Capítulo 10 - Parte II

Besos

La semana pasó rápidamente.

Nunca me había preocupado del tiempo, de si este pasaba rápido o lento.

Ahora lo hice.

Ahora quería que un minuto durara una hora, una hora durara un día. Pero, a pesar de mi silencioso pedido a quien quiera que estuviese ahí arriba, el tiempo estaba pasando muy rápido.

Todo estaba cambiando malditamente rápido.

En la escuela.

El interés colectivo sobre tiffany  yo estando de vuelta se disipo después de unos días. La mayoría de la gente no lo entendía, pero no me importaba.

En nuestra pequeña ciudad, sabía que la gente hablaba.

La mayoría de los cotilleos eran sobre por qué y cómo habíamos vuelto juntas.

También me importaba una mierda eso.

El timbre sonó mientras estaba tumbada en la cama, me moví para levantarme, agarrando mi chaqueta de la silla.

tiffany  me estaba llevando fuera.

Me estaba llevando a mí.

Esta mañana cuando dejé su cama me dijo que estuviese lista para las diez.

No me dijo por qué.

O qué estaríamos haciendo.

Pero hice lo que me pidió.

Sabía que lo haría.

Mientras salía por la puerta de mi habitación y bajaba por el pasillo, escuché la voz de tiffany.

—Hola, pequeño hombre, ¿Cómo lo estás haciendo?

—Bien—respondió leeteuk tímidamente.

Rodeando la esquina, me paré cuando vi a tiffany  agachada para ver los ojos de Rick.

Leeteuk movía nerviosamente sus manos... justo como yo. Me acordé de las palabras de tiffany de la semana pasada.

—Él quiere ser como tú. Imita tus hábitos, tus idiosincrasias, porque quiere ser como tú. Quiere que le notes. Te adora...

Vi a mi hermano mecerse tímidamente sobre sus pies. No pude evitar rizar mi labio en diversión.

Él era tan tranquilo, como yo. No hablaba a no ser que le hablasen primero.

— ¿Qué vas a hacer hoy?—jessica le preguntó.

—Nada—respondió leeteuk hoscamente.

La sonrisa de tiffany cayó. Leeteuk preguntó:

— ¿Vas a salir con Tae de nuevo?

—Sí, bebé—respondió tranquilamente.

— ¿Ella habla contigo ahora?—preguntó leeteuk.

Y lo escuché.

Escuché el tono de tristeza en su tranquila voz, de la que jessica me había hablado.

—Sí, lo hace—dijo tiffany, y como lo hizo conmigo, pasó su mano por su mejilla.

Leeteuk bajó su cabeza avergonzado, pero vi una pequeña sonrisa. tiffany miró hacia arriba y me vio apoyada en la pared, mirando intensamente. Se enderezó despacio y vino hacia mí, agarrando mi mano y tirando para un beso.

— ¿Estás preparada?—preguntó.

Sacudí mi cabeza, mirándola sospechosamente.

— ¿Todavía no vas a decirme a dónde estamos yendo?

tiffany  juntó sus labios y agitó su cabeza. Agarró mi mano en la suya y me empujó hacia la salida.

— ¡Adiós, leeteuk!—dijo, volteando.

—Adiós, tiff—escuché decir en respuesta.

Me pare mientras escuchaba mi mote para tiffany dejar sus labios. Las manos de tiffany  fueron a su boca, y la vi prácticamente derritiéndose en ese momento.

Ella se me quedó mirando, y con esa mirada sabía que quería que yo le dijese algo a mi hermano. Suspirando, me di la vuelta hacia leeteuk y él dijo:

—Adiós, Tae.

La mano de tiffany exprimió la mía, animándome a responder.

—Adiós lee—respondí, embarazosamente.

La cabeza de leeteuk subió y una gran sonrisa adorno su boca. Todo porque había dicho adiós. Esa sonrisa que iluminó toda su cara hizo que algo se apretase en mi pecho.

Llevé a tiffany hacia el auto de su mamá. Mientras subíamos al auto, se negó a soltar mi mano hasta que la miré. Cuando lo hice, ella ladeó la cabeza hacia un lado y declaró:

—taeyeon Kim, estoy jodidamente orgullosa de ti ahora mismo.

Miré lejos, nada cómodo con ese tipo de alabanza. Con un suspiro pesado, tiffany  finalmente soltó mi mano y subimos en el auto.

— ¿Vas a decirme a dónde nos vamos?—pregunté.

—Nop—dijo mientras sacaba el auto—Aunque lo averiguaras enseguida.

Sintonicé la radio en la estación habitual de tiffany y me senté en mi asiento. La voz de tiffany  empezó a llenar el auto, cantando otra canción pop que no sabía. No pasó mucho tiempo antes de que dejara de mirar la carretera y simplemente la miré.

Como cuando tocaba el violonchelo, el color de sus ojos se profundizó cuando cantó a lo largo de sus canciones favoritas, sonriendo a través de las letras que amaba.

Su cabeza y su cuerpo moviéndose al ritmo de la música.

Mi pecho se apretó.

Era una batalla constante.

Ver a tiffany  tan despreocupada y feliz me llenó de las más brillantes de las luces, pero sabiendo que estos momentos estaban limitados, finitos, agotándose, trajo sólo oscuridad.

Como si viera que me estaba rompiendo levantó su mano y la puso en mi muslo.

Cuando miré hacia abajo su mano estaba abierta, sus dedos preparados para juntarse con los míos. Dejé escapar un gran suspiro y agarré su mano con la mía.

No la podía mirar.

No le podía hacer eso.

Sabía cómo se sentía.

A pesar de que era el cáncer el que estaba vaciando su vida, fue el dolor de sus familiares y de quienes la amaban lo que estaba matándola.

Cuando estaba tranquila, cuando estaba molesta, eran la única vez que se atenuaban sus brillantes ojos.

Cuando dejaba que la rabia me consumiera, podía ver el cansancio en su

Rostro.

Estaba cansada de ser la causa de tanto dolor.

Manteniendo firmemente su mano en la mía, volví a mirar por la ventana. Nos desplazamos a lo largo de las vueltas y fuera de la ciudad. Nuestras manos se unieron en mi boca, apreté besos en la piel de tiffany.

Cuando pasamos un cartel de la costa, el peso fue levantado de mi pecho y me volví a tiffany.

Estaba sonriendo.

—Estas llevándome a la playa—dije.

tiffany asintió.

— ¡Sip! Tu segundo sitio preferido.

Pensé en las flores de cerezo en la arboleda. Nos imaginaba bajo nuestro árbol favorito. Y, envié una oración de que ella durara ese tiempo. tiffany  tenía que ver los árboles en su plena flor.

Ella simplemente tenía que aguantar ese tiempo.

—Lo haré—susurró de repente tiffany.

Miré sus ojos y ella agarró mi mano como si estuviera escuchando mi silenciosa oración.

—Las veré. Estoy decidida.

El silencio se extendió entre nosotras.

Un bulto se alojó en mi garganta mientras conté silenciosamente los meses que faltaban para que estuviesen los árboles en flor.

Unos cuatro meses.

Ningún tiempo en absoluto.

La mano de tiffany  se había puesto rígida. Cuando miré su cara vi dolor de nuevo. El dolor silenciosamente diciéndome que estaba dañándola otra vez, porque estaba dañándome.

Forzando el bulto a un lado, dije:

—Entonces lo harás. Dios sabe no interponerse en tu camino cuando estás decidida.

Y como un interruptor, su dolor se desvaneció y pura felicidad brillaba a través de ella.

Me acomodé de vuelta en mi asiento, mirando el mundo pasar. Me perdí en mis pensamientos cuando escuché:

—Gracias.

Era un sonido pequeño, apenas una fracción de un susurro. Pero cerré los ojos, sintiendo la mano de jessica relajarse.

No respondí.

Ella no hubiese querido.

Otra canción comenzó en la radio y como si nada hubiese sucedido, su voz suave llenó el auto.

El resto del viaje sostuve su mano mientras ella cantó.

Asegurándome de que saboreara cada nota.

Cuando llegamos a la costa, lo primero que vi fue el faro alto, blanco, en el borde del acantilado. El día era cálido, el frío parecía haber pasado, y el cielo era brillante.

Había apenas una nube en el cielo, solo el sol alto, irradiando sus rayos sobre el agua.

tiffany  estacionó el auto y apagó el motor.

—Estoy de acuerdo, es mi segundo lugar favorito—dije.

Asentí, mirando varias familias dispersadas en la suave arena. Había niños jugando; aves marinas a la espera de alimentos desechados. Algunos adultos desplomados contra las dunas leyendo. Algunos estaban relajados, con los ojos cerrados, tostándose de calor.

— ¿Te acuerdas de venir aquí en verano?—preguntó tiffany, con alegría en su voz.

—Sí—respondí.

Ella apuntó debajo del muelle

—Y ahí, el beso setenta y cinco—se giró hacia mí y ríe del recuerdo—Nos escapamos de nuestras familias para pararnos debajo del muelle, solo así pudiste besarme—tocó sus labios, sus ojos desenfocados, perdida en sus pensamientos—Sabías a sal del océano—dijo— ¿Te acuerdas?

— ¡Sí!—respondí—Teníamos nueve años. Llevabas puesto un traje de baño amarillo.

— ¡Sí! —dijo riendo.

tiffany  abrió la puerta. Miró hacia atrás. Con emoción en su cara, preguntó:

— ¿Estás lista?

Salí del auto. La brisa cálida voló mi pelo sobre mi cara. Tomando una banda elástica de mi muñeca, quité el pelo de mi cara, lo até en un moño desordenado y caminé hacía el maletero para ayudar a jessica con lo que sea que había traído.

Cuando di un vistazo dentro del largo maletero vi que había traído una cesta de picnic y otra mochila.

No tenía ni idea de lo que había dentro de esta.

Me estiré para quitarle las cosas cuando intentó llevar todo por sí misma. Las liberó para que las llevara luego, se detuvo, inmóvil. Su inmovilidad me hizo mirar a los alrededores.

Fruncí el ceño, viéndola como me estudiaba.

— ¿Qué pasa?—pregunté.

—Tae—murmuró.

Tocó mi cara con la punta de sus dedos. Los arrastró por mis mejillas y a lo largo de mi frente. Finalmente, rompió en una enorme sonrisa.

—Puedo ver tu cara—alegremente toqueteó mi pelo, capturando mi moño—Me gusta esto—declaró y sus ojos exploraron una vez más en mi cara. Luego suspiró—taeyeon Kim ¿te das cuenta de cuán absolutamente hermosa eres?

Agaché mi cabeza.

Sus manos descendieron hacia mi pecho. Cuando alcé la mirada agregó:

— ¿Te das cuenta de cuán profundos son mis sentimientos por ti?

Sacudí mi cabeza lentamente, esperando que me dijera.

Colocó mi mano sobre su corazón y la mía sobre el suyo. Sentí su latido constante debajo de mi palma. El latido constante que se volvió más rápido mientras mis ojos se trabaron con los de ella.

—Es como música—explicó—Cuando te miro, cuando me tocas, cuando veo tu cara... cuando nos besamos, mi corazón toca una canción. Canta que te necesita como necesito el aire. Me canta que te adoro. Canta que he encontrado su perfecta parte faltante.

—Mi tiff—dije suavemente y ella presionó un dedo sobre mis labios.

—Escucha, tae—dijo y cerró sus ojos.

Cerré los míos también.

Y lo escuché.

Lo escuché tan fuerte como si su corazón estuviese presionado contra mi oreja. Los latidos constantes, el ritmo de nosotras.

—Cuando estás cerca, mi corazón no suspira, se eleva—susurró como si no quisiera interrumpir el sonido—Creo que los latidos son un ritmo, como una canción. Creo que son como música. Fuimos atraídos por una melodía particular. Escuché la canción de tu corazón y tú escuchaste la mía.

Abrí mis ojos.

tiffany  permaneció en la misma posición. Sus hoyuelos se hicieron más profundos mientras sonreía y se balanceaba al ritmo de los latidos.

Cuando sus ojos se abrieron una dulce risa salió de sus labios. Me abalancé hacia adelante y aplasté mis labios en los de ella. Las manos de tiffany  fueron a mi cintura sosteniendo fuertemente mi camiseta mientras movía mis labios lentamente contra los de ella.

Nos empujé hasta que ella estaba presionada contra el auto, mi pecho alineado con su cuerpo. Sentí el eco de su latido en mi pecho. tiffany  suspiró cuando deslicé mi lengua contra la de ella. Sus manos se presionaron en mi pecho.

Cuando retrocedí, susurró:

—Beso número ciento treinta dos. En la playa con mi tae. Mi corazón casi estalló.

Respiré pesadamente mientras intentaba componerme. Las mejillas de tiffany  estaban sonrojadas y estaba respirando tan fuerte como yo.

Permanecimos de esa forma, simplemente respirando. Hasta que tiffany  se empujó fuera del maletero y presionó un beso en mi mejilla. Volteándose, tomó la mochila y la puso sobre su hombro. Fui a tomarla de ella pero dijo:

—No soy tan débil todavía, bebé. Puedo seguir cargando algo de peso.

Sus palabras tenían un doble sentido. Sabía que no estaba hablando solo de la mochila sino acerca de mi corazón.

La oscuridad dentro de mí con la que ella estaba incesantemente tratando de pelear.

Cuando nos detuvimos, reconocí el lugar donde la había besado todos estos años.

Un sentimiento extraño se extendió por mi pecho y sabía que antes de que regresáramos a casa la iba a besar ahí otra vez.

Besarla como una chica de diecisiete años.

Otro beso para su frasco.

— ¿Está bien aquí?—tiffany  preguntó.

— ¡Sí!—respondí.

Colocando las cosas en la arena.

Viendo la sombrilla, preocupada en que tiffany  no debería tomar mucho sol, rápidamente la planté en la arena y la abrí para darle un poco de sombra.

Tan pronto como la sombrilla y la manta estuvieron extendidas en la arena, moví mi barbilla hacia tiffany  indicándole para que se sentara debajo de la sombrilla. Lo hizo, besando mi mano rápidamente cuando pasó a mi lado.

Y mi corazón no suspiró.

Se elevó.

Mis ojos fueron atraídos por las tranquilas olas del océano. tiffany  se sentó, cerrando sus ojos, inhaló profundamente. Viendo a tiffany  aceptar a la naturaleza fue como estar viendo a la respuesta de una oración. La satisfacción en su expresión parecía ilimitada, la paz en su humilde espíritu.

Me senté en la arena inclinado hacia adelante con mis brazos alrededor de mis piernas dobladas.

Viendo fijamente hacia el océano.

Viendo fijamente a los botes en la distancia, preguntándome a dónde estaban yendo.

— ¿A qué aventura piensas que van?—tiffany  preguntó, leyendo mis pensamientos.

—No lo sé—respondí honestamente.

tiffany  rodó sus ojos y dijo:

—Creo que están dejando todo atrás. Creo que despertaron un día y decidieron que había más de la vida. Creo que decidieron, una pareja enamorada, que querían explorar el mundo. Vendieron todo lo que tenían y compraron un bote—sonrió y acunó su barbilla en su mano, su codo descansando sobre su rodilla flexionada—La castaña  ama tocar música y la morena ama capturar los momentos en películas.

Sacudí mi cabeza y le di un vistazo por el rabillo de mi ojo. A ella no le importó y continuó:

—Y el mundo es bueno. Viajarán a lugares lejanos creando música, arte y pinturas. Y a lo largo del camino se besarán. Se amarán, se besarán y serán felices—parpadeó mientras la suave brisa sopló a través de nosotras.

Cuando me miró otra vez, preguntó:

— ¿No te suena como la aventura más perfecta?

Asentí.

No podía hablar.

tiffany  miró a mis pies y sacudiendo su cabeza se arrastró a lo largo de la manta hasta que estaba al final de mis piernas. Levanté una ceja en duda.

—Tienes los zapatos puestos, tae. Es un maravilloso día soleado y tú tienes zapatos puestos—quitándolas cada una.

Enrolló mis pantalones hasta mis tobillos y asintió.

—Ahí—dijo orgullosamente—Eso es una ligera mejoría.

Sin poder evitar encontrar gracioso el hecho de que estuviera ahí sentada tan arrogantemente, me estiré y la tiré sobre mí, acostándome de manera que quedara recostada encima de mí.

—Ahí—repetí—Eso es una ligera mejoría.

tiffany  rio, dándome un suave beso.

— ¿Y ahora?

—Una gran mejoría—bromeé con indiferencia—Una enorme, del tamaño de un asteroide, mejoría.

tiffany  rio más fuerte.

La rodé sobre mí así podía estar a mi lado. Su brazo permaneció en mi pecho y recorrí mis dedos sobre su suave piel expuesta. Miré al cielo silenciosamente.

tiffany  también estaba tranquila.

Hasta que repentinamente dijo:

—No fue mucho después de que te fuiste que comencé a sentirme cansada, tan cansada que no podía levantarme de la cama.

Permanecí en silencio.

Finalmente me estaba diciendo lo que sucedió.

Diciéndomelo todo.

—Mi mamá me llevó al doctor y realizaron algunas pruebas—sacudió su cabeza—Para ser honesta, todos pensaron que estaba actuando diferente porque te habías ido—cerré mis ojos e inhalé—Lo hice—agregó, sujetándome más fuerte—Los primeros días, pude pretender que solo te habías ido de vacaciones pero después de varias semanas, el vacío que dejaste dentro de mí comenzó a doler demasiado. Mi corazón estaba completamente roto. Además de eso, mis músculos dolían. Dormía demasiado, incapaz de encontrar algo de energía.

tiffany  permaneció en silencio. Luego, continuó:

—Terminamos teniendo que ir a Atlanta para hacer más pruebas. Nos quedamos con la tía Holly mientras ellos descubrían qué andaba mal—levantó su cabeza, y con una mano en mi mejilla, hizo que mis ojos se encontraron con los de ella—Nunca te lo dije, tae. Seguí pretendiendo que estaba bien porque no podía soportar herirte más. Podía ver que no lo estabas haciendo muy bien. Cada vez que video-chateamos pude ver que te enojabas más y más por estar de vuelta en Seúl. Las cosas que dijiste solo no fueron tú.

—Así que esa visita a la casa de tu tía Holly—la interrumpí—Fue porque estabas enferma. ¿No fue solo una visita como me dijiste?

tiffany  asintió y vi la culpa en sus ojos.

—Te conocía, tae. Y vi que te estabas escurriendo. Siempre fuiste de actitud

Sombría. Siempre fuiste de naturaleza más oscura pero cuando estabas conmigo, no lo eras. Solo podía pensar en qué te convertirías cuando descubrieras que estaba enferma—colocó su cabeza sobre mí pecho—No mucho tiempo después recibí mi diagnóstico: linfoma de Hodgkin avanzado. Sacudió a mi familia. Al principio, me impactó. ¿Cómo no podría?—la sostuve más cerca pero ella se empujó hacia atrás—tae, sé que nunca he mirado el mundo como nadie. Siempre he vivido cada día al máximo. Sé que siempre he aceptado aspectos del mundo que nadie más acepta. Creo que, de alguna manera, fue porque sabía que no tendría el tiempo para experimentarlos como los demás. Creo que, en el fondo, mi espíritu sabía. Porque cuando el doctor nos dijo que tendría solo un par de años de vida, incluso con tratamientos y medicamentos, estaba bien.

Los ojos de tiffany  comenzaron a brillar con lágrimas. Los míos también.

—Todos nos quedamos en Atlanta; vivimos con la tía Holly. Kristal

Comenzó en una nueva escuela. Mi papá viajó para su trabajo. Yo estudiaba en casa o era monitoreada en el hospital. Mis padres oraron por un milagro pero sabía que no había ninguno que cumplir. La quimioterapia fue dura al igual que perder todo mi pelo—parpadeó para aclarar su visión. Luego confesó—Pero distanciarme de ti casi me mató. Fue mi decisión. Vi lo que le estaba haciendo a mi familia pero podía protegerte. Podía darte lo que mi familia no pudo conseguir: vida. Libertad. La oportunidad de seguir adelante sin dolor.

—No funcionó—me las arreglé para decir.

tiffany  bajó su mirada.

—Sé eso ahora pero créeme, tae. Pensé en ti todos los días. Te dibujé y oré por ti esperando que la oscuridad que vi creciendo dentro de ti se hubiese desvanecido con mi ausencia—colocó su mejilla en mi pecho otra vez—Dime, tae. Dime ¿qué te pasó?

Apreté mi mandíbula, no quería permitirme sentir lo que sentí en ese momento pero no podía decirle no a mi chica.

Era imposible.

—Estaba enojada—dije empujando su pelo fuera de su linda cara—Nadie podía decirme dónde habías ido. Por qué me apartaste. Mis padres no me dejaban solo. Mi papá me enojaba todos los días a todas horas. Lo culpé por todo. Todavía lo hago—tiffany  abrió su boca para hablar pero sacudí mi cabeza—No—la detuve—No lo hagas—cerró su boca y yo cerré mis ojos obligándome a continuar—Fui a la escuela pero no mucho tiempo después empecé a salir con las personas que estaban tan enojadas con el mundo como yo. No mucho tiempo después empecé a ir a fiestas, a beber y fumar... a hacer todo lo contrario que mi papá me dijo.

—Tae—dijo tristemente.

No dijo nada más.

—Eso se convirtió en mi vida. Tiré mi cámara. Luego empaqué todo lo que me hacía recordarte—solté una carcajada—Lástima que no pude sacar mi corazón y empacarlo también porque esa idiota no me dejaba olvidarte, no importa cuánto haya intentado. Y cuando volvimos aquí y te vi en los pasillos de la escuela toda la ira que todavía llevaba en mis venas se convirtieron en una marea tranquila—rodé sobre mi lado, abrí mis ojos y con mi mano acaricié su rostro—Porque lucías tan hermosa. Cada imagen que tenía en mi cabeza de como lucirías con diecisiete años fue totalmente destruida. Al minuto en que vi este pelo rubio y estos hermosos ojos fijos en los míos supe que todos los esfuerzos que había hecho los últimos dos años de empujarte lejos estaban arruinados. Con una sola mirada. Arruinados—tragué—Luego cuando me dijiste sobre...—comencé pero jessica sacudió su cabeza.

—No—dijo—Suficiente. Has dicho suficiente.

— ¿Y tú?—pregunté— ¿Por qué volviste?

—Porque estaba harta—dijo con un suspiro—Nada estaba funcionando. Cada nuevo tratamiento no hacía ninguna diferencia. El oncólogo nos dijo sin rodeos que nada funcionaría. Eso fue todo lo que necesite para decidirme. Quería volver a casa, quería vivir mis días restantes en casa, con mis tratamientos para el dolor, con los que más amo—se movió más cerca, besando mi mejilla, mi cabeza y finalmente mi boca—Y ahora te tengo. Sé ahora a dónde estaba destinada a estar. Aquí es donde estábamos destinados a estar, en este preciso momento... en casa.

Sentí una lagrima caer de mi ojo. Jessica rápidamente la limpió con su pulgar. Se inclinó sobre mi pecho y dijo:

—He llegado a entender que la muerte, para los enfermos, no es tan dura de superar. Para nosotros, eventualmente el dolor termina, vamos a un lugar mejor. Pero para esos que dejamos atrás, el dolor solo aumento—tomó mi mano y la sostuvo contra su mejilla—Realmente creo que los cuentos sobre perdidas no necesariamente tienen que ser tristes o lamentables. Quiero que la mía sea recordada como una gran aventura que traté de vivir lo mejor que pude. Porque, ¿cómo nos atrevemos a malgastar un solo respiro? ¿Cómo nos atrevemos a malgastar algo tan valioso? Deberíamos esforzarnos por todos esos valiosos respiros y gastarlos en muchos momentos valiosos mientras nos escurrimos de este corto tiempo en la tierra. Ese es el mensaje que quiero dejar. Y que hermoso legado he dejado a todos los que he amado.

Si, como tiffany  cree, un latido fuera una canción, entonces justo ahora, en este momento, mi corazón estaría cantando con orgullo... por la completa admiración que tengo por la chica que amo, en la forma en que ve la vida, en la forma en que ella trató de hacerme creer... hacerme creer que podía haber vida después de su partida.

Estaba segura que ese no era el caso pero podía ver que jessica era determinada.

Esa determinación que nunca fallaba.

—Así que ahora ya sabes—dijo y descansó su cabeza en mí pecho—Bueno,

No hablaremos más sobre eso. Tenemos nuestro futuro por explorar. No seremos esclavos del pasado—cerré mis ojos y suplicó— ¿Prométemelo, tae?

Encontrando mi voz, susurré:

—Lo prometo—luché contra las emociones que se deslizaban en mi interior.

No le mostraría ninguna señal de que estaba triste.

Hoy, ella vería solo felicidad de mí.

Las respiraciones de tiffany  se tranquilizaron mientras acariciaba su pelo.

La brisa cálida se derramó sobre nosotros llevándose la pesadez que nos rodeaba.

Comencé a quedarme dormida, pensando que tiffany  también cuando murmuró:

— ¿Cómo crees que será el cielo, tae?

Me tensé, pero las manos de tiffany  comenzaron a acariciarme el pecho, liberándome del peso que me había dado su pregunta.

—No lo sé—dije.

tiffany  no dijo nada, solo se quedó quieta donde estaba. Dándome vuelta lentamente para abrazarla más fuerte, dije:

—Un lugar hermoso. Pacifico. El lugar donde te volveré a ver.

Sentí que tiffany  sonreía contra mi camisa.

—Yo también—concordó, suavemente y se giró para darme un beso en el pecho.

Esta vez estaba seguro de que tiffany  se había quedado dormida. Miré a la arena y observé a una pareja sentándose cerca de nosotras.

Estaban tomados de las manos. Antes de que la mujer pudiera sentarse, el hombre puso una manta sobre la arena. Le besó la mejilla y la ayudó a sentarse.

Me sentí celosa.

Porque nosotras nunca tendremos eso.

tiffany  y yo nunca envejeceremos juntas.

Nunca tendremos hijos.

Nunca nos casaremos.

Nada.

Pero cuando miré el pelo rubio de tiffany y sus delicadas manos sobre mi pecho, me conformé con estar agradecida de al menos tenerla ahora.

No sabía qué depararía el futuro.

Pero ahora la tenía.

La había tenido desde los cinco años.

Ahora me daba cuenta de porqué la había amado tanto desde tan pequeña.

Para poder pasar este momento con ella.

tiffany creía que su espíritu siempre supo que moriría joven.

Estaba comenzando a creer que el mío también.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Isisnsd #1
Chapter 20: Me encanto!!! No dejo de llorar! Jajaja
roguecr #2
Chapter 20: Yo tambien lo lei taengsin y me encanto y ahora que lo lei con taeny lo ame. Gracias por adaptarlo al Taeny .
diamond09
#3
Chapter 1: Este Fic lo he leído ya con TaengSic... me gusto demasiado... sera genial volverlo a leer ahora con Taeny