Para Eric todo había pasado como una película, como si en realidad no le estuviera pasando a él.

Como si todo fuera una horrible pesadilla.

Los policías lo levantaron y el lloraba, pero su mente estaba completamente desconectada.

Hyesung había muerto.

El solo pensar en eso hacía que una parte de su alma se apagara lenta y dolorosamente.

Vio todo lo que sucedía a su alrededor, pero realmente no prestaba atención.

Escuchó las sirenas de la ambulancia mientras lo subían al auto patrulla. Andy estaba a su lado y lloraba tan desconsoladamente, sollozando el nombre de JunJin de cuando en cuando.

Vio a Minwoo subir a la ambulancia en una camilla, sedado y con alguien cubriéndole el costado herido. Dongwan lo miraba con lágrimas corriendo sin parar por sus mejillas, llamando a Minwoo con voz desgarrada, mientras otro policía lo empujaba lejos y le decía cosas despreciables.

Andy a su lado lo vio todo y lloró con más fuerza. “¿Qué hicimos para que nos castiguen así?” Le escuchó decir Eric en medio de lloriqueos desolados. Y Eric sabía que su maknae no se refería a estar esposado en un carro patrulla con un único destino, años y años en prisión.

La tristeza de Andy era el sufrimiento que sabía estaban pasando todos.

Minwoo en peligro de muerte.

Dongwan viendo al ser amado en tal condición y saber que podía perderlo de un momento a otro y que no pudo hacer la paces con él.

Él mismo al perder al único que había dado todo de él por su bienestar.

JunJin al morir sin saber cuanto en realidad lo amaba el maknae.

Hyesung al ser una victima inocente.

Y Eric, al ver a la persona que había despertado cosas en él que nadie había logrado, morir de manera tan atroz frente a sus ojos.

Sin poder hacer nada para remediarlo.

Eric apretó los puños, clavando las uñas en las palmas de las manos. Apretó los labios, ahogando en su garganta los gritos de su corazón destrozado que llevaban el nombre del cantante en ellos.

*****

Andy lloraba tan afligidamente que le dolía la garganta y el pecho.

Pero su dolor era aun más grande.

“No te preocupes, bebé. Puedo con esto”

-No pudiste, idiota –Hipó con la voz ronca de tanto llorar. A su lado, Eric parecía muerto en vida. Estaba pálido y mirando al vacío con ojos apagados. Andy sabía que estaba igual que él pero parecía aun más afectado a pesar de no estar llorando.

Los que amaban habían muerto.

¿Cómo podría mejorar eso?

En ese momento, Dongwan subió a su lado. Estaba igual que él, lágrimas bajando sin dar tregua.

-Me odia –Anunció con voz quebrada, llorando aún más. Andy sabía que estaba en una situación igual. Al menos Minwoo tenía posibilidades de salvarse, y estaban Eric y él para hacerle compañía.

El maknae intentó mover la mano para secar sus propias lágrimas, pero las esposas en su espalda le lastimaban las muñecas.

Andy comenzó a llorar más fuerte, sin hallar manera de sacar todo el dolor que sentía su alma. Recostó su cabeza en el hombro del igual desconsolado Dongwan.

En algún momento de camino a la prisión, ambos dejaron de sollozar, pero las lágrimas caían silenciosas sin intenciones de detenerse.

*****

-Su juicio se llevará a cabo en una semana exactamente –Habló uno de los oficiales -¿Preparados?

Eric, Dongwan y Andy lo escuchaban hablar vagamente, cada uno metido en su pequeño infierno.

-Señor, tenemos malas noticias –Otro hombre apareció en ese momento con unos papeles en la mano.

-¿Qué sucede?

-Al parecer, los cargos de secuestro y otros tantos fueron eliminados de la base de datos y también de los recursos físicos.

-¿Qué cosa haz dicho?

Dongwan levantó la cabeza en ese momento, saliendo momentáneamente de su trance.

-Por ahora solo podemos acusarlos por el tráfico de armas. El resto de cargos han sido retirados Señor.

El oficial les dio una mirada de desprecio y se alejó rápidamente.

Dongwan desvió por primera vez sus pensamientos de Minwoo.

¿Estaría bien? ¿Seguiría con vida? ¿Y si había muerto de camino al hospital?

Sacudió la cabeza. A pesar de su tristeza, no pudo reprimir un pequeño aire de felicidad.

Al parecer no todo estaba perdido.

*****

Habían pasado un par de días. Los tres aun seguían sumidos en estados de depresión demasiado preocupantes, incluso para algunos internos que los vigilaban de cuando en cuando.

Dongwan, sin embargo, se mostraba un poco más optimista que los otros dos. Había escuchado noticias de que Minwoo mejoraba, lento pero seguro. Eso y saber que los cargos eran reducidos mostraba un futuro un poco menos oscuro.

Pero al escuchar de la boca de Andy la muerte de JunJin y Hyesung…

No es que fueran tan buenas noticias teniendo semejante dolor.

Dongwan miró a los otros dos, pero estos no parecían diferentes de las noches anteriores. Y no le extrañaba. Andy le había contado en medio de un llanto desconsolado lo que había sucedido.

JunJin había pensado que algo podría salir realmente mal. Le pidió a Andy hacer una bomba para ponerla en el auto de KangTa en caso de cualquier impasse.

Al ver llegar a la policía había tomado la bomba y corrido detrás del auto, subiendo al maletero y con los pies en el parachoques.

Y eso fue lo último que Andy vio de él.

Se suponía que debía sacar a Hyesung y dejar la bomba en el auto, pero al parecer, las cosas no habían funcionado.

La bomba había explotado y ni JunJin ni Hyesung fueron lo suficientemente rápidos.

Dongwan no podía imaginarse el dolor que el maknae debía estar sufriendo.

Lo abrazaba el mayor tiempo posible pero sabía que sus heridas no sanarían por ahora.

O nunca.

Tal vez, si solo tal vez…

*****

Andy miraba la fría pared mientras lloraba en silencio, como lo había estado haciendo toda la semana.

Justo cuando creía que sus lágrimas habían acabado, su mente repetía aquel día con demasiados detalles y se hallaba si mismo llorando, apretando los labios para no alertar a los otros dos.

¿Dios, por qué?

Al maknae no le importaría pasar años y años en prisión, si fueran al lado de JunJin. O incluso, saber que este estaba bien, disfrutando una buena vida, lejos de Andy.

Pero no era el caso.

Los ojos del menor ardían de tanto lloriquear, pero ni así sentía que podría deshacerse de su dolor.

Recostó la cabeza en la pared, recordando las noches que JunJin y él pasaban, dándose cariño.

-Masoquista –Se dijo, cerrando los ojos, intentando conciliar el sueño que sabía que no llegaría, sintiendo las mejillas húmedas.

*****

-Hyesungie…

Eric repetía el nombre del cantante con voz apagada. Sus ojos estaban húmedos, pero no derramó una sola lágrima después de ese día.

El día en que murió Hyesung.

Eric sentía tanto odio contra su persona, que lo estaba destruyendo poco a poco.

Veía las miradas tristes y preocupadas de Andy y Dongwan en esquinas opuestas, pero no podía hacer nada para remediarlo.

Sus ojos solo miraban el vacío mientras su mente recordaba todo lo que podía del cantante.

Su pecho dolía de solo pensar en cuanto debió haber sufrido física y psicológicamente. Todo por culpa de Eric. Hyesung, simplemente, no merecía morir. Eric merecía morir, no él.

-Hyesungie… -Repitió con el mismo tono apagado.

Dongwan lo miró por un momento, pensando en decir algo o no. Al final, miró a Eric con lástima y desvió la mirada.

Eric se alegraba por él.

A pesar de todo, había visto su cambio de humor. Minwoo mejoraba. Era su mejor amigo, sabía que estaría bien. Minwoo era de ese tipo del que no se puede librar uno fácilmente.

Andy…En realidad no sabía que había sucedido con ChoongJae. La única vez en que tomo fuerzas para preguntarle al maknae por él, su mirada se ahogaba en la depresión. Negando con la cabeza, se alejó del líder, a llorar en silencio en una esquina como todos los días.

-Hyesungie…Lo siento tanto…

*****

-Kim Dongwan.

Dongwan se levantó rápidamente y se acercó a los barrotes de la celda que ocupaban los tres.

-Te buscan.

Dongwan fue guiado hasta la sala donde años antes había hecho confesar a tantos. Esbozó una sonrisa irónica.

En la sala, lo esperaba nada menos, que Mun HeeJun.

Dongwan sintió la rabia recorrerle el cuerpo entero. La sangre le hervía de solo pensar que todo era la culpa de esa persona. Apretó los puños y respiró profundamente por la nariz antes de tomar asiento.

-¿Qué? –Dijo en un tono que denotaba hastío.

-Explícame que demonios pretendías, Dongwan.

Dongwan lo miró y dejó escapar una risita sarcástica.

-¿Una semana después de encarcelarme es que quieres saber qué fue lo que en realidad sucedió?

Dongwan lo vio apretar los puños y relajarlos continuamente. Suspiró.

-Solo quiero saber de tu propia boca lo que sucedió.

Dongwan se inclinó sobre la mesa y le dio una mirada irónica.

-Se suponía que era una misión como encubierto. El jefe sabía que tenía razón y me sacó del caso, así que decidí hacerlo por mi cuenta. Después de un tiempo ya me habían tomado confianza. Solo era cuestión de tiempo para tenderles la trampa –Mintió. No había pensado en nada de eso ni por asomo, pero esbozó una media sonrisa para hacer su actuación más creíble.

-¿Por qué no dijiste nada? –Preguntó el otro exigiendo explicaciones. Dongwan rodó los ojos.

-Pasaron cosas. Entonces se presentó lo que presenciaste ese día. Te pedí que no te metieras, que me dejaras esto a mí. Pero tenías que meter la nariz donde no te habían llamado ¿Eh? –Dongwan chasqueó la lengua con fastidio y lo miró con desprecio –Después de desocuparnos de KangTa iba a comunicarme con ustedes. Pero ahora solo soy uno de ellos ¿No, HeeJun?

-¿Para qué necesitabas a los novatos de Fuerzas Especiales?

-No son novatos ya –Respondió con tono neutral –Les pedí que me ayudaran con KangTa para salir de eso más rápido. Y entonces apareciste tú, para joderlo todo.

El otro se mostró incrédulo.

-Pues lo hubieras dicho antes, puedo hacer el papeleo para que te saquen  y…

Dongwan rodó los ojos de nuevo, con una sonrisa sarcástica en el rostro.

-¿Qué no escuchaste? Soy uno de ellos. Al menos son más decentes que ustedes, desgraciados.

-Dongwan…

-No pudiste respetar mi trabajo, yo no te haré fácil el tuyo.

-No me importa pasar toda mi vida en prisión –Continuó  -Pero hazme un favor. Nunca en lo que te queda de vida, vuelvas a aparecer frente a mí, compañero –Y sin más, se levantó y le escupió en la cara, humillándolo.

Cuando salió vio a los chicos de Fuerzas Especiales siendo reprendidos. Dongwan sonrió tristemente, dejándose llevar.  

Lo regresaron a su celda empujándolo y maltratándolo pero no le importo.

Lo único que le importaba era volver con sus compañeros, que a pesar de todo, sabía que eran los únicos con los que contaba.