Días después...

Jardín de niños...

— ¿Verdad que mi mamá es hermosa?— preguntó Yeri que estaba sentada en el regazo de Wendy.— Pero lo que se dice hermosa para comérselo.

Aquella pregunta tomó a Wendy por sorpresa.

— No soy quién para juzgarlo.— contestó desviando la mirada.

— ¿Cómo que no?— se quejó.— ¿Acaso no tienes ojos?

— ...

— Contéstame unnie. ¿Tienes ojos o no tienes ojos?

Wendy rió ligeramente.— Claro que tengo ojos.

— Entonces dime que mi mamá es la más linda de todas las mamás que conoces.— Wendy parpadeó un par de veces.— Vamos dímelo. Dímelo.

— Yeri, no debes de hacerme ese tipo de preguntas.— Wendy bajó a Yeri.

— ¿Por qué? ¿Para ti mi mamá es fea?— preguntó ofendida.

— No, no, no.— aclaró rápidamente.

— Entonces para ti mi mamá es regular.

— Tampoco.— contestó nerviosa.— Déjate ya de preguntas y vete a jugar con tus compañeros que se terminará el receso.

Yeri se cruzó de brazos.— No me voy hasta que me digas que mi mamá es hermosa.— hizo un puchero.— ¿Es hermosa?

— Está bien, está bien, sí es hermosa. ¿Contenta?

Yeri sonrió.— ¡Lo sabía, lo sabía!— salió corriendo del aula.

Por otro lado, Wendy se dio una ligera palmada en la frente mientras apoyaba sus brazos en el escritorio y hundió su rostro.

— ¿Qué me hiciste decir niña?— murmuró Wendy arrepentida.

RV Entertainment...

*Toc Toc*

— Irene, te buscan.— dijo Jennie.

Irene dejó de revisar unos documentos.— ¿Quién?

— Un hombre alto, de cabello castaño, y vestido de traje.

— Hazlo pasar.

Jennie asintió.— Está bien.

— Hola amor.~

Irene se sorprendió y se puso de pie para saludar a Bogum con un beso.

— ¿Qué haces aquí? Creí que que nos veríamos a la hora de la cena.

— Sí, pero ya ves que no puedo separarme de ti por un instante, quería asegurarme de que estás bien.

— Bueno, ya viste que estoy bien.

— También vine para preguntar si después de trabajar podemos ir a mi casa para que conozcas a mi mamá.

— ¿Estás seguro? ¿Qué tal si no le agrado a tu mamá?

— Ya le dije a mi mamá todo acerca de ti y de nuestra relación y ella lo entendió. Así que no tienes de qué preocuparte.

— Está bien, ¿pero sabes qué estaba pensando?— Bogum la miró.— Puedo realizar una cena familiar mañana por la noche para decirle a Yeri que estoy comprometida contigo, ahí puedes invitar a tu madre y ahí estaremos todos juntos, sé que la pequeña lo tomará mal cuando se lo diga, pero poco a poco va a tener que asimilar las cosas.

Bogum sonrió.— No sabes lo feliz que me hace escuchar eso, trataré de poner mi desempeño para ganarme el cariño de Yeri.— le dio un beso en la frente.

Jardín de niños...

Yeri estaba sentada en el césped con sus compañeros mientras les contaba todo lo que había hecho ayer por la tarde.

— Ayer estuve jugando todo el día con mi mamá a las muñecas y me divertí como loca.— decía Yeri sonriente.

— El guardia Donghae me dijo que te trajo a la escuela tu tía.— habló Nancy de brazos cruzados.— ¿Por qué no vino tu mamá a dejarte?

— Porque tenía unos negocios que atender con unos señores en su empresa.

— Las mamás siempre tienen negocios con señores, a lo mejor uno de esos señores es el novio de tu mamá.

Aquel comentario molestó a Yeri.— No es verdad.

— Ya te dije que las mamás viudas siempre se vuelven a casar, pero a lo mejor uno de esos señores pronto se convierte en tu padrastro.

Esta vez Yeri no se dejaría manipular por Nancy, así que se puso de pie para tomar un puño de lodo que estaba sobre el césped mojado, se acercó y sin decir nada se lo arrojó justo en el rostro de Nancy haciendo que ésta se sorprendiera y al instante estaba recibiendo las burlas de sus compañeros.

— Esto es para que se te quite lo mentirosa.— dijo Yeri.

— ¡Mensa, babosa!— le gritó Nancy viendo su uniforme todo sucio. Se puso de pie y tomó un puño de lodo para hacer lo mismo a Yeri haciendo que las risas de los niños cesaran. Yeri apretó los puños.

— Eso lo serás tú.— Yeri tomó a Nancy por los hombros.— Mi mamá no se casará con nadie, yo nunca voy a tener un padrastro.— derribó a Nancy en el césped.

— ¡Ayúdenme, me quiere pegar!— gritaba Nancy.— ¡Auxilio!

Los niños comenzaron a gritar cuando vieron a Yeri subirse encima de Nancy, al instante Wendy y Solar llegaron corriendo.

— ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡Orden!— gritó Wendy y con la ayuda de Solar separaron a Yeri de Nancy.— ¡¿Por qué pelean?!

— Ella empezó, maestra.— señaló Nancy.— Yeri me pegó. Castíguenla, castíguenla.

Yeri sintió la mirada de sus compañeros y de los maestros, sintió sus ojos arder.

— Te quería pegar, pero no lo hice.— murmuró Yeri antes de irse corriendo.

— ¡Yah Kim Yerim, vuelve aquí!— ordenó Wendy.

Cafetería...

— Entonces el prometido de mi hermana apareció en la mansión y Yeri lo vio.— concluyó Seulgi.

Una chica pelinegra que estaba sentada en la misma mesa con Seulgi se sorprendió.

— ¿Se atrevió tu hermana a dejarlo pasar como si nada?— preguntó la chica.

Seulgi negó con la cabeza.— A Irene unnie también la tomó por sorpresa que incluso evadió el asunto del compromiso y lo presentó como un conocido de negocios.

— ¿Y la pequeña se tragó el cuento?

— No lo sé.— contestó encogiéndose los hombros.— Lo único que te puedo decir es que va a ser muy difícil para Yeri aceptar a su madre enamorada de otro hombre, haciendo a un lado el recuerdo de su padre muerto.

Jardín de niños...

Wendy y Yeri se encontraban en la oficina de Hyunjoo quien se enteró por otra maestra de la pelea que tuvo con Nancy.

— Kim Yerim... yo estoy aquí para imponer la disciplina de esta escuela.— habló Hyunjoo seriamente.— Eres una de mis mejores alumnas y no puedo creer que hicieras una barbaridad como esta, ¿agredir a tu compañera?

Yeri no decía nada, simplemente tenía la mirada baja. Wendy estaba sentada a su lado mientras tomaba la manita para darle confort.

— Por haber faltado al respeto a tu compañera Nancy, debo imponerte un castigo. Mañana te quedarás sin recreo y de tarea harás una plana en tu cuaderno con la palabra "No debo de agredir a mis compañeros".

Yeri solo asintió cabizbaja.

— Directora, tal vez si yo hablo a solas con Yeri logre conocer sus motivos.— dijo Wendy con tal de que logre que Hyunjoo le levante el castigo.

Hyunjoo se puso de pie.— Hágalo maestra, pero el castigo ya está dado.— confirmó antes de retirarse.

Wendy miró cómo Yeri levantó la cabeza, la pequeña tenía lágrimas en los ojos. Aquello le partió el corazón.

— Ella me lo dijo.— lloraba Yeri mientras Wendy la sentaba en su regazo.— Nancy me lo dijo.

— ¿Qué te dijo Nancy?— preguntó Wendy preocupada.

— Que todas las viudas jóvenes se casan y que mi mamá es una viuda joven, entonces ella también se va a casar.— se limpió las lágrimas con su bata.— Si mi mamá se vuelve a casar, ya no va a querer a mi papá y él se pondrá tan triste que se va a volver a morir de dolor.

— Eso no va a suceder.— dijo Wendy abrazándola.

— Pero si mi mamá se casa con un padrastro horrible, yo también me muero. De verdad me muero.

— Qué cosas estás diciendo, pequeña.— Wendy se separó un poco para mirarla.— Tienes que olvidar todo lo que te dijo Nancy. Ella quiso hacerte pasar un mal rato y lo consiguió. Vamos al baño para que te lave el rostro, ya no falta mucho para la hora de salida.

Yeri negó con la cabeza.— No quiero volver al salón.— suplicó entre lágrimas.

— Está bien, no iremos a clases. Si quieres damos una vuelta por el patio hasta que estés tranquila, ¿de acuerdo?

Yeri asintió. Rodeó el cuello de Wendy con sus bracitos mientras ésta la cargó para llevársela al baño de niñas.

Cafetería...

— ¿Entonces qué harás con tu hermana?— preguntó la chica pelinegra.

Seulgi comenzó a pensar.— No lo sé, creo que volveré a hablar con ella respecto a su decisión en el matrimonio y lo de Yeri. Va a ser difícil que me escuche pero lo intentaré.— Seulgi revisó la hora en su celular.— Me tengo que ir, en un rato saldrá mi sobrina y Irene unnie me pidió que la fuera a dejar en su oficina.— dijo poniéndose de pie.

— ¿Por qué no te quedas otro rato más? La casa invita.

— En serio no puedo, Sunmi unnie.

— ¿Por qué no?

— Ya te dije que tengo que ir por mi sobrina a la escuela.

— Dices que en esa escuela hay una maestra que quiere mucho a Yeri, ¿no?

— Ajá.

— Entonces dile a esa maestra que si te puede hacer el favor de llevar a la pequeña a la empresa de tu hermana.

— ¿Y qué tal si no quiere o está ocupada?

— No te va a decir que no quiere, vamos.— Seulgi hizo un ligero puchero mientras pensaba en la propuesta que le hizo la mayor.

Minutos después...

Jardín de niños...

— Mira lo que te traje.— Lisa entró al aula.— Un pajarito me dijo que tu estómago tiene una nube negra y pensé que con una bolsa de dulces aparecería un arcoíris.

— No tengo hambre.— contestó Yeri haciendo un puchero.

Lisa se sorprendió.— ¿Y eso? Siempre que traigo dulces lo primero que haces es comértelos.

— Aún no se me quita el coraje de hace rato.

Lisa la miró sin comprender.

— Nancy molestó a Yeri.— contestó Wendy.

— Me dijo que todas las viudas jóvenes se casan y que así lo hará mi mamá.— mencionó Yeri.

— Ah ya veo, esa niña se merece que la suspendan porque no es la primera vez que molesta a Yeri.— dijo Lisa enojada.

— Se merece más que eso, me dan ganas de jalarle el cabello y ahorcarla como si fuera pollo.— dijo Yeri haciendo articulaciones con su manitas.

— No está bien que una niña como tú piense en esas cosas.— le dijo Wendy.

— Lo que Yeri necesita es darle un escarmiento a Nancy.— comentó Lisa.— Tiene que defenderse y decirle que con la boxeadora Yeri nadie se mete.

— Me gusta esa idea.

— Nadie va a escarmentar a nadie.— dijo Wendy cruzada de brazos.— Lisa, ¿cómo se te ocurre decirle todo eso a una niña de 5 años? ¿La quieres convertir en una criminal?

— Bueno, yo nada más decía.— dijo la chica.— ¿Qué hacen aquí, por cierto? A estas horas los niños ya se debieron de haber ido.

— La tía de Yeri me pidió que si la podía llevar a la empresa donde trabaja su madre.— respondió Wendy.

— Oh, así que te volverás a encontrar con la madre de esta criatura.— se burló Lisa.— Yeri, hoy es tu día de suerte.

— ¿Por qué? ¿Me ganaré dinero?

— Ya deja de decir estupideces a la niña.— Wendy tomó con una mano la de Yeri mientras que con la otra agarró su mochila.— Nosotras nos vamos.

— ¡Suerte Wendy!

— ¿Qué quiso decir Lisa unnie con suerte?— preguntó Yeri con inocencia.

— Solo ignórala.

Minutos después...

RV Entertainment...

Wendy y Yeri habían llegado a la empresa y caminaron de la mano hacia la entrada del edificio. Varios empleados y personas del staff se le quedaron viendo a Yeri con ternura mientras murmuraban cosas lindas acerca de ella. Yeri aún no comprendía el porque la gente se le quedaba viendo, pero eso no le importaba porque mientras Wendy estuviera con ella para protegerla de los extraños todo estaba bien.

— Buenas tardes, vinimos a buscar a Bae Joohyun.— dijo Wendy a la recepcionista.

— Tercer piso.

— Gracias.

Wendy y Yeri ingresaron al elevador hasta llegar al tercer piso tal y como se lo indicó la recepcionista.

— ¡Jennie unnie!— Yeri soltó a Wendy para correr a abrazar a la chica.

— Yeri, ¿qué estás haciendo aquí?— preguntó Jennie sorprendida correspondiendo al abrazo.— ¡Dios! ¿Por qué tu uniforme está sucio? ¿Estuviste jugando en la escuela?

Yeri negó con la cabeza.— No unnie, lo que pasa es que...

— Yah Yeri, no debes de soltarme cuando estamos en lugares grandes. Podrías perderte.— interrumpió Wendy corriendo hacia la niña y se dio cuenta de la presencia de Jennie.— Oh buenas tardes, buscamos a Bae Joohyun.

— Está ocupada, ¿y usted quién es?

— Son Seungwan, pero puede llamarme Wendy, soy la maestra Yeri. La hermana de Irene, Seulgi, me pidió que llevara a la niña hasta acá.

— La señora Bae está en su oficina, no sé si gustan esperarla.

— Quiero ir al baño, unnie.— dijo Yeri comenzando a moverse.

— Niña, te dije que no tomaras mucha agua en el camino.— dijo Wendy preocupada.

— Es que tenía mucha sed.

— Si quiere la puedo llevar al baño en lo que la señora Bae sale.— se ofreció Jennie.— No queda muy lejos de aquí.

Wendy se sintió insegura.— No lo sé, la niña está muy pequeña y yo...

— Anda unnie, mi fuente va a explotar y te juro que será rápido.— suplicó Yeri sintiendo sus piernas retorcer.

Wendy resopló.— Está bien, pero que sea rápido. Se ve que ya habías conocido a...

— Kim Jennie, soy la asistente de Irene. Llevo conociendo a Yeri desde que era una bebé, ¿verdad?

Yeri asintió.— Sí unnie. Pero en serio ya no aguanto.

— Oh, entonces ve.— dijo Wendy apresurada.

— No nos tardamos.— anunció Jennie.— En caso de que Irene pregunte por mí, ¿le puede decir que fui a llevar a su hija al baño?

— Claro.

— Gracias.— Jennie sonrió  y se llevó a Yeri.

Wendy fue a tomar asiento en lo que esperaba a Yeri y sobre todo a que Irene saliera, comenzó a mirar a su alrededor... el pasillo había muchos cuadros de personas cuyos rostros eran sumamente conocidos. Vio con curiosidad cómo algunas personas pasaban a toda velocidad con micrófonos y aparatos a la mano. Wendy miró hacia los lados y no al ver que no había nadie decidió ponerse de pie para ir a seguirlos.

— Muy bien chicos, el grupo TLM no tarda en aparecer al escenario y necesitamos entregar los vestuarios y los micrófonos.— decía un miembro del staff.

— ¿Y para qué? ¿No que habíamos dicho que el grupo se tomaría una pausa?— preguntó uno de sus compañeros.

— Sí, pero ahora que la señora Bae regresó de Europa y las cifras cayeron durante su ausencia, necesitamos ponernos las pilas con los artistas y sobre todo en las audiciones. Hay mucho trabajo por hacer.

— Y que lo digas.

— ¿Artistas? ¿Audiciones?— murmuró Wendy confundida.— ¿Así que Irene-ssi trabaja en una compañía de entretenimiento?

En un set de grabación se encontraban varios personales del staff apurados con las cámaras, las luces, el vestuario y el maquillaje. Tres chicos estaban arriba de un escenario mientras les colocaban sus micrófonos inalámbricos.

— Estoy tan cansado.— se quejó el chico pelinegro.— ¿Ustedes no lo están?

— Sí, pero recuerda que tenemos que dar una buena impresión a los ejecutivos, nos dijeron que los ingresos cayeron drásticamente desde que nosotros no hemos hecho ni un comeback.— contestó el otro de cabello rubio.— ¿Se te olvidó que la señora Bae está aquí?

— Sí, pero nos están explotando, ¿sabes?... Estamos en hiatus, ¿y así es como nos reciben?

— No