Capítulo XI
2. PredestinedTiffany
Estaba paralizada. De pie allí, mientras los paramédicos trabajaban incansablemente sobre el cuerpo de Yuri, el cual no respondía, yo no podía moverme. Los sollozos y las súplicas de Jessica a Yuri para que ésta despertase sonaban muy lejanas.
Nada se sentía real. Era casi como si estuviera observando un hecho fuera de mi cuerpo. Además de mi abuela, nunca experimente perder a un ser querido. Seguro que ella no moriría. ¿Taeyeon me lo habría advertido, verdad? ¿Acaso no se había ella estas cosas de antemano?
En el momento en que escuche su nombre en mis pensamientos, ella apareció, quedándose como un hermoso ángel oscuro detrás del paramédico inclinado sobre Yuri, administrándole la RCP. Preparaba el desfibrilador para reanimar su corazón. Nada más había funcionado.
Los ojos de Taeyeon encontraron los míos y pude ver el dolor en aquellas profundidades ónice. Eso no podía significar lo que yo creía que significaba. ¿Solamente vino para tranquilizarme, verdad? Yuri era sencillamente demasiado joven para morir. Ella era mi amiga. No cualquier amiga, sino una que había tenido durante toda mi vida, o al menos durante el tiempo que puedo recordar. Habíamos hecho concursos de comer perritos calientes, y jugando carreras con motos de cros. Yuri fue quien me enseño a montar en monopatín, y yo era quien le ponía hígado de pollo de cebo en su anzuelo siempre que íbamos a pescar. Ella odiaba este tipo de cosas. Le daban náuseas. Era una parte de mi vida, y yo no quería dejarla ir. ¿Acaso Taeyeon no veía eso?
—Yuri, por favor bebé, por favor, abre los ojos para mí —Sollozó entrecortadamente Jessica, mientras ellos colocaban las dos paletas en su pecho de la misma forma en que lo había visto hacer a la gente de Anatomía de Grey. El pecho de Yuri subió y bajó en un rápido movimiento mientras todos parecieron flotar sobre ella, rogándole que respondiera. Pero nada. Los vi hacerlo de nuevo, con los mismos resultados. No ocurría nada. Entonces, vi cómo el alma de Yuri se levantaba de su cuerpo y se dirigía directamente hacia Taeyeon. Nunca miró hacia atrás mientras un transportador que nunca antes conocí, dio un paso adelante y en un instante después desaparecieron. Yuri se marchó.
El horror de lo que acababa de presenciar se sintió como una puñalada en el pecho. Ella había alejado a Yuri de mí. ¿Cómo podía alejar a alguien de mí tan fácilmente? Jessica cayó al suelo cuando los paramédicos anunciaron la hora de la muerte como las 8:02. No me atreví a girarme y ver si Taeyeon seguía allí, presenciando cómo nuestro mundo se venía abajo. En vez de eso, me acerqué a Jessica y me uní a ella en la hierba húmeda por el rocío mañanero. Envolviendo mis brazos alrededor de su cuerpo, me dejé llevar por el dolor.
Los paramédicos pensaban que fue un aneurisma cerebral, pero no se sabría con certeza hasta después de la autopsia. Ver el cuerpo de Yuri mientras subían la cremallera de la bolsa de plástico en la que se encontraba metida, fue el momento más extraño de toda mi vida. Aunque yo sabía que ella ya no estaba allí, entre nosotros, fue un momento raro. Contuve el impulso de saltar y correr hacia ellos, y exigir que le dejaran salir de ahí.
Ella no sería capaz de respirar en esa bolsa. Odiaba los espacios cerrados. Una vez la había metido en mi armario y cerrado la puerta con llave, y para cuando la dejé salir le había dado un completo ataque de ansiedad. Y ahora ellos la encerraban en esa bolsa de plástico, y dentro de poco estaría enterrada.
La veríamos tumbada en un ataúd y luego la perderíamos para siempre.
Nada de beca de baloncesto. Nada de NBA.
Yuri se había ido.
Jessica no había hablado ni comido desde que su madre se presentó en la escuela, inmediatamente después de recibir la llamada de aviso. No nos levantamos del suelo cuando su madre llegó. Con trabajo, me las arregle para convencer a Jessica de levantarse y las dos subimos a la parte trasera del Cadillac de su madre hasta su casa. Ahora, ella estaba tumbada, hecha una bola, en su mullida cama rosa con el muñeco de peluche que Yuri le regalo por el día de San
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