Al día siguiente...

Mansión Bae...

Wendy fue la primera en despertar luego de sentir los rayos del sol en su vista, se tapó el rostro con las mantas... aún no estaba preparada para levantarse, restregó su cabeza sobre la almohada para poder dormir un poco más. La almohada tenía un cierto olor a cerezas de la cual agradó a Wendy. Unos segundos después Wendy abrió los ojos de golpe, su mente tardó en progresar en dónde estaba, se quedó en casa de los Bae a cuidar a Yeri, después estuvo platicando con Irene y después cayó dormida en el sofá. Si Wendy estaba en el sofá, ¿quién le puso la manta con la almohada olor a cerezas?

— ¡Omo!— gritó Wendy parándose de golpe.

La chica había levantado la vista para encontrarse con Irene que estaba durmiendo a su lado y lo peor fue que Wendy utilizó el hombro de Irene como si fuera su almohada.

— ¿Qué? ¿Qué pasa?— preguntó Irene despertándose de un susto.— ¿Está bien?

— N-No, d-digo sí... es decir... n-no sé.— tartamudeaba Wendy mientras se tapaba las orejas, pues ya sentía calor.

— ¿Qué pasa aquí?— cuestionó Seulgi abriendo la puerta.— Escuché unos gritos.

— Nada... es que tuve una pesadilla y... me desperté de golpe, por eso es que grité.— mintió Wendy.

— Oh, creí que yo era la única en tener pesadillas y gritaba como loca.— comentó Seulgi riéndose con torpeza.

— Creo que debo irme.— dijo Wendy apresuradamente.— Llamaré más tarde para ver cómo sigue la niña.

— ¿No quiere quedarse a desayunar con nosotras?— le preguntó Irene.

— No, además tengo mucha prisa, prometí llamar a la escuela para informarles sobre el estado de salud de Yeri.

— Está bien. Acompáñala a la puerta, por favor.— le dijo a Seulgi.— Una vez más, muchas gracias por todo.— le dijo a Wendy haciendo una reverencia.

— No tiene por qué.— dijo Wendy antes de retirarse con Seulgi.

Cuando la puerta se cerró, Yeri comenzó a despertarse. Se removió entre las sábanas mientras se frotaba los ojos.

— Yeri.— Irene fue con su hija.— ¿Cómo te sientes?

— Bien mamá.— contestó la pequeña mientras miraba a su alrededor como si estuviera buscando algo.— ¿Y dónde está Wendy unnie?

— Acaba de irse, pero te cuidó toda la noche.

— La quiero mucho.— dijo sonriendo débilmente.— Wendy unnie es tan buena conmigo, pero es una pena.

— ¿Por qué es una pena?

— Porque nunca va a casarse y la maestra Wendy tiene una cara tan bonita como la de mi papá.— Irene sonrió con tristeza.— Me gustaría tanto que se casara con una mujer guapa y buena como tú.

Irene se sorprendió al escuchar aquel comentario, no sabía que Yeri sabía algo sobre "ese" tema... aún estaba muy pequeña para saber uno de los temas más delicados. Aunque no estaba en contra de las relaciones del mismo o, Irene siempre se ha caracterizado como una mujer hetero y no estaba interesada el estar en una relación con una mujer, ahora estaba comprometida con un hombre y que muy pronto será el nuevo papá de su hija.

— ¿Tú qué dices?— preguntó Yeri curiosa.

— Yeri... pienso que aún estás muy chiquita para saber ese tipo de temas, Wendy es una mujer que le encanta su trabajo y yo creo que ella no está interesada estar en una relación amorosa.

— ¿Por qué?

— Porque...

En ese momento la puerta se abrió y Irene suspiró de alivio, en realidad no tenía una justificación que darle.

— ¡Tía Seulgi!— exclamó Yeri feliz, la chica se acercó para darle un beso en la frente.

— Mi Yerim, qué susto nos diste.

— Pero ya estoy bien.

— Usted no se levanta de la cama hasta que la doctora lo autorice.— le indicó Irene.

— Mamá, ¿puedo pedirte un favor?

Irene le dio un beso en la nariz.— El que quieras.

— ¿Me das permiso de ver a Byul?

— Yo misma iré por ella.— dijo Irene antes de salir.

— ¿Lo ves, tía osa? Mi mamá es la mamá más buena del universo.— aseguró Yeri haciendo que Seulgi sonriera.

Por otro lado...

Wendy estaba dentro de su auto afuera de su edificio, traía la mirada perdida mientras sus manos apretaban el volante. Algo en ella había vuelto a despertar, aquella sensación cuando sintió el suave toque de Irene.

....

"Gracias... muchas gracias."

....

Wendy se mordió los labios mientras se sacudía la cabeza, por más que intentaba olvidar ese momento, más se le hacía complicado. El celular de Wendy comenzó a sonar de inmediato y la chica se sobresaltó, con algo de torpeza lo sacó de su bolso.

— ¿Sí?

— Soy yo, Wendy.— dijo Hyunjoo.— ¿Cómo está Yeri?

— El antibiótico que le recetó la esposa de Solar unnie le bajó la fiebre.— contestó sonriente.

— Qué bueno, me da mucho gusto.

— Acabo de llegar a mi departamento, solamente me doy un baño rápido y enseguida estoy allá.

— Lo que vas a hacer es irte a la cama, por las clases no te preocupes que Solar te suplirá por hoy. Tienes el día libre.

— Gracias unnie.

— Lo importante es que descanses y recargues tus energías para mañana, te lo mereces.

Minutos después...

Mansión Bae...

— Mañana puede volver a clases.— dijo Moonbyul luego de revisar a Yeri y fue a guardar su estetoscopio.

— ¿No es demasiado pronto?— le preguntó Seulgi con preocupación.

— Yo creo que sí.— contestó Yeri con inocencia.

— Si el médico lo dice.— le advirtió Irene.

— Pero mamá, me gusta mucho estar aquí.

— También a nosotras nos gusta que estés en la casa.— dijo Seulgi.

— ¿Entonces por qué quieren que me vaya? ¿Las estorbo?

— Aquí nadie estorba y tú menos que nadie.— le aseguró Irene.

— Pero si soy una alumna sensacional.

— Precisamente por eso, así que mañana a la escuela.

— Tu mamá tiene razón, Yeri.— habló Moonbyul.

Yeri cruzó los brazos.— Claro, los adultos siempre están en contra de los niños.— dijo con un puchero haciendo que las mayores se rieran.

— Mejor me voy.— informó Moonbyul con una sonrisa.

— Te acompaño.— dijo Irene antes de salir.

— Tía Seulgi, ahora que estamos solas, quiero hacerte una pregunta.— dijo Yeri y Seulgi se sentó en la orilla de la cama para escucharla con atención.— ¿Una mujer se puede casar con una mujer?— Seulgi dejó de sonreír y quedó en shock.— Contéstame tía, ¿una mujer se puede casar con una mujer?

— Umm... ¿cómo te lo explico?— Seulgi jugó con sus manos.— Sí se puede... pero aquí es muy mal visto.

— ¿Por qué?

— Porque para ellos no es algo normal, pero también es ilegal debido a que no está reconocido por la ley y que muchos están en contra.

— ¿Y qué es ilegal?— preguntó con inocencia.

Seulgi se rascó la cabeza.— Quiere decir que es cuando una persona hace algo que no es respetable ante la ley.

— ¿Entonces Wendy unnie no se puede casar con una mujer porque es ilegal?— preguntó intentando comprender.

— Espera, ¿qué tiene que ver Wendy en esto?

— Una vez Wendy unnie me dijo que ella es como tú que le encanta tener esas amigas especiales. Quiero que algún día se case con alguien que la quiera mucho, con una mujer hermosa y que le gusten los niños.

— Yeri, en estos momentos Wendy no está interesada en tener una relación con alguien, solo está interesada en su trabajo y sobre todo en ti.— tocó la nariz de Yeri con su dedo índice.— ¿Por qué quieres que Wendy se case?

— A mi me gustaría que quitaran eso de ilegal y que Wendy se casara de blanco. Ella no tiene cara de maestra, tiene cara de mamá.— contestó y apuntó a Seulgi.— Tú debes de decírselo.

— ¿Decirle qué?

Yeri rodó los ojos mientras se golpeaba la frente.— Que se case con una mujer. 

Residencia Park...

— Por ahora Irene la prefiere.— murmuró Bogum caminado de un lado a otro.— Pero si esa mocosa y toda su familia quieren guerra, la tendrán y vamos a ver quién gana.

— No me digas que se pelearon.— preguntó Misook sorprendida.

— Sí, nunca la había visto tan enojada. Me gritó y me reclamó por haberle ocultado la verdad, me tachó de egoísta.

— Bueno... en eso no se equivocó.

— Pero me la van a pagar, juro que me la van a pagar. Haré algo para que Irene me perdone, no quiero perder este negocio.

— Pues hazlo pronto, porque Bae Joohyun es la solución a todos nuestros problemas.

Mansión Bae...

Irene y Seulgi habían bajado al comedor para desayunar, Yeri se había quedado en su habitación para jugar con Byul.

— Si piensas meter tus palabras por el descuido de Bogum, no me interesa discutirlo.— dijo Irene tomando su taza de té.

— Pero meter mis palabras según tú es decir la verdad.— contestó Seulgi cruzada de brazos.— A tu novio le importó un pepino saber que tu hija estaba enferma.

— ...

— ¿Piensas si realmente quieres para padrastro de tu hija a un hombre tan egoísta como Bogum?

Irene apretó los labios.— Sinceramente... la actitud de Bogum me tiene molesta.

Residencia Park...

— Tienes menos diplomacia que un apache. Me revienta tu falta de tacto, Bogum.— lo regañó Misook.— ¿Qué te cuesta llamar por teléfono para preguntar cómo sigue la niña?

— ¡Kim Yerim es una malcriada!— contestó Bogum enojado.— Solo finge estar enferma para llamar la atención. Es una exhibicionista, ¿qué pretende? ¿Que le siga el juego?

— No olvides que es la hija de tu prometida.— comentó seriamente.

— Si llamo a Irene, seguramente la odiosa de Seulgi me lo negará y no dejaré que me vuelva a humillar.

— Mira, cuando está de por medio una candidata como el tuyo, hay que buscarle su punto débil. Si no quieres llamar por teléfono, mándale a la niña un regalo.

— ¿Un regalo?— preguntó con interés.

— Quedarías muy bien con toda esa gente. Si no te quieres molestar, entonces dame el dinero y yo me encargaré de esto personalmente. Recuerda que hay que cuidar el negocio.

— Tienes razón, la mejor manera de acercarme a Irene es anulando al engendro que tiene por hija.

Residencia Son...

— ¿Qué tal tu día libre?— preguntó Lisa del otro lado de la línea.

Wendy, quien estaba en cama y comiendo el desayuno que Joy le había preparado antes de irse al trabajo, contestó:

— Bien, aunque te confieso que estoy un poco aburrida y me estoy distrayendo escuchando música.

— Te lo mereces después de todo lo que hiciste por Yeri.

— ¿No han sabido nada de ella?— preguntó preocupada.

— Ah sí, la viuda joven llamó a Hyunjoo unnie.

— ¿Y?

— La esposa de Solar unnie ya la dio de alta y mañana vuelve a clases.

Wendy soltó un suspiro de alivio.— Qué bueno.

— La señora Bae soltó unos cuantos elogios hacia ti; que eres un alma de Dios, que si Yeri se mejoró fue gracias a tus cuidados, no te imaginas de todo lo que te dijo.— comentó con entusiasmo.

— ...

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué no contestas? ¿Sigues ahí?

— S-Sí... sigo aquí, lo que pasa es que siento una opresión ligera en el pecho.

— Debe ser por debilidad, anda come.

— Tienes razón, te llamo más tarde para que me pongas al tanto.

Mansión Bae...

— No te muevas, Byul.— dijo Yeri que estaba peinando a la perrita junto con Seulgi.

*Toc Toc*

— Adelante.— dijo Seulgi.

La puerta se abrió. Irene entró con una caja en sus manos.

— Yeri, trajeron esto para ti.— dijo Irene poniendo la caja en el regazo de la pequeña.

— ¿Qué es, mamá?— preguntó la niña curiosa.

— Ábrelo y verás.

Yeri dejó a Byul a un lado y con la ayuda de Seulgi abrió la tapa para ver lo que contenía adentro.

— Wow...— musitó Yeri.

— Es una muñeca.— dijo Seulgi sorprendida.

Yeri sacó la muñeca de porcelana con emoción y lo abrazó.

— Está muy bonita. ¿Quién me la regaló?

— No sé, pero yo no fui.— contestó Irene mirando la muñeca.

— ¿Fuiste tú, tía osa?— señaló a Seulgi.

— No, pero aquí hay un sobrecito y una tarjeta.— señaló Seulgi mientras lo abría, lo leyó y al instante su sonrisa se