Dongwan salió de la pequeña casita de dos pisos con la cabeza hecha un desastre de pensamientos. Quería despejarse, distraer la mente. Y alejarse de Minwoo. Lo hizo por la puerta de atrás que llevaba a algo parecido a un jardín bastante sencillo y descuidado. La maleza hacía difícil el caminar pero continuó andando, reacio a volver a la casa, al menos por ahora.

Había dado un par de pasos largos cuando escuchó una voz detrás de él.

-¿Hyung?

Dongwan se giró torpemente, perdiendo el equilibrio, cayendo de espaldas. Andy lo vio caer desde la puerta entreabierta y soltó una risita disimulada que acabó en carcajada.

-Auch – Se quejó el detective (o ex detective, ya ni él lo sabía con certeza) Se levantó y se limpió los pantalones, mirando al menor entre divertido y enojado. – Muy gracioso ¿No? Intenta tu andar por aquí, pues.

Andy asintió y le alcanzó dando largos pasos con gracia y una sonrisa pintada en el rostro. Esto relajó al mayor casi sin ser consciente de ello.

-Voilá –Exclamó el maknae, dando alcance al detective. Por un momento pareció perder el equilibrio, aunque no cayó. Pero Dongwan le echó una mano a la gravedad y le empujó suavemente con una mano. Andy lo miró con sorpresa y la sonrisa se transformó en una “o” casi perfecta antes de caer graciosamente sobre su trasero.

Dongwan soltó la risa, señalando al pequeño infantilmente. El maknae frunció el entrecejo y le sacó la lengua, imitando la actitud infantil del  otro. El detective lo ayudó a levantarse, aun riendo, sacudiéndole la ropa.

-¿A dónde ibas? –Preguntó Andy sacudiéndose las manos.

-A ningún lugar en especial – Respondió el mayor, comenzando a caminar nuevamente. El menor lo siguió de cerca, alejándose de la pequeña casa y, cuando quiso darse cuenta, ya la habían perdido de vista.

*****

JunJin salió del aseo del primer piso y quiso volver a la habitación con su pequeño Andy (Solo que el menor ni se encontraba en la casa, aunque repararía en eso más tarde). Vio a JiHoon en el mismo sitio al lado de la ventana con un portátil al frente en la pequeña salita casi oculta tras un estante de libros. Solo que no tenía libros. Era un estante vacío y parecía una pared más que rodeaba la salita, ocultándole la visión de la cocina y todo lo que pasara más allá de la puerta principal, por lo cual no repararía en Dongwan saliendo de la habitación de Minwoo ni lo vería salir de la casa, como tampoco a Andy minutos después salir también por la puerta de la cocina.

JunJin se encogió de hombros y se giró encarando las escaleras. No obstante, se le antojó un bocadillo primero. Moría de hambre.

Se encaminó a la cocina y se preparó un emparedado. La cabeza le dolía de pensar y preocuparse por tantas cosas, así que un descanso momentáneo le sentaría la mar de bien. Levantó la mirada y se asomó por la ventana de la cocina, por la cual habría podido ver a su maknae y al ex detective perderse en el horizonte si no hubiera entrado al váter ni hubiera pasado largo tiempo mirando tanto al abogado como a las escaleras.

A pesar de tener la intención de no darle más vueltas al asunto y distraerse, sentía que habían muchas preguntas sin respuesta.

Pero bueno, que se le iba a hacer. Lo hecho está hecho. A llorar por la leche derramada.

*****

Hyesung  se encerró en otro cuarto y lloró hasta que se cansó. Tenía tantas ganas de dormir y no despertar…

Pero no lo hizo.

Era cantante, un artista. Y si había algo para lo que era bueno era expresar emociones con música.

Secó las lágrimas que se comenzaban a secar en sus mejillas, buscó algo para escribir y una hoja de una resma a la mitad que encontró en un cajón. Se sentó en el suelo, apoyando la hoja en la mesita al lado de la cama.  Y escribió.

Y escribió. Y escribió.

Como nunca sintió que su alma se desahogaba, garabateó todo lo que sentía apenas fijándose en que rimara. Ya se ocuparía luego de que todo rimara. Se limpió las nuevas lágrimas que amenazaban con salir con furia, apoyando el lápiz con demasiada fuerza sobre el papel. 

Ni siquiera se estaba fijando en cuanto escribía. Sacó más hojas de la resma, una tras otra, llenando cara y cara y dejándolas caer a un lado, con el montón.

Seis hojas, luego siete. Tal vez fuera necesaria la octava. Pero qué diablos, llenaría diez.

Diez hojas, veinte páginas. Una canción en cada cara.

Al principio pensó que no tendrían ni un ápice de coherencia, que al fin y al cabo simplemente dejó salir todo. Pero al revisar cada una, tenían bastante sentido y, aparte de uno que otro arreglo necesario, podría utilizar su escrito en su próximo álbum…

Próximo álbum, decía.

Aquel pensamiento se le antojó tan distante…

Cuanto habría pasado desde la última vez que había estado de pie en un escenario, rodeado de personas que gustaban de su talento, y él, Shin Hyesung, haciendo lo que mejor sabia, para lo que había nacido y que amaba hacer.

Hyesung lloró de nuevo, pero no por Eric. No por su situación. No por su pasado. No por su depresión. No por su secuestro y su obvio delirio de Síndrome de Estocolmo.

Lloró porque vivía tan sumido en pesimismo que no se fijaba en lo afortunado que había sido de haber hecho lo que tanto quería. Que había tenido éxito, que sobresalía en un medio donde cada día era más difícil destacar y hacerse un nombre propio.

Pero el siempre tan cegado en su propia tristeza…

-Oh, Dios – Y lloriqueó con tantas fuerzas que pensó que le saldrían los pulmones en medio sollozo. Tomó las hojas en ambas manos y se abrazó a ellas, arrugándolas de paso.

-Soy…un… un miserable – Se dijo, dejándose caer al piso, al lado de su obra.

*****

Minwoo se alborotó el cabello, fastidiado.

Decidieran lo que decidieran los demás, él ya había tomado su decisión. Más tarde descubriría que coincidía con el señor Park ChoongJae.

Si bien JiHoon había sido bastante tácito respecto al tema, sabía más o menos del asunto y Minwoo sabía que, como mínimo, les esperaban 10 años tras las rejas si no eran más.

A saber.

Se puso una camisa con algo de dificultad y mucho dolor. Cada movimiento  le punzaba en el pecho entero. Se tropezó con JunJin en la cocina y medio emparedado olvidado en el plato frente a menor. Minwoo se ubicó junto a él, chasqueando los dedos frente a la mirada pérdida del otro (con mucho dolor de nuevo, dicho sea de paso).

JunJin le dedicó media sonrisa y le regaló lo que quedaba del sándwich improvisado. Se miraron vagamente en silencio, como siempre y como nunca. Minwoo pensó que era la primera vez que pasaba tanto tiempo en silencio estando con Jinnie, aunque las palabras nunca fueron necesarias.

El mayor abrió la boca para decir algo, pero el otro lo interrumpió.

-Son en total unos 8 años si la suerte nos sonríe.

Minwoo asintió, haciéndole saber que le había escuchado, que estaba asimilando la información.

-¿Y si no? – Se aventuró a preguntar

JunJin sonrió tristemente y Minwoo lo vio mucho mayor. Como jamás en la vida lo había visto. ChoongJae era todo un hombre pero ni él (y a buen seguro, Eric tampoco) se había dado cuenta de cuando había pasado el tiempo. Pensó en Andy, el bebé grande de la casa y oh, por todos los cielos, nunca sintió tanto los años encima como hasta entonces.

-Serían 12 en el peor de los casos.

Minwoo asintió de nuevo y sopesó de nuevo su decisión.

Pero no había otra salida.

*****

Andy haló la manga de la camisa de Dongwan para que lo esperara. Se le agotaban las energías y aparte moría de sed. Agradeció a Dios que estaba en los cielos porque no hacía nada de calor. Helaba que daba miedo como todos los inviernos en Corea del Sur.

El detective paró su andar y levantó la mirada al cielo mientras el maknae  se recuperaba y reparó en algo.

-No hay nieve.

Andy lo miró un momento como si estuviera loco, los años le pasaron factura y está senil ya. Pero tenía razón.

Estaban a pleno invierno hasta febrero del año siguiente y, si no se equivocaba, apenas y estaban a mitad de diciembre. ¿O ya habría pasado navidad? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que Hyesung estaba en casa? El maknae tuvo ganas de llorar y se le hizo un nudo en la garganta, mas no derramó una sola lágrima. Había perdido completamente la noción del tiempo desde el asalto a la presentación del cantante, fecha que se le hacía tan lejana, como si hubieran pasado meses o años en lugar de unas semanas.

-Hyung.

-Dime.

-¿Hace cuánto que Hyesung hyung…? - Andy no terminó la frase, Dongwan ya sabía a qué se refería de todas formas.

-La presentación fue 3 de diciembre… - Contó con los dedos los días desde entonces.

Andy asintió por inercia, asimilando la información.

-Ya ha pasado navidad – Comentó, más para sí mismo que para el otro.

-Y año nuevo – Convino Dongwan de igual manera. Andy le dio la razón con un “oh” que se perdió en el aire.

Siguieron caminando en silencio, pensando cada uno por su lado que no podían sentirse peor que ahora.

*****

Eric se sentó en la cama y se quedó mirando el suelo por tanto tiempo que le dolía el cuerpo por permanecer en la misma posición. El pecho le pesaba dolorosamente y pensar en Hyesung no lo ayudaba para nada. Al final se recostó en la cama y cambió la maravillosa visión del piso por la del techo.

Entonces pensó en algo.

Algo importante.

Salió corriendo del cuarto y bajó las escaleras con tanto afán que se saltó los últimos tres escalones, tropezando estrepitosamente. Se levantó con algo de dificultad y buscó a JiHoon.

-JiHoon-shi – Llamó (O más bien lanzó un grito)

El susodicho lo miró con exasperación, esta es la basura que le gusta a mi pequeño primo, POR TODOS LOS CIELOS, PILKYO.

-¿Qué su...?

-Puedes – Tragó saliva antes de continuar –Puedes transferir todo nuestro dinero a la cuenta de Hyesung, ¿no es así?

JiHoon parpadeó, sorprendido.

-De poder, puedo. Pero por qué querrías…

-Hazlo, por favor.

-Entiendo que PilKyo es famoso,  pero semejante cantidad de dinero de un día para otro en su cuenta de banco…

-Entonces podemos hacerlo de a plazos, como te parezca, pero es necesario.

JiHoon lo miró de nuevo, sin entender.

-Te lo pido…

El abogado aceptó, aun confundido.

-Por cierto – Continuó Eric – Que Hyesung no se entere de nada, por favor.