Esta fue una doble actualización, por favor ve a leer el capítulo anterior a este y así no te perderás de nada ^^

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Julio, 2017 - Boston, USA.

Eunbi observó cómo las puertas del elevador del edificio en el que se encontraba su esposa, se abrían de par en par. Saliendo rápidamente para luego removerse nerviosamente hasta donde una pequeña recepción de la firma de arquitectos.

—Buenas tardes, estoy buscando a la arquitecta Jung.

—Buenas tardes, ¿Tiene una cita o reunión con ella?—preguntó amablemente la recepcionista.

—No. Soy Eunbi Hwang, su esposa.

La recepcionista elevó las cejas con sorpresa como respuesta.

La razón por la cual la castaña había llegado hasta el trabajo de su esposa, era porque Yerin llevaba cinco días sin dirigirle la palabra luego de que la ex soldado le hubiera mencionado el asunto de volver al ejercito. La rubia no se aparecía en casa hasta tarde en la noche cuando Eunbi ya dormía y luego se iba temprano sin hacer ruido. En otra situación la castaña hubiera intentado entenderlo, pero para Eunbi no cabía dentro de lo tolerable que la propia Yerin estuviera dejando de lado al hijo que ambas tenían. Noah llevaba cinco días sin poder interactuar con una de sus madres.

La recepcionista con el intercomunicador en la oreja derecha, le regaló una sonrisa mientras sus ojos color miel inspeccionaban totalmente a Eunbi. La castaña frunció el ceño sintiéndose incómoda.

—¡Eunbi! —saludó Sowon caminando hacia ella.

—¡Sowon! Hola, ¿Cómo estás?

—Lo mejor que se puede estar tan temprano por la mañana. —sonrió.

—Me imagino... Por cierto, gracias por la camiseta. Tal parece que tendré que aceptar la oferta de los Celtics Boston para la próxima temporada.

Sowon le regaló una sonora carcajada mientras ella también rió con ganas.

—¿Qué haces por aquí? Hacía mucho tiempo que no te veía. —habló Sowon mientras encaminaba a Eunbi por el lugar.

—Lo sé, te he extrañado Won-ah... He venido para ver a Yerin, espero que no esté muy ocupada.

—Seguro que no. —le guiñó un ojo.

Juntas llegaron hasta una puerta que tenía grabado con unas letras de elegante caligrafía dorada: Yerin Jung. H -Arquitecta.

Sowon llamó a la puerta para luego escuchar cómo decían "Adelante". La castaña sonrió con orgullo al ver lo imponente que se veía su esposa en aquella oficina detrás de su gran escritorio, el cual se veía increíblemente ordenado para lo que se podía esperar de alguien que pasaba horas trabajando sobre él.

—Hey rubia, Eunbi está aquí.—anunció Sowon.

Eunbi pudo detallar como Eunbi había fruncido el ceño para dejar de lado del diseño en el que estaba trabajando. La sonrisa de la castaña creció al percatarse de que su esposa aún tenía las fotografías de ellas y su hijo enmarcadas sobre el escritorio. Yerin llevaba el cabello recogido en una coleta, las gafas para leer y una taza de café humeante en el otro extremo del escritorio.

—Oh... —dejó escapar la arquitecta mientras se sacaba las gafas lentamente.

La pelirroja logró percatarse de lo incómodo de la situación, extrañada por la actitud de Yerin quien no había saludado a Eunbi como antes lo hacía. Corriendo para abrazarla y besarla. Una tristeza casi palpable embargo a Sowon... Por primera vez vio con sus propios ojos la situación. Sus amigas ya no eran la misma pareja que había conocido años atrás.

—Bueno, estaré en mi oficina por si necesitan algo. —dijo despidiéndose.

Luego de que la puerta se cerrara la arquitecta volvió a su posición de trabajo, dejando a Eunbi inspeccionar por varios segundos la oficina, nuevamente. El aroma a café invadía el lugar y el único sonido que existía en aquel momento era el del lápiz que la rubia deslizaba por los papeles.

—Yerin... —la llamó.

—¿Qué haces aquí Eunbi? —dijo elevando las cejas enfadada.

—Bueno, ya que no te puedo ver en nuestra propia casa, me ha parecido que venir hasta aquí...

Yerin dejó caer el lápiz que tenía entre sus dedos y se acercó hasta donde la castaña se encontraba sin moverse.

—¿Y te ha parecido precisamente una buena idea venir?—espetó.

—Me has dejado sin opciones Yerin.

—No deberías estar aquí Eunbi... Creí que nos respetábamos.

—¿De qué estás hablando? ¿En qué momento te he faltado el respeto?—preguntó confundida la castaña.

—En el mismo momento que has decidido venir hasta acá para discutir conmigo, a montar una escena en mi lugar de trabajo para que luego todo el mundo ande cotilleando...

—¿De qué rayos estás hablando Yerin?—espetó ofuscada Eunbi.

—Que no deberías haber