Ahn Hye Jin

Tentación

Al ver la coqueta sonrisa de Wheein, Hye Jin tomando su bolso desde una de las sillas le dirigió la mirada con intensa intención antes de retirarse.

 

Hye Jin: Si tienes tiempo mañana, estaré esperándote en un bar a dos calles de aquí a las nueve de la noche.

Wheein: Ya veremos… ‒Respondió mirándole de reojo. ‒

 

La atractiva chica vestía una blusa blanca que llevaba arremangada de las mangas, los tres primeros botones desabrochados formaban un sugerente escote, desde la cintura, una falda color carmesí corta y ceñida dejaba en evidencia las curvas de su cuerpo. Era imposible para Wheein el no fijar los ojos en las tentadoras y hermosas piernas que afloraban bajo esa mini falda.

 

Lo obvio del coqueteo entre ambas estaba a un ápice de escandalizarla, ella no era de tener ese tipo de actitud, y su concentración más que de ir por ahí mirando chicas era de enfocarse en sus trabajos que le ocupaban gran parte de su tiempo, leer manhwas y jugar con su gato, cuando quería distanciarse del cansancio de los quehaceres de la Universidad salía con sus compañeros a beber y comer, sin embargo le aliviaba el no haberse visto torpe pese a su nula experiencia en el intentar seducir.

 

Esa tarde de jueves la joven artista vio marchar a aquella interesante chica por el largo pasillo que hasta solo un par de horas ella había recorrido con agitación; extrañada, sentía su corazón latir tan fuertemente como entonces con tan solo repasar en su mente la imagen de la intensa mirada y la profunda voz de su nueva compañera.

 

La energética y alocada Wheein seguía lamentándose el no conocer mucho sobre ella, parte de lo que no conocía era que la chica de nombre Ahn Hye Jin, era una estudiante de la facultad de artes escénicas de la universidad, con especificidad, de la escuela de cine. Tenía exactamente la misma edad que Wheein, aunque debido a su apariencia física y su actitud se veía mayor de 21 años.

Hija única, Hye Jin había crecido en una familia de buena posición social, su padre era un exitoso ingeniero comercial, que en su carrera podía presumir el haber trabajado para las empresas de las tres familias más acaudaladas del país. Su madre, sin embargo, no se quedaba atrás ya que era una importante arquitecta nacional, que incluso había edificado proyectos en Shanghái y Tokio.

 

Como era de esperarse, ambos padres dieron el grito en el cielo cuando Hye Jin, quien era su única hija rechazó el continuar con su legado de profesionales “serios” y decidió seguir su vocación por el arte cinematográfico, sumado a esto fue al mismo tiempo que ella les confesó su orientación ual, trago amargo fue el que se dieron sus padres ante tales noticias. Nada podían hacer sobre su elección de carrera, eran personas sensatas que entendían no tenían mayor poder de decisión sobre la vida de su hija, pero al ya tener ambos más de cuarenta años de edad no eran muy abiertos al tema de la tolerancia frente a la tendencia ual de su hija, por lo que respecto a ese tema fingían no haberse enterado jamás y evitar el tema.

 

Ella no estaba muy contenta con el hecho de que sus padres no estuvieran cómodos con el cómo ella sentía que debía llevar su vida, pero tampoco podía imponerles nada, sabía que debía respetar su espacio y sus tiempos hasta que ellos se acostumbraran a los hechos; hasta la actualidad no estaban del todo conformes, pero ya no por lo menos no era motivo de juicios ni reproches y esto era un alivio.

 

Gracias al éxito de sus padres, Hye Jin tenía acceso a todo lo que deseara, a todo, excepto al genuino y cálido cariño de su familia. Sus abuelos fallecieron cuando ella era muy pequeña y sus padres siempre estaban ocupados trabajando, de viaje o estudiando, por lo que desde niña siempre tuvo la triste sensación de que ella no era realmente de importancia dentro de la vida de sus padres, en su lugar sentía como si fuese un accesorio para ellos, no obstante eso no la convertía en una persona caprichosa o fría; pues había vivido en carne propia lo que era la soledad, el desamparo y la falta de apoyo, así que no se lo deseaba a nadie.

 

Realmente apasionada por el arte del cine, ella había cargado desde toda su infancia y adolescencia una cámara de video junto a ella, sin duda tenía un talento nato, que le era suficiente para transformar toda situación en una historia, toda historia en una escena y cada momento era digno de inmortalizar por el lente de su cámara. Por su puesto todo ese entrenamiento le habían convertido en un prodigio, ya para sus 17 años había ganado tres certámenes nacionales de cortometrajes en la categoría juvenil, a pesar de ello no había obtenido ni el más mínimo reconocimiento por parte de sus padres, los que siempre se referían a este tema con la reiterada frase “Está bien, mientras no te distraiga de tus estudios”, sin sospechar que finalmente y tal como ella se los había advertido este sería el camino que terminaría tomando su vida.

 

Ya era viernes y sin necesidad de alarma Hye Jin despertaba en su departamento, la estudiante de cine vivía en un lujoso edificio en el barrio de Cheongdam-dong, su reloj biológico nunca le permitía dormir más incluso aunque no tuviese que levantarse temprano, y una vez despierta no había como volver a dormir, por más que se diera vueltas y vueltas en la cama con el habito de retomar lo que estuviese soñando, no había caso no podía volver a conciliar el sueño.

 

Amar los viernes era aun más fácil este semestre ya que tenia clase de “Montaje” desde las doce del medio día hasta las tres de la tarde, era una asignatura bastante interesante para ella y ya que sus clases terminaban temprano podía hacer con el tiempo de su tarde lo que quisiera. Ese día sería aun más especial, ya que esperaría con ansias el anochecer aquella chica que había deslumbrado sus ojos en la tarde de ayer se reuniría con ella nuevamente, o eso esperaba.

 

Con una sonrisa se levanto de su cama americana de dos plazas y luego de ponerse sus sandalias caminó hasta el baño, sabiendo que ese día se le haría más largo de lo normal en la espera del encuentro con su compañera de taller de pintura. Se tardaba media hora cada día en ir de Cheongdam-dong hasta Seokgwan-dong (que era donde se encontraba la Universidad de artes de Seúl), en el Volvo s60 color grafito que le habían enviado sus padres de regalo en su ultimo cumpleaños.

 

En cuanto terminó su clase prácticamente corrió hasta su auto para volver a casa, después de un rápido y ligero almuerzo, tomó una ducha para poder comenzar a arreglarse, pero al llegar a su dormitorio y abrir la puerta a la habitación que tenia por guarda-ropa no sabía cómo vestir para tal evento. Luego de verse en el espejo que iba desde el techo hasta el piso en uno de los muros de su guarda-ropa, con una serie de quizás diez conjuntos diferentes, se burló de sí misma por verse tan nerviosa ante aquella cotidiana situación, no era la primera vez que salía con una chica, ¿A qué debía tal estado nervioso?

 

La verdad es que Wheein le había parecido tan encantadora, su forma de sonreír, su gesto al concentrarse en su trabajo, su talento e incluso la cara de avergonzada que había puesto al despedirse de la profesora Seo le parecían adorables, asique esta vez quería esforzarse en dar una segunda impresión que fuese realmente inolvidable. Intentando relajarse fue hasta su equipo de música para tomar una de las cajas en su colección de discos, el álbum a elegir sería “4” de la cantante americana Beyoncé.

 

Después de meditarlo un momento pensó que lo más adecuado sería vestir algo muy simple y común, así que luego de desvestirse y quedar solo en ropa interior, tomó unas pantimedias negras y se las puso, sobre ellas un short de mezclilla y una converses muy parecidas a las que le había visto usar a Wheein el día anterior, una camiseta blanca sin mangas que llevaba estampada un diamante en su pecho y para cubrir sus hombros una chaqueta de cuero negro, se maquillo de forma un poco más discreta que de costumbre, para finalizar, desde el tocador de su dormitorio levantó en su mano un frasco de cristal etiquetado con el nombre de “Chanel n.°5” para poner unas gotas del perfume en sus muñecas y desde ahí rozar con delicadeza el costado de su cuello.

 

Estaba lista y aun no eran ni siquiera las siete de la tarde, “Bueno tal vez sería bueno llegar un poco antes…” pensó, sin embargo era sólo algo que haría para alimentar su ansiedad. Apagando su equipo de música luego de escuchar “Dance for you”, la última canción del álbum, y tomó las llaves de su auto para salir de casa. Para Hye Jin la musicalización en el cine era una de las partes más importantes, de hecho en cuanto terminara su pregrado en cine, pretendía sacar alguna mención en sonido, la música era algo que movía y fascinaba sus sentidos, no podía estar mucho tiempo sin tararear alguna canción. En cuanto subió a su auto y antes de revisar los medidores como acostumbra la mayoría de los conductores, se aseguraba de reproducir alguno de los álbumes que llevaba en el reproductor de su volvo, en efecto lo primero que hizo antes de poner el motor en marcha fue reproducir el séptimo álbum de estudio de la cantante Rihanna, “Unapologetic” para cantar apasionadamente sus canciones favoritas.

 

Con toda la energía que hubiese podido llevar en su cuerpo Hye Jin volvía a los alrededores de la universidad para estacionar su vehículo a una calle del bar. Llena de confianza caminó hasta el bar girando con la mirada al cielo en par de veces como si estuviese grabando una de sus escenas. Entró al bar y a pantalla de su teléfono le daba pista de que aun no era la hora de reunión, faltaban veinte minutos todavía.

 

Eran las ocho y diez minutos, Hye Jin seguía sentada en la barra del bar y a la segunda oportunidad en que el barman le ofreció servirle un trago le pidió una bebida de fantasía sin nada de alcohol. Wheein llevaba 10 minutos de retraso y la mirada insistente del barman sobre ella estaba empezando a irritarla, cinco minutos más pasaron y justo cuando los ánimos de la morena querían empezar a bajar la chica de flequillo y aquella sonrisa que formaba un hoyuelo apareció tras la entrada del bar.

 

La estudiante de artes, llevaba nuevamente una camiseta de manga corta de básico diseño, suelta sobre un pantalón tan blanco como la camiseta roto en las rodillas con unas zapatillas deportivas azules, como la chaqueta americana que le abrigaba. Al encontrar con su mirada a Hye Jin, le llamó de inmediato la atención el labial oscuro color matte y el maquillaje en sus ojos que provocaban que su mirada se viera intensa y feroz, la que incrementaban su atracción hacia ella como un imán mientras caminaba hasta la barra.

 

Hye Jin: Parece que eso de la puntualidad no es lo tuyo… ‒Sugirió sonriendo con ironía.‒

 

Wheein: Lo lamento, tenía que darle medicina a mi pequeño hijo y me lo hizo algo difícil. ‒Dijo tomando la silla a su lado. ‒

 

Abriendo sus pequeños ojos en toda su extensión la Hye Jin no pudo disimular su sorpresa.

 

Hye Jin: ¿Tienes un hijo?

Wheein: Si, es un gato y se llama Ggomo.

 

Hye Jin: Aah… ‒Suspiró aliviada. ‒ ¿Está bien tu mascota?

Wheein: Si, solo tiene un resfrió y estornuda de un lado a otro, es muy gracioso.

Hye Jin: Apuesto a que si…

Wheein: ¿No creías que era un niño verdad?

Hye Jin: Bueno... eh, no, no lo sé… ‒Titubeó nerviosa escudándose al tomar un sorbo de su vaso. ‒

 

Descubriendo la incomodidad de su acompañante Wheein lanzó una ligera risa.

 

Wheein: ¿Qué estas bebiendo? ¿Empezaste sin mi?

Hye Jin: Lo cierto es que no soy buena bebiendo, es solo gaseosa.

Wheein: Estas bromeando, estoy segura de que debes ser mayor que yo… ‒Dijo empujando en hombro de la chica con suavidad. ‒

Hye Jin: ¿Qué edad crees que tengo?

Wheein: Hmm… ¿25?

Hye Jin: No te lo diré. No hasta que acabe la noche.

Wheein: ¿Y cómo sabré como hablarte? Probablemente seas mayor que yo… ¿Debo decirte unnie? Yo tengo 21, voy en segundo año de Artes visuales.

Hye Jin: Solo háblame como te sientas cómoda, cosas como “unnie” ni siquiera existen en otros países, es absurdo. No te diré mi edad, pero estudio cine y también voy en el segundo año.

Wheein: Omo… ¿Vas en segundo año también? Quizás tengamos la misma edad… ¿Por qué no te importa la edad? ¿Eres americana?

Hye Jin: ¿Y por qué debería importarme algo como eso? No, nací y he vivido en Corea toda mi vida, pero si he ido de vacaciones al extranjero. La edad no es un límite para mi, si me determino en conseguir algo… ‒Se detuvo para fijar la mirada en los ojos de Wheein. ‒ Pues voy por ello.

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Mis leales lectores, les pido disculpas por la demora del capitulo nuevo, es final de semestre y no estoy segura de si yo estoy acabando el semestre o si es el semestre el que está acabando conmigo u.u el próximo jueves salgo de vacaciones así que los compensaré lo prometo, envíenme sus energías para pasar todas mis materias xD 

Eso.. los amo <3 Dejen sus comentarios <3 

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Comments

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AndreaTaeNySic #1
Chapter 7: acabo de encontrar esta hermosura
viridaria #2
Chapter 42: Demonios, siempre quise leer una historia como esta ya ahora no se como puede terminar y que mi corazóncito... Espero con ansias el nuevo capitulo.
RadioMon
#3
Chapter 29: Muy buena historia, espero con ansias el próximo capítulo.
Sería interesante saber que ha pasado en la vida de Byul
RadioMon
#4
Chapter 21: HyunA está en tu historia!!! Justo cuando pensaba que no podía ser más genial
RadioMon
#5
Chapter 20: Wow, es vergonzoso admitir que tu historia ya me ha hecho llorar varias veces? Porque lo ha hecho. Sé que es una historia wheesa pero Byul es demasiado....ugh, cómo decirlo? Irresistible? Me ha encantado, sigue con el buen trabajo
zalberi
#6
Chapter 29: Espero que Hyejin y Wheein solucionen sus diferencias :( Es triste verlas en ese estado....
Sigue con el buen trabajo autor-nim!! <3
zalberi
#7
Chapter 24: Un capitulo semanal? Yeeeeey :):):)
zalberi
#8
Chapter 22: Por fin hay besoooo!!! Deseando leer como avanza la historia. Feliz año <3
zalberi
#9
Chapter 8: No me arrepiento de darle una oportunidad :) una pena que no tengas mas lectores. Animo!!
zalberi
#10
Se me hace raro encontrar fanfics en español jajaja. Le daremos una oportunidad ~~