capitulo 1

Besos

 

Corazones Rotos y Frascos de Besos...

tiffany 

Hace Nueve Años.

Ocho Años de Edad.

— ¿A dónde vamos, papi?—pregunté mientras él sostenía mi mano suavemente, guiándome hacia el auto.

Miré hacia atrás a mi escuela, preguntándome por qué estaba siendo sacada de clase tan temprano.

Solo era la hora del almuerzo.

No se suponía que saliera todavía.

Mi papá no dijo nada mientras caminábamos, sólo me apretó la mano. Busqué a lo largo de la valla de la escuela, una extraña sensación tirando en mi estómago.

Me encantaba la escuela, me encantaba aprender, y ahora teníamos historia.

Era, absolutamente, mi asignatura favorita.

No quería perdérmela.

—¡tiff!—taeyeon, mi mejor amiga, estaba de pie junto a la cerca, viéndome marchar.

Sus manos sostenían muy fuerte las barras de metal.

— ¿A dónde vas?—gritó.

Me sentaba al lado de taeyeon en clase.

Estábamos siempre juntas.

La escuela no era divertida cuando la otra no estaba ahí.

Volví la cabeza hacia la cara de mi papá en busca de respuestas, pero no me miraba.

Se quedó en silencio.

Mirando hacia atrás a taeyeon, grité:

— ¡No sé!

Tayeon me miró todo el camino hacia nuestro auto. Subí en la parte posterior y me senté en mi asiento para niños, mi papá me abrochó el cinturón.

Oí el silbato en el patio del colegio, señalando el final del almuerzo. Miré por la ventana y vi a todos los niños corriendo hacia el interior, pero no a taeyeon.

Taeyeon se quedó en la valla mirándome.

Su largo pelo negro estaba flotando en el viento, mientras decía:

— ¿Estás bien?

Pero mi papá se metió en el auto y empezó a conducir antes de que pudiera responder.

Taeyeon corrió a lo largo de la valla, siguiendo nuestro auto, hasta que él señor Will llegó y la hizo ir a dentro.

Cuando la escuela se perdió de vista, dijo mi papá:

— ¿tiff?

— ¿Sí, papi?—respondí.

— ¿Sabes que la abuela ha estado viviendo con nosotros por un tiempo?

Asentí.

Mi abuelita se había trasladado a la habitación frente a la mía hace un tiempo. Mi mamá había dicho que era porque necesitaba ayuda.

Mi abuelo había muerto cuando yo era sólo un bebé. Mi abuelita había vivido sola durante años, hasta que vino a vivir con nosotros.

— ¿Recuerdas lo que tu mami y yo te dijimos acerca de por qué? ¿Por qué la abuelita no podía vivir sola?

Respiré por la nariz y le susurré:

—Sí. Porque necesitaba nuestra ayuda. Porque está enferma.

Mi estómago dio vueltas mientras hablaba.

Mi abuelita era mi mejor amiga.

Bueno, ella y taeyeon estaban atadas, absolutamente, en la parte superior.

Mi abuela dijo que yo era igual que ella.

Antes de que estuviera enferma íbamos a un montón de aventuras.

Ella me leía todas las noches sobre los grandes exploradores del mundo. Me contaba todo acerca de la historia, sobre Alejandro Magno, los romanos, y mi favorito, el samurái de Japón.

Eran los preferidos de la abuela también.

Sabía que mi abuela estaba enferma, pero nunca parecía enferma.

Siempre sonreía, daba abrazos apretados y me hacía reír.

Siempre decía que tenía rayos de luna en su corazón y rayos de sol en su sonrisa.

La abuela me dijo que eso significaba que era feliz.

Ella me hacía feliz.

Sin embargo, en las últimas semanas la abuela había dormido mucho. Había estado demasiado cansada para hacer cualquier otra cosa.

De hecho, ahora la mayoría de las noches le leía a ella, mientras acariciaba mi pelo y me sonreía. Y eso estaba bien, porque las sonrisas de abuelita eran el mejor tipo de sonrisas para recibir.

—Eso es correcto, calabacita, ella está enferma. De hecho, ella está muy, muy enferma. ¿Lo entiendes?

Fruncí el ceño, pero asentí y dije:

—Sí.

—Es por eso que vamos a casa temprano—explicó—Ella está esperándote. Quiere verte. Quiere ver a su amiguita.

No entendía por qué mi papá me tuvo que llevar a casa temprano para visitar a mi abuela, cuando lo primero que hacia todas las noches después de la escuela era ir a su habitación y hablar con ella, mientras ella estaba acostada en la cama.

A ella le gustaba escuchar todo acerca de mi día.

Nos dirigimos a nuestra calle y estacionó en nuestra entrada. Mi papá no se movió durante unos segundos, pero luego se volvió hacia mí y dijo:

—Sé que solo tienes ocho años, calabacita, pero hoy tienes que ser una niña grande y valiente, ¿de acuerdo?

Asentí.

Mi papá esbozó una sonrisa triste hacia mí.

—Esa es mi niña.

Se bajó del auto y se dirigió a mi asiento en la parte trasera. Tomando mi mano, mi papá me guio fuera del auto y hacia la casa. Pude ver que había más autos de lo habitual.

Acababa de abrir mi boca para preguntar de quienes eran, cuando la señora Kim, la mamá de taeyeon, vino caminando por el patio entre nuestras casas con un gran plato de comida en sus manos.

— ¡James!—dijo en voz alta, y mi papá se volvió para saludarla.

—Rin, hola—respondió.

La mamá de taeyeon se detuvo frente a nosotros. Hoy su pelo castaño estaba suelto.

La señora Kim era muy bonita.

La amaba.

Era amable, y me decía que era una hija más.

—Te hice esto. Por favor dile a Whitney que estoy pensando en todos ustedes.

Mi papá me soltó la mano para tomar el plato.

La señora Kim se agachó y me dio un beso en mi mejilla.

—Sé una buena chica tiff, ¿de acuerdo?

—Sí, señora—contesté, y la vi cruzar el césped para volver a su casa.

Mi papá suspiró, y luego ladeo la cabeza hacia mí para que lo siguiera hacia el interior.

Tan pronto como atravesamos la puerta principal, vi a mis tíos sentados en los sofás, y mis primos sentados en el piso de la sala de estar, jugando con sus juguetes.

Mi tía April estaba sentada con mi hermana cristal. Era más joven que yo, sólo cuatro. Se agito hacia mí cuando me vio, pero la tía April las mantuvo sentadas en su regazo.

Nadie estaba hablando, pero muchos de ellos se secaban los ojos; la mayoría de ellos estaban llorando.

Estaba tan confundida.

Me apoyé en la pierna de mi papá, agarrándome con fuerza. Alguien estaba en la puerta de la cocina, mi tía Holly.

Era, absolutamente, mi tía favorita.

Era joven y divertida, y siempre me hacía reír. A pesar de que mi mamá era

Mayor que su hermana, y tenían cosas que parecían entre sí. Ambas tenían el pelo largo rubio, mi mamá ojos cafés y mi tía Holly azules como yo.

Pero Holly era extra guapa.

Me quería ver igual que ella algún día.

—Hola, tiffany—dijo ella, pero pude ver que tenía los ojos enrojecidos, y su voz sonaba rara.

Holly miró a mi papá.

Tomó el plato de comida de su mano y dijo:

—Ve con tiff, James. Casi es la hora.

Empecé a ir con mi papá, pero cuando miré hacia atrás Holly no nos siguió. Abrí la boca para llamar su nombre, pero de repente se dio la vuelta, puso el plato de comida en el mostrador y apoyó la cabeza en sus manos.

Estaba llorando, llorando tan fuerte, que ruidos fuertes vinieron de su boca.

— ¿Papi?—susurré, sintiendo una extraña sensación en mi estómago.

Mi papá pasó su brazo por mis hombros y me guio lejos.

—Está bien, calabacita. Holly sólo necesita un minuto a solas.

Caminamos hacia la habitación de abuelita. Justo antes de que papi abriera la puerta, dijo:

—Mami está ahí, calabacita, y Emma, la enfermera de la abuela también está ahí.

Fruncí el ceño.

— ¿Por qué hay una enfermera?

Papá abrió la puerta del cuarto de abuelita, y mi mamá se levantó de la silla junto a la cama de la abuela. Sus ojos estaban de color rojo y su pelo estaba todo desordenado.

El pelo de mami nunca estaba desordenado

Vi a la enfermera en el fondo de la habitación. Estaba escribiendo algo en un portapapeles. Ella sonrió y me saludó cuando entré.

Entonces miré a la cama.

Abuelita estaba acostada. Mi estómago se volcó cuando vi una aguja adherida en su brazo, con un tubo transparente que llegaba a una bolsa colgando de un gancho de metal a su lado.

Me quedé quieta, de repente asustada.

Entonces mi mamá se acercó a mí, y mi abuelita miro en mi dirección. Ella se veía diferente a la última noche. Su piel era más pálida, y sus ojos no eran tan brillantes.

— ¿Dónde está mi amiguita?—la voz de abuelita era tranquila y parecía rara, pero la sonrisa que me dio, me hizo sentir cálida.

Riendo hacia mi abuelita, corrí a un lado de la cama.

— ¡Estoy aquí! ¡Llegué a casa temprano de la escuela para verte!

La abuela levantó su dedo y tocó la punta de mi nariz.

— ¡Esa es mi niña!

Sonreí muy grande en respuesta.

—Sólo quería que me visitaras un ratito. Siempre me siento mejor cuando la luz de mi vida se sienta a mi lado y me habla un poco.

Sonreí de nuevo.

Porque yo era "la luz de su vida", "la niña de sus ojos". Siempre me llamaba esas cosas.

Abuelita me dijo en secreto que eso significaba que era su favorita. Pero me dijo que tenía que mantenerlo para mí, así no molestaba a mis primos y a mis hermanitas.

Era nuestro secreto.

Unas manos de repente agarraron mi cintura, y mi papá me levantó para sentarme al lado de la abuela en su cama. Abuelita tomo mi mano. Apretó mis dedos, pero todo lo que pude observar fue lo frías que estaban sus manos.

La abuela respiró profundamente, pero sonaba raro, como que algo estaba crujiendo en su pecho.

—Abuelita, ¿estás bien?—pregunté y me incline hacia adelante para presionar un beso suave en su mejilla.

Ella normalmente olía a tabaco de todos los cigarrillos que fumaba. Pero no podía oler el humo en ella hoy.

La abuela sonrió.

—Estoy cansada, pequeña. Y voy...—aspiró otra bocanada de aire y sus ojos se cerraron con fuerza brevemente.

Cuando se abrieron de nuevo, se movió en la cama y dijo:

—... Y voy a irme lejos durante un tiempo.

Fruncí el ceño.

— ¿A dónde vas, abuelita? ¿Puede ir también?

Siempre nos íbamos de aventuras juntas.

La abuela sonrió, pero negó con su cabeza.

—No, mi niña, donde voy, no puedes seguirme. Aún no. Pero algún día, dentro de muchos años, me vas a ver otra vez.

Mi mamá dejó escapar un sollozo detrás de mí, pero solo mire fijamente a mi abuela, confundida.

— ¿Pero a dónde vas, abuelita? No entiendo.

—A casa, cariño—dijo mi abuelita—Me voy a casa.

—Pero estás en casa—repliqué.

—No—sacudió su cabeza—Este no es nuestro verdadero hogar, mi niña. Esta vida... bueno, es sólo una gran aventura, mientras la tenemos. Una aventura para disfrutar y amar con todo nuestro corazón antes de pasar a la mayor aventura de todas.

Mis ojos se abrieron de emoción, entonces me sentí triste.

Muy triste.

Mi labio inferior empezó a temblar.

—Pero somos mejores amigas, abuelita. Siempre vamos en nuestras aventuras juntas. No puedes ir a una sin mí.

Las lágrimas habían comenzado a caer de mis ojos hasta mis mejillas. Mi abuelita levantó su mano libre para quitármelas de encima. Esa mano era tan fría como la que yo estaba sosteniendo.

—Nosotras siempre vamos de aventuras juntas, mi niña, pero no esta vez.

— ¿No tienes miedo de ir sola?—pregunté, pero mi abuela solo suspiro.

—No, pequeña, no siento miedo. No tengo miedo en absoluto.

—Pero yo no quiero que te vayas—supliqué, mi garganta empezando a doler.

La mano de abuelita se quedó en mi mejilla.

—Todavía me verás en tus sueños. Esto no es un adiós.

Parpadeé, luego volví a parpadear.

— ¿Como ves al abuelo? Siempre dices que te visita en tus sueños. Él te habla y besa tu mano.

—Exactamente así—dijo.

Me sequé las lágrimas.

Abuela me apretó la mano, y miró a mi mamá detrás de mí. Cuando volvió a mirarme de nuevo, dijo:

—Mientras no esté, tengo una nueva aventura para ti.

Me quedé inmóvil.

— ¿La tienes?

El sonido de vidrio siendo colocado sobre una mesa vino detrás de mí. Me dieron ganas de mirar alrededor, pero antes de que pudiera, abuelita preguntó:

—tiff, ¿qué es eso que siempre te dije, que era el mejor recuerdo de mi vida? ¿Lo que siempre me hacía sonreír?

—Los besos del abuelo. Sus dulces besos. Todos los recuerdos de todos los besos que has recibido de él. Me dijiste que son los recuerdos más favoritos que tienes. No dinero, no las cosas, sino los besos que recibiste del abuelo, porque todos eran especiales y te hicieron sonreír, te hicieron sentir amada, porque era tu alma gemela. Tú para siempre.

—Así es, mi niña—respondió—Así que, para tu aventura...—miro a mi mamá de nuevo.

Esta vez, cuando mire alrededor, vi que tenía en la mano un gran frasco de vidrio lleno hasta el tope con montones y montones de corazones de papel rosado.

— ¡Guau! ¿Qué es eso?—pregunté, sintiéndome entusiasmada.

Mamá lo puso en mis manos, y mi abuelita golpeó la tapa.

—Son mil besos. O por lo menos, lo será, cuando los rellenes todos.

Mis ojos se abrieron mientras trataba de contar todos los corazones.

Pero no pude.

¡Mil eran muchos!

—tiff—dijo mi abuela, mientras miraba hacia arriba para ver sus ojos cafes brillando—Esta es tu aventura. Como quiero que me recuerdes cuando no esté.

Bajé la vista hacia el frasco de nuevo.

—Pero no lo entiendo.

Abuelita se acercó a su mesa de noche y cogió un bolígrafo. Me lo pasó y dijo:

—He estado enferma desde hace un tiempo, mi niña, pero los recuerdos que me hicieron sentir mejor, son aquellos donde tu abuelo me dio un beso. No sólo los besos de todos los días, sino los especiales, aquellos en los que mi corazón casi estalla de mi pecho. Los que el abuelo se aseguró de que nunca olvidara. Los besos bajo la lluvia, los besos al atardecer, el beso que compartimos en nuestra graduación... aquellos en donde me abrazó y me susurró al oído que era la chica más bonita del lugar.

Escuché y escuché, mi corazón sintiéndose lleno.

La abuela señaló todos los corazones en el frasco.

—Este frasco es para que registres tus besos-especiales, tiff. Todos los besos que hagan que tu corazón casi estalle, los que sean los más especiales, los que desees recordar cuando estés vieja y gris como yo. Los que te harán sonreír cuando los recuerdes en tu mente—tocando el bolígrafo, continuó—Cuando encuentres a la persona que va a ser tu para siempre, sin importar si es hombre o mujer, cada vez que recibas un beso-muy-especial de esa persona, saca un corazón. Anota dónde estabas cuando se besaron. Entonces, cuando seas una abuela también, tu nieta, tu mejor amiga, pueda escuchar todo acerca de ellos, al igual que te he contado sobre los míos. Vas a tener un tesoro, el frasco de todos los preciosos besos que hicieron que tu corazón se acelerara.

Me quedé mirando el frasco y exhalé.

—Mil es un montón. ¡Son un montón de besos, abuelita!

Abuelita se rio

—No son tantos como crees, mi niña. Especialmente cuando encuentres a tu alma gemela. Tienes un montón de años por delante.

Abuelita contuvo el aliento y su rostro se arrugó como si estuviera sintiendo dolor.

—Abuelita—grité, sintiendo de repente mucho miedo.

Su mano apretó la mía.

Abuelita abrió los ojos, y esta vez una lágrima cayó por su pálida mejilla.

— ¿Abuelita?—dije, esta vez más bajo.

—Estoy cansada, mi niña. Estoy cansada, y ya es casi hora de que me vaya. Sólo quería verte una última vez, para darte este frasco. Para darte un beso y así poder recordarte cada día en el cielo hasta que te vuelva a ver.

Mi labio inferior volvió a temblar.

Mi abuelita sacudió la cabeza, negando.

—No llores, mi niña. Este no es el fin. Es solo una pequeña pausa en nuestras vidas. Y te estaré observando, todos los días. Estaré en tu corazón. Estaré en la arboleda de flores que nos gusta tanto, en el sol y en el viento.

Los ojos de abuelita se estremecieron y mamá descansó las manos sobre mis hombros.

—tiff, dale a la abuelita un beso grande. Está cansada ahora. Necesita descansar.

Respirando hondo, me agaché y presioné un beso en la mejilla de mi abuela.

—Te amo, abuelita—susurré.

Abuelita me acarició el pelo.

—También te amo mi niña. Eres la luz de mi vida. Nunca olvides que te he amado muchísimo, todo lo que una abuelita puede amar a su nietecita.

Me aferré a su mano y no quería soltarla, pero mi papá me levantó de la cama y mi mano finalmente se soltó. Me aferré a mi frasco muy fuerte, mis lágrimas caían al suelo. Mi papá me bajó y, cuando me giré para irme, abuelita me llamó por mi nombre.

— ¿tiff?

Miré hacia atrás, y mi abuelita estaba sonriendo.

—Recuerda, corazones de rayos de luna y sonrisas de rayos de sol...

—Siempre lo recordaré—dije, pero no me sentía feliz.

Todo lo que sentía era tristeza.

Oí a mi mamá llorar detrás de mí.

Holly nos pasó en el pasillo. Me apretó el hombro. Su cara estaba tan triste también.

No quería estar aquí.

No quería estar en esta casa nunca más.

Girándome, miré a mi papá.

—Papi, ¿puedo ir a la arboleda de flores?

Papá suspiró.

—Sí, bebé. Voy a ir a ver cómo estás más tarde. Sólo ten cuidado.

Vi a mi papá tomar su teléfono y llamar a alguien. Les pidió que me echaran un ojo mientras estaba en la arboleda, pero corrí antes de saber con quién hablaba.

Me dirigí a la puerta principal, agarrando fuerte mi frasco vacío de los mil besos contra mi pecho. Salí corriendo de la casa, y del porche.

Corrí y corrí, y nunca paré.

Las lágrimas caían por mi cara.

Oí que me llamaban.

— ¡tiff! ¡tiffany, espera!

Miré hacia atrás y vi a taeyeon observándome. Estaba en su porche, pero inmediatamente comenzó a perseguirme por la hierba.

Pero nunca me detuve, ni siquiera por taeyeon.

Tenía que llegar a los árboles de cerezo.

Era el lugar favorito de mi abuelita.

Yo quería estar en su lugar favorito. Porque estaba triste de que se fuera a ir.

A ir al cielo.

Su verdadero hogar.

— ¡tiff, espera! ¡Ve más despacio!—gritó taeyeon mientras daba la vuelta a la esquina de la arboleda en el parque.

Corrí atravesando la entrada; los grandes árboles de cerezo, que estaban en plena floración, formaban un túnel por encima de mi cabeza. La hierba era verde debajo de mis pies, y el cielo arriba estaba azul. Pétalos de rosas brillantes y blancos cubrían los árboles.

Luego, en el otro extremo de la arboleda, estaba el árbol más grande de todos. Sus ramas colgaban. Su tronco era el más grueso de todo el bosque.

Era el preferido de taeyeon y mío.

Era el de mi abuelita también.

Estaba sin aliento.

Cuando llegué debajo del árbol favorito de abuelita, me dejé caer al suelo, agarrando mi frasco, mientras las lágrimas caían por mis mejillas. Oí a taeyeon detenerse a mi lado, pero no miré hacia arriba.

— ¿Mi tiff-tiff?—dijo taeyeon.

Así me llamaba.

Significaba "mi tiffany" para ella.

Me encantaba que me llamaba así y hablara en español.

—Mi tiff, no llores—susurró.

Pero no podía evitarlo.

No quería que mi abuelita me dejara, a pesar de que sabía que tenía que hacerlo. Sabía que cuando regresara a casa, abuelita ya no estaría ahí: ni ahora, ni nunca.

Taeyeon se sentó a mi lado y me atrajo en un abrazo. Me acurruqué en su pecho y lloré.

Me encantaban los abrazos de taeyeon, siempre me abrazaba tan fuerte.

—Mi abuelita, tae, está enferma y se está yendo.

—Lo sé, me lo dijo mi mamá cuando llegué de la escuela.

Asentí, moviendo la cabeza contra su pecho. Cuando no pude llorar más, me senté, limpiando mis mejillas. Miré a taeyeon, quien me estaba observando.

Traté de sonreír.

Cuando lo hice, me tomó de la mano y la llevó a su pecho.

—Lamento que estés triste—dijo taeyeon y me apretó la mano. Su camiseta estaba caliente por el sol—No quiero que nunca estés triste. Eres Mi tiffany; siempre sonríes. Siempre estás feliz.

Sollocé y apoyé la cabeza en su hombro.

—Lo sé. Pero mi abuelita es mi mejor amiga, tae, y no voy a tenerla nunca más.

Taeyeon no dijo nada al principio, pero luego dijo:

—Soy tu mejor amiga también. Y no me voy a ninguna parte. Lo prometo. Para siempre.

Mi pecho, que había estado doliendo tanto, de repente no dolía tanto.

Asentí.

—tiffany  y taeyeon hasta el infinito—dije.

—Hasta el infinito—repitió.

Nos quedamos en silencio durante un rato, hasta que taeyeon preguntó:

— ¿Para qué es este frasco? ¿Qué hay adentro?

Retirando mi mano, agarré el frasco y lo levanté en el aire.

—Mi abuelita me ha dado una nueva aventura. Una que va a durar toda la vida.

Las cejas de taeyeon bajaron y su largo pelo oscuro cayó sobre sus ojos. Lo empujé hacia atrás, y ella sonrió con esa media sonrisa suya, mientras lo hacía.

Todas las personas en la escuela querían que ella les sonriera de esa manera, me lo dijeron.

Pero sólo me sonreía a mí.

Les dije que ninguna de ellas podía tenerla de todos modos, ella era mi mejor amiga y yo no quería compartir.

Taeyeon agitó el frasco.

—No entiendo.

— ¿Te acuerdas de los recuerdos favoritos de mi abuelita? Te los he contado antes.

Podía ver a taeyeon pensando seriamente y luego de repente dijo:

— ¿Los besos de tu abuelito?

Asentí y tiré de un pétalo de flor de cerezo rosa pálido que estaba en una rama colgando hacia abajo a mi lado. Me quedé mirando el pétalo. Eran los favoritos de mi abuelita. Les gustaba porque no duraban mucho tiempo.

Solía decirme que las mejores y más bellas cosas nunca duraban mucho tiempo. Decía que una flor de cerezo era demasiado hermosa para durar todo el año.

Era más especial porque su vida era corta.

Al igual que los samurái, belleza extrema, muerte rápida. Todavía no estaba muy segura de lo que significaba, pero dijo que lo entendería a medida que fuera creciendo.

Creo que tenía razón.

Porque mi abuelita no era tan vieja, y se estaba yendo joven, al menos eso es lo que decía papi.

Tal vez por eso le gustaba tanto la flor de cerezo.

Debido a que ella era exactamente igual.

— ¿Mi tiff?

La voz de taeyeon me hizo mirar hacia arriba.

— ¿Tengo razón? ¿Eran los besos de tu abuelo, los recuerdos favoritos de tu abuelita?

—Sí—respondí, dejando caer el pétalo—, Todos los besos que le dio que hacían que su corazón casi explotara. La abuelita dijo que sus besos eran los mejores del mundo. Porque significaban que la amaba un montón. Que se preocupaba por ella. Y que a él le gustaba por quien ella era exactamente.

Taeyeon miró al frasco y resopló.

—Todavía no entiendo, Mi tiff.

Me reí mientras sus labios sobresalían y su rostro mostraba confusión.

Tenía labios bonitos; eran muy gruesos y con un arco de cupido perfecto.

Abrí el frasco y saqué un papel rosa en forma de corazón. Lo levanté en el aire entre taeyeon y yo.

—Este es un beso vacío—señalé al frasco—Abuelita me dio miles para llenar en toda mi vida—puse el corazón de nuevo en el frasco y tomé su mano—Una nueva aventura, tae. Reunir mil besos antes de morir, de mi alma gemela.

—Yo... qué... ¿tiff? ¡Estoy confundida!—dijo, pero podía oír la ira en su voz.

Taeyeon podía estar de muy mal humor cuando quería.

Saqué un bolígrafo de mi bolsillo.

—Cuando el chico o la chica que ame me bese, cuando se sienta tan especial que mi corazón casi vaya a estallar, solo los besos extra-especiales, voy a escribir los detalles en uno de estos corazones. Es para cuando esté vieja y gris, y quiera contarles a mis nietecitos todo sobre los besos más especiales de mi vida. Y sobre la dulce persona que me los dio—me puse de pie, el entusiasmo corriendo a través de mí—Es lo que quería mi abuelita que hiciera, tae. ¡Así que tengo que empezar pronto! Quiero hacer esto por ella.

Taeyeon se puso de pie también.

En ese momento, una ráfaga de viento sopló pétalos de cerezo justo donde estábamos paradas y sonreí.

Pero taeyeon no estaba sonriendo.

De hecho, se veía francamente enojada.

— ¿Vas a besar a un chico asqueroso o una chica, por tu frasco? ¿A uno o una en especial? ¿A uno o una que ames?—preguntó.

Asentí.

—Mil besos, tae! ¡Mil!

Taeyeon sacudió la cabeza y frunció los labios de nuevo.

— ¡NO!—rugió.

La sonrisa desapareció de mi cara.

— ¿Qué?—pregunté.

Taeyeon dio un paso, acercándose, moviendo la cabeza con más fuerza.

— ¡No! ¡No quiero que beses a un muchacho asqueroso o una chica por tu frasco! ¡No voy a dejar que suceda!

—Pero...—traté de hablar, pero taeyeon me agarró la mano.

—Eres mi mejor amiga—dijo y sacó pecho, tirando de mi mano— ¡No quiero que beses a chicos asquerosos o chicas!

—Pero tengo que hacerlo—expliqué, señalando el frasco—Tengo que hacerlo por mi aventura. Mil besos es mucho, tae ¡Muchísimo! Todavía serás mi mejor amiga. Nadie va a significar más para mí que tú, tonta.

Ella se quedó mirándome fijamente y luego al frasco.

Me dolió el pecho de nuevo; me di cuenta que no estaba contenta por la expresión de su rostro.

Se había puesto de mal humor otra vez.

Me acerqué a mi mejor amiga, y los ojos de taeyeon estaban fijos en los míos.

—Mi tiff—dijo, su voz más profunda, dura y firme— ¡Mi tiff! Significa mi tifany. Hasta el infinito, por siempre y para siempre. ¡Eres MI tiffany!

Abrí la boca para gritarle también, para decirle que se trataba de una aventura que sólo tenía que empezar. Pero ni bien la abrí, taeyeon se inclinó hacia adelante y de repente apretó sus labios sobre los míos.

Me quedé helada.

No podía mover un músculo cuando sentí sus labios sobre los míos.

Eran cálidos.

Sabía a canela.

El viento sopló su pelo largo sobre mis mejillas. Empezó a hacerme cosquillas en la nariz.

Taeyeon se retiró, pero su cara quedó cerca de la mía. Traté de respirar, pero mi pecho se sentía algo raro, como liviano y esponjoso.

Y mi corazón latía tan rápido. Tan rápido que presioné mi mano sobre mi pecho para sentirlo correr ahí debajo.

—Tae—susurré.

Levanté la mano para presionar mis dedos contra mis labios.

Taeyeon parpadeó, luego parpadeó otra vez mientras me miraba. Saqué la mano y presioné los dedos contra sus labios.

—Me besaste—susurré, aturdida.

Taeyeon levantó su mano para sostener la mía. Bajó las manos unidas a su lado.

—Yo te daré mil besos, Mi tiff. Todos ellos. Nadie va a besarte jamás sino yo

.

Mis ojos se abrieron, pero mi corazón no se detuvo.

—Eso sería para siempre, tae. ¡Que nunca nadie más me bese significa que estaremos juntas por siempre y para siempre!

Taeyeon asintió, luego sonrió.

Taeyeon no sonreía mucho.

Normalmente daba una media sonrisa o una mueca. Pero debería sonreír más.

Era realmente guapa cuando lo hacía y se le formaban unos tiernos hoyuelos.

—Lo sé. Porque estaremos siempre juntas. Hasta el infinito, ¿recuerdas?

Asentí lentamente, y luego la incliné hacia un lado.

— ¿Tú me darás todos mis besos? ¿Los suficientes como para llenar todo este frasco?―pregunté.

Taeyeon me dio otra pequeña sonrisa.

—Todos ellos. Llenaremos todo el frasco, y muchos más. Reuniremos muchísimos más que mil.

Di un grito ahogado.

De repente recordé el frasco.

Saqué la mano para poder agarrar el bolígrafo y abrí la tapa del frasco. Agarré un corazón en blanco y me senté a escribir. Taeyeon se arrodilló delante de mí y puso su mano sobre la mía, evitando que escribiera.

Miré hacia arriba, confundida.

Tragó saliva, se metió el pelo largo detrás de la oreja, y me preguntó:

— ¿Acaso... cuando te... besé... tu... tu corazón casi estalló? ¿Fue extra especial? Dijiste que sólo los besos extra-especiales iban dentro del frasco—sus mejillas se tornaron de color rojo brillante y bajó la mirada.

Sin pensar, me incliné hacia delante y envolví mis brazos alrededor del cuello de mi mejor amiga. Presioné mi mejilla contra su pecho y escuché su corazón.

Latía tan rápido como el mío.

—Sí, tae. Fue lo más especial que un beso puede ser.

Sentí a taeyeon sonreír contra mi cabeza, luego me alejé. Crucé las piernas y puse el corazón de papel en la tapa del frasco. Taeyeon se sentó con las piernas cruzadas también.

— ¿Qué vas a escribir?—preguntó.

Me di golpecitos con el bolígrafo en los labios mientras pensaba detenidamente. Me senté con la espalda recta y me incliné hacia delante, presionando el bolígrafo sobre el papel:

Beso 1: Con mi tae.

En la Arbolada.

Mi corazón casi estalló.

Cuando terminé de escribir, puse el corazón en el frasco y cerré la tapa bien fuerte.

Miré a taeyeon, que me había estado observando todo el tiempo, y anuncié con orgullo:

—Ahí está. ¡Mi primer beso!

Taeyeon asintió, pero sus ojos cayeron a mis labios.

— ¿Mi tiff?

— ¿Sí?—susurré.

Taeyeon alcanzó mi mano. Comenzó a trazar patrones en el dorso con

La punta de su dedo.

— ¿Puedo... puedo besarte otra vez?

Tragué saliva, sintiendo mariposas en el estómago.

— ¿Quieres besarme otra vez... ya?

Taeyeon asintió.

—He querido besarte desde hace un tiempo. Y bueno, eres mía y me ha gustado. Me gustó besarte. Sabes a azúcar.

—Comí una galleta en el almuerzo. Mantequilla de nuez. La favorita de abuelita—expliqué.

Taeyeon respiró hondo y se inclinó hacia mí. Su pelo voló hacia adelante.

—Quiero hacerlo otra vez.

—Está bien.

Y taeyeon me besó.

Me besó y me besó, y me besó.

Para el final del día tenía cuatro besos más en mi frasco

Cuando llegué a casa, mami me dijo que mi abuelita se había ido al cielo. Corrí a mi habitación lo más rápido que pude. Me apresuré a dormirme.

Como me prometió, abuelita estaba ahí en mis sueños.

Así que le dije todo acerca de los cinco besos de mi taeyeon. Mi abuelita sonrió ampliamente y me dio un beso en la mejilla.

Sabía que esta sería la mejor aventura de mi vida.

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Comments

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Isisnsd #1
Chapter 20: Me encanto!!! No dejo de llorar! Jajaja
roguecr #2
Chapter 20: Yo tambien lo lei taengsin y me encanto y ahora que lo lei con taeny lo ame. Gracias por adaptarlo al Taeny .
diamond09
#3
Chapter 1: Este Fic lo he leído ya con TaengSic... me gusto demasiado... sera genial volverlo a leer ahora con Taeny