Kim Dongwan suspiró como si le costara un mundo hacerlo. Cuando llegó a su departamento miró nuevamente la venda en su antebrazo. Las bombas suicidas solo habían empeorado el asunto. Estaba claro que no se enfrentaba con amateurs ni mucho menos, siendo que sacrificaron a sus propios hombres. La explosión dejó 10 muertos y más de 100 heridos (entre ellos, él mismo),  que cargarían en su conciencia por mucho tiempo. Todo por haberse confiado.

Su departamento lleno de papeles de casos sin cerrar le dio la bienvenida. Se quitó la gabardina como pudo con una sola mano, y se sentó en el sofá.

-Menudo día – Habló a las paredes, que solo respondieron con su silencio.

Mirando al techo, recordó los sucesos de la mañana.  

-Ya verás, desgraciado –Dijo, pensando en aquel sujeto que se burló de él.  Su móvil lo sacó de sus pensamientos.

-Detective Kim –Contestó sin muchos ánimos.

-Kim, le he mandado los documentos de los sujetos desaparecidos en el ataque de hoy vía mail – Le habló su superior del otro lado. – Voy a encargarte este caso, porque sé que usted puede hacer el trabajo.

-Claro, ya mismo reviso la información…

-Kim.

Dongwan se tensó ante la voz del hombre.

-Señor.

-Escuché que dejó el hospital sin tratar correctamente sus heridas – el detective frunció el ceño – La negligencia con uno mismo no trae nada bueno. No sea necio, Detective Kim. ¿O debo recordarle la deuda que tenemos?

-No, señor – Dijo rápidamente – Me ocuparé de eso.

-Bien, lo dejo en sus manos – Finalizó cortando la comunicación.

Dongwan arrojó el teléfono a un lado y se masajeó las sienes. Odiaba pensar en el pasado.

Tomó la laptop del comedor, la ubicó en la pequeña mesa frente al sofá y se encaminó a la cocina. Abrió el refrigerador. Vacío. A ver la alacena. Nada más que un pequeño vaso de sopa instantánea.

-Mañana debo ir de compras – murmuró, sentándose y comenzando a leer.

-Los desaparecidos son famosos cantantes – Se habló a sí mismo a la vez que comía -¿Recompensa?

Bajó un poco más leyendo la información personal de los desaparecidos.

-Bueno, el tal HoYoung es rico, así que vale un secuestro… pero y él? – Dijo, deteniéndose en Shin Hyesung.

-Veamos, su nombre es Jung PilKyo, vive solo, no tiene familiares vivos cercanos, notas regulares en la escuela…humm… ¿Qué es esto? ¿Un cuadro clínico?

La sopa instantánea quedó olvidada a un lado.

-Victima de maltrato físico y psicológico de parte de su progenitor, denunciado por su tía…Un cuadro clínico de depresión, aparentemente tratado…Vaya, estas cosas no deben salir al ojo público  o sería un problema para el pobre chico – Observó detenidamente la foto del cantante que aparecía en el informe, como si pudiera responder todas las preguntas que tenía en su mente.

“¿Por qué te quieren, Shin Hyesung-ssi?”

*****

Shin Hyesung se sentía incómodo, hacía frío y parecía como si lo hubieran golpeado varias veces. La cabeza lo estaba matando y no podía moverse mucho.

¿Dónde estaba?

Intentó abrir los ojos, sin éxito. Su cuerpo no hacía caso. Intentó cambiar de posición, pero solo logró mover unos dedos de su mano derecha. Abrió los ojos por fin para encontrar un cuarto apenas iluminado por la luz del sol que entraba por un tragaluz. Se vio amarrado a una silla con las manos en la espalda.

-¿Pero qué…

-Mira, ya ha despertado.

Un chico que estaba en la habitación se acercó a él con una sonrisa que no le gustó nada. Hyesung lo reconoció como uno de los hombres armados de antes. Atrás otro chico lo miró de soslayo y se acomodó la mochila a la espalda. Era el conductor del auto donde se lo llevaron.

-Así que tú eres el famoso Shin Hyesung – El primero tomó el rostro de Hyesung con una mano y lo miró atentamente – Aún no sé que pretende hyung contigo, pero debes valer la pena para armar todo ese alboroto, no?

Hyesung no dijo nada. Estaba demasiado asustado como para hablar. El otro lo soltó bruscamente, sentándose al lado del chico del escritorio. Hyesung le dio una nueva mirada al lugar, esta vez más detallada. Parecía una habitación descuidada común y corriente, con una pequeña ventana y una puerta de más que, supuso, sería el baño, sin muebles más que un escritorio donde estaba uno de ellos, tres sillas más y una cama. ¿Estaría en un hotel barato? Pues si estaba en un hotel, habría más gente, entonces podría…

-Estás en una cabaña abandonada saliendo de Seúl –dijo el chico que hasta ahora había estado callado –Aquí nadie puede escucharte. Tengo que trabajar y no puedo concentrarme si empiezas a gritar. Sin mencionar que desperdiciarás energías en algo inútil.

Hyesung lo miró confundido. Acaso este chico…

-Es mejor que no hagas enojar a Andy – Dijo el otro, alejándose un poco de su compañero –Es una ternurita, pero cuando es trabajo, puede dar mucho miedo.

“Andy…”

Andy comenzó a sacar varios cables de colores, pequeñas bolsas y unos cartuchos. Pensó en la advertencia anterior, mejor preguntaba antes de que empezara a trabajar.

-Andy-ssi

Andy terminó de vaciar su mochila y levantó los ojos para mirar a Hyesung.

-¿Si?

-¿Sabes por qué estoy aquí?

Andy lo miró un momento sin decir nada ni apartar la mirada. Hyesung estaba por entrar en pánico por la mirada penetrante del chico. ¿Había sido mala idea preguntar?

-No lo sé – Dijo y sin más se quedó en silencio, comenzando el trabajo.

-Vaya chico – A su lado estaba el otro, sentado en una silla giratoria –Por cierto, soy JunJin – Dio una vuelta en la silla y miró Hyesung con insistencia.

-¿Qué? – preguntó el cantante, nervioso por tanto escrutinio.

-¿Eres rico? Eres un cantante famoso, así que debes serlo -¿Dinero? ¿Por eso el secuestro?

-¿Rico? No, soy clase media - Hyesung no pudo reprimir unas lágrimas. Tenía mucho miedo. ¿Qué le harían si se enteraban que en realidad ganaba un poco más que el salario mínimo?

-¿Pero cómo? ¿No vendes un montón de discos al año?- Preguntó JunJin sorprendido por la confesión.

-S-sí, Pero la empresa se queda con el dinero y… y me dan solo el 30%, que es con lo que vivo – Dijo entre sollozos entrecortados. Ya estaba hecho. ¿Lo matarían? Comenzó a llorar con más fuerza.

-Diablos, menudo robo. Te están explotando en ese lugar – Dijo JunJin y entonces se fijó en Hyesung y en sus llanto –Ehh ¿Por qué lloras?

¿Y por qué mierda le preguntaba eso? Era obvio, es que si te secuestran y no sabes porqué es para andar saltando de felicidad y cantar canciones felices. Estaba desesperado. Pronto sus lágrimas se convirtieron en un llanto histérico.

-H-hey, para ya – JunJin intentó calmar a Hyesung pero solo empeoraba la situación.

-Hyesung-ssi

La voz de Andy resonó en el lugar, tensando a los otros dos.

-Andy… - Llamó JunJin pero el menor lo interrumpió.

-¿Ves esto, Hyesung-ssi? – Y señaló los objetos en la mesa. –Estoy haciendo una bomba. Es un proceso delicado y debe hacerse con mucho cuidado y mucha concentración. Si no cierras la boca de una vez, es probable que vuele todo este lugar. No quieres eso ¿O sí?

Hyesung negó efusivamente con la cabeza y se mordió el labio para reprimir su llanto.

-Bien.

JunJin miró a Andy y este le devolvió la mirada. Ambos posaron su atención en el atemorizado cantante. Por ahora era mejor guardar distancia y esperar las órdenes de Eric.

*****

Lee Minwoo se sentó en su silla y se masajeó el puente de la nariz. ¿Qué estaba pensando Eric? Secuestrar a dos de los cantantes más famosos de Asia y esperar que la policía, los medios y todo el público en general no se volvieran locos. Ya estaba cansado de insistir, pero su mejor amigo no escuchaba razones, ni tampoco le compartía sus planes. ¿Qué se supone que debía hacer?

Su móvil sonó y se pensó en contestar. Si era Eric con otra absurda idea, no quería ni que se la planteara.

Al final, contestó.

-¿Bueno?

-Minwoo hyung – JunJin habló del otro lado. -¿Estás ocupado?

-Estaba tomando un descanso ¿Sucede algo, Jinnie?

JunJin titubeó un poco.

-¿Ya sabes qué es lo que pretende Eric hyung con estos dos? – Minwoo suspiró con pesadez.

-No me ha dicho una palabra, pero apostaría mi mano derecha a que ChilHyun está más involucrado de lo que aparenta.

-Andy piensa lo mismo ¿Para que querría Eric hyung a esta gente? Sí, seguro es Kangta.

-Bueno, no podemos sacar ideas precipitadas tampoco. Esperemos un poco más a ver qué sucede.

-Entiendo. Nos veremos después, Minwoo hyung – Finalizó y cortó la comunicación.

Así que Andy pensaba igual que él. Andy era joven, pero era increíblemente listo y talentoso con los explosivos. Si pensaban igual, era seguro que así fuera.

-¿Qué quieres ahora, ChilHyun?

*****

-ChoongJae hyung- Llamó Andy-¿Puedes prestarme tu encendedor?

-¿Y dejar que nos vueles a los tres? Olvídalo, Andy.

-Es solo un pequeño experimento, no te preocupes.

-Tu último experimento me incendió el cabello – Le dio la espalda a Andy- Ni hablar.

-Pero Hyung – Andy hizo un pequeño puchero y esta vez cambió la voz por una más tierna e infantil – Te prometo que no será un problema. ¿Me lo prestas ahora?

JunJin intentó ignorar a Andy pero el otro insistía fervientemente. Al final, JunJin chasqueó la lengua y sacó el encendedor del bolsillo y se lo tendió al menor.

-Sabes que ese truco no te durará para siempre, ¿verdad?

-Bueno, debo aprovecharlo ahora – Dijo con una sonrisa, concentrándose en su trabajo nuevamente.

JunJin sonrió también. Andy, a fin de cuentas, era como un niño. Teniendo una infancia tan difícil…

A su lado, Hyesung aún lloraba en silencio. Estaba muerto de miedo. ¿Qué se supone que debía hacer en esa situación? Solo le quedaba llorar y ni eso lo podía hacer como le apetecía. Andy lo espantaba mucho, y seguro JunJin era igual. Mejor no arriesgarse.

-¿Hablaste con Eric hyung? – preguntó Andy, sin despegar la mirada de su trabajo.

-No contestó su teléfono- Respondió JunJin –Pero hablé con Minwoo hyung.

-¿Y bien?

-Tampoco sabe nada, pero tiene la misma teoría que tú tienes.

Después de eso se quedaron en silencio un rato. Andy encendiendo mechas y enrollando cartuchos de dinamita. JunJin mirando al techo. Hyesung estaba por perder la cabeza. Su llanto se intensificó y comenzó a hipar. Eso, más la falta de comida (Entonces recordó que no había desayunado por aquel presentimiento) le provocaron arcadas. Giró la cabeza lo más que pudo amarrado como estaba y vomitó. Devolvió todo lo que pudo hasta que se le vació el estómago.

-Hey, ¿estás bien? – Escuchó preguntar a JunJin.

“No, mierda” pensó “No estoy bien”.

Entonces se desmayó.

*****

El detective Kim Dongwan se pasó la noche en vela. Leyó y releyó el documento de Hyesung una docena de veces. Se sentía demasiado intrigado en la vida de aquel chico. Por más que buscaba una razón para su secuestro, no daba con algo de peso que lo valiera. No había dinero, pues todo se lo llevaba su empresa (algo que tampoco lo hizo muy feliz). No había conflictos o amenazas, pues, según su manager, Shin Hyesung era más bien solitario, por no decir que parecía un rechazado social y no recibía más llamadas o mensajes que no fueran los suyos.

Al día siguiente sus ojeras estaban completamente marcadas. Además, estaba seguro de saberse la información de Shin Hyesung de memoria, pero, una vez más se encontró leyéndola, como si pudiera encontrar algo ahora, que no había encontrado la noche anterior.

-Hey, Dongwan – asintió para dar a entender que estaba escuchando –Te ves horrible ¿Es cierto que tienes el caso del príncipe de la balada?

Dongwan hizo una mueca y asintió sin mirar a su compañero.

-Vaya, tienes una gran responsabilidad encima.

-¿Por qué lo dices? – El otro se acomodó en la silla antes de contestar.

-Es Shin Hyesung. Tiene a toda Asia a sus pies. Es probable que esto sea una bomba y los medios te persigan hasta al baño.

Dongwan hizo una mueca. Claro, Hyesung era una celebridad. El caso se haría público y aumentaría la presión para él y para toda la estación de policía.

-Menudo lío en el que estás.

Dongwan asintió nuevamente volviendo a su trabajo. Si tan solo tuviera una pista del culpable…

-Respecto a la explosión – Habló de nuevo su compañero – Era una bomba casera, eso es seguro. Pero no era una bomba casera cualquiera. Esta estaba muy bien hecha, quien la haya hecho es todo un experto – Dongwan escuchó atentamente. Podría ser que… -Además, para provocar semejante lío, no pudo ser un fan loco, tuvo que ser un grupo. Uno grande con un experto en bombas.

Algo en el cerebro de Dongwan hizo click y se levantó repentinamente de la silla.

-¡Claro, eso es! – Tomó su gabardina y los documentos –Me haz dado la respuesta. Te debo una salida a comer, HeeJun.

Moon HeeJun parpadeó varias veces y sonrió.

-Recuerda que me gustan los restaurantes costosos.

Dongwan sonrió, se retiró de su lugar de trabajo.

Al menos, ya tenía por donde comenzar.

*****

-Bien, Kangta, ya está. Cumple tu parte y déjame en paz.

-Aún no, querido. A Son HoYoung puedes matarlo, no me importa.

-Entonces no debimos secuestrarlo para empezar– Hizo una mueca. – Me ocuparé de eso ¿Y qué hay del otro?

-Oh, a Hyesung no lo toques. Pienso divertirme un poco con él antes. Mis negocios en China se retrasarán un poco. ¿Crees que puedas trasladarlo a tu casa mientras tanto?

-¿A MI casa? Estás loco.

-Igual debes vigilarlo. Esos hombres que tienes son unos inútiles, planeaba que tú vigilaras a Hyesungie personalmente.

-Después de esto tienes que cumplir tu promesa, bastardo.

-Soy un hombre que cumple sus promesas, Eric.

*****

-¿Bueno?

-Jin-ah, hazme un favor.

-Eric hyung, qué bueno que llamas – JunJin se giró al chico desmayado en la cama – Este chico Shin Hyesung…

-¿Andy está contigo?

-Sí, aquí está, pero…

-Deja que Andy lo vigile. Necesito que vayas con los chicos que tienen a HoYoung. No lo necesitamos.

-¿No? ¿Entonces?

-Duérmanlo y déjenlo por ahí. Te lo encargo, Jin.

JunJin cortó la llamada. Era el primer secuestro que cometían (Por lo menos para él sería el primero y el último). A él le gustaba más deshacerse de la gente rápidamente, era su estilo. Pero entonces pensó en Andy. Para él era como su hermano menor, JunJin lo quería con el alma. Siempre había velado por él, desde siete años atrás, cuando lo encontró en las calles, a unos pasos de desnutrición. No quería dejarlo solo en algo como eso.

-Andy.

El menor dejó su trabajo y lo miró.

-¿Crees que puedas quedarte solo por unas horas? Intentaré no tardar mucho…

-¿V-vas a irte y dejarme aquí? – Andy no pudo evitar sentirse asustado. Había intentado hablar como un profesional y actuar cool frente a Hyesung, pero la verdad es que no le gustaba eso de secuestrar gente. Como si los problemas no fueran suficientes. – N-no, hyung, por favor no me dejes solo. No sé que hacer.

-Solo será un momento, Andy. Te lo prometo – Besó la frente de Andy con cariño y se retiró.

Andy se sentó en el borde de la cama, mirando al cantante, que aún no despertaba.

Y comenzó a llorar.

*****

Dongwan estaba de vuelta en su departamento, removiendo entre los papeles que funcionaban como una nueva alfombra. Sacó cajas, leyó un montón de documentos, pero no daba con lo que buscaba. Hasta que…

-¡Aquí está! – Tomó la caja, que a uno de sus costados exhibía “ShinHwa”  marcado con rotulador negro. Abrió la caja y comenzó a leer cuidadosamente cada párrafo. Solo era una suposición, pero era mejor que no tener nada.

-Veamos, qué pasa con estos bastardos. Es un grupo grande, tiene nexos estrechos con la mafia. Jumm… -Era solo información general. Necesitaba más detalles. Cogió su móvil y marcó el número de HeeJun.

-¿Dongwan?- Contestó su compañero – Estaba por llamarte…

-HeeJun, necesito que me hagas un favor.

-Claro, tú dime.

-Necesito que reúnas toda la información que puedas sobre el grupo ShinHwa, sus miembros, sus nexos con la mafia, todo a lo que tengamos acceso.

-Bien, lo haré. ¿Crees que sean los culpables? – Dongwan se lo pensó un momento antes de responder.

-No estoy seguro, pero son famosos por sus explosiones. Supongo que lo son.

-Bueno, te tengo una noticia que podría ayudarte.

-¿Qué es?

-Acaban de encontrar a Son HoYoung a las afueras de Seúl.- Dongwan contuvo la respiración, ya se temía lo peor.

-¿Muerto? – Susurró.

-Afortunadamente no, pero estaba dopado y amarrado. Te pasaré la dirección del hospital donde está para que vayas a verlo.- Suspiró aliviado. Menos mal estaba bien. No quería más muertes en su conciencia.

-¿Y de Shin Hyesung? – Preguntó el detective, inseguro

Se imaginó HeeJun negando con la cabeza a la vez que suspiraba.

-Aún nada. Buscaré lo que me pediste.

-Gracias.

De alguna manera, era un peso menos para Dongwan, aunque no lo sintiera así. Miró su brazo izquierdo, aún vendado. Ahora debía concentrarse completamente en Hyesung y en atrapar a los desgraciados que se lo habían llevado.

Así le costara la vida.