Mansión Bae...

Seulgi estaba sentada llorando en la sala mientras Irene caminaba de un lado a otro. Irene suspiró frustrada.

— ¿Acaso soy una mala madre? ¿Merezco que mi hija me haga esto?— se recriminó.

— Niña, no son momentos para cuestionamientos. Son momentos para averiguar dónde está tu hija.— dijo Ok Sook.

— ¿A dónde habrá ido?— preguntó Seulgi desesperada.— ¡La calle está llena de peligros!

— ¿A dónde vas?— preguntó Ok Sook al ver a Irene tomando su abrigo.

— Con la policía, hay que encontrarla en cuanto antes.— contestó Irene.— ¡Mi hija tiene que aparecer!

Residencia Park...

Bogum bajó las escaleras dirigiéndose a la sala, todo estaba listo para su cena con Irene. Con la ayuda de su sirvienta preparó la cena, champaña y unas velas para acompañar la mesa. Para ser más detallista compró algunos arreglos florares. Solamente faltaba la invitada para empezar la noche.

— Qué divina quedó la mesa.— alagó Misook.

— Quiero asegurarme de darle a Irene una velada inolvidable.— le dijo Bogum.

— Esa es la mejor manera de conquistar el corazón de una mujer, con detalles.

— Los tendré, mamá. Quiero que Irene pierda la voluntad y que consagre su vida a mí.

Residencia Son...

Wendy intentaba dormir, pero la lluvia y la tormenta no la dejaban tranquila

— ¡Aish!— Wendy se sentó en la cama y encendió su lámpara de noche. Necesitaba saber el por qué de su insomnio, sus pies no dejaban de moverse por sí solos, su pecho comenzaba a agitarse, sus manos no le dejaban de temblar. Estaba comenzando a tener un mal presentimiento.

Wendy tomó su celular de la mesita de noche para después comenzar a marcar. Al segundo tono contestaron.

— Mansión Bae, ¿en qué le podemos servir?

— Ok Sook, soy Wendy. Sé que no debo de llamar a estas horas, pero llamaba para ver si Yeri está bien. Supe que estaba castigada y no sé... me entró como una inquietud por ella, ya sabes...

— Wendy, tengo que darte una noticia que nos tiene a todos muy preocupados.

— ¿Qué pasa?

— La niña Yeri... la niña Yeri desapareció.

El pecho de Wendy se quebrantó. Esto no podía estar pasando, Kim Yerim, su pequeña Yeri, esa niña que tanto había criado... estaba desaparecida.

— ¿Yeri desapareció?— las lágrimas de Wendy se acumularon.— ¿Pero cómo sucedió?

— La niña se fue de la casa dejándole una carta a su mamá, estaba harta de ser una molestia que decidió irse y no sabemos dónde se encuentra.

— N-No... N-No...— Wendy cerró los ojos con fuerza.— ¿Cómo está Seulgi?

— Mal, no ha dejado de llorar en la sala.

— ¿Y la mamá?

— Fue a la estación de policía para reportar la desaparición de la pequeña. Se quedó muy angustiada después de haber leído la carta, está muy desesperada.

— Mira, enseguida voy a cambiarme y en unos minutos estoy allá.— Wendy se despidió de la nana y colgó.— Pequeña, ¿dónde estarás?— murmuró angustiada.

Wendy salió de su cama y fue al baño para cambiarse de ropa, Joy estaba durmiendo en su habitación y lo mejor para ella era no despertarla. Escribió con rapidez una nota y la dejó pegada en la puerta de su habitación, tomó las llaves del auto, su abrigo y salió rápidamente del apartamento.

Mansión Bae...

— ... Irene unnie no está en casa.— dijo Seulgi a su celular, era Bogum.

— ¿Sabes si ya viene para acá?

— No creo, Irene unnie fue a la estación de policía.

— ¿Y eso por qué?

Seulgi volvió a soltar en llanto.— Yeri desapareció, se fue de la casa y no la encontramos por ninguna parte.

— Tranquilízate, todos los niños se escapan de sus casas. Pero apenas sienten hambre, regresan.

Seulgi apretó los labios con fuerza, ahí se dio cuenta que Bogum no era la persona como aparentaba ser. ¿Cómo puede una persona como Bogum capaz de no preocuparse por una menor que está desaparecida?

Una hora después...

La puerta principal de la mansión se abrió, Irene acababa de volver.

— ¿Qué pasó?— preguntó Seulgi acercándose.

— La policía se hizo cargo del caso.— contestó Irene con preocupación.— Ya están buscando a Yeri. En cuanto tenga noticias de su paradero, nos llamarán.

— Entiendo...

— ¿No hubo ninguna novedad?— preguntó algo esperanzada.

— No, ninguna.— contestó con la voz entrecortada.— Es decir... llamó Bogum.

Irene se palmeó mentalmente.— Es verdad, esperaba cenar y con todo esto se me olvidó.—suspiró.— Estaré en la biblioteca para hablar con él.— dijo alejándose.

*Ding Dong*

— Yo abro.— dijo Ok Sook dirigiéndose a la puerta.— Wendy.

— ¿No hay noticias de Yeri?— preguntó Wendy entrando.

Seulgi negó con la cabeza.— No, pero mi hermana acaba de volver y dijo que la policía ya está la está buscando.

— ¿Y ella dónde está?— preguntó buscando a Irene con la mirada.

— Está en la biblioteca hablando con Bogum.— Wendy apretó los labios.— Wendy, ese hombre es muy malo.— le dijo con preocupación.— Cuando estaba hablando con él ni siquiera le importó que la niña estuviera desaparecida. La trata con indiferencia.

— Tranquila.— pidió Wendy tomándola de los hombros.— En estos momentos nos importa una nuez lo que opina ese idiota, lo importante es ver dónde está Yeri.

— Niña Seulgi, lo mejor es que vayas con la niña Irene.— le pidió Ok Sook.— No vaya a ser que ese hombre le meta ideas a la cabeza.

— Tienes razón.— dijo Seulgi algo pensativa.— Ahora vuelvo, les encargo el teléfono por si llama la policía.— comentó antes de retirarse.

Residencia Park...

Después de haber terminado de hablar con Irene, Misook se encargó de servirle a Bogum una copa de champaña. Su hijo estaba hecho una furia después de que su cena se cancelara de último momento.

— Toma, te hará falta.— Misook le entregó la copa.

— Cada vez que voy a disfrutar un rato en compañía de Irene tan saturada de trabajo que solo puede darme unas pocas horas de la noche, se interpone esa escuincla.— se quejó Bogum furioso.— Con un capricho, un mal comportamiento en la escuela, una enfermedad o una escapada.

— Imagínate si la secuestraron. Ahora eso está tan de moda.

— ¿Secuestrar a esa mocosa? Por favor, mamá. ¿Cómo se te ocurre?

— Te recuerdo que su mamá es una mujer de fortuna.

— ¡Si secuestran a Yeri con lo inaguantable que es, al día siguiente la devuelven con todo y rescate!— Misook lanzó una sonorosa carcajada y Bogum bebió su champaña de golpe.— Pero qué bueno que se escapó, ojalá nunca aparezca.— murmuró.

Mansión Bae...

— ¿Hay algún baño cerca de aquí?— preguntó Wendy.— Necesito lavarme las manos.

— Aquí, al fondo del pasillo.— contestó Ok Sook.

Wendy asintió en agradecimiento.— Vuelvo enseguida.— dijo antes de retirarse.

Wendy encendió las luces y entró al baño. Comenzó a lavarse las manos tratando de eliminar la suciedad y los gérmenes. Cuando terminó, apagó las luces y salió del baño para volver a la sala, pero unas voces la detuvieron en seco.

— Bogum estaba muy preocupado.— esa era la voz de Irene.

— Pues todos estamos muy preocupadísimos.— la voz de Seulgi sonaba desesperada.

La curiosidad mató a Wendy y decidió acercarse a la entrada de la biblioteca, la puerta estaba cerrada.

— Me preguntó si podía servir en algo, que tanto él como su madre están a mi disposición.

— Ah... la sagrada familia.

— No deberías usar el sarcasmo cuando hablo de Bogum y su familia.— Wendy bajó la mirada, Irene no solo tenía un carácter severo, sino que también era una mujer completamente ciega.— No tengo por qué discutir contigo, necesito buscar a mi hija. Voy a recorrer las calles hasta encontrarla.

— No puedes, unnie. Estás alterada y es muy peligroso que la busques de esa forma.

— ¡¿Entonces qué hago, Seulgi?!— Wendy pudo notar la voz de Irene a punto de quebrarse.— ¡¿Tú crees que yo no estoy angustiada porque Yeri está desaparecida?!

Wendy decidió alejarse de ahí y dirigirse hasta la sala, se sentía muy impotente por no hacer nada por ella. Solamente le quedaba pedirle y rogarle a Dios que no le pasara nada a la niña. De pronto las puertas se abrieron, Irene y Seulgi habían regresado a la sala.

— Maestra Wendy...— murmuró Irene en shock.— ¿Qué hace aquí?

— Le dije lo ocurrido, estaba en su derecho porque ella también está preocupada por la niña Yeri.— contestó Ok Sook por Wendy.

— Nana, tú y yo saldremos a recorrer las calles para ver si podemos encontrar a Yeri.— dijo Seulgi.— Wendy, ¿podrías quedarte aquí con mi hermana?

— C-Claro.— contestó Wendy con algo de nerviosismo.

Seulgi y Ok Sook fueron por sus respectivos abrigos y una vez que los encontraron, salieron de la mansión para después irse en la camioneta de Seulgi. Irene, Wendy y un gran silencio rodearon aquellas cuatro paredes de la mansión, ninguna de las dos sabía cómo empezar una conversación después de haber tenido el pequeño percance en la escuela.

— ¿Hace mucho que llegó?— preguntó Irene rompiendo el hielo. Sabía que era una pregunta algo absurda, pero de algo tenían que romper la tensión que se estaba acumulando.

— No, cuando Ok Sook me llamó para decir sobre la desaparición de Yeri, vine como un rayo de luz.— respondió Wendy bajando la mirada.

— ¿Qué gana mi hija con hacerme esto?— preguntó angustiada y Wendy la miró de repente.— ¿Lo está haciendo por despecho? ¿O porque soy mala madre y me está castigando de esa manera?

— No es momento recriminar, sé que al igual que usted todas estamos muy preocupadas por Yeri.— Wendy apretó los labios.— Daría lo que fuera por encontrarla, pero las calles solitarias y las lluvias no ayudan en nada.

— Es que... le juro que si a Yeri le pasa algo malo yo...

— Yeri va a estar bien y la encontrarán.— interrumpió Wendy.— Los reproches, los insultos y las impotencias dicen que son las armas que nos hacen ser cobardes y si seguimos así, no vamos a llegar ninguna solución. Estoy segura que Yeri no puede estar lejos de aquí. Es una niña inteligente, pero también entienda que estaba tan frágil porque ahora ya sabe que la persona que más quiere... se va a casar y que tiene miedo de volver a perderla.

Wendy dejó de hablar cuando notó por primera vez que Bae Joohyun, aquella mujer a quien  la definió como fría, severa, sin corazón, estaba llorando en silencio. Aquello le partió el corazón a la maestra y en un impulso se acercó para rodear el cuerpo de la mayor con sus brazos fundiéndola en un cálido abrazo. Era lo mínimo que podía hacer. De manera sorpresiva, Wendy sintió cómo los brazos de Irene rodearon su cintura aferrándose a ella. Irene ocultó su rostro en el cuello de Wendy sin dejar de sollozar. Dicen que llorar no es para sufrir, sino para sanar, que esas ganas de sacar lo que uno lleva dentro y querer estar solo, al mismo tiempo se necesita un abrazo. Estuvieron abrazadas por 10 minutos, Wendy se separó un poco sin soltar el abrazo, los ojos de Irene estaban llorosos. Wendy descubrió algo que había detrás de los ojos de Irene, los tenía hermosos... aunque en momentos como estos no los podrían estar si habían estado llorando, pero para ella eran los ojos más hermosos que jamás había visto.

— No le va a pasar nada a Yeri.— susurró Wendy tomando el rostro de Irene con delicadeza para quitar los rastros de lágrimas con sus pulgares.— Recuerda que ella tiene un angelito que la esté cuidando.— comentó refiriéndose a Suho.

Irene suspiró en silencio al sentir el suave tacto de Wendy en los pómulos, quería saber qué era ese cosquilleo que estaba sintiendo en su pecho. Cuando Bogum la tocaba, no sentía esa delicadeza como lo hace Wendy. Irene descifraba en la mirada de Wendy tranquilidad que le traspiraba y por primera vez se sintió bien. Ese cómodo silencio murió cuando escucharon el sonido de un celular.

— E-Es mi celular.— dijo Wendy con nerviosismo separándose de Irene.— D-Debo contestar.

— Adelante.— fue lo que dijo Irene mientras se secaba los ojos.

Wendy fue por su bolso, mataría a la persona que se atrevió a llamarla. Sacó su celular y contestó.

— ¿Hola?

— Soy yo, Lisa. Estuve viendo las redes sociales y vi una fotografía de Yeri ahí, ¿es cierto que está desaparecida?

Wendy suspiró.