudiera sacarse sus zapatillas y siguió avanzando con ella hasta su dormitorio, se detuvo en el centro de la habitación y con sus manos atrapó con ternura el rostro de la menor y lo revisó con minuciosidad, su mirada estaba perdida y su boca emitía un fuerte hedor a alcohol.

 

Hye Jin levantó su brazo para posar su mano abierta tras la cabeza de Wheein y con suavidad la empujó por sobre su hombro para abrazarla con las ultimas energías que le quedaban después de una noche catártica.

 

Hye Jin: Eres la única que nunca podría decepcionarme, incluso si todo el mundo me decepciona, tu nunca lo harás. ¿Verdad?

 

En silencio la mayor asintió.

 

Hye Jin: Nunca rompamos Wheein-ah. Yo, realmente… nunca te dejaré ir.

 

Sin aviso la menor dejó de responder dejando caer su peso completo en Wheein, para que con trabajosos movimientos ella logrará sentarla sobre su cama, abrir nuevamente las sabanas y estirarla dentro del colchón con la suficiente precisión para dejar un espacio para acompañarle. La menor había caído profundamente dormida, respiraba placida a su lado en su cama y Wheein le ordenaba el cabello para que este no le fuera a cubrir el rostro.

 

Wheein: ¿Qué pudo pasarte para que terminaras en este estado? −Preguntó con preocupación en un susurro. − ¿Por qué no me llamaste?

 

La chica de piel blanca y baja estatura se quedó dormida observándole con la mente atribulada de preocupación.

 

Cuando amaneció Hye Jin despertó encontrándose abrazada a Wheein, no recordaba como era que había llegado ahí, pero la verdad es que poco le importaba. Inspiró profundamente llena de regocijo haciendo a un lado la molesta sensación de resaca de la que poco a poco se hacía consiente.

 

La mayor rezongaba resistiéndose a abrir los ojos a pesar de que la luz entrante por la ventana impactaba su faz, y la morena se complacía al oírla hacer esos pequeños gruñidos.

 

Hye Jin: Wheein-ah… tengo hambre. −Se quejó tirando de la camiseta de su mayor. −

Wheein: Tú no me hables. No te portaste correctamente anoche. −Respondió sin abrir sus ojos. −

Hye Jin: Hice algo estúpido. Lo siento.

Wheein: ¿Si quiera sabes lo que hiciste?

Hye Jin: No… pero de seguro fue algo estúpido.

 

La residente del lugar despertó a sus ojos para ver la arrepentida expresión en el rostro de su novia.

 

Wheein: No todo fue estúpido. El que llegarás en ese estado…. Mmm… −Relató con mirada desaprobatoria. – no diré nada sobre eso. Pero dijiste cosas que me conmovieron mucho.

Hye Jin: ¿Qué fue lo que dije? −Pregunto con una mirada llena de intensa y entusiasmada intriga. –

Wheein: Salió de tu boca. −Señaló posando la punta de sus dedos en los labios de su chica. − Deberías recordarlo.

Hye Jin: ¿No me lo dirás verdad?

Wheein: ¿Qué comes que adivinas? − Replicó. −

Hye Jin: No hables de comer si no me vas a alimentar.

Wheein: Aunque quisiera alimentarte, no hay nada de comer en la cocina.

Hye Jin: Entonces vamos a comprar algo.

Wheein: No me queda dinero…

Hye Jin: No pregunté si tenías dinero, vamos yo compraré la comida.

Wheein: Sabes que no me agrada cuando compras mis cosas.

Hye Jin: Y tú sabes que yo no lo hago esperando nada a cambio y que lo hago porque te amo, no quiero que nunca sientas la necesidad de nada.

Wheein: Yo me encargo de eso.

Hye Jin: Lo sé, no lo haré por ti. Pero intenta no odiarme cada vez que quiero consentirte un poco, además solo compraré un poco de comida no es un jet privado.

Wheein: No quiero pelear… es muy temprano. −Gimoteó. –

Hye Jin: Entonces cállate y bésame. −Profirió acortando distancia. −

 

Con maniobras tan huidizas como las de Ggomo con su arisca y antojadiza actitud, Wheein intentó apartar a Hye Jin poniendo sus manos y pies contra el cuerpo de la morena.

 

Wheein: No-no quiero.

 

Usando la fuerza de su cuerpo antes que la de sus palabras la menor siguió intentando acercarse, pero el larguero de la cama no era lo suficientemente ancho asique la mayor perdió el equilibrio y terminó en el suelo con Hye Jin sobre ella. Haciendo honor a sus creencias la menor robó un pequeño beso de los labios de Wheein sabiendo que un beso legal a veces puede ser menos valioso que uno robado.

 

Hye Jin: Siempre mientes.

Wheein: Te odio.

Hye Jin: También te amo. −Contestó levantándose del piso. −

 

Tendiendo una mano a la más baja le ayudó a levantarse, Hye Jin fue hasta el baño para lavarse los dientes mientras Wheein acudía a poner comida en el plato de su mascota. Al terminar de servir a Ggomo entró a su baño encontrando a la menor frente al espejo cepillándose y sin mucha suavidad empujó la cadera de Hye Jin con el costado de la suya para hacerse espacio en el espejo.

 

Antes de lanzarse sobre Wheein otra vez la más joven enjuagó su boca y estiró su cuerpo intentando recordar la noche anterior pero solo podía recuperar la sensación de amargura por el resultado de su evaluación.

 

Wheein: Voy a cambiarme y te alcanzo afuera.

 

Asintió un par de veces y fue a buscar sus zapatillas a la entrada para salir a sentarse en la escalerilla del edificio. Al revisar su celular, la batería estaba muerta, no tenía como contactar a sus compañeros para saber en qué condiciones habían llegado a sus casas o como habían finalizado la noche anterior.

 

Entre cavilaciones sintió la puerta cerrarse y vio a la estudiante de arte llegar hasta ella luchando contra una chaqueta que aún no lograba acomodarse del todo. Preocupada por su equilibrio Hye Jin se levantó en menos de un segundo para ayudarla a ordenar la ropa que vestía su compañera.

 

Wheein: ¿Qué te ocurrió ayer? Te veías muy feliz cuando saliste de la panadería, después llegaste así a mi casa, no entendía nada.

Hye Jin: Como no iba a estar feliz… acababa de verte. Sobre lo que paso después…

 

La menor chasqueó la lengua y movió una mano intentando quitarle importancia al asunto.

 

Wheein: No te voy a obligar a hablar. Pero me gustaría que me demostrarás que confías más en mí.

Hye Jin: Confío en ti con mi vida… es solo que no quiero molestarte con mis problemas.

Wheein: Vamos, tus problemas son los míos también. Quizás no pueda resolver todo, pero al menos sacar las ideas de tu mente conmigo, te prometo siempre te hará sentir un poco mejor. No me agobiará, es esperable que a veces las cosas no salgan del todo bien y tú has tenido que verme sopesando problemas, quiero estar para ti como tú has estado para mí.

 

Mientras caminaban hacia el almacén más cercano, las honestas palabras de la mayor abrieron sus defensas liberándola de poder desahogar sus angustias.

 

Hye Jin: Recuerdas el proyecto de filmación en el que estuvimos trabajando.

Wheein: Si, ese grande que les daba dolores de cabeza cada día. Si no era por una cosa era por otra. ¿Qué sucedió con eso?

Hye Jin: Bueno… Nos reprobaron.

Wheein: ¡Queé!

Hye Jin: Si, como oyes. El profesor dijo que no se adecuaba a ciertos criterios de la pauta de evaluación por lo que no correspondía otorgarle una mejor evaluación. Pero finalmente son tecnicismos, es todo muy ambiguo.

Wheein: Maldición ¿No puede ser más flexible? Ustedes trabajaron tanto.

 

La preocupación y empática impotencia de Wheein se manifestaba de manera genuina en su expresión y en la impronta de su voz. En el camino hasta la tienda la menor continuó detallándole a su novia como pasaron las cosas hasta lo último que recordaba y Wheein se aguantaba la risa burlándose de lo poco que resistía la bebida además de lo poco astutos que creía que eran los chicos en su grupo de amigos.

 

Terminadas sus compras ambas chicas volvieron cargadas con bolsas de vuelta al hogar de la mayor. Frente a su puerta la arrendataria esperaba a que saliera, la mujer mayor de sesenta y tantos volteó a sorprenderse cuando la vio llegando a su casa. Hye Jin se ofreció a meter todas las compras dentro de la casa y a empezar a hacer el desayuno, mientras ella atendía sus asuntos con la legitima dueña de la propiedad.

 

La expresión de la dueña era de tribulación y conflictuada como se sentía, se acercó a Wheein y le habló compasivamente para contarle que su hijo menor había enfermado y necesitaban de una operación para intervenir el estado de su salud, la cual ella tendría que costosamente pagar; diciendo esto le explicó que se veía prácticamente forzada por las circunstancias a subirle el costo del pago mensual por su uso de la casa ya que realmente necesitaba el dinero.

 

Como respuesta Wheein se vio en posición de comentarle el que se había puesto a trabajar desde hace solo un mes para poder costear un alza en el pago de sus estudios y que no tenía forma de poder pagarle el monto que le estaba pidiendo por ocupar el lugar. Amablemente, le dijo que la única forma en la que podía ayudarle era dejando el domicilio para que alguien que realmente pudiera darle el dinero llegara a ocupar su lugar.

 

La mujer la abrazó desconsolada, jamás hubiera imaginado tener ver que Wheein dejara su casa, conocía la historia de cómo había llegado a estudiar a la capital, le había visto arrastrando grandes maquetas y materiales de trabajo los últimos dos años, por lo que el tener que despedirla después del cariño que le había tomado era devastador.

 

Con aquella trágica notificación Wheein entró a la que había sido su casa durante dos años para contarle a su acompañante sobre su nuevo problema. Parte por parte Wheein le esclareció las razones de tener que dejar el lugar, como era predecible lo primero que hizo Hye Jin fue sugerirle la solución de ir a vivir a su casa.

 

Hye Jin: Si lo analizas con cuidado, es la mejor opción. Pasaríamos más tiempo juntas, saldríamos juntas cada mañana, comeríamos juntas mucho más seguido, dormiríamos juntas cada noche −La obvia expresión de agrado al pensar en aquella idea embargó su rostro. – Es perfecto, no se me ocurre nada en contra.

Wheein: Contra número uno: No voy a dejar que me mantengas. Contra numeró dos: No quiero degradar mi independencia.

Hye Jin: Y si te mudas conmigo solo mientras encuentras un nuevo lugar, yo puedo ayudarte a buscarlo.

Wheein: No, Hye Jin. −Contestó tajante. −

 

La morena bufó perdiendo la paciencia y fue a dar con su frente en contra de una pared para no explotar en un grito. Después de un par de minutos de reflexión en silencio por parte de ambas la menor volvió a pronunciar palabra.

 

Hye Jin: Tengo una propuesta que te parecerá más pareja.

Wheein: Te escucho… −Respondió con mayor serenidad. –

Hye Jin: Vamos a vivir a un lugar juntas, que no sea ni mío ni tuyo, sino de las dos. Lo pagamos entre ambas mitad y mitad.

Wheein: ¿Que vas a hacer con tu departamento?

Hye Jin: Hace tiempo estaba pensando en conseguir un lugar para usarlo como mi estudio. Podría mudarme de ahí y dejarlo únicamente como un lugar para trabajar.

Wheein: Pero tú estás acostumbrada a vivir con comunidades, no quiero que renuncies a esas cosas que te hacen sentir bien, por mí.

 

La menor volvió a pararse frente a Wheein y levando sus brazos para poner sus manos en los brazos de su novia.

 

Hye Jin: ¿De qué hablas? No necesito una casa lujosa, dinero, ni un gran auto, ni joyas, ni nada para sentirme bien si te tengo a ti.

 

La de más baja estatura bajo la cabeza ocultando su sonrisa, Hye Jin con dos de sus dedos bajo el mentón de la chica frente a ella la forzó a volver a mirarle.

 

Hye Jin: Solo déjame tenerte a ti. No hay nada más que quiera.

 

Sin dejar de seguir su mirar la morena abordó de a poco con sus labios los de Wheein, arrastrando sus largos dedos por detrás de la cintura de la mayor unió el cuerpo de la mayor hacia el de ella.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
AndreaTaeNySic #1
Chapter 7: acabo de encontrar esta hermosura
viridaria #2
Chapter 42: Demonios, siempre quise leer una historia como esta ya ahora no se como puede terminar y que mi corazóncito... Espero con ansias el nuevo capitulo.
RadioMon
#3
Chapter 29: Muy buena historia, espero con ansias el próximo capítulo.
Sería interesante saber que ha pasado en la vida de Byul
RadioMon
#4
Chapter 21: HyunA está en tu historia!!! Justo cuando pensaba que no podía ser más genial
RadioMon
#5
Chapter 20: Wow, es vergonzoso admitir que tu historia ya me ha hecho llorar varias veces? Porque lo ha hecho. Sé que es una historia wheesa pero Byul es demasiado....ugh, cómo decirlo? Irresistible? Me ha encantado, sigue con el buen trabajo
zalberi
#6
Chapter 29: Espero que Hyejin y Wheein solucionen sus diferencias :( Es triste verlas en ese estado....
Sigue con el buen trabajo autor-nim!! <3
zalberi
#7
Chapter 24: Un capitulo semanal? Yeeeeey :):):)
zalberi
#8
Chapter 22: Por fin hay besoooo!!! Deseando leer como avanza la historia. Feliz año <3
zalberi
#9
Chapter 8: No me arrepiento de darle una oportunidad :) una pena que no tengas mas lectores. Animo!!
zalberi
#10
Se me hace raro encontrar fanfics en español jajaja. Le daremos una oportunidad ~~