Cuando Taeyeon se detuvo en el estacionamiento de la escuela, hice mi búsqueda diaria por el coche de Siwon. Y tal como los días anteriores, no se encontraba en su lugar. En vez de tomarse el codiciado lugar de aparcamiento del chico más popular de la escuela, se mantuvo vacío. Fue como si todos estuvieran esperándole. Preguntándose. La última vez que había visto a Siwon fue el día que pensé que Taeyeon estaba perdida para siempre. Hyoyeon, una transportadora que intentaba matar mi cuerpo y forzar la mano de La Muerte, por extraño que parezca, se convirtió en mi amiga, consiguió sacar el alma de mi cuerpo sin la ayuda de La Muerte. El problema fue que ya era demasiado tarde. La Muerte ya había roto las reglas y tenía que pagar por ello. Me quedaba la decisión de convertirme en un alma en pena errante o volver a mi cuerpo y vivir. A pesar de que la única persona que había amado ardía en el infierno como un ángel caído por no hacer su trabajo cuando llegó el momento de quitarme la vida. Hyoyeon me había explicado que Taeyeon estaría atormentada aún más en los abismos del infierno si sabía que yo era un alma perdida. Ella querría saber que vivía.

Que su sacrificio fue por algo. Yo haría cualquier cosa para aliviar su dolor. Así que volví a mi cuerpo por la mañana y elegí la vida. Por ella.

Luego, él estuvo en la escuela esa mañana y yo no tuve ni siquiera un momento para hablar con Siwon y explicarle. Sólo corrí hacia Taeyeon. Después que Taeyeon me explicó todo y me puso al tanto del engaño, de que Siwon no era humano, habíamos ido a buscarlo. Pero Siwon Choi había desaparecido. Eso fue hace un mes.

—¿Por qué te molesta? Sé que dices que Siwon no tiene alma, pero conozco a Siwon. He pasado tiempo con él. No es malo. Es increíblemente dulce.

Esos ojos ónice que amaba, se encendieron y el resplandor al que me estoy acostumbrando me advirtió que había dicho algo equivocado. Taeyeon no llevaba bien la emoción de los celos. Era completamente nuevo para ella y no era algo que pudiera manejar.

—Siwon es lo que debe ser. Fue creado, Tiffany. Hizo su trabajo. No es dulce. No tiene alma.

Me incliné hacia delante y besé su mandíbula luego susurré—: Tranquila chica grande. Los dos sabemos quién es la dueña de mi alma.

—Así es —respondió Taeyeon, luego mordisqueó mi oído—, y no lo olvides.

Me estremecí por su cálido aliento sobre mi piel.

Golpecitos en mi ventana me sobresaltaron, me aparté de mi y novia y me volví para ver a Jessica, mi mejor amiga, mirándome por la ventana con una expresión divertida.

—Salvada por la mejor amiga —murmuró Taeyeon, presionando un último beso en mi cuello, antes de alcanzarme mi mochila y abrirme la puerta de su coche. Salió a la luz de la mañana luciendo como una Diosa griega. Los pantalones que colgaban de sus caderas cubrían su trasero deliciosamente bien. Taeyeon podía verdaderamente lucirse en una camiseta ajustada al cuerpo y lo hacía diariamente. Hoy la camisa que exhibía su impresionante pecho era de un azul oscuro. Sus botas negras nunca cambiaban, pero a mí me gustaban. Eran algo así como ys.

Parecía una chica mala incluso con mi mochila roja en su hombro izquierdo. La observé en una inevitable fascinación mientras se dirigía alrededor del frente de su Jeep para abrir mi puerta. Había aprendido por las malas a no abrir la puerta de mi lado del coche. No le gustaba. Podía sentir los ojos de Jessica en mí, pero no me importaba. Podía verme comerme con los ojos a mi novia. Además, me entendía por completo. Jessica pensaba, al igual que el resto del mundo, que Kim Taeyeon era la vocalista de la banda de rock Cold Soul. Irónico, lo sé. Taeyeon si cantaba con la banda, pero no pasaba tiempo con ellos a menudo. Jessica era una gran fan.

Taeyeon abrió mi puerta y salí por fin, apartando mis ojos de ella para encontrar la mirada de mi amiga.

—Bueno, buenos días a ti también —Bromeó Jessica, deslizando su brazo en el mío—. Me preguntaba cuánto tiempo te iba a llevar dejar de mirar a tu novia rockera con ojos de cachorro y notarme un poco.

Le di un codazo. —Cállate.

Se rió —Chica, por favor, dime que no trataste de ser sutil con tu mirada lujuriosa, porque has fracasado. Esa chica sabe que deseas su cuerpo.

—Ya basta —susurré. Taeyeon vino detrás de mí, llenando de calidez y hormigueos todo mi interior.

—Es imposible que desee mi cuerpo más de lo que deseo el suyo.

Jessica comenzó a abanicarse con la mano.

—Querido Señor, ten piedad, creo que podría desmayarme.

La mano de Taeyeon cubrió la mía y la apretó. —Nos encontramos en el interior. Voy a llevar esto a tu casillero.

Siempre  era  tan  buena,  procuraba  darme  tiempo  a  solas  con Jessica. Asentí con la cabeza, sin siquiera importarme que tuviera una sonrisa tonta en mi rostro.

Jessica se quitó sus gafas de sol, apoyándolas sobre su cabeza. Sus ondas eran perfectamente armadas, sabía por experiencia que le tomaba horas de trabajo. Sus ojos marrones brillaban mientras observaba el trasero de mi novia mientras se abría camino dentro de la escuela.

—Ese es un buen pedazo de...

—¡Jessica!—La reprendí con una sonrisa, porque por supuesto que tenía razón. Pero aún así, no tenía que decirlo en voz alta.

—¿Muy celosa? —Bromeó.

Sólo rodé mis ojos. La mirada de Jessica recorrió el espacio vacío de estacionamiento de Siwon. No podía explicarle a Jessica sobre Siwon. Ni siquiera sabía que veía gente muerta, o como Taeyeon solía decirles, “almas errantes”. Hasta que conocí a Taeyeon, había tenido que vivir con mi secreto.

—Me pregunto, ¿Dónde está?

Cuando Siwon desapareció, Taeyeon y yo decidimos m