capitulo 8.2

Besos

El sonido de un crujido me despertó.

Me froté el sueño de mis ojos. La silueta tranquila de tiffany se desvió hacia la ventana.

— ¿Mi tiff?

Ella se detuvo y finalmente me devolvió la mirada. Tragué, ahuyentando las hojas de afeitar en mi garganta, mientras tiffany  caminó hasta estar delante de mí. Llevaba un abrigo parka grueso sobre pantalones de chándal y un jersey.

Una mochila yacía a sus pies.

Fruncí el ceño.

Todavía estaba oscuro.

— ¿Qué estás haciendo?

tiffany  se dirigió de nuevo a la ventana, mirando hacia atrás para preguntar en broma.

— ¿Vienes?

Ella me sonrió y mi corazón se agrietó.

Se astilló en lo hermosa que era.

Mis labios se inclinaron hacia arriba ante su felicidad infecciosa y me volví a preguntar:

— ¿A dónde diablos vas?

Ella retiró la cortina y señaló al cielo.

—A ver el amanecer—inclinó la cabeza hacia un lado mientras me miraba— Sé que ha pasado un tiempo, pero, ¿has olvidado que lo hacía?

Una ola de calidez fluyó a través de mí.

No lo había olvidado.

Levantándome, me permití un pequeño resoplido de risa. Inmediatamente lo detuve. tiffany  se dio cuenta y suspirando tristemente, se dirigió de nuevo a mí. Miré hacia ella, queriendo nada más que envolver la mano alrededor de su nuca y tomar su boca con la mía.

Ella estudió mi rostro, entonces me tomó la mano. Desconcertada, me quedé

Mirando sus dedos, envuelto alrededor de los míos. Se veían tan blancos mientras apretaron suavemente mi mano.

—Está bien, ¿sabes?—dijo.

— ¿Qué?—pregunté, acercándose.

El agarre de tiffany  se contuvo en mi mano mientras la otra se levantó hacia mi cara, puso la punta de sus dedos en mis labios.

Mi corazón latía un poco más rápido.

—Está bien reírse—dijo su voz tan suave como una pluma—Está bien sonreír. Está bien sentirse feliz. ¿O cuál es el punto en la vida?

Lo que estaba diciendo me golpeó duro.

Porque no quería hacer o sentir esas cosas.

Me sentía culpable sólo de pensar en ser feliz.

—tae—dijo tiffany. Su mano se desvió hasta descansar en el lado de mi cuello—Sé cómo debes estar sintiéndote. He tratado con esto por un tiempo. Pero también sé lo que me hace sentir ver a mis personas favoritas en el mundo, a los que amo con todo mi corazón, dolidos y enojados.

Sus ojos brillaban.

Me hizo sentir peor.

—tiff...—iba a decir, cubriendo su mano con la mía.

—Es peor que cualquier dolor. Es peor que enfrentarse a la muerte. Ver mí

Enfermedad drenar la alegría de los que amo es lo peor de todo—tragó saliva, respiró suave y susurró—Mi tiempo es limitado. Todos sabemos eso. Así que quiero que ese tiempo sea especial...—sonrió.

Y fue una de sus grandes y brillantes sonrisas.

El tipo que podría hacer incluso a una persona enojada como yo ver una rendija de luz.

—Tan especial como especial puede ser.

Así que sonreí.

La dejé ver la felicidad que me trajo. La dejé ver que esas palabras, las palabras de nuestra infancia, habían roto la oscuridad.

Al menos por el momento.

—Congélate—dijo de pronto tiffany.

Yo sí.

Una ligera risita salió de su garganta.

— ¿Qué?—pregunté, sin soltar su mano.

—Tu sonrisa—respondió y en broma dejó caer su boca como sorprendida— ¡Esta todavía ahí!—susurró, de forma dramática—Pensé que era una leyenda mítica como Sasquatch o el monstruo del Lago Ness. ¡Pero está ahí! ¡He sido testigo de eso con mis propios ojos!

tiffany  enmarcó su cara con las manos y batió las pestañas de forma exagerada.

Negué con la cabeza, luchando contra una verdadera risa esta vez. Cuando mi risa se había calmado, tiffany  siguió sonriéndome.

—Sólo tú—dije.

Su sonrisa se suavizó. Inclinándome poco a poco hacia abajo, deslicé el cuello de su abrigo más cerca de su cuello.

—Sólo tú podías hacerme sonreír.

tiffany  cerró los ojos, sólo por un momento.

—Entonces eso es lo que voy a hacer tanto como pueda—me miró a los ojos—Voy a hacer que sonrías—se movió hasta que nuestros rostros casi se tocaban—Y estoy decidida.

Un pájaro gorjeó fuera y la mirada de jessica se desvió hacia la ventana.

—Tenemos que irnos si queremos verlo —instó y a continuación dio un paso atrás, rompiendo nuestro momento.

—Entonces vámonos—contesté y, poniéndome las botas, la seguí.

Tomé el bolso y lo tiré por encima de mi hombro; tiffany  sonrió para sí misma mientras lo hacía. Abrí la ventana. tiffany  corrió a su cama. Cuando regresó, sostenía una manta en sus manos. Levantó la vista hacia mí.

—Hace frío tan temprano.

— ¿Ese abrigo no será lo suficientemente cálido?—pregunté.

tiffany  llevó la manta contra su pecho.

—Esta es para ti—señaló hacia mi camiseta—Tendrás frío en el bosque.

—Sabes que soy de Seúl, ¿verdad?—pregunté con sequedad.

tiffany  asintió.

—Eres una asiática real—se inclinó—Y entre tú y yo, eres muy buena en aventuras, como se predijo.

Negué con la cabeza, divertida.

Ella puso su mano en mi brazo.

—Sin embargo, ¿tae?

— ¿Sí?

—Incluso las asiáticas de sangre caliente sienten frío.

Señalé con la cabeza hacia la ventana abierta.

—Continúa o nos perderemos el sol.

tiffany  se deslizó a través de la ventana, sin dejar de sonreír y la seguí. La mañana era fría, el viento más fuerte que la noche anterior.

El pelo de ella azotaba su cara.

Preocupada de que tuviera frío y que podría enfermarse, me extendí a su brazo y tiré de ella hacia mí. tiffany  pareció sorprendida, hasta que levanté su gruesa capucha y la puse sobre su cabeza. Até las cuerdas para asegurarla en su lugar.

tiffany  me miraba todo el tiempo.

Mis acciones fueran más lentas bajo su atención absorta. Cuando el moño estaba atado, mis manos se detuvieron y la miré fijamente a los ojos.

—tae—dijo después de varios segundos de silencio tenso. Incliné la barbilla, esperando en silencio a que continuara—Todavía puedo ver tu luz. Debajo de la ira, todavía estás ahí.

Sus palabras me hicieron dar un paso atrás por la sorpresa. Miré hacia el cielo.

Estaba empezando a iluminarse.

Caminé hacia adelante.

— ¿Vienes?

tiffany  suspiró y corrió a alcanzarme. Puse mis manos en los bolsillos mientras caminábamos, en silencio, a la arboleda. tiffany  estaba mirando a su alrededor en el camino.

Intenté seguir lo que estaba viendo, pero sólo parecían ser pájaros, árboles o hierba meciéndose en el viento. Fruncí el ceño, preguntándome qué la tenía tan encantada.

Pero esta era jessica, siempre había bailado a su propio ritmo.

Siempre había visto más cosas en el mundo que cualquier otra persona que yo conociera.

Vio la luz atravesando la oscuridad.

Vio el bien a través del mal.

Era la única explicación que tenía por qué ella no me había dicho que la dejara sola.

Sabía que ella me vio tan diferente, cambiado. Incluso si no me lo había dicho, lo habría visto en la forma en que me miraba.

Su mirada era cautelosa a veces.

Nunca me habría visto de esa manera antes.

Cuando entramos en el bosque, sabía dónde nos sentaríamos.

Caminamos hasta el árbol más grande, nuestro árbol y jessica abrió su mochila. Sacó una manta para sentarse.

Cuando la había colocado, hizo un gesto para que me sentara. Lo hice, apoyando la espalda contra el tronco del amplio árbol. tiffany  se sentó en el centro de la manta y se echó hacia atrás sobre sus manos.

El viento parecía haber disminuido.

Desatando el moño de las cadenas de la capucha, se dejó caer la capucha hacia atrás, mostrando su cara. La atención de tiffany  se volvió hacia el horizonte iluminado, el cielo ahora gris, con tonos de rojo y naranja atravesándolo.

Metiendo la mano en el bolsillo, saqué mis cigarrillos y llevé uno a mi boca. Retorcí el encendedor, encendí el cigarro y le di una calada, sintiendo el instante en que golpeó mis pulmones.

El humo hizo una masa nebulosa a mí alrededor mientras exhalaba lentamente. Atrapé a tiffany  observándome de cerca. Descansando un brazo en mi rodilla levantada, me quedé mirando fijamente justo de vuelta a ella.

—Fumas.

—Sí.

— ¿No quieres dejarlo?—preguntó.

Podía oír en su voz que se trataba de una solicitud. Y pude ver el destello de una sonrisa en sus labios que sabía que estaba sobre ella.

Negué con la cabeza.

Me calmaba.

No estaría dejando de fumar en cualquier momento pronto.

Nos sentamos en silencio, hasta que jessica volvió a mirar el amanecer ascendente y preguntó:

— ¿Alguna vez viste el amanecer en Seúl?

Seguí su mirada hacia el horizonte, ahora de color rosa. Las estrellas comenzaban a desaparecer en un abanico de luz.

—No.

— ¿Por qué no?—preguntó moviendo su cuerpo hacia mí.

Tomé otra calada de mi cigarro e incliné la cabeza hacia atrás para exhalar. Bajé la cabeza y me encogí de hombros.

—Nunca se me ocurrió.

tiffany  suspiró y se dio la vuelta una vez más.

—Que desperdicio de oportunidad—dijo, agitando su brazo hacia el cielo—Nunca he estado fuera de los EE.UU. nunca he visto un amanecer en cualquier otro lugar y ahí estabas, en Seúl, y nunca te levantaste temprano para ver el nuevo día aparecer.

—Una vez que has visto un amanecer, los has visto a todos—le contesté.

tiffany  sacudió la cabeza con tristeza y cuando me miró, fue con lástima.

Se me revolvió el estómago.

—Eso no es cierto—argumentó—Cada día es diferente. Los colores, las sombras, el impacto en tu alma—suspiró y dijo—Cada día es un regalo, tae. Si algo he aprendido en el último par de años, es eso.

Me quedé en silencio.

tiffany  echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.

—Como este viento. Es frío porque es el comienzo del invierno y la gente huye de él. Se quedan en el interior para mantenerse calientes. Pero yo lo abrazo. Acaricio la sensación del viento en mi cara, el calor del sol en mis mejillas en el verano. Quiero bailar bajo la lluvia. Sueño con recostarme en la nieve, sintiendo su frialdad en los huesos—abrió los ojos. La cresta del sol comenzó a elevarse poco a poco hacia el cielo—Cuando estaba recibiendo tratamiento, cuando estaba confinada a la cama del hospital, cuando estaba

Dolorida y volviéndome loca de todos los aspectos de mi vida, tenía a las enfermeras dando vuelta a mi cama hacia la ventana. La salida del sol cada día me calmaba. Se restauraba mi fuerza. Me llenaba de esperanza.

Un rastro de cenizas cayó en el suelo junto a mí. Me di cuenta que no me había movido desde que empezó a hablar. Me miró y dijo:

—Cuando solía mirar por la ventana, cuando te extrañaba tanto que me dolía más que la quimio, miraba el amanecer y pensaba en ti. Pensaba en ti, viendo el amanecer en Seúl y me traía paz.

No dije nada.

— ¿Fuiste feliz incluso una sola vez? ¿Hubo alguna parte en los últimos dos años en los que no estuvieras triste o enojada?

El fuego de la ira asentado en mi estómago estalló a la vida.

Negué con la cabeza.

—No—giré mi cigarro en el suelo.

—Tae—susurró jessica y vi la culpa en sus ojos—Pensé que seguirías adelante con el tiempo—bajó los ojos, pero cuando levantó la vista de nuevo, se rompió por completo mi corazón—Lo hice porque nunca pensamos que iba a durar tanto tiempo—una débil, pero extrañamente poderosa, sonrisa iluminó su rostro—He sido agraciada con más tiempo. He sido agraciada con vida—aspiró profundamente—Y ahora, para añadirse a los milagros que siguen llegando, has regresado.

Volví la cabeza, incapaz de mantener la calma, incapaz de equilibrar a tiffany  hablando de su muerte con tanta indiferencia y mi regreso tan felizmente.

La sentí moverse para sentarse a mi lado. Su dulce aroma se apoderó de mí y cerré los ojos, respirando con dificultad, cuando sentí su brazo presionado contra el mío.

El silencio otra vez colgó entre nosotras, espesando el aire.

Entonces puso su mano sobre la mía.

Abrí los ojos en el momento en que señaló al sol, ahora moviéndose con rapidez, marcando el comienzo de un nuevo día. Apoyé la cabeza contra la corteza áspera, observando a una bruma rosada inundar la arboleda estéril.

Mi piel se estremeció con el frío. tiffany  levantó la manta junto a ella para colocarla sobre ambas.

Tan pronto como la gruesa manta de lana nos envolvió en su calor, sus dedos se enroscaron a través de los míos, uniendo nuestras manos. Vimos el sol, hasta que la luz del día llegó totalmente.

Sentí la necesidad de ser honesta.

Dejando a un lado mi orgullo, confesé:

—Me lastimaste—mi voz era gruesa y baja.

tiffany  se puso rígida.

No la miré a los ojos, no pude.

Luego añadí:

—Rompiste por completo mi corazón.

Mientras las nubes se despejaban, el cielo de color rosa se volvió azul. A medida que la mañana se instalaba, sentí a jessica moverse, se limpiaba una lágrima.

Hice una mueca, odiando el hecho de que la había molestado. Pero ella quería saber por qué estaba enojado 24/7.

Quería saber por qué nunca observé una maldita salida del sol.

Quería saber por qué había cambiado.

Esa era la verdad.

Y estaba aprendiendo muy rápido que a veces la verdad era una perra.

tiffany  sorbió un sollozo, levanté mi brazo y lo envolví alrededor de sus hombros. Esperaba que se resistiera, pero en su lugar se cayó suavemente contra mi lado.

Me dejó abrazarla.

Mantuve mi atención en el cielo, apretando mi mandíbula mientras mis ojos se ponían borrosos por las lágrimas.

Las retuve.

—tae—dijo tiffany.

Negué.

—No importa.

tiffany  levantó la cabeza y giró mi cabeza a la de ella, su mano en mi mejilla.

—Por supuesto que importa, tae. Te he hecho daño—tragó sus lágrimas—Nunca fue mi intención. Desesperadamente quería salvarte.

Busqué en sus ojos y lo vi.

Tanto como me había hecho daño, tanto como su brusco silencio me había destruido, enviándome en un espiral a un lugar que no sabía cómo luchar para salir, pude ver que era porque ella me había amado.

Había querido que yo siguiera adelante.

—Lo sé—dije, sosteniéndola más cerca.

—No funcionó.

—No.

Estuve de acuerdo, luego presioné un beso en su cabeza. Cuando alzó la

Mirada hacia mí, limpié las lágrimas de su cara.

— ¿Y ahora qué?—preguntó.

— ¿Qué quieres que pase ahora?

tiffany  suspiró y me miro con ojos determinados.

—Quiero que la vieja taeyeon vuelva.

Mi estómago se hundió y me aparte. Ella me detuvo.

—tae...

—No soy la vieja taeyeon. No estoy segura de serlo jamás de nuevo—dejé caer mi cabeza, pero luego me obligué a hacerle frente—Todavía te quiero de la misma manera, Mi tiff, incluso si no me quieres.

—tae—susurró—Acabo de conseguir que vuelvas. No conozco esta nueva tú. Mi mente está en nieblas. Nunca esperé tenerte conmigo a través de esto. Estoy... estoy confundida—apretó mi mano—Pero al mismo tiempo, me siento llena de vida de nuevo. Con la promesa de nosotras otra vez. Sabiendo que, al menos durante el tiempo que me queda, puedo llegar a tenerte—sus palabras bailaban en el aire, mientras preguntaba nerviosa— ¿No lo hago?

Pasé mi dedo por su mejilla.

—Mi tiff, me tienes. Siempre me tendrás—limpié el nudo en mi garganta y añadí—Yo podría ser diferente de la niña que conociste, pero soy tuya—sonreí sin humor—Para siempre.

Sus ojos se suavizaron.

Empujó mi hombro y luego apoyó su cabeza en él.

—Lo siento—susurró.

La abracé tan fuerte como pude.

—Cristo, lo siento, tiff. No...

No pude terminar mis palabras.

Pero tiffany  esperó pacientemente hasta que dejé caer mi cabeza y continué:

—No sé cómo no estás rota en dos con todo esto. No sé cómo no estás...—suspiré—Sólo, no sé cómo encuentras la fuerza para seguir adelante.

—Porque amo la vida—se encogió de hombros—Siempre lo hago.

Me sentí como si estuviera viendo una nueva faceta de tiffany. O tal vez estaba recordando a la chica que siempre supe que sería al crecer.

tiffany  hizo un gesto hacia el cielo.

—Soy la chica que se levanta temprano para ver el amanecer. Soy la chica que quiere ver lo bueno en todos, la que es llevada lejos por una canción, inspirada en el arte—girándose hacia mí, sonrió—Soy esa chica, tae. La que espera que pase la tormenta simplemente para echar un vistazo al arcoíris. ¿Por qué ser miserable cuando se puede ser feliz? Es una elección obvia para mí.

Traje su mano a mi boca y besé el dorso. Su respiración cambió, el ritmo corriendo a doble velocidad. Luego tiffany tiró nuestras manos unidas a su boca, retorciéndolas para poder besar mi mano. Las bajó a su regazo, trazando patrones pequeños en mi piel con el dedo índice de su mano libre.

Mi corazón se derritió cuando me di cuenta de lo que ella estaba dibujando, signos de infinito.

Ochos perfectos.

—Sé lo que me espera, tae. No soy ingenua. Pero también tengo una gran fe de que hay más en la vida que lo que tenemos ahora, aquí, en esta tierra. Creo que el cielo me espera. Creo que cuando tome mi último aliento y cierre mis ojos en esta vida, despertaré en la siguiente, sana y en paz. Creo esto de todo corazón.

—tiff—dije con voz áspera, desgarrada en el interior ante la idea de perderla, pero tan orgullosa de su fuerza.

Me sorprendió.

El dedo de tiffany  cayó de nuestras manos y me sonrió, ni una pizca de miedo en su hermoso rostro.

—Todo irá bien, tae. Lo prometo.

—No estoy segura de que estaré bien sin ti.

No quería hacerla sentir mal, pero esta era mi verdad.

—Lo harás—dijo con confianza—Porque tengo fe en ti.

No dije nada en respuesta.

¿Qué podía decir?

tiffany  miraba los árboles desnudos que nos rodeaban.

—No puedo esperar a que florezcan de nuevo. Extraño la vista de los pétalos de rosa. Extraño entrar en este bosque y sentir como si estuviera entrando en un sueño—levantó la mano y la arrastró a lo largo de una rama baja.

tiffany  me dedicó una sonrisa emocionada, luego se puso de pie, su pelo moviéndose libremente en el viento. Dio un paso hacia la hierba y estiró sus manos en el aire. Su cabeza inclinada hacia atrás y se rio.

Una risa que arrancó de su garganta con puro abandono.

No me moví.

No pude.

Estaba paralizada.

Mis ojos se negaron a moverse lejos de la visión de tiffany  mientras ella comenzaba a dar la vuelta y girar mientras el viento soplaba a través de la arboleda, su risa a la deriva con el viento.

Un sueño, pensé.

Ella tenía razón.

tiffany, envuelta en su abrigo, girando en el bosque temprano en la mañana, era exactamente igual que un sueño.

Era como un pájaro: toda su belleza cuando volaba libre.

— ¿Puedes sentirlo, tae?—preguntó con los ojos todavía cerrados mientras absorbía el calor del sol.

— ¿Qué?—pregunté, encontrando mi voz.

— ¡La vida!—gritó, riéndose aún más fuerte mientras el viento cambiaba de

Dirección, casi haciéndola caer a sus pies—La vida—dijo en voz baja, a medida que aumentaba, arraigando sus pies en la hierba seca.

Su piel estaba enrojecida y sus mejillas quemadas por el viento. Sin embargo, nunca había lucido más bella.

Mis dedos se movieron. Cuando miré hacia abajo, inmediatamente supe por qué. El impulso de capturar a jessica en una película picó dentro de mí.

Un impulso natural.

tiffany, una vez me había dicho que nací con ello.

—Desearía, tae—dijo tiffany, haciendo que levante la vista—Desearía que la gente se diera cuenta de cómo esto se siente cada día. ¿Por qué se necesita que termine la vida para aprender cómo valorar cada día? ¿Por qué debemos esperar hasta que se nos acaba el tiempo para empezar a lograr todo lo que hemos soñado, cuando una vez tuvimos todo el tiempo del mundo? ¿Por qué no miramos a la persona que más amamos como si fuera la última vez que la veamos? Porque si lo hiciéramos, la vida sería tan vibrante. La vida sería verdadera y completamente vivida.

La cabeza de tiffany  flotaba lentamente hacia delante. Me miró por encima del hombro y me premió con la más devastadora sonrisa. Miré a la chica que más amé como si fuera la última vez que la vería y me hizo sentir vivo.

Me hizo sentir como la persona más bendita del planeta, porque la tenía.

A pesar de que, en este momento, las cosas seguían siendo torpes y frescas, yo sabía que la tenía.

Y ella definitivamente me tenía a mí.

Mis piernas se pararon por propia voluntad, descartando la manta sobre el suelo cubierto de hierba de la arboleda. Poco a poco, caminé hacia jessica, bebiendo de cada parte de ella.

tiffany  me observó acercarme.

Cuando estuve parado frente a ella, bajó la cabeza, un rubor de vergüenza viajando por su cuello y reposando en las manzanas de sus mejillas.

A medida que el viento se envolvía alrededor de nosotros, preguntó:

— ¿Lo sientes, tae? ¿Verdaderamente?

Sabía que se refería al viento en mi cara y los rayos del sol brillando.

Vivo.

Vibrante.

Asentí, en respuesta a una pregunta completamente diferente.

—Lo siento, Mi tiff. Verdaderamente.

Y fue en ese momento que algo dentro de mí cambió.

No podía pensar en el hecho de que sólo tenía meses de vida.

Tenía que concentrarme en el momento.

Tenía que ayudarla a sentirse tan viva como sea posible, mientras la tenía de vuelta a mi lado.

Tenía que recuperar su confianza.

Su alma.

Su amor.

tiffany  dio un paso cerca de mí, pasando su mano por mi brazo desnudo.

—Tienes frío—anunció.

No me importaba si estaba sufriendo de hipotermia.

Empujando mi mano en su nuca, me incliné, observando su rostro por una señal de que este movimiento no era querido. Sus ojos se encendieron, pero no estaban con resistencia.

Estimulado, viendo sus labios abrirse y sus ojos revoloteando hasta cerrarse, moví mi cabeza hacia un lado, sin pasar por su boca, para correr la punta de mi nariz por su mejilla. tiffany  se quedó sin aliento, pero seguí adelante.

Seguí su camino hasta llegar al pulso en su cuello; que estaba corriendo.

Su piel estaba caliente por el baile en el viento, aun temblando al mismo tiempo.

Sabía que era por mí.

Cerrando el resto del camino, apreté mis labios sobre su pulso galopante, saboreando su dulzura, sintiendo mi propia carrera en los latidos de mi corazón.

Viva.

La vida siendo tan verdadera y completamente vivida.

Un suave gemido escapó de los labios de tiffany  y me aparté, encontrando poco a poco su mirada. Sus iris azules eran brillantes, sus labios color rosa y llenos.

Dejando caer mi mano, di un paso atrás y dije:

—Vamos, necesitas dormir.

tiffany  parecía adorablemente desconcertada.

La dejé en ese lugar mientras recogía nuestras cosas. Cuando terminé, le encontré exactamente donde la había dejado.

Sacudí mi cabeza en la dirección de nuestras casas: tiffany  caminó a mi lado. Con cada paso, reflexioné sobre las últimas doce horas.

Sobre la montaña rusa de emociones, sobre el hecho de que había recuperado la mitad de mi corazón de nuevo, sólo para descubrir que era temporal.

Pensé sobre besar el rostro de tiffany, sobre acostarme en la cama junto a ella.

Entonces pensé en su jarro.

Su jarro medio vacío de un millón de personas que besar.

Por alguna razón ese destello de corazones de papel blanco me molestó más.

tiffany  amaba ese jarro.

Era un reto puesto por su abuelita.

Un reto embotado por mi ausencia de dos años.

Eché una mirada a tiffany, que estaba mirando a un pájaro en un árbol, sonriendo mientras este cantaba sobre la rama más alta. Sintiendo mi mirada, se volvió hacia mí y pregunté:

— ¿Todavía te gustan las aventuras?

La sonrisa atronadora de tiffany  respondió la pregunta.

—Sí—respondió—En los últimos tiempos, cada día es una aventura—bajó sus ojos—Sé que los próximos meses serán un reto interesante, pero estoy lista para abrazarlo. Estoy tratando de vivir cada día al máximo.

Ignorando el dolor que esa observación encendió en mí, un plan se formó en mi mente.

tiffany se detuvo; habíamos llegado a la zona de hierba entre nuestros hogares.

tiffany  se giró hacia mí mientras estábamos de pie delante de su ventana. Y esperó, a la espera de que lo yo haría a continuación. Acercándome lentamente a donde ella se encontraba, coloqué la bolsa y manta en el suelo y me enderecé, con las manos a los costados.

— ¿Entonces?—preguntó, con un tinte de humor en su voz.

— ¿Entonces? —contesté. No pude evitar sonreír ante el brillo en sus ojos—Mira, tiff—empecé, y me balanceé en mis pies—Crees que no conoces a la chica que soy ahora—me encogí de hombros—Así que, dame una oportunidad. Deja que te la muestre. Vamos a empezar una nueva aventura.

Sentí mis mejillas calentarse con vergüenza, pero jessica de repente me agarró de la mano y la puso en la suya. Perpleja, me quedé mirando nuestras manos, luego tiffany  la sacudió de arriba abajo dos veces. Con la sonrisa más grande en su cara, declaró:

—Soy tiffany hwang  y tú eres taeyeon Kim. Esto es un apretón de manos. Mi abuelita me dijo que es lo que haces cuando no conoces a alguien. Ahora somos amigas. Mejores amigas.

Me miró a través de sus pestañas y me reí.

Me reí al recordar el día en que la conocí.

Cuando teníamos cinco y la vi subir a través de su ventana, con un vestido azul cubierto de barro y un lazo grande de color blanco en su pelo.

tiffany  se movió para retirar su mano, pero la agarré con fuerza.

—Sal conmigo esta noche.

Ella se paralizó.

—En una cita—continué con torpeza—Una cita de verdad.

tiffany  sacudió su cabeza con incredulidad.

—En realidad, nunca fuimos a una cita antes, tae. Nosotras siempre simplemente... estábamos.

—Entonces vamos a empezar ahora. Te pasaré a buscar a las seis. Estate lista.

Giré y me dirigí a mi ventana, asumiendo que su repuesta era un sí. La verdad era, que de ninguna manera le daría la oportunidad de decir que no.

Iba a hacer esto por ella.

Iba a hacer lo que fuera para hacerla feliz.

Iba a ganarla de vuelta.

Iba a ganarla de vuelta como la taeyeon que soy ahora.

No había otra opción.

Esto era nosotras.

Esta era nuestra aventura.

Una que la haría sentirse viva.

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Comments

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Isisnsd #1
Chapter 20: Me encanto!!! No dejo de llorar! Jajaja
roguecr #2
Chapter 20: Yo tambien lo lei taengsin y me encanto y ahora que lo lei con taeny lo ame. Gracias por adaptarlo al Taeny .
diamond09
#3
Chapter 1: Este Fic lo he leído ya con TaengSic... me gusto demasiado... sera genial volverlo a leer ahora con Taeny