Su mirada era fija, y quería pensar que poseía los súper poderes necesarios para hacerse invisible o simplemente tele-transportarse a cualquier otro lugar fuera de esa habitación. Había perdido la cuenta de cuántos minutos llevaba contando en su mente. Podía sentir la mirada perforante del hombre mayor delante de él, congelándolo en el lugar donde llevaba sentado en completo silencio, como si fuera una estatua.

Ya había sido demasiado impactante, despertar y encontrarse desnudo al lado de su jefe, como para que además, haya deslizado una confesión de sus labios, que definitivamente no debía ser revelada.

Podía sentir el frío en el ambiente, y aunque la parte baja de su espalda lo estaba matando de dolor, no se atrevía a hacer ningún movimiento. Quizás si permanecía inerte por unos minutos, Eric se cansaría de observarlo y lo dejaría solo en la habitación para que pudiera huir.

Lamentablemente, no tenía un mejor plan más que huir y esperar que el eje de la tierra girara en dirección contraria y retrocediera el tiempo. Quizás así se lo pensaría dos veces, antes de tomar todas esas copas de licor.

-y bien? - Eric trató de sonar lo más calmado posible, pero su tono de voz no podía ocultar la disconformidad en su interior.

La noche anterior había parecido casi perfecta; jamás pensó que tuviera el valor para confesar uno de sus más grandes secretos, ni mucho menos admitir los sentimientos que había desarrollado hacia el joven niñero de su hija. Y ni qué decir de las horas de pasión que ambos compartieron en su cama.

Pero el despertar había sido completamente diferente a lo que su imaginación estaba esperando. Sus ojos se abrieron sólo minutos antes que su acompañante en la cama, observando su rostro dormir por un corto período, pensando las palabras que usaría para convencer al muchacho de su sinceridad.

Y contrario a la que esperaba, sólo recibió una mirada de susto y un ataque de pánico con un intento fallido de huida, por parte del menor. Más aún, las únicas palabras que había pronunciado HyeSung desde que despertó “No otra vez!!”

La curiosidad de Eric había despertado y más que eso, quería conocer toda la historia detrás de ese “No otra vez!!”.

-la Sra. Lym traerá a Jihye al mediodía, tengo toda la mañana para oírte… - continuó Eric, no queriendo sonar muy autoritario, pero no pudiendo disimular su impaciencia.

Si HyeSung pensaba que podría salir de esto fácilmente, estaba completamente equivocado.

El muchacho se encogió en su lugar en la cama, haciendo una mueca de dolor cuando el dolor en la parte baja de su espalda le volvió a recordar lo que había pasado la noche anterior.

-necesitas un calmante? - esta vez Eric sonó preocupado, inclinándose ligeramente hacia el muchacho en la cama.

HyeSung negó con la cabeza, inmediatamente, esperando detener el avance de su jefe. Por qué dolía tanto? No recordaba ese dolor, la primera vez.

-necesitas un calmante, recuéstate… - habló Eric con voz demandante, desapareciendo en el interior del baño dentro de su habitación.

HyeSung quiso aprovechar su oportunidad para huir, pero el dolor en la parte baja de su espalda no le permitió dar un solo paso, rindiéndose a las sugerencias de su jefe, y recostándose de vuelta en la cama, esta vez sobre su estómago.

-te juro que si me hiciste algo, voy a demandarte por acoso… - susurró el muchacho finalmente, obteniendo valor cuando su jefe le alcanzó el frasco de píldoras a sus manos.

-te tengo que recordar que anoche estabas muy dispuesto? - respondió Eric con braveza, sujetando el vaso de agua en sus manos, mientras el muchacho tomaba un sorbo.

HyeSung no respondió con palabras, bastó con que Eric notara el color rojo con el que iba tiñéndose su rostro.

-te traje tu café y… una ensalada de frutas! - el pequeño hombre sonrió, colocando los alimentos sobre la mesa, tomando asiento en la silla ubicada frente al otro hombre que lo estaba esperando.

-te dije que no era necesario, desayuné más temprano en el departamento – sonrió también Dongwan, bebiendo un sorbo de la taza de café. Era cierto que ya había desayunado en el departamento que se hospedaba temporalmente, pero una taza extra de café nunca caía mal.

Esa mañana, los dos hombres habían acordado reunirse en el hotel en el que se encontraba hospedado Minwoo, para tener un día de relajo y aprovechar el última día del pequeño arquitecto en Singapur. Minwoo viajaría de regreso a Seúl a primera hora de la mañana siguiente.

-por cierto, no me has dicho cómo le está yendo a HyeSung. Hace días que no hablo con él – Dongwan inició un nuevo tópico en la conversación, provocando que su compañero tuviera un pequeño accidente con la cucharada de sopa que llevaba a sus labios.

-Hye-HyeSung?… ah! Está bien, ya sabes cómo son los chicos, debe andar entretenido en otras cosas, ahora que está solo… - Minwoo tuvo que pensar rápido, mientras limpiaba con una servilleta, la parte de su traje donde había sido derramada la cucharada de sopa que estaba a punto de ingerir.

Contrario a lo que esperaba Minwoo, su respuesta solo llenó de más incertidumbre a su compañero.

-estás seguro que estará bien solo? Sin dinero y sin conocer la ciudad… ese niño sabe cómo meterse en problemas rápidamente… - Dongwan reflexionó más para sí mismo, imaginando los peores escenarios en los que podría encontrarse su adorado primo.

“dímelo a mí!”

Minwoo respondió solo en su mente, girando los ojos sin que su compañero pudiera advertirlo. Ahora mismo, el pequeño arquitecto no podía dejar de pensar en la confesión que le había hecho Eric el día anterior. Y solo esperaba que su mejor amigo haya seguido sus consejos.

-tampoco no es tan niño, y sabe defenderse muy bien por sí solo… - el pequeño arquitecto prefirió dar una respuesta que terminara de tranquilizar a su compañero, aunque por dentro estaba seguro que Dongwan lo asesinaría cuando se enterara del verdadero estado de HyeSung.

-HyeSung es un caso muy especial… es independiente pero mimado a la vez, y muy rebelde! Todavía me cuesta que me diga hyung… - Dongwan sacó a relucir sus propias frustraciones, relajándose con el amargo sabor del café en sus manos.

-por qué mejor no cambiamos de tema, a dónde iremos hoy? - Minwoo tenía dos razones poderosas para cambiar el giro de la conversación. Uno, hablar de HyeSung lo ponía nervioso y tenía miedo que terminara confesando todo a su compañero. Dos, le quedaban solo pocas horas para disfrutar del hombre al que había estado extrañando por varios meses.

-te llevaré a conocer unos museos, te va a fascinar! - el rostro de Dongwan se mostró entusiasmado, atreviéndose finalmente a dar una probada a la ensalada de frutas traída por Minwoo.

-todo lo que tenga que ver contigo es fascinante, Kim Dongwan – el arquitecto guiñó un ojo en dirección de su compañero, cubriendo luego su rostro con su propia taza de café.

Con pocas horas restantes, Minwoo tenía que agotar todas sus posibilidades.

Los minutos seguían pasando en el reloj, y era como si el tiempo se hubiera detenido. HyeSung continuaba recostado en la cama, inerte y con los ojos cerrados, evitando encontrar su mirada con la de Eric, ignorando su presencia. El arquitecto por su parte, guardaba silencio a la espera que sea el muchacho el que reiniciara la conversación.

La situación en la que se encontraban no era sencilla, pero Eric tampoco esperaba que HyeSung actuara de esa manera. Con una personalidad tan directa, ciertamente era todo una sorpresa ver como el muchacho en la cama, continuaba sonrojándose por momentos; absolutamente temeroso de volver a hablar.

-llamaré a Sra. Lym y le diré que traiga a Jihye luego de la cena – el arquitecto ya no sabía qué más hacer para que HyeSung lo enfrentara. Quizás el pánico y un poco de presión, ayudarían.

HyeSung se encogió en la cama, apretando los ojos con fuerza, como si estuviera luchando por contener sus reacciones.

-sabes… hasta esta mañana, pensaba que eras virgen; pero a juzgar por tu reacción, creo que me equivoqué… - Eric probó con otra estrategia, contando los segundos por alguna reacción.

-te acostaste conmigo, únicamente por qué pensaste que era virgen!? - el rostro de HyeSung finalmente giró en dirección de su jefe, lanzándole una mirada letal.

-no lo sé, tú dímelo… qué fue eso que dijiste hace unas horas – retó Eric, celebrando por dentro que su estrategia haya dado resultado.

HyeSung llevó sus dos manos hacia su cabeza, tirando ligeramente de su cabello en un ataque de frustración.

-aarrgghh!! te odio! Está bien… quieres saber? Si te lo digo me dejarás salir de acá? - el muchacho parecía rendido, al ver que ninguno de sus esfuerzos por ignorar y agotar la paciencia del arquitecto, daban resultado.

-no es como si pudieras moverte, tampoco – señaló Eric, dando una ligera vista a la parte baja de la espalda del niñero de su hija.

El rostro de HyeSung volvió a sonrojarse, sintiendo una vez más ese ligero dolor punzante en su espalda. Por qué seguía doliendo tanto?

-bien… digamos que… estuve saliendo con alguien durante mi último año en la escuela… - HyeSung hizo una pausa, cuando notó el rostro rígido de su jefe.

Eric quería saber la historia, cierto?. Debía empezar desde un inicio entonces.

-continúa – el arquitecto respiró hondo, tomando una silla de la esquina de la habitación, posicionándose a un lado de la cama, justo al lado donde se encontraba recostado HyeSung.

-salimos solo por unos meses, hasta que me di cuenta que realmente no coincidíamos… aún así seguimos viéndonos… - nuevamente el muchacho se detuvo, asustado si debía continuar su historia, observando como el rostro de su jefe se ponía más rígido con cada palabra.

-no te preocupes por mí, solo sigue… quiero oírlo todo – Eric tragó saliva, obligándose también a tragar sus celos. Ya lo había sospechado, pero saber de boca del propio HyeSung, sobre un existente ex-novio, definitivamente activaba una parte de él que no era muy agradable.

-unos días antes de mi graduación, tomé un dinero de mis ahorros personales y compré mi boleto para Europa, planeaba viajar apenas me graduara. Ya era un adulto legal, mis padres no podrían detenerme… pero… la mañana de mi fiesta de graduación, mi padre entró a mi habitación, rompió mi boleto y me quitó todos mis ahorros… - el rostro de HyeSung lució tristeza, al recuerdo de aquel momento en el pasado, en el que vio sus sueños desbaratarse a manos de su propio padre.

La expresión de Eric también se suavizó, sintiendo empatia por el muchacho.

Cerró la puerta a sus espaldas y colocó los audífonos sobre sus oídos, encendiendo el reproductor en su teléfono celular, guardándolo luego en el bolsillo derecho de su chaqueta. Ese día había recibido una llamada muy temprano, avisándole que las clases privadas que daba a la pequeña niña en casa de la familia Mun, habían sido canceladas.

Un día descanso no le venía mal, después de todo.

Inició su camino calle abajo, dirigiéndose hacia la pequeña laguna que se ubicaba a unas cuantas calles más de distancia. Ese había sido siempre su lugar favorito para pasar el rato y perderse en sus reflexiones.

Caminó unos cuantos pasos más y su cuerpo se detuvo, su mirada se fijó en la puerta de madera color blanco a un lado de la calle. Su mente le jugaba trucos y, por un momento, deseó que el muchacho que habitaba en esa casa se asomara tan solo unos segundos. No sabía exactamente de dónde había salido ese pensamiento, pero comenzó a asustarlo al punto de acelerar sus pasos al ritmo que su rostro comenzaba a teñirse de color carmesí.

Su hermano mayor se lo había prohibido, mucho antes de que supiera de su existencia. A veces odiaba que todo el mundo lo viera como si aún fuera un bebé desprotegido, pero tenía que admitir que quizás su hermano tuviera razón. Incluso él sentía mucha inseguridad con respecto a ese muchacho de mala fama.

-Andy? - su corazón dio un salto, deteniendo sus pasos abruptamente, mientras sentía como los audífonos resbalaban de su cabeza por el repentino movimiento.

-si eras tú! Sabía que no podía haber visto mal! - sonriendo frente a él, el famoso casanova Park Junjin, lo saludaba.

Era uno de esos deseas, que en realidad no quieres que se hagan realidad.

-h-ho-hola!… - no tenía idea de cómo actuar frente al muchacho. Si era muy amable, probablemente daría pie a que Junjin pensara en un posible acercamiento. Y si actuaba indiferente, no sería eso descortés?…

-te vi pasar frente a mi casa, vas al lago? - Junjin continuó hablando, ignorando la expresión pálida en el rostro del menor. Cómo sabía Junjin de la existencia de ese lago?

Andy se quedó sin palabras, quizás tratando de fabricar una excusa, quizás esperando, en el fondo, por el momento de compartir su lugar secreto con alguien importante en su vida. Un momento, qué?

-puedo ir contigo? Solía ir cuando era pequeño, pero parece que he olvidado un poco el camino – Junjin continuó sonriendo, entrelazando su brazo con el brazo del menor, re-iniciando su marcha.

El corazón de Andy volvió a sentirse inquieto. En las últimas semanas, Junjin se había vuelto más recurrente en su vida, y esto lo preocupaba, a la par que lo hacía sentir más ansioso por la llegada del siguiente día.

-ah! Parece que sí recordé bien el camino! - Andy sintió su brazo ser liberado, dándose cuenta que ya se encontraba de pie, frente al pequeño lago. Cuánto tiempo había pasado en shock?

-encontré un buen lugar para sentarnos! - la voz de Junjin llamó a no muy pocos pasos de distancia, observando Andy al muchacho sentado en una roca, señalando otra que aparentemente acababa de ser reservada para él.

-este era mi lugar favorito cuando era niño… cuando mamá se fue, lloré varios días aquí, solo

Oh, cierto, Andy había olvidado esa parte de la historia. La parte en la que el muchacho, de entonces 8 años, fue abandonado por su madre biológica. Su corazón dolió, al ver la expresión de tristeza en el rostro del muchacho sentado a su lado.

-estaba muy enojado. Fui a la fiesta de todos modos, no quería ver a mi padres. Bebí todo lo que podía, en verdad estaba muy enojado. No sé exactamente en qué momento comencé a sentirme mareado, todo me daba vueltas y sentía que no podía mantenerme en pie… Kangta me ayudó a salir del salón de fiestas… y… - HyeSung se detuvo una vez más, tomando aire y valor para continuar.

-… en verdad no recuerdo mucho… lo poco que puedo recordar, es que entramos a una habitación del hotel donde se realizó la fiesta, y caí sobre la cama casi inconsciente… del resto… - la mirada fría de Eric, podía decir al muchacho que esa parte de la historia no iba a ser su favorita.

-… sólo sé que desperté a la mañana siguiente con un terrible dolor de cabeza y… desnudo… Kangta acababa de salir de la ducha… - HyeSung selló sus labios en esas últimas palabras, temeroso y avergonzado. Era la primera vez que le contaba a alguien esa historia.

Eric parecía estar conforme con la conclusión de la historia. De todos modos, no necesitaba más detalles, ni mucho menos imaginárselos.

-así que te embriagaste y te acostaste con tu noviecito… - el tono de voz del arquitecto trataba de mantenerse sereno, pero no podía ocultar su disgusto. Ni mucho menos su repulsión a quien quiera que haya sido el ex-novio del niñero de su hija.

-te dije que ya no era mi novio… - reclamó HyeSung, olvidándose de su vergüenza.

-y la diferencia es…? Sabes que tienes problemas con la bebida, cierto? Cada vez que te embriagas, terminas acostándote con alguien – Eric no pudo resistir más sus celos. Esa mañana, había sido todo un arco iris, imaginándose haber sido el primer hombre en la vida del bello muchacho. Ahora sabía que alguien más había ganado ese honor.

-YAH! Yo no tengo la culpa de estar rodeado de ertidos como tú! - HyeSung no sólo se sintió ofendido, sino también avergonzado. De cierta manera, Eric tenía un punto. Dos veces en la misma situación, no establecía un buen récord.

Eric luchó por contener sus emociones, la mañana no había sido para nada cómo se lo había imaginado, y ahora tenía que lidiar con sus celos y hacer su mejor esfuerzo por convencer al muchacho de su sinceridad. Parecía una locura, pero Eric estaba resuelto a no dejar ir al bello niñero de su hija.

-escucha, vamos a olvidarnos de eso, si?… - Eric ajustó el tono de su voz, inclinándose en dirección del muchacho en la cama, tratando de tocar su cabello con su mano derecha; pero HyeSung retrocedió asustado, deteniendo sus movimientos en el aire.

El rostro de HyeSung reflejó cuán culpable se sentía por rechazar los gestos de su jefe, pero no podía evitarlo. Muchas cosas habían ocurrido desde la noche anterior, y estaba seguro que el dolor en su cabeza se debía a algo mucho más intenso que todas las copas que bebió la noche previa.

-fui muy sincero anoche, absolutamente en todo… - la voz de Eric era grave, asegurándose que cada palabra ingresara en la cabeza del muchacho.

HyeSung selló sus labios, evitando la mirada del arquitecto. Claro que había sentido su sinceridad, y claro que recordaba perfectamente todo lo que había ocurrido en la noche. Sin embargo, el temor a verse atado y anclado en Seúl, detenían sus pensamientos más allá de lo que su corazón expresar.

-todavía hay unas cosas que quiero terminar, antes de regresar a casa… - la respuesta de Dongwan no trajo mucho alivio a su compañero, que se mostraba muy impaciente por su pronto retorno.

Cuando Eric y Minwoo, decidieron que dejarían en manos de su tercer socio, el manejo de las relaciones con clientes fuera de Asia, no se imaginaron que prácticamente estaban enviando a Dongwan a una odisea sin fin.

El tiempo de ausencia, sin embargo, había servido para que Minwoo confirmara y re-afirmara, sus sentimientos por su colega. La ansiedad que mostraba por ver el rostro de su compañero todos los días, lo estaba matando.

-ahh en verdad extraño estar en Seúl… y ya quiero oír a Jihye llamarme tío – la sonrisa de Dongwan sonó como música a oídos de Minwoo, olvidándose por un momento de todo a su alrededor. Sus ojos habían caído en él, desde el primer día que se conocieron.

-oh! Mira! Vamos a la tienda de recuerdos! - Dongwan se oía entusiasmado, tomando casualmente la mano de su compañero, guiándolo unos metros más hasta que ingresaron a una pequeña tienda de recuerdos, ubicada en medio de la calle.

Minwoo no pudo pronunciar una palabra, sus ojos sólo seguían cada movimiento de su compañero, mientras éste tomaba uno y otro objeto de los estantes en la tienda.

-qué te parece este para HyeSung?… siempre anda obsesionado con su cabello – rió Dongwan, agitando un elegante estuche de peinetas, aparentemente de colección.

Oír el nombre del muchacho no hizo muy feliz a Minwoo, no precisamente porque le desagradara, sino porque de pronto bajaba de su nube, recordando que probablemente Dongwan lo odiaría a su regreso a Seúl.

-es perfecto, y esto para Jihye? - respondió Minwoo con la mejor sonrisa que pudo, sosteniendo luego una hermosa muñeca en sus manos.

-ahh! Le va encantar!… ahora necesitamos algo para Eric… qué podría gustarle a Eric?… - Dongwan parecía perderse en sus pensamientos, adentrándose más en la pequeña tienda, revisando con más minuciosidad entre los estantes.

“… tu primo”

Fue la respuesta que se formuló en la cabeza del arquitecto, apretando con fuerza sus labios antes de dejar salir sus pensamientos.

-encontré esto… aunque no estoy muy de acuerdo con que Eric siga fumando – Dongwan regresó al lado de Minwoo, sosteniendo una cigarrera de color plateado.

-ya lo dejó… o bueno, al menos ya no fuma en casa – las palabras se deslizaron de labios de Minwoo sin que pudiera detenerse a pensar.

-en serio?… Wow! Así que el milagro no sólo ocurrió con Jihye – Dongwan rió mientras dirigía sus pasos a la caja registradora.

“Si supieras que Eric dejó de fumar gracias a tu primito…”

Minwoo estaba teniendo un duro debate en su cabeza. Un lado de él quería ser sincero con Dongwan; el otro, quería disfrutar esos días alejados de la ciudad, y atesorar esos recuerdos de los dos.

-esta noche te llevaré a cenar a uno de los mejores restaurantes de la ciudad! - el entusiasmo en el rostro de Dongwan, dibujó una sonrisa en el rostro de Minwoo, regresando los dos hombres a su recorrido fuera de la tienda de recuerdos.

Sí, Minwoo quería atesorar todos esos recuerdos al lado de Dongwan. El resto de los problemas que lo esperaban en Seúl, podían esperar. Su mente se detendría por el resto del día, y se dedicaría a grabar cada segundo en compañía de Kim Dongwan.

-no necesitas decir nada ahora… si necesitas tiempo para pensarlo, puedo dártelo – Eric sonaba decidido, aunque en el fondo tenía miedo de ser rechazado.

-no estás pensando con la cabeza, tienes una hija… - HyeSung perdió la vergüenza, enfrentando los ojos esperanzados del arquitecto.

-Jihye aún es pequeña… pero creo que es lo suficientemente inteligente para darse cuenta de las cosas – Eric no mentía al hablar de su hija, y en el fondo, esperaba que la niña no mostrara rechazo a su posible relación con su niñero.

Eric sólo quería ser feliz; había pasado mucho tiempo desde que sintió algo tan intenso dentro de él. Sus esperanzas de amar y ser amado, se esfumaron cuando se dio cuenta que sólo estaba siendo utilizado. Pero algo renació dentro de él, cuando la realización de sus sentimientos hacia el bello muchacho, lo tocó. Y no quería dejarlo ir. Al menos no sin pelear.

-te das cuenta de lo que estás diciendo?… escucha, lo siento por lo de anoche, no estaba en mis cabales, bebí demasiado…

-dijiste que sentía lo mismo que yo… lo dijiste… - Eric cortó las palabras del muchacho, antes que éste lograra convencerlo de que lo que ocurrió la noche anterior fue nada más que un error.

HyeSung definitivamente era muy bueno persuadiendo a las personas, pero Eric no se iba a dejar manipular tan fácilmente, no esta situación.

-quizás sea así… pero… tú no sabes… - HyeSung parecía tener una lucha con sus pensamientos, como si estuviera dudando de sus siguientes palabras.

-podemos solo intentarlo, si funciona bien… sino… te dejaré ir… lo prometo… - el mismo Eric se oyó lamentable, prácticamente rogándole a un jovencito por su amor. Esto no hablaba muy muy bien de su orgullo de hombre maduro, pero al diablo con todo! Era la primera vez que deseaba a alguien con tantas ansias, que no le importaba rendir su orgullo ante él.

-mi padre nunca aceptó mi relación con Kangta… - HyeSung lo resumió en esas palabras, desviando su mirada de los ojos del arquitecto, tomando valor para sentarse sobre la cama, ahora que el calmante ya había echo efecto sobre la parte adolorida de su espalda.

Eric quedó sin palabras. Su familia tampoco había sido de mucha ayuda, cuando descubrieron sus preferencias. Y, definitivamente, fue un alivio cuando Eric anunció su matrimonio con la madre de Jihye. El nombre de la familia Mun fue salvado por un accidente en una noche borrachera de Eric.

-solía tener miedo de mi familia… pero con el tiempo, aprendí que no importaba cuantos sacrificios tuviera que hacer por ellos, al final del día, solo yo era el único que era infeliz… - el arquitecto liberó sus propios pensamientos, más como una confesión sincera, que como un discurso para convencer al muchacho en la cama.

-de veras estás hablando en serio, eh? - la actitud de HyeSung pareció cambiar, su voz tan suave como si estuviera susurrando directamente al oído del arquitecto.

Eric se dio valor para moverse de la silla, tomando lugar en la cama, frente al muchacho, observando su expresión perdida, como si estuviera luchando una vez más con sus pensamientos.

-un paso a la vez; no te voy a presionar, ni a pedirte que renuncies a tus sueños por mí… - Eric parecía leer los pensamientos de HyeSung, complacido cuando el muchacho levantó su mirada en su dirección.

El momento no necesitó de más. HyeSung no podía mentirse a sí mismo, de todos modos. Había algo en Eric que lo atraía de una manera que nunca antes había sentido con otro hombre. El muchacho no podía asegurar si se trataba de verdadero amor, o una mera atracción trivial; pero su cabeza, la mayor parte del día, estaba llena de Eric Mun.

Y como si estuviese despertando de un hechizo, o quizás cayendo dentro de él; el silencio en la habitación fue interrumpido, con el suave roce de sus labios contra los del arquitecto. Esta vez estaba sobrio y muy bien despierto. Era muy consciente de lo que estaba haciendo y, como la mayor parte de las cosas en su vida, al diablo con todo.