Hyesung se encerró en su habitación, sintiendo que el cuerpo le pesaba toneladas, la cabeza le daba mil vueltas y el pecho le dolía un montón. Solo quería dormir y no despertar nunca más.

Todo aquello parecía una pesadilla. Eric estaba actuando tan diferente…

El cantante se dejó caer en la cama y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos casi al instante.

Justo en ese momento, la puerta chasqueó y la figura de Eric se apareció ante él. Rápidamente, Hyesung se secó las lágrimas con las manos. El otro se lo quedó mirando, como si no lo conociera.

-Perdón, creo que me he equivocado… - Hizo una reverencia y se alejó de la puerta.

-Eric, ven.

Eric lo miró de nuevo como si no lo conociera, como si Hyesung fuera un desconocido completo para él. A pesar de eso, entró en la habitación tal como le ordenó el cantante, cerrando la puerta detrás de él.

Hyesung no le despegó la mirada ni un minuto, llegando a la conclusión de algo que ya él sabía muy bien.

Lo amaba.

Amaba a Eric con locura, todo su ser, todo él. Sus miradas, su sonrisa, incluso su ocasional olor a cigarro que lo embriagaba. Le amaba tanto que le molestaba lo mucho que lo hacía.

Eric se situó en medio de la habitación, incómodo. La mirada de Hyesung lo atravesaba como cuchillos. Una parte de él moría por ir a abrazar al cantante y amarlo hasta que se le acabaran las energías, sin embargo sabía que no debía, que había hecho mucho daño, que no lo merecía.

-Eric.

Hyesung  se levantó de la cama y se acercó a él. Eric se negaba a mirarlo, pero esa voz. Su voz pronunciando su nombre era maravilloso y doloroso al mismo tiempo.

-Me prometiste… me prometiste que no me dejarías –El cantante apenas sacaba fuerzas para hablar y no echarse a llorar otra vez. – ¿Es que… es que ya no me quieres?

Eric negó efusivamente con la cabeza.

-Por supuesto que no – Exclamó, dando un paso hacia el cantante –Todo lo que te dije era cierto. Eran mis más sinceros sentimientos. Pero yo…

Se detuvo y miró a Hyesung con dolor. –Yo no…

-Basta.

Hyesung se acercó y lo abrazó con tanta fuerza que le dolieron las costillas. Se apoyó en el hombro del más alto y lloró en silencio un rato. Eric lo dejó, acariciándole el cabello ocasionalmente.

-Dime que me amas, Eric.

El cantante se separó y lo miró a los ojos, las mejillas húmedas. Eric permaneció en silencio, esquivando su mirada.

-Yo te amo – Continuó el cantante –Te amo muchísimo.  Y…

Pero Hyesung no supo cómo continuar. Dejó morir los vestigios de conversación, o lo que sea que estuviera manteniendo con Eric en ese momento, porque para él daba lo mismo que hablar con un muro. Eric simplemente lo escuchaba, o eso esperaba el cantante, en silencio, pero nunca mirándolo a los ojos.

-¿No tienes… No tienes nada qué decir?

El otro continuó en silencio, su mirada pegada al suelo entre sus propios zapatos. Hyesung siguió derramando lágrimas acompañados de sollozos lastimeros.

-Entonces... acabaremos de esta manera… no es así?

El cantante guardó la esperanza de que Eric le dijera que no, que lo amaba, que tenía miedo. Y Hyesung le diría que no se preocupara, que estaban el uno para el otro, que también se moría de miedo pero si Eric le correspondía se sentiría lo suficientemente valiente para afrontar lo que fuere.

Pero la respuesta no llegó.

Hyesung tragó saliva pesadamente, sintiendo la garganta reseca como nunca.  La vista estaba nublada por más lágrimas que ansiaban salir, pero no las dejó.

“Quien calla, otorga” rezaba el dicho y a Hyesung no le pudo parecer más cierto. Ya había sufrido más de la cuenta por semejante cretino.

El cantante abrió la boca para decir algo más, pero la cerró case de inmediato. Si intentaba pronunciar palabra los sollozos le traicionarían. Se limitó a hacer un movimiento de cabeza, indicando un “Vale, ya lo he pillado” con mirada compungida. Pasó por un lado del cuerpo aparentemente inerte y congelado de Eric en medio de la habitación. Cada paso le pesaba y el pecho le punzaba. Aun así salió del cuarto cerrando la puerta.

-…-Te amo – Dijo al fin Eric a la sala vacía –Te amo tanto que me duele. Te amo tanto que cuando no te veo siento que me muero, tanto que solo tenerte junto a mí significa el mundo entero, simplemente quiero… Quiero amarte…

Y Eric comenzó a llorar, sintiendo que su mundo se desmoronaba, al igual que su amado cantante quien se desmoronaba igual que él, al otro lado de la puerta, sin escuchar las palabras ahogadas del líder.

*****

Minwoo miró al detective limpiar su herida en completo silencio.

Apenas y se había movido desde que Dongwan comenzara la tarea, casi ensimismado. De hecho, algún lugar donde la cordura aun habitaba la mente de Minwoo, se pensaba que si Dongwan no hubiera bajado la mano que había besado el mismo, todavía estaría colgando en el aire.

El detective, por su parte, después de soltarle ese “te amo” casi sin haberlo pensado,  ahora se estaba muriendo de la vergüenza. El silencio del herido solo lo ponía más nervioso. O ansioso. O las dos cosas.

Se limitó a esconder su pena concentrándose en lo que había ido a hacer desde un principio. Limpió la herida con sumo cuidado.  Entre las cosas que Hyesung había alcohol y peróxido. Por experiencia se decantó por el último. Cicatrizaba mejor. Cambió el vendaje por el nuevo, envolvió el usado en una bolsa y la tiró en la papelera. Entró al baño y se lavó las manos primero a conciencia, luego por puro miedo a salir del aseo y enfrentarse a la mirada acusatoria de Minwoo.

“Vamos, que no puedes quedarte la vida entera en el baño”

Se secó descuidadamente en los pantalones y salió.

Minwoo seguía tal y como lo había dejado, con la mirada perdida en la nada y Dongwan no sabía que lo asustaba más, si los gritos o el silencio. Se acercó a la mesita al lado de la cama y dejó una caja de analgésicos.

-Tómalos a las horas, que no se te pasen – Dijo, dándole la espalda al herido.  Se encaminó a la puerta, dispuesto a salir de su pequeño infierno en la tierra.

-Dongwan.

El detective se congeló en su lugar, solo a un paso de Minwoo.

-D…Dime.

-¿Tu… lo dices en serio?

Minwoo se abofeteó mentalmente. Eso no era lo que quería decir. Pero es que toda esa situación parecía un chiste, eso solo pintaba un chiste más (y de muy mal gusto, a saber) y los chistes ya le empezaban a fastidiar.

-Yo… - Carraspeó, la voz lo traicionaba –Mejor haz como que no te he dicho nada, ¿vale?

El otro se tiró en la cama, sintiéndose muy cansado de pronto.

-Si te parece bien así…

El detective agachó la cabeza y salió de la habitación, conteniendo las lágrimas. No pudo.

Se deshizo en un llanto histérico, apoyado a la pared de la habitación de Minwoo, igual que los otros dos en el piso de arriba.

*****

 Andy despertó de su sueño pero no se levantó. Se quedó mirando el techo, sintiéndose cansado aunque sin ánimos de dormir más.

ChoongJae escondía algo.

Aunque fuese el menor, no era tonto. Inocente tal vez, pero no tonto. Es más, se pensaba que, aparte de Hyesung quien obviamente era una excepción, todos sus hyungs eran una partida de tontos que se creían muy pilos solo por ser mayores, cuando el maknae era obviamente más listo, modestia aparte.

Andy ya lo había pensado. Conociendo a JunJin tan bien como el menor lo hacía, llegando incluso a desarrollar algo parecido a la telepatía pero mucho menos potente. Más bien era que llevaban tanto tiempo juntos que ya Andy podía descifrar el hilo de pensamientos de su hyung más próximo. Eso y, sin temor a equivocarse, el maknae podía leer a su hyung como un libro abierto.

JunJin iba a entregarse.

Lo había dejado para resolver los problemas con el tal JiHoon que, fuera lo que fuese de Hyesung, a Andy no es que le hubiera caído muy bien.

Pero tiempo al tiempo.

Ya descubriría si sus sospechas eran solo delirios de fugitivo o si tendría que amarrar a Park ChoongJae a la pata de la cama.

Y no dudaba que esta última idea, no era del todo descabellada.

*****

JiHoon lo miró por largo rato, haciéndolo sentir incómodo.

¿Pues bueno, y ahora qué?

JunJin había tomado la decisión, por el bien de Andy, por el suyo, el de Hyesung, el de todos. El abogado/hacker/primo de Hyesung o lo que fuera aquel tipo había aplaudido su decisión en un primer momento. Luego había guardado silencio y así seguían en lo que, para JunJin, fuera al menos una hora, aunque solo pasaran cinco minutos.

-Vale – Dijo al fin JiHoon – Ya me encargo yo.

JiHoon sabía que era la decisión más prudente. También sabía que le rompería el corazón al cantante porque, por alguna puta razón, Hyesung estaba empecinado en ayudarlos y eso era algo que su mente siempre andando, completamente racional no lograba comprender.

Estos tipos habían secuestrado a su primo, pequeño hermano Hyesung.

Y ahí estaba él, no solo encerrado en una pequeña casita de dos pisos en algún lugar de la zona rural coreana, en medio de la puta nada, con fugitivos acusados de los mil y un cargos.

Y los estaba ayudando.

Su madre se levantaría de su tumba y le daría una paliza monumental si supiera el lio de situación en la que estaba, pero su madre llevaba unos años ya muerta en algún lugar de Taiwán. Cuando acabara todo aquello le haría una visita.

*****

-Malditos hijos de la gran puta.

El hombre de pie frente al espejo apretó los puños con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Sus ojos desprendían odio de una manera sobrecogedora.

Se acabó el vaso de whisky, echando la cabeza hacia atrás. Cuando su cabeza volvió a su lugar, el mundo le dio vueltas, haciéndole trastabillar.

Los mataría, pero claro que sí.

Ahn ChilHyun es un hombre de palabra.