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Con sus ojos grises detalló cada palabra que encontró en aquella carta que había encontrado en el correo durante la mañana. Reconoció en milésimas de segundos el emblema de la United States Army en el sobre y temió lo peor. Pero no fue así.

Resultó que solicitaban su presencia en una reunión de ex reclutados de la unidad "Pantera Negra 88"

el pelotón al cual perteneció había estado destinada cuando fue llamada a combate por segunda y Yerin estaba de casi cinco meses embarazo.

Quiso romper la carta en mil pedazos. Quiso estar enojada con todos ellos, quiso estar enojada con la U.S Army, quiso estar enojada porque le había separado de su mujer... Pero admitió que sólo debía estar furiosa consigo misma, no había cumplid con las promesas que le hizo a su esposa, perdió a su mejor amigo en combate e incluso ella misma casi perdió su vida en ese momento.

Inconscientemente, llevo una mano al lado costado izquierdo de su cuerpo sintiendo con sus dedos la gruesa cicatriz bajo la tela de la blusa. Cerró sus ojos al sentir cómo las escenas de aquél trágico día se reproducían en su mente como una película.

***

—Eunbi ha vuelto a tener pesadillas.

Su madre la miró con asombro mientras que sostenía a Noah en brazos. El pequeño castaño parecía desanimado y sollozaba levemente. Yerin le miraba preocupada.

—¿Cómo va con las terapias? —preguntó HeeSo preocupada por su nuera.

—No lo sé... —admitió la rubia con tono culpable.

Yerin no supo cómo interpretar el rostro de su madre antes la respuesta, no sabía si era reproche, desaprobación, preocupación o incluso compasión lo que vio en ella.

—Habían parado por unos meses. —recordó HeeSo

—Lo sé. —dijo y tomó a su hijo de los brazos de su abuela y con el dorso de su palma intentó comprobar la temperatura del pequeño, percatándose de su fiebre y eso logró que el nerviosismo se plantara en ella—Debo llevarlo al pediatra pronto.

—Le diré a tu padre que te lleve. —sugirió HeeSo

—No, llamaré a Eunbi.

Luego de hacer una llamada a la secretaria del médico y pedir una hora urgente, le avisó a su esposa lo que estaba sucediendo decidiendo volver a casa para coger un abrigo para Noah y así salir juntas hacia el consultorio.

***

Algunas horas después, regresaron a casa. Eunbi se sentó en el sofá con Noah en sus brazos, el pequeño estaba dormido después de haber llorado bastante en la consulta con el pediatra. El castaño tenía otitis, así que le recetaron analgésicos y antibióticos.

—Pronto ya estarás mejor cariño. —Susurró cariñosamente Eunbi a la vez que acariciaba suavemente los finos cabellos que caían sobre la frente del pequeño.

—¿Crees que deberíamos dejarlo dormir solo en la cuna?—preguntó Yerin entrando al salón.

—¿Quieres que duerma con nosotras?—preguntó asombrada Eunbi.

—Bueno, solíamos dormir así cuando él recién salió del hospital.

La castaña sonrió al recordar aquellas noches, Yerin había sido bastante sobreprotectora los primeros meses cuando el pequeño había regresado a casa, por supuesto, ella la entendía. Eunbi sabía que ella misma no había podido ser de mucha ayuda esos días. Se sentía agradecida de que los padres de ambas solían pasarse casi todos los días por su casa en aquellos meses.

—Entonces, ésta noche dormirás con nosotras guapo. —susurró de nuevo a su hijo continuando con las caricias.

Los ojos grises estudiaron como Yerin encendía la televisión del cuarto y cambiaba de canal para dejar finalmente un partido de futbol americano.

—¿Recuerdas cuando solíamos ir a los partidos para ver jugar a tu hermano?—preguntó Yerin divertida.

—¡Oh, claro que sí! Solíamos comprar siempre gaseosas y muchas golosinas. —rió uniéndose al recuerdo.

—Si... WonHo era realmente bueno. ¿Han tenido alguna noticia de él? —preguntó Yerin con real interés.

—Mmm, no realmente. Ya sabes, es difícil para un Marine enviar cartas o llamar desde la mitad del pacifico. Supongo.

La rubia se percataba del cariño y el brillo que tomaban los ojos de su esposa al hablar de su hermano, pero no dijo nada. Le gustaba aquella sensación de volver a lo cotidiano, esa normalidad que tenían entre ellas e incluso estar con su hijo en brazos al lado de la mujer que amaba.

—También recuerdo cuando ibas a verme a mí a las competencias de atletismo y los partidos de básquetbol. —agregó Eunbi logrando una carcajada en su esposa.

—Es verdad, recuerdo que solías esforzarte mucho para impresionarme... Lo sabía Hwang. —recordó Yerin con un tono nostálgico.

—Sí, yo solo esperaba que algún día me lanzaras tu sujetador a la cancha o en la pista como señal de apoyo.

Ambas estallaron en risas muy sentidas mientras Yerin negaba con su cabeza lo ridículo de la situación.

—De todos modos lograste quedarte con la idad chica. —dijo la rubia refiriéndose a sí misma y su esposa expandió los ojos en grande.

—Oh...—dijo un poco avergonzada pero divertida— Si lo