Prepárense, pues a partir de éste capítulo conoceremos la historia detrás de esa llamada y lo que sucedió después.

♦8♦

18 de Junio 2016, Irak.

Eunbi amarró fuertemente los cordones de sus botas antes de salir a realizar la ronda de la noche junto a su mejor amigo.

Luego de alejarse un poco del campamento militar, Noah iba a su espalda cantando I don't want to miss a thing de Aerosmith. La castaña sonrió con complicidad frente la canción cliché.

Aquella noche un gélido frío se instalaba en los escombros de lo que había anteriormente una ciudad en algún momento. En el cielo se observaba la luna totalmente llena y agradeció que su chaleco antibalas junto al casco de protección le dieron un poco de calor.

A lo lejos se observaba el campamento donde el resto de los soldados dormían.

—No quiero que nos alejemos mucho, pero creo que oído algo detrás de ese muro.

Noah apuntó a lo que parecía haber sido una pared antes de ser destruida, ambos se miraron a la vez que cargaban sus armas. Eunbi por un segundo pensó que debía informar por radio para pedir refuerzos, pero su amigo notó sus intenciones y negó son su cabeza. Hizo un gesto con el dedo para que guardara silencio, si es que había alguien ahí seguramente ya habría notado la presencia de ambos soldados.

Una gota de sudor frio bajó por su nuca, Eunbi había sido entrenada para situaciones así, pero el factor de la noche y su oscuridad siempre lograba ponerla algo nerviosa. Intentó tranquilizarse pensando que el ruido que provenía detrás del muro podría ser un animal perdido entre las ruinas o un pequeño niño buscando abrigo, no sería la primera vez que algo así sucediera frente a sus ojos.

Noah saltó primero, y dio un grito de atención. Eunbi pudo percibir como la respiración de su amigo después de eso, se tranquilizaba, al parecer no había nadie. Ella le siguió con el salto y se juntó a él al otro lado.

La soldado apretó el arma contra su pecho inspeccionando el perímetro a espaldas de Noah, el ruido había desaparecido, haciendo que ella misma bajara su arma creyendo que todo fue una falsa alarma.

Pero, ese no fue el caso.

Lo que siguió unos segundos después fue verse envueltos en una emboscada. Eunbi vio cómo dos hombres salían por el lado contrario a ellos disparando hacia su ubicación y antes de que pudiera reaccionar uno de ellos hirió a Noah cerca del cuello con varios disparos. Sus manos respondieron disparando contra el hombre más cercano a ella logrando que el tirador cayera abatido contra el suelo, en milésimas de segundos apuntó contra el otro hombre, pero sintió como le disparaban a su espalda.

Los primero impactos le hicieron caer de rodillas al suelo, todos habían acertado en su costado izquierdo y el dolor la hizo perder el conocimiento durante unos segundos.

Cuando logró recuperarse sintió el peor dolor de su vida. El chaleco la protegió deteniendo cuatro balas, pero las otras tres se habían insertado profundamente en su cuerpo. La sangre salía a borbotones, pero con desesperación buscó como pudo la radio que tenía en su hombro para comunicarse. Fijo su vista en su alrededor notando que los atacantes se habían retirado.

—PN88... Nos han atacado... Hwang y Jenkins, cambio. —gritó intentando mantener la calma mientras se revolcaba en el suelo por el dolor.

—Hwang, Jenkins, copiado. Hemos escuchado los disparos, estamos en camino.

Después de recibir respuesta, sus ojos buscaron desesperadamente con miedo a Noah que yacía en la tierra a unos metros lejos de ella. Se arrastró conteniendo su propio dolor hasta llegar a donde se encontraba su mejor amigo.

El tiempo se detuvo para ella al ver el rostro pálido del soldado, su cuello estaba bañado en sangre y él no estaba respirando.

—¡Noah! ¡Noah! —Gritó mientras sacudía el cuerpo de su único mejor amigo sin recibir ninguna respuesta.

Eunbi olvidó por un momento su herida y como pudo se incorporó sobre el cuerpo inmóvil de Noah para realizarle reanimación cardiopulmonar. Las lágrimas caía de sus ojos sin restricción alguna mojando el rostro de su mejor amigo.

Estuvo durante casi cinco minutos realizando las compresiones de pecho con sus brazos hasta que el cansancio y dolor la hicieron dejarse caer sobre el cuerpo de su mejor amigo. Se abrazó contra él sollozando fuertemente de dolor e impotencia.

—¡Despierta! —Gritó con el alma destrozada intentado mover a su amigo— ¡Maldita sea! ¡Despierta Noah! ¡No puedes dejarme!

Su propio dolor físico le hizo lanzar un alarido al sentir como su costado izquierdo ardía, sus manos sudaban y se preguntó si moriría ella también en ese lugar.

Aún abrazada contra el cuerpo de su mejor amigo se prometió no dejarse morir esa noche... La imagen de Yerin apareció en su mente y recordó la sensación de tocar el abultado vientre de su esposa.

Con dificultad y llorando por el dolor tanto físico como por la perdida, intentó ponerse de pie buscando a los soldados que irían en su búsqueda.

—¡Ayuda! — fue el último grito que logró salir de su garganta antes de caer al suelo nuevamente al lado del cuerpo de su mejor amigo.

Escuchó las botas de los soldados chocando con los escombros cerca de ella y perdió el conocimiento unos segundos después de eso.

***

19 de Junio 2016, Boston -USA.

Yerin se encontraba sola en casa aquél día, llevaba un pantalón de chándal negro y un camisón de embarazada color crema. Su hijo había estado especialmente inquieto esa noche en su vientre. Eunbi solía decirle que sería un atleta como ella y que ganaría carreras de alta velocidad para impresionar tanto a chicos como a chicas.