Mansión Bae...

Wendy sentía que estaba soñando, los labios de Irene eran muy suaves tal como se los había imaginado, era como si estuviera bebiendo una botella vino. Estaba tan sorprendida porque Bae Joohyun, sí, la mamá de una de sus alumnas se atreviera a besarla y a pesar de que era de forma tierna y pausada, no sabía cómo reaccionar una situación así... hacía tanto tiempo que no había vuelto a besar a otra mujer, no después de lo sucedido con Eunbi. Cuando estaba corresponder al beso, sintió cómo Irene se separó lentamente mostrando un hermoso brillo en sus ojos mientras sus mejillas estaban rojas por el vino.

— Perdón.— murmuró Irene apenada por lo sucedido, comenzó a sentirse culpable por haberle obedecido.

Wendy no respondió, simplemente se acercó para besarla con profundidad. Irene no dudó en corresponder mientras sus manos pasaban por la nuca de Wendy y enterró sus dedos por su cabello haciendo que la menor gimiera. Irene aprovechó para meter su lengua y Wendy sintió que se iba a morir, el beso estaba comenzando a ser desenfrenado y ninguna de las dos puso objeción alguna. Wendy rodeó el cuerpo de Irene pegándola hacia ella, Irene aprovechó para sentarse en el regazo de Wendy y retomar con el beso.

Ambas estaban cometiendo una locura y a pesar de que el vino les estaba haciendo efecto, sabían lo que estaban haciendo. Wendy deslizó sus labios hacia el cuello de Irene besándolo, mordiéndolo y lamiéndolo como nunca mientras la mayor lanzaba gemidos en su oído. Wendy dejó su cuello y regresó a sus labios en donde los saboreó con lentitud, después de un rato ambas se separaron. Sus respiraciones estaban agitadas teniendo las mejillas coloradas por el vino, sus labios hinchados y con el pelo alborotado.

— Irene yo...— intentó hablar Wendy pero la mayor le puso el dedo índice en sus labios para callarla.

— Sé a lo que te refieres... pero pasó.— admitió Irene pegando su frente con la de Wendy.— Tal vez no lo recuerde después pero lo tengo que decir... no me arrepiento de haberlo hecho.— el corazón de Wendy estaba por explotar.— ¿Tú te arrepientes?

— N-No.— contestó Wendy negando con la cabeza.— Pero tú estás comprometida y yo simplemente soy la maestra de tu hija.

Compromiso. En ese momento Irene cayó en cuenta, olvidó por completo que ella se encontraba comprometida con Bogum y estaba a unas semanas de casarse. Se bajó del regazo de Wendy y se sentó en el sofá. Wendy se regañó mentalmente por haber abierto la boca, ya extrañaba su calor.

— Tienes razón.— murmuró Irene con la cabeza baja.

— ¿Entonces qué hacemos?— preguntó Wendy mirándola.

Irene le dio una mirada triste.— Yo creo que lo mejor para nosotras es hacer de cuentas que nunca pasó nada. Estuvimos tomando y una cosa estuvo a punto de llevar a la otra.

Wendy sintió cómo su corazón se había quebrantado, todo lo bonito tenía que arruinarse de un momento a otro. ¿Así de fácil?

— Entiendo.— contestó Wendy con una sonrisa forzada.— No pasa nada.

— Pero quiero que sepas que después de lo que me acabas de comentar, sobre tu pasado y tus preferencias uales, nada va a cambiar la relación entre nosotras y todo va a seguir igual.— comentó tomando las manos de Wendy.— No quiero que te sientas mal por eso.

Wendy apretó los labios y cubrió la mano de Irene con su palma.— No te preocupes, todo está bien. Te agradezco que me hayas escuchado.— Irene sonrió leve.— Bueno... será mejor que me vaya al cuarto de Yeri. No quiero que la niña despierte y se entere que yo no estoy.— comentó Wendy poniéndose de pie. Irene imitó su acción.— Buenas noches, señora Irene y gracias por el vino.

— Buenas noches, Wendy.

Wendy soltó su mano lentamente y le dio una última mirada a Irene antes de retirarse. Cuando Wendy se fue, Irene comenzó a sentir un vacío ligero al volver a quedarse sola. De manera inconsciente, Irene llevó sus dedos a sus labios y el recuerdo con el que se iba a quedar serían sus besos y sus caricias.

Al día siguiente...

Era fin de semana, Wendy estaba con Yeri en su habitación vistiéndola y peinándola. Irene y Seulgi se fueron a primera hora a la estación de policía a levantar la denuncia.

— ¿Dónde te habías metido, unnie?— preguntó Yeri mientras Wendy peinaba su cabello.

— ¿Por qué preguntas dónde me había metido?— le contestó Wendy confundida.

— Es que en la noche desperté y noté que no estabas a mi lado, entonces te estuve buscando por toda la habitación y hasta tuve que despertar a Byul para que me contara.

— ...— Wendy tragó duro y de manera inconsciente dejó de peinar a la pequeña.

— ¿Qué estabas haciendo, unnie?— preguntó Yeri curiosa.

A Wendy se le vino un par de flashbacks, recordó cuando sintió los dulces labios de Irene recorrer por su rostro, cuando la besó, cuando sintió su piel suave, cuando estaban a punto de hacer algo que al día siguiente se arrepentiría...

— ¿Unnie?— Yeri pasó su manita por el rostro de la mayor y al no obtener respuesta, la tomó por los hombros y comenzó a sacudir su cuerpo.— ¡Unnie!

— ¡¿Eh?! ¿Qué?— Wendy salió por fin del trance.

— Te fuiste a la luna por un instante, unnie. ¿Está todo bien?

Wendy rió con torpeza.— Lo siento, me fui por un segundo.— se disculpó.— Simplemente... bajé al baño de la sala porque no quería hacer ruido aquí y te iba a despertar.— mintió, por nada de el mundo le iba a contar lo que pasó en realidad.

— Al menos me hubieras avisado para no preocuparme.— se quejó haciendo un puchero.

— Perdóname, te prometo que la siguiente vez que vaya al baño te avisaré. ¿De acuerdo?— Yeri asintió con la cabecita y volvió a sonreír.— ¡Y listo!— Wendy le colocó un moño morado en su cabeza.— Quedaste como toda una princesa.— le dijo sonriente.

Yeri se puso de pie y abrazó a Wendy como agradecimiento. La mayor aprovechó para cargarla y bajaron juntas hacia la sala.

— Qué bueno que están aquí.— apareció Ok Sook.— Ya tengo el desayuno listo.

Wendy apretó los labios.— Umm... le agradezco que se tomara la molestia, pero yo ya me tengo que ir.— comentó avergonzada.

— ¿No vas a desayunar, unnie?— preguntó Yeri comenzando a desilusionarse.

Wendy bajó a Yeri.— Lo siento, pequeña. Me encantaría poder quedarme contigo otro rato más, pero el taxi ya me está esperando allá afuera, tengo muchas cosas que hacer en casa y debo de avisar a la directora Lee que tu madre y tu tía ya fueron a levantar la denuncia.— Yeri bajó la cabeza.— Pero nos vemos el lunes en clase y así pasamos el receso juntas, ¿te parece?

Yeri levantó la cabeza de inmediato.— ¿Lo prometes?

— Te lo prometo, sólo si tú me prometes que te vas a quedar aquí con tu nana. Y nada de salidas hasta que tu madre y tu tía vuelvan, no quiero que te vuelva a pasar algo.— pidió acariciándole el rostro con ternura.

Yeri asintió.— Te lo prometo, unnie. Palabra de mujer a mujer.— contestó alzando su manita como signo de pacto.

Wendy sonrió y besó su mejilla como modo de despedida diciéndole cuánto la quería mucho. Después se despidió de Ok Sook pidiéndole disculpas por las molestias, a lo que la mayor comprendió amablemente. Tomó su bolso y se retiró rápidamente de la mansión, lo último que quería ver era a Irene.

Estación de policía...

Irene y Seulgi llegaron a la estación y lo primero que hicieron fueron a dirigirse a la recepción en donde un oficial las atendió. Irene comentó que quería poner una denuncia contra Kim Yoojung por intento de secuestro contra su hermana Seulgi y su hija Yeri que venía siendo menor de edad.

Las mandaron a pasar a la oficina para que otro de los oficiales le hiciera unas cuantas preguntas a Seulgi mientras su asistente escribía en la computadora todo lo que se decía. Seulgi daba los detalles sobre los hechos desde el principio hasta el cómo escaparon. Pasó una hora para que pudieran recabar toda la información y una vez que terminaron, imprimieron el acta de los hechos.

— Firme aquí.— pidió el oficial a Seulgi y la chica no dudó en obedecer.

— Por favor, pongan mucho empeño en resolver este caso.— suplicó Irene con preocupación.— Atrapen a esos malhechores que la vida de mi hija está en peligro.

Residencia Son...

— ¿Joy?~

Wendy ingresó a su departamento y lo primero que hizo fue llamar a su amiga para saber si todavía seguía en casa, pero al no obtener respuesta, supuso que Joy debió de haber salido a correr un rato. Ya hablaría con ella después. Lo primero que hizo fue sentarse a la sala y quitarse los zapatos, el dolor de pies ya la estaba matando.

Pero todo ese dolor y cansancio valió la pena, afortunadamente Yeri y Seulgi aparecieron sanas y salvas. La pesadilla había terminado por el momento, aún tenía miedo de que Yoojung estuviera detrás de ellas en cualquier momento, pero no tenía de qué preocuparse. Irene ya fue a la estación de la policía a poner la denuncia y confiaba plenamente en que la justicia se encargaría de poner las cosas en su lugar.

Y hablando de Irene...

— ¿Qué hice?— se quejó Wendy tallándose el rostro.

Anoche cometió el peor de su vida, pues había besado a la madre de una de sus alumnas y lo peor de todo es que ese beso le gustó. Los labios de Irene le supieron a gloria y aún conservaba su sabor, pero se sentía bastante mal por varias razones. Probablemente Irene no estaba interesada en las mujeres como su hermana Seulgi, estaba comprometida con un hombre que ni siquiera le importa a su hija que ahora la necesita más que nunca, pero lo más doloroso era que Wendy ya estaba enamorada de ella y no podía hacer nada al respecto. No se iba a perdonar si ese beso hubiera llegado hacia el más allá. Tenía que olvidarse de lo sucedido y enfocarse más en su trabajo, pero sobre todo...