capitulo 12

Besos

Canciones del Corazón y Belleza Encontrada...

tiffany 

Pensé que había sentido una brisa en mi pelo antes.

Pero nada se comparaba con la brisa que pasaba por mis trenzas en la cima del Empire State Building.

Pensé que me habían besado de todas las maneras en las que se puede besar.

Pero nada se comparaba a los besos de taeyeon bajo el castillo de cuento en Central Park. A su beso en la corona de la Estatua de la Libertad. En el centro de Times Square, las brillantes luces iluminando mientras la gente se apresuraba a nuestro alrededor como si no tuvieran tiempo en el mundo.

La gente estaba siempre apresurándose pese a que tenían mucho tiempo.

A pesar de que yo tenía muy poco, me aseguraba de que todo lo que hacía fuera lento.

Medido.

Significativo.

Me aseguraba de saborear cualquier experiencia nueva.

Tomé una profunda respiración y bebí cada nueva vista, olor y sonido.

Para simplemente parar.

Respirar.

Abrazar.

Los besos de taeyeon variaban.

Eran lentos y suaves, gentiles y como el toque de una pluma. Después eran duros, fuertes y deslumbrantes.

Ambos me dejaban sin aliento.

Ambos se iban al jarrón.

Más besos cosidos a mi corazón.

Después de comer en el Stardust Diner, un sitio que decidí que quizás podría ser mi tercer sitio favorito del planeta, llevé a taeyeon fuera y alrededor de la esquina.

— ¿Es mi turno ahora?—pregunté, mientras taeyeon tomaba mi collar y lo ponía más cerrado alrededor de mi cuello.

Miró su reloj.

La miré curiosa, preguntándome por qué seguía comprobaba la hora.

Taeyeon me vio mirándole con sospecha. Envolviendo sus brazos a mí alrededor, replicó:

—Tienes el próximo par de hora, después volvemos a mi horario.

Arrugué mi nariz ante su estricta actitud y juguetonamente saqué mi lengua. El calor apareció en los ojos de taeyeon mientras lo hacía. Se inclinó hacia adelante y presionó su boca contra mis labios, su lengua inmediatamente acariciando contra la mía. Chillé y me agarré fuerte antes de romper el beso.

—No me tientes —me dijo burlonamente.

Pero aún vi el calor en sus ojos.

Mi corazón se saltó un latido.

Desde que taeyeon había vuelto a mi vida, no habíamos hecho más que besarnos.

Besarnos y hablar, y abrazarnos la una a la otra lo más cerca posible.

Nunca me presionaba por más, pero mientras las semanas pasaban, había empezado a querer entregarme a ella de nuevo.

Los recuerdos de nuestra noche, dos años atrás, corrieron como una grabación en mi mente. Las escenas eran tan vívidas, tan llenas de amor, que mis pulmones se hinchaban.

Porque aún recordaba la mirada en sus ojos cuando se movió encima de mí.

Todavía recordaba la manera en que sus ojos miraban a los míos. La manera en que el calor flotó a través de mí mientras le sentía, tan caliente, en mis brazos.

Y recuerdo sus gentiles caricias en mi cara, mi pelo y mis labios. Pero lo mejor de todo, recordaba su cara después del éxtasis.

La incomparable expresión de adoración.

La mirada que me dijo que, a pesar de que éramos jóvenes, lo que habíamos hecho nos había cambiado para siempre.

Unió nuestros cuerpos, mentes y almas.

De verdad nos hizo infinitos.

Por siempre y para siempre

— ¿Dónde vamos, Mi tiff?—preguntó sacándome de mi ensoñación y sostuvo el dorso de su mano contra mi mejilla caliente—Estás caliente—dijo, su acento fuerte, el sonido perfecto pasando a través de mí como una fría brisa.

—Estoy bien—repliqué tímidamente.

Tomando su mano, intenté llevarle calle abajo. Taeyeon cogió mi mano y me hizo confrontar su preocupación.

—tiff...

—Estoy bien—interrumpí, apretando mis labios para que supiera que lo decía de verdad.

Gruñendo con desesperación, taeyeon pasó su brazo alrededor de mi cintura y llevó hacia adelante. Busqué por el nombre de la calle y el bloque, viendo a dónde ir desde aquí.

— ¿Vas a decirme lo que vamos a hacer?—preguntó taeyeon.

Asegurándome que íbamos en la dirección correcta, sacudí mi cabeza. Taeyeon presionó un beso en el lado de mi cabeza mientras encendía un cigarro. Mientras fumaba, aproveché la oportunidad para mirar a mí alrededor.

Amaba Nueva York.

Amaba todo sobre ella.

Gentes eclécticas, artistas, abogadas y soñadoras, todos tejidos en la gigante colcha de retales de la vida. Las calles concurridas, los cláxones de los autos y gritos la perfecta banda sonora sinfónica para la ciudad que nunca duerme.

Respiré la fresca esencia de la nieve en el crujiente aire frío y me abracé más contra el pecho de taeyeon.

—Haremos esto—dije y sonreí, brevemente cerrando mis ojos.

— ¿Qué?—preguntó, el ahora familiar olor del humo de su cigarro humeando

Delante de nosotras.

—Esto—dije—Nosotras, caminando por Broadway. Caminaríamos por la ciudad, yendo a ver a unos amigos, a nuestros colegios o nuestro departamento—empujé el brazo que tenía sobre mí—Me tomarías de esta manera y caminaríamos. Me contarías acerca de tu día y yo te contaría acerca del mío—sonreí ante la normalidad de la imagen.

Porque no necesitaba grandes gestos o cuentos de hadas; una vida normal con la chica que amaba siempre habría sido suficiente.

Incluso en este momento, lo valía todo.

Taeyeon no dijo nada.

Había aprendido que cuando hablaba así, tan cándidamente acerca de cosas que nunca podrían pasar, taeyeon  se encontraba más cómoda no diciendo nada.

Y estaba bien con ello.

Entendía que tenía que proteger su corazón que ya se estaba rompiendo.

Si pudiera protegerlo por ella lo haría, pero yo era la causa.

Simplemente rezaba, por todo lo bueno, que yo también pudiera ser el remedio.

Viendo el letrero en el viejo edificio, miré hacia taeyeon  y dije:

—Estamos casi ahí.

Taeyeon miró alrededor con confusión y estaba agradecida.

No quería que viera dónde estábamos.

No quería que se enfadara por un gesto hecho con bondad.

No quería que le doliera al ser forzado a ver un futuro que podría ser suyo.

La conduje a la derecha hacia el edificio. Ella lanzó su cigarrillo acabado al suelo y tomó mi mano en la suya. Caminando al registro, pedí nuestros tickets.

Taeyeon apartó mi mano de mi bolso cuando trate de pagar. Pago, todavía sin saber dónde estábamos. Me levanté y le di un beso en la mejilla:

—Toda educada—bromeé y la miré mientras rodaba sus ojos.

—No estoy segura que tu papá piense así de mí.

No pude contener mi risa.

Mientras me reía libremente, taeyeon se paró y me miró, alargando su mano. Puse la mía en la suya y le dejé que me acercara a ella. Su boca aterrizó justo encima de mi oreja y dijo:

— ¿Por qué cuando ríes así necesito desesperadamente hacerte una foto?

La miré, mi risa desvaneciéndose.

—Porque captas todos los aspectos de la condición humana. Lo bueno, lo malo, la verdad—me encogí de hombros y añadí—Porque a pesar de lo mucho que protestas y el aura de oscuridad que exudas, te esfuerzas por ser feliz, quieres ser feliz.

—tiff—giró su cabeza.

Como siempre, no quería reconocer la verdad, pero estaba ahí, encerrada profundamente en su corazón.

Todo lo que siempre había querido era ser feliz, sólo ella y yo.

Para mí, quería que aprendiera a ser feliz por sí sola. Incluso aunque caminaría a su lado cada día en su corazón.

—Tae—urgí suavemente—Por favor ven conmigo.

Taeyeon miró a mi mano extendida, antes de ceder y apretar nuestras manos

Fuertemente juntas. Incluso entonces contempló nuestras manos unidas con un poco de dolor detrás de sus precavidos ojos.

Atrayendo esas manos a mis labios, besé la parte de atrás de su mano y las traje a mis mejillas. Taeyeon exhaló a través de su nariz. Finalmente, me empujó debajo de la protección de su brazo. Envolviendo mi brazo alrededor de su cintura, le llevé a través de las puertas dobles, revelando el espectáculo en el otro lado.

Fuimos recibidas por un vasto espacio abierto, imágenes famosas enmarcaban las altas paredes.

Taeyeon se paró, y miré hacia arriba justo a tiempo para ver su sorprendida, aunque desapasionada reacción al ver su sueño delante de ella.

Una exhibición de las imágenes que había dado forma a nuestro tiempo.

Imágenes que habían cambiado el mundo.

Momentos perfectamente capturados en el tiempo.

El pecho de taeyeon se expandió lentamente mientras inhalaba profundamente, después exhaló con una calma controlada. Miró hacia mí y abrió sus labios.

Ningún sonido salió.

Ni una simple palabra formada.

Acariciando su pecho con mi mano, por debajo de la cámara que colgaba de su cuello, dije:

—Vi que esta exhibición estaba abierta la noche pasada y quería que la vieras. Estará aquí durante todo el año, pero quería estar aquí contigo, en este momento. Yo... yo quería compartir esto contigo.

Taeyeon parpadeó, su expresión neutral. La única reacción que tuvo fue apretar su mandíbula.

No estaba segura de sí era una cosa buena o mala.

Saliendo de debajo de su brazo, entrelacé nuestros dedos sin apretar. Consultando la guía, nos llevé a la primera imagen de la exhibición. Sonreí, viendo el marinero en el centro de Times Square inclinando a la enfermera para besarla en los labios.

"Ciudad de Nueva York. 14 de agosto de 1945. V-J Day en Times Square por Alfred Eisenstaedt" leí.

Y sentí la luz y la excitación de la celebración a través de la imagen expuesta delante de mí.

Sentí que estaba ahí, compartiendo ese momento con todos los que estuvieron ahí.

Miré a taeyeon y la vi estudiando la imagen. Su expresión no había cambiado, pero vi su mandíbula aflojarse mientras su cabeza se inclinaba un poco hacia un lado.

Sus dedos se movieron entre los míos.

Sonreí nuevo.

No era inmune.

Y sin importar cuánto se resistiera, lo amaba.

Lo podía sentir tan fácilmente como podía sentir la nieve contra mi piel afuera.

La llevé a la siguiente imagen.

Mis ojos se abrieron mientras observaba la dramática vista. Los tanques yendo hacia adelante en convoy, un hombre parado justo en su camino. Rápidamente leí la información, mi corazón latiendo fuerte.

"Tiananmen Square, Beijing. 5 de junio de 1989. Esta imagen captura la protesta de un hombre para parar la supresión militar sobre las continuas protestas contra el gobierno chino".

Me acerqué más a la imagen.

Tragué.

—Es triste—dije.

Y asintió.

Cada nueva imagen parecía evocar una emoción diferente. Mirando esos momentos capturados entendí de verdad por qué taeyeon amaba tomar fotografías.

Esta exhibición demostraba cómo el capturar estas imágenes impactaba a la sociedad. Mostraban a la humanidad en su mejor y peor momento.

Realzaban la vida en toda su desnudez y en su forma más pura.

Cuando paramos en la siguiente imagen, inmediatamente aparté la mirada, incapaz de mirar bien. Un buitre esperando pacientemente, dando vueltas por encima de un niño demacrado.

Esta imagen inmediatamente me llenó de dolor.

Me moví para alejarme, pero taeyeon se acercó a la imagen. Mi cabeza se movió y la miré. La vi estudiando cada parte de la imagen. Miré mientras sus ojos se encendían y sus manos se apretaban a su lado.

Si pasión ha aparecido.

Por fin.

—Esta imagen es una de las fotografías más controversiales que se han hecho nunca—me informó tranquilamente, todavía enfocado en la imagen—El fotógrafo estaba haciendo un reportaje sobre la hambruna en África. Mientras estaba haciendo fotos, vio al niño caminando para pedir ayuda, y este buitre esperando encima, sintiendo la muerte—tomó una respiración—Esta fotografía enseñaba, en una imagen, la extensión de la hambruna más que todos los reportajes escritos previos que había hecho—me miró—Hizo que la gente se sentara y prestara atención. Les enseñaba, en toda su brutal

Severidad, cuánto había crecido la hambruna—se volvió para señalar al niño, agazapado en el suelo—Por esta imagen, la ayuda creció, la prensa cubrió más los problemas de la gente—tomó una profunda respiración—Cambió su mundo.

No queriendo parar su momento, caminamos a la siguiente:

— ¿Sabes de qué va ésta?

Con la mayoría de las fotografías, luchaba por mirarlas. La mayoría era de dolor, la mayoría eran de sufrimiento. Pero para un fotógrafo, a pesar de que la visión era gráfica y te rompía el corazón, tenían cierto tipo de gracia poética. Tenían un mensaje profundo y sin fin, todo capturado en una sola imagen.

—Era una protesta, la guerra de Vietnam. Un monje budista se prendió fuego a sí mismo—su cabeza se agachó e inclinó a un lado, estudiando los ángulos—Nunca se acobardó. Tomó el dolor para hacer una declaración acerca de que la paz debía ser conseguida. Realzaba la difícil situación y la futilidad de esa guerra.

Y el día siguió, taeyeon explicando casi cada imagen. Cuando alcanzamos la última fotografía, era una imagen en blanco y negro de una mujer joven.

Era antigua; su pelo y su maquillaje parecían de los sesenta. Parecía tener alrededor de veinticinco en la imagen. Y estaba sonriendo.

Me hizo sonreír también.

Miré a taeyeon.

Se encogió de hombros, silenciosamente diciéndome que tampoco conocía la imagen. El título sólo decía, "Esther". Busqué en la guía por información, mis ojos inmediatamente rebosando con agua cuando leí la inspiración.

Cuando leí por qué esta imagen estaba aquí.

— ¿Qué?—preguntó taeyeon, sus ojos brillando con preocupación.

—Esther Rubenstein. La última mujer del patrón de esta exhibición—parpadeé y finalmente conseguí terminar—Murió a la edad de veintiséis, de cáncer—tragué la emoción en mi garganta y me acerqué al retrato de Esther—Puesto en esta exhibición por su esposo, el cual nunca se volvió a casar. Hizo esta fotografía y la colgó en esta exhibición. Dice que, aunque esta imagen nunca cambió el mundo, Esther cambió el suyo.

Lentas lágrimas caían por mis mejillas. El sentimiento era hermoso; el honor te quitaba el aliento.

Secándome las lágrimas, miré de nuevo a taeyeon, quién se había alejado de la imagen.

Mi corazón se hundió.

Me moví delante de ella.

Su cabeza hacia abajo.

Aparté el pelo de su cara.

La torturada expresión que me recibió me rompió en dos.

— ¿Por qué me trajiste aquí?—preguntó, con la garganta espesa.

—Porque esto es por lo que te amo—señalé alrededor de la habitación—tae, ésta es tu NYU Tisch. Aquí es donde quieres estudiar. Quería ver lo que puedes llegar a hacer algún día. Quería que vieras lo que el futuro aún te puede dar.

Sus ojos se cerraron.

Cuando se abrieron, vio mi sofocado bostezo.

—Estás cansada.

—Estoy bien—discutí, queriendo hablar de esto ahora.

Pero estaba cansada.

No estaba segura de poder hacer mucho más sin algo de descanso.

Taeyeon pasó su mano a través de la mía y dijo:

—Vamos a descansar antes de esta noche.

—Tae—intenté discutir, para hablar más sobre esto, pero se giró y tranquilamente dijo:

—Mi tiff, por favor. No más—podía oír la tensión en su voz—Nueva York era nuestro sueño. No hay Nueva York sin ti. Así que por favor...—su voz se apagó, después susurró tristemente—Para.

No queriendo verla tan rota, asentí.

Taeyeon besó mi frente.

Este beso era suave.

Era para darme las gracias.

Dejamos la exhibición y taeyeon llamó a un taxi. En minutos estábamos de camino de vuelta al hotel.

Tan pronto como entramos en la habitación, taeyeon se estiró conmigo en sus brazos.

No habló mientras me dormía.

Me dormí con la imagen de Esther en mi mente, preguntándome cómo su marido pudo recuperarse después de que ella volviera a casa.

Me pregunté si se había recuperado en absoluto.

— ¿Mi tiff

La suave voz de taeyeon me llamó desde mi sueño. Parpadeé en la oscuridad de la habitación, sólo para sentir el gentil dedo de taeyeon pasando por mi mejilla.

—Hola, bebé—dijo tranquilamente, cuando me giré para verla.

Alargándome, encendí la lámpara. Cuando la luz se encendió, me enfoqué en ella.

Una sonrisa tiró de mis labios.

Llevaba una apretada camiseta blanca que marcaba sus pechos debajo de una chaqueta marrón. Sus tejanos negros apretados estaban en sus piernas, los familiares tacones negros de ante en sus pies.

Tiré de las solapas de su chaqueta:

—Te ves muy inteligente, bebé.

Los labios de taeyeon se moldearon en una media sonrisa. Se inclinó hacia adelante y tomó mi boca lentamente con la suya. Cuando se alejó, me di cuenta de que su pelo estaba recién lavado y secado.

— ¿Cómo te sientes?—preguntó.

Estiré mis brazos y piernas.

—Un poco cansada y dolida por toda la caminata, pero estoy bien.

La frente de taeyeon se arrugó con preocupación:

— ¿Estás segura? No tenemos que ir esta noche si no te sientes bien.

Moviéndome más adelante de mi cojín, me paré justo a un centímetro delante de la cara de taeyeon y dije:

—Nada podría alejarme de esta noche—pasé mi mano por su suave chaqueta marrón—Especialmente contigo viéndote tan elegante. No tengo ni idea de lo que tienes planeado, pero si ha hecho que te quites tu chaqueta de cuero, tiene que ser algo realmente especial.

—Eso creo—replicó taeyeon después de una pausa avergonzada.

—Entonces estoy definitivamente bien—dije con confianza, dejando que me

Ayudase a sentarme cuando esta simple tarea fue demasiado difícil.

Aún agachada, taeyeon buscó en mi cara.

—Te amo, Mi tiff.

—También te amo, cariño—repliqué.

Mientras me levantaba, con la ayuda de taeyeon, no pude evitar sonrojarme.

Se estaba haciendo más guapa con cada día que pasaba, pero viéndose de esta manera, hacía que mi corazón se pusiera al galope en mi pecho.

— ¿Qué debería ponerme?—pregunté.

Me llevó a la sala de estar de la suite. Una mujer estaba sentada en el centro de la habitación, instrumentos para el pelo y maquillar desperdigados alrededor de ella.

Asombrada, miré hacia taeyeon. Nerviosamente apartó el pelo de su rostro.

—Tu tía lo organizó todo—se encogió de hombros—Para que te nos viéramos perfectas. No es que tú no lo hagas de todos modos.

La señora en el cuarto ondeó la mano y tocó el asiento frente a ella. Taeyeon llevó mi mano a su boca y la besó.

—Ve, debemos irnos en una hora.

— ¿Qué me pongo?—pregunté, sin aliento.

—Organizamos eso también—me llevó al asiento y me senté en este, brevemente deteniéndome para presentarme con la estilista.

Taeyeon se fue a un sofá al otro lado del cuarto. Fui llenada con felicidad cuando sacó su cámara de su bolso a un lado de la mesa. La observé llevar la cámara a su ojo mientras Unique, la estilista, comenzaban a trabajar en mi pelo.

Y por los siguientes cuarenta minutos, capturó esos momentos.

No podría haber estado más feliz si lo intentaba.

Unique se inclinó, mirando mi cara, y, con un último toque de la brocha en mi mejilla, se echó hacia atrás y sonrió.

—Ya estamos, chica. Todo listo—dio un paso hacia atrás y comenzó a empacar sus cosas. Cuando hubo terminado, me besó en la mejilla—Que tengas una buena noche, señorita.

—Gracias—contesté y la acompañé a la puerta.

Cuando me di vuelta, taeyeon estaba de pie frente a mí. Levantó su mano a mi pelo recién rizado.

—Mi tiff—jadeó—Te ves hermosa.

Agaché la cabeza.

— ¿Sí?

Levantó la cámara y presionó el botón. Bajándola de nuevo, asintió.

—Perfecta.

Taeyeon buscó mi mano y me llevó hasta la habitación. Colgado de la puerta había un vestido negro con cintura de corte imperio. Zapatos de tacón bajos estaban sobre la alfombra de felpa acolchada.

—Tae—susurré mientras pasaba mi mano sobre la suave tela—Es muy bonito.

Taeyeon levantó el vestido y lo colocó sobre la cama.

—Vístete, cariño, luego debemos irnos.

Asentí, todavía sorprendida.

Salió de la habitación y cerró la puerta.

En minutos estuve vestida y deslicé mis pies en los tacones. Fui hacia el espejo del baño, y un jadeo atónito dejó mi boca cuando miré a la chica en el reflejo.

Mi pelo estaba rizado y ni una sola hebra estaba fuera de lugar. Mi maquillaje alardeaba con unos ojos ahumados, y, lo mejor de todo, mis pendientes de infinito estaban brillando.

Un golpe sonó en la puerta de la habitación.

— ¡Entra!—grité.

No podía apartarme de mi reflejo.

Taeyeon se puso detrás de mí, y mi corazón se derritió cuando vi su reacción en el espejo... La mirada anonadada en su apuesto rostro.

Colocó sus manos en mis brazos. Una mano subió para echar mi pelo hacia atrás mientras besaba el punto justo bajo mi oreja. Me sentí sin aire ante su toque, ante sus ojos todavía fijos en los míos en el espejo.

Mi vestido negro se hundía ligeramente en la parte delantera, mostrando mi pecho y cuello, tirantes anchos se extendían en el borde de mis hombros.

Taeyeon me besó bajando por mi cuello, antes de mover su mano a mi barbilla y girar mi boca a la suya. Sus cálidos labios se derritieron contra los míos y suspiré, de pura felicidad, contra su boca.

Taeyeon estiró la mano hacia el tocador y levantó el lazo blanco en sus manos. Lo deslizó en mi pelo. Mostrándome una tímida sonrisa, dijo:

—Ahora estás perfecta. Ahora eres mi tiff.

Mi estómago dio un vuelco por la profundidad de su voz, entonces dio una vuelta por completo cuando tomó mi mano y me llevó al cuarto. Abrigo para el vestido esperando en el cuarto, lo sostuvo y lo pasó sobre mis hombros.

Girándome para mirarla, preguntó:

— ¿Estás lista?

Asentí y le permití a taeyeon llevarme hacia el elevador y luego afuera. Una limosina estaba esperando por nosotros, el chofer vestido elegantemente abrió la puerta para que entráramos.

Me giré hacia taeyeon para preguntarle cómo había arreglado todo, pero antes de que siquiera pudiera, respondió:

—Holly.

El conductor cerró la puerta. Me aferré con fuerza a la mano de taeyeon mientras entrabamos a las atestadas calles. Observé a Manhattan como un borrón pasar por la ventana, entonces nos detuvimos.

Vi el edificio antes de que saliéramos de la limosina, mi corazón martilleó de

Emoción. Giré mi cabeza hacia taeyeon, pero ella ya se había bajado.

Apareció en mi puerta, abriéndola por mí y extendiendo su mano Salí a la calle y alcé la mirada hacia el gigante edificio frente a nosotras.

—tae—susurré—Carnegie Hall—mi mano se deslizó sobre mi boca.

Taeyeon cerró la puerta y la limosina se alejó. Me acercó más y dijo:

—Ven conmigo.

Mientras caminábamos a la entrada, traté de leer todas las señales para obtener alguna indicación sobre la presentación. Pero sin importar qué tanto busqué, no pude descubrir quién estaba tocando esta noche.

Taeyeon empujó las grandes puertas, y un hombre nos saludó en el interior y apuntó el camino a seguir. Me guío hasta que habíamos parado por el vestíbulo y entramos en el auditorio principal.

Si estaba sin aliento antes, no era nada comparado por cómo me sentí en ese momento, pararme en el auditorio había sido mi sueño desde que era una pequeña niña.

Cuando observé el vasto e impresionante espacio, los balcones dorados, el acolchado rojo de las sillas y las alfombras, fruncí el ceño, dándome cuenta que estaba completamente vacío.

No había audiencia.

No había orquesta.

— ¿tae?

Taeyeon se movía nerviosamente sobre sus pies y apuntó al escenario. Seguí su mano. En el centro del gran escenario había una sola silla, y un chelo descansaba a un lado con su arco encima.

Traté de imaginar lo que estaba viendo, pero no podía comprenderlo. Este era Carnegie Hall. Una de las salas de conciertos más famosas de todo el mundo.

Sin una palabra, taeyeon me hizo caminar por el pasillo hacia el escenario,

Deteniéndome en un juego de escaleras temporales. Me giré para mirarla, y taeyeon me miró a los ojos.

—Mi tiff, si las cosas hubieran sido diferentes...—tomó aire, pero se las arregló para controlarse a sí mismo, lo suficiente para continuar—Si las cosas hubieran sido diferentes, habrías tocado aquí como una profesional algún día. Habrías tocado aquí como parte de una orquesta, la orquesta de la has soñado ser parte—apretó mi mano—Habrías tocado el solo que siempre quisiste tocar en este escenario—una lágrima se deslizó por su mejilla—Pero como eso no puede pasar, porque la vida es malditamente injusta... Todavía quise que tuvieras esto. Que supieras qué se hubiera sentido este sueño. Quería que tuvieras tu oportunidad bajo las luces del escenario. Una luz que, en mi opinión, te mereces, no sólo como la persona que más amo en todo el mundo, sino como la mejor chelista. La música más talentosa.

La comprensión se asentó.

La magnitud de lo que había hecho por mí comenzó a aclararse, moviéndose lentamente hasta descansar sobre mi corazón expuesto.

Sintiendo mis ojos llenarse de agua, di un paso más cerca de taeyeon, extendiendo mis manos en su pecho. Parpadeé hacia ella, tratando de deshacerme de las lágrimas de mis ojos.

Sin ser capaz de contener mis emociones, intenté preguntar.

— ¿Has... cómo... hiciste esto?

Taeyeon me hizo avanzar y me hizo subir los escalones hasta que estuve en el escenario que había sido mi mayor ambición en la vida. La mano de taeyeon apretó la mía de nuevo, en lugar de hablar.

—Esta noche tienes el escenario, Mi tiff. Lo siento, soy la única que va a ver tu presentación, pero sólo quería que tuvieras este sueño cumplido. Quería que tocaras en este escenario. Quería que tu música llenara este auditorio. Quería que tu legado quedara impregnado en estas paredes.

Acercándose más a mí, taeyeon colocó sus manos sobre mis mejillas y limpió mis lágrimas con las yemas de sus dedos. Presionando su frente contra la mía, susurró:

—Te mereces esto, tiff. Deberías de tener más tiempo para ver este sueño hacerse realidad, pero... pero...

Agarré mis manos alrededor de las muñecas de taeyeon mientras luchaba por terminar. Mis ojos se apretaron con fuerza, sacando las lágrimas restantes de mis ojos.

—No—dije y levanté la muñeca de taeyeon  para besar su pulso acelerado. Colocándola sobre mi pecho, añadí—Está bien, cariño—inhalé y una sonrisa llorosa se extendió en mis labios.

El aroma a madera llenaba mi nariz.

Si cerraba mis ojos con suficiente fuerza, se sentía como si pudiera escuchar el eco de todos los músicos que se habían subido a este escenario de madera, el maestro de música que había adornado este escenario con pasión e ingenio.

—Estamos aquí ahora—terminé y di un paso lejos de taeyeon.

Abriendo mis ojos, parpadeé ante la visión del auditorio desde mi posición elevada. Lo imaginé lleno de personas, todos vestidos para un concierto.

Hombres y mujeres que amaban sentir la música en sus corazones. Sonreí, viendo la imagen muy vivida en mi mente.

Cuando me giré de regreso a la chica que había arreglado este momento para mí, estuve sin palabra.

No tenía palabras para expresar de manera correcta lo que este gesto había hecho en mi alma.

El regalo que taeyeon me había dado tan pura y dulcemente... mi sueño más grande hecho realidad.

Así que no hablé.

No podía.

En cambio, solté sus muñecas y caminé hacia el solitario asiento que esperaba por mí. Pasé mi mano sobre el cuero negro, sintiendo la textura bajo las yemas de mis dedos.

Caminé hacia el chelo, el instrumento siempre se había sentido como una extensión de mi cuerpo. Un instrumento que me llenaba con una alegría que uno nunca podía explicar hasta que se hubiera experimentado de verdad.

Una alegría que lo abarcaba todo y lo llevaba como una forma más elevada de paz, tranquilidad, una serenidad; un delicado amor como ningún otro.

Desabotonándome el abrigo, lo deslicé por mis brazos, sólo para que dos manos familiares lo tomaran y lo deslizaran suavemente de mi piel. Miré hacia atrás a taeyeon, quien en silencio dejó un beso sobre mi hombro desnudo, luego salió del escenario.

No vi donde se sentó, porque cuando salió del escenario, la luz directamente sobre el asiento pasó de un tenue brillo a uno potente. Las luces de la sala fueron apagadas.

Miré a la silla brillantemente iluminada con una pesada mezcla de nerviosismo y excitación.

Un pie fue hacia adelante, los tacones de mis zapatos hicieron un eco que rebotó en las paredes. El sonido estremeció mis huesos, incendiando mis huesos frágiles, rejuveneciéndolos con vida.

Inclinándome, levanté el chelo y el sentir su cuello me hizo jadear. Sostuve el arco en mi mano derecha, su delgada madera encajaba perfectamente en mis dedos.

Me senté, inclinando el chelo para mover la columna para mi altura perfecta.

Acomodando el chelo, el chelo más hermoso que había visto alguna vez, cerré mis ojos y llevé mis manos a las cuerdas, tocando cada una para ver si estaba afinado.

Por supuesto, estaba perfecto.

Me moví al borde del asiento, plantando mis pies en el suelo de madera hasta que me sentí lista y preparada.

Entonces me permití alzar la mirada. Incliné mi barbilla hacia la luz como si fuera el sol. Inhalando profundamente, cerré mis ojos, luego conecté el arco con la cuerda.

Y toqué.

Las primeras notas del Preludio de Bach fluyeron de mi arco a la cuerda y hacia el auditorio, avanzando hasta llenar el gran cuarto con los sonidos celestiales.

Me moví cuando la música se apoderó de mí en su abrazo, derramándose de mí, exponiendo mi alma a todo el que quisiera escuchar.

Y en mi cabeza el auditorio estaba lleno. Cada asiento estaba ocupado mientras los aficionados me escuchaban tocar. Escuchaban la música que demandaban escuchar. Toqué tales melodías que ningún ojo seco podría haber sido encontrado en la sala.

Exudé tal pasión que todos los corazones estarían llenos y los espíritus serían tocados.

Sonreí bajo el calor de la luz, la cual estaba calentando mis músculos y extinguiendo su dolor.

La pieza se acercó al final.

Luego fui directamente a otra.

Toqué y toqué hasta que hubo pasado tanto tiempo que pude sentir mis dedos comenzar a doler.

Levanté el arco, un silencio enorme rodeaba el auditorio. Dejé que una lágrima cayera mientras pensaba en qué tocar después.

Lo que sabía que debía tocar a continuación.

Lo que debía tocar a continuación.

La única pieza de música que soñé que tocaría en este prestigioso lugar.

La única canción que mostraba mi alma como ninguna otra.

La única pieza que tendría presencia aquí mucho tiempo después de que me fuera.

La que tocaría como despedida a mi pasión.

Después de escuchar su perfecto eco en este magnífico auditorio, no lo haría, no podría, tocarla nunca más.

No habría más chelo para mí.

Este tendría que ser el lugar donde dejara esta parte de mi corazón. Aquí es donde diría adiós a la pasión que me había mantenido fuerte, que había sido mi salvación en los momentos donde me sentía perdida y sola.

Aquí sería donde las notas serían dejadas para bailar en el aire por la eternidad.

Sentí un temblor en mis manos cuando me detuve antes de comenzar.

Sentía lágrimas fluyendo pesadas y rápido, pero no eran de tristeza. Eran por dos rápidos amigos, la música y la vida que la creaba, diciéndole una a la otra que tenían que separarse, pero que un día, algún día, estarían juntos de nuevo.

Contando interiormente, coloqué el arco sobre la cuerda y dejé que "The Swan" de Carnival of Animals comenzara.

Cuando mis manos ahora estables comenzaron a crear la música que adoraba tanto, sentí un nudo llenar mi garganta. Cada nota era una oración

Susurrada, y cada crescendo era un himno cantado en voz alta, al Dios que me dio este don.

Que me dio el don de tocar música y sentirla en mi alma.

Y estas notas eran mi agradecimiento al instrumento por permitir tocar su gloria con tanta gracia.

Permitiéndome amarlo tanto que se convirtió en parte de lo que era, la misma tela de mí ser.

Y finalmente, mientras los delicados compases de la pieza fluían tan suavemente en el cuarto, indicación mi eterno agradecimiento a la chica sentada en silencio en la oscuridad.

La chica tan entregada a la fotografía como yo a la música.

Ella era mi corazón.

El corazón entregado libremente a mí de niña.

El corazón que lo hacia la mitad del mío propio.

La chica que, aunque rota por dentro, me amaba tan profundamente que me dio esta despedida.

Me dio, en el presente, el sueño que mi futuro jamás podría.

Mi alma gemela que capturaba estos momentos.

Mi mano tembló cuando la nota final sonó, mis lágrimas se extendían por la madera.

Sostuve mi mano en el aire, el final de la pieza suspendida hasta que el eco final de su nota susurrada más alta voló hacia los cielos para tomar su lugar entre las estrellas.

Me detuve, dejando que la despedida se asentara.

Luego tan en silencio como fue posible, me puse de pie. Y sonriendo, imaginé a la audiencia y su aplauso. Incliné mi cabeza y bajé el chelo al suelo del escenario, dejando el arco sobre este justo como lo había encontrado.

Incliné mi cabeza hacia atrás hacia el túnel de luz sobre mí una última vez, luego fui hacia las sombras. Mis tacones crearon un tenue ritmo de tambor mientras dejaba el escenario.

Cuando llegué al último escalón, las luces de la sala se encendieron, dejando atrás los resquicios de mi sueño.

Tomé aire profundamente mientras pasaba mi mirada sobre los asientos rojos vacíos, luego miré de nuevo hacia el chelo todavía posicionado exactamente como estaba en el escenario, esperando pacientemente por el próximo músico para ser bendecido con su gracia.

Estaba hecho.

Taeyeon lentamente se puso de pie. Mi estómago dio un vuelco cuando vi sus mejillas enrojecidas por la emoción. Pero mi corazón latió un ritmo más que necesitado cuando vi la expresión en su apuesto rostro.

Ella me entendía.

Entendía mi verdad.

Entendía que era la última vez que tocaría.

Y podía ver, perfectamente claro como el agua, la mezcla de tristeza y orgullo, en sus ojos.

Cuando llegó hasta mí, taeyeon no tocó las manchas de lágrimas en mis mejillas, así como yo no toqué las suyas. Cerrando sus ojos, taeyeon tomó mi boca en un beso.

Y en este beso sentí la efusión de su amor.

Sentí un amor, que a los diecisiete, fui bendecida al haber recibido.

Un amor que no conocía límites.

La clase de amor que inspira música que dura a través de los años.

Un amor que debería ser sentido, querido y atesorado.

Cuando taeyeon se apartó y me miró a los ojos, supe que este beso sería escrito en un pedazo de papel rosa en forma de corazón, con más devoción que ninguno de esos que habían sido escritos antes.

Beso ochocientos noventa fue el beso que lo cambió todo.

Un beso que demostró que una chica de pelo negro y largo de Seúl y una chica de pelo rubio y largo, extraña de estados unidos podrían encontrar un amor que rivalizara con los grandes.

Demostraba que el amor era simplemente la tenacidad con la que te aseguraban que la otra mitad de tu corazón supiera que él, o ella, eran adorados de cada forma.

En cada minuto del día.

El amor era ternura en la forma más pura.

Taeyeon inhaló profundamente, luego susurró.

—No tengo palabras ahora mismo... En ninguno de mis idiomas.

Le ofrecí una débil sonrisa en respuesta.

Porque yo tampoco tenía.

El silencio era la perfección.

Era de lejos mucho mejor que las palabras.

Tomando la mano de taeyeon, la llevé hacia el pasillo y fuera hacia el vestíbulo. La fría brisa del viento de febrero en Nueva York fue un alivio bienvenido del calor del interior del edificio.

Nuestra limosina estaba esperando en la acera; taeyeon  debió haber llamado al conductor.

Nos deslizamos en el asiento trasero. El conductor salió al tráfico y taeyeon me atrajo a su lado. Me dejé caer de buen agrado, respirando el aroma fresco de en su chaqueta.

Con cada curva que el conductor tomó, el ritmo de mi corazón aumentó.

Cuando llegamos al hotel, tomé la mano de taeyeon y caminé al interior.

Ni una sola palabra había sido pronunciada de camino aquí, ni un solo sonido fue hecho mientras el elevador llegaba al piso de arriba.

El sonido de la tarjeta abriendo la cerradura electrónica se escuchó como un trueno en el silencioso pasillo. Abrí la puerta, nuestros pasos repicaban en el piso de madera y caminé dentro hasta la sala de estar.

Sin detenerme, caminé hacia la puerta del dormitorio, solamente mirando hacia atrás para asegurarme de que taeyeon  me seguía. Se paró en la puerta, mirándome salir.

Nuestras miradas chocaron, y necesitándola más que el aire, lentamente levanté mi mano.

La quería.

La necesitaba.

Tenía que amarla.

Vi a taeyeon inhalar una respiración profunda, luego dio un paso hacia mí. Caminó con cuidado a donde yo esperaba. Deslizó su mano en la mía, su toque enviando llamaradas de luz y amor a través de mi cuerpo.

Los ojos de taeyeon estaban oscuros, casi negros, con las pupilas dilatadas. Su necesidad era tan fuerte como la mía, su amor y confianza demostrados tan completamente.

La calma fluyendo a través de mí como un río. Le permití entrar y conduje a taeyeon al dormitorio y cerré la puerta.

La atmósfera espesa alrededor de nosotras, los intensos y evaluadores ojos de taeyeon observando cada uno de mis movimientos.

Sabiendo que tenía su completa atención, liberé su mano y di un paso atrás.

Levantando mis dedos temblorosos, empecé a desabrochar los botones grandes de mi abrigo, nuestras miradas se encontraron nunca dudando mientras el abrigo se abría y lentamente lo dejé caer al suelo.

La mandíbula de taeyeon se tensó mientras observaba, sus dedos abriéndose y cerrándose a sus costados.

Me quité los zapatos, mis pies descalzos hundiéndose en la alfombra de felpa.

Tomando una fortificante respiración, di un paso a través de la alfombra hacia donde taeyeon estaba de pie, esperando. Cuando me detuve delante de ella, levanté los ojos, los párpados pesados con la avalancha de sentimientos dentro de mí.

El pecho de taeyeon subió y bajó, la apretada camiseta blanca debajo de su

Chaqueta mostrando sus pechos. Sintiendo una capa de rubor en mis mejillas, puse suavemente mis manos sobre su pecho.

Taeyeon se quedó inmóvil cuando mis cálidas manos la tocaron. Luego, manteniendo mis ojos fijos, deslicé mis manos hasta sus hombros, liberándolo de su chaqueta. La chaqueta cayó al piso, a sus pies.

Inhalé tres veces, luchando por controlar los nervios repentinamente corriendo a través de mí. Taeyeon no se movió. Permaneció completamente inmóvil, dejándome explorar; pasé mi mano por encima de su estómago, a lo largo de su brazo y tomé su mano con la mía. Levanté nuestras manos unidas hacia mi boca, y en un movimiento tan familiar para ambas, besé nuestros dedos entrelazados.

—Así es como ellos deberían estar siempre—susurré, mirando a nuestros dedos entrelazados.

Taeyeon tragó y asintió en acuerdo silencioso.

Mis pies retrocedieron y retrocedieron otra vez. Conduciéndonos hacia la cama. El edredón estaba retirado, desechado por el servicio de limpieza. Y cuanto más me acercaba a esa cama, mis nervios se asentaron más y la paz se estableció dentro de mí.

Porque esto estaba bien.

Nada, ni nadie, podía decirme que esto estaba mal.

Haciendo una pausa antes del borde de la cama, Liberé nuestras manos. Impulsada por el deseo, tomé el dobladillo de la camisa de taeyeon y lentamente la saqué por su cabeza. Ayudándome, arrojó la camiseta al piso, y luego se quitó el sujetador dejándola de pie con el torso desnudo y a la vista su perfecto cuerpo.

Taeyeon dormía sin sujetador todas las noches, pero verla otra vez sin él había algo sobre la estática acumulada en la atmósfera y la manera en que me había hecho sentir con la sorpresa de esta noche que hizo esto diferente.

Era diferente.

Era conmovedor.

Pero éramos nosotras.

Levantando las manos, presioné mis palmas en su piel y pasé los dedos sobre sus pezones y estomagó. La piel de taeyeon sacudiéndose con mi atención, la respiración dificultosa siseando a través de sus labios entreabiertos.

Mientras mis dedos exploraban sus pechos, me incliné hacia adelante y presioné mis labios sobre su corazón. Este corría como las alas de un colibrí.

—Eres perfecta, taeyeon Kim—susurré.

Los dedos de taeyeon se elevaron para acariciar mi pelo. Dirigió mi cabeza hacia arriba. Mantuve mis ojos abajo hasta el último segundo, cuando finalmente levanté la mirada y me encontré con su mirada.

Sus ojos brillaban.

Los labios llenos de taeyeon se abrieron y susurró:

—Te amo...

Ella me amaba.

Asentí para demostrar que la había escuchado. Pero mi voz había sido robada por el momento.

Por lo precioso de su toque.

Retrocedí, los ojos de taeyeon siguiendo cada uno de mis movimientos.

La quería.

Levantando la mano al tirante sobre mi hombro, armé de valor a mis nervios y la dejé caer por mi brazo. La respiración de taeyeon entrecortada cuando liberé el otro tirante, el vestido de seda agrupándose a mis pies. Forcé mis brazos a mis lados, la mayor parte de mi cuerpo puesta al descubierto a la chica que amaba más allá de cualquier otra cosa en el mundo.

Estaba desnuda, mostrando las cicatrices que había obtenido en el transcurso de dos años. Mostrándole todo de mí, la chica que ella siempre había conocido y las cicatrices de la batalla de mí lucha inquebrantable.

La mirada de taeyeon se redujo a correr por encima de mí. Pero no había ningún disgusto en sus ojos.

Sólo vi la pureza de su amor brillando a través de ellos.

Sólo vi deseo y necesidad y por encima de todo... Todo su corazón expuesto.

Solo para mis ojos.

Como siempre.

Taeyeon se acercó más y más, hasta que su pecho caliente se presionó contra el mío.

Con un toque ligero como una pluma, apartó mi pelo detrás de mi oreja y luego llevó sus dedos bajo mi cuello desnudo y sobre mi lado.

Mis ojos revolotearon por la sensación.

Escalofríos recorrieron mi espalda.

El olor del aliento a menta de taeyeon llenó mi nariz mientras se inclinaba hacia adelante y arrastró sus labios suaves a lo largo de mi cuello, salpicando delicados besos en mi piel expuesta.

Me aferré a sus fuertes hombros, anclándome a mí misma al piso.

—Mi tiff—susurró con voz ronca mientras su boca pasaba por mi oreja.

Inhalando profundamente, susurré:

—Hazme el amor, tae.

Se quedó inmóvil por un momento y luego, moviéndose hasta que su rostro se cernió por encima del mío, ella brevemente captó mis ojos, antes de poner sus labios contra los míos.

Ese beso fue tan dulce como esta noche, tan suave como su toque.

Este beso fue diferente, era la promesa de lo que me esperaba, el compromiso de taeyeon de ser gentil... su promesa de amarme como yo la amaba.

Las manos de taeyeon yacían en mi nuca mientras su boca se movía lentamente contra la mía. Luego, cuando estaba sin aliento, sus manos cayeron a mi cintura y con cuidado me levantó sobre la cama.

Mi espalda golpeó el suave colchón y observé desde el centro de la cama que taeyeon se despojaba del resto de su ropa, sin apartar sus ojos de los míos mientras se arrastraba en la cama para acostarse a mi lado.

La intensidad en el hermoso rostro de taeyeon me derritió, provocando un estampido de mi corazón con un ritmo entrecortado.

Rodando sobre mi lado para enfrentarlo, pasé mis dedos por su mejilla y le susurré:

—Yo también te amo.

Los ojos de taeyeon se cerraron como si necesitara escuchar esas palabras más que su próxima respiración. Se movió por encima de mí, su boca tomando la mía. Mis manos recorrieron su espalda firme y hacia arriba por su largo pelo.

Las manos de taeyeon corrieron por mi lado, luego me liberó del resto de ropa y las dejó caer en el suelo para unirse al resto.

Estaba jadeando cuando taeyeon se elevó sobre mí. Sin aliento cuando encontró mis ojos y preguntó:

— ¿Estás segura, Mi tiff?

Incapaz de contener mi sonrisa, respondí:

—Más de lo que he estado de algo en mi vida.

Mis ojos revolotearon cerrados cuando taeyeon me besó de nuevo, mientras sus manos exploraban mi cuerpo, todas las partes familiares.

Y yo hice lo mismo.

Con cada toque y cada beso, mis nervios desaparecieron, hasta que fuimos jessica y taeyeon, ahí no había un principio para nosotras y ningún final.

El aire se volvió pesado y caliente cuanto más nos besamos y exploramos, hasta que finalmente, taeyeon se movió por encima de mí.

Ni una sola vez rompiendo el contacto, me llevó a los suyos de nuevo.

Mi cuerpo lleno de luz y vida cuando ella nos hizo una.

Mi corazón se llenó con tanto amor que me temía que no contendría toda la felicidad que se desbordaba.

La sostuve cuando regresamos nuevamente a tierra, sosteniéndola fuertemente en mis brazos.

La cabeza de taeyeon estaba en el hueco de mi cuello, su piel brillante y cálida.

Mantuve mis ojos cerrados, poco dispuesta a romper con este momento.

Este momento perfecto.

Finalmente, taeyeon levantó su cabeza. Viendo la expresión vulnerable en su rostro, la besé suavemente.

Tan suavemente como ella me había tomado.

Tan suavemente como ella manejó mi frágil corazón.

Sus brazos acunaron mi cabeza, manteniéndome segura. Cuando rompí el beso, me encontré con su mirada amorosa y susurré:

—Beso número ochocientos veinte. Con mi tae, en el día más increíble de mi vida. Después de que hicimos el amor... Mi corazón casi estalló.

La respiración de taeyeon se enganchó en su garganta. Con un breve beso final, rodó a mi lado y me envolvió en sus brazos.

Mis ojos se cerraron y me quedé dormida en un sueño ligero.

Tan ligero que sentí a taeyeon darme un beso en la cabeza y luego moverse de la cama.

Cuando la puerta del dormitorio se cerró, parpadeé en la oscura habitación, captando el sonido de la puerta de la terraza deslizándose al abrir.

Empujé el edredón a un lado, me puse la bata que estaba colgando en la parte posterior de la puerta y las zapatillas que puse cuidadosamente en el piso.

Mientras caminaba a través de la habitación, sonreí, todavía oliendo el aroma de taeyeon en mi piel.

Entré en la sala de estar, en dirección de la puerta exterior, pero inmediatamente me detuve en mi camino. Porque a través de la amplia ventana pude ver a taeyeon en el piso, sentada de rodillas.

Derrumbándose.

Sentí como si mi corazón se partiera físicamente en dos cuando la vi, en el frío de la noche, vestida solo con una polera Lágrimas se derramaban de sus ojos mientras su espalda se sacudía con dolor en su tembloroso cuerpo.

Lágrimas nublaron mi visión mientras la miraba fijamente.

Mi taeyeon.

Tan quebrada y sola, mientras se sentaba en la nieve cayendo suavemente.

—tae. Bebé—susurré para mí mientras me obligué a caminar hacia la puerta, cuando mi mano giró la manija, le ordené a mi corazón prepararse para el dolor que causaría esta escena.

Mis pies crujían sobre la fina y crujiente capa de nieve bajo mis pies. taeyeon parecía no escuchar.

Pero la escuché.

Escuché su respiración desenfrenada.

Peor aún, escuché sus sollozos.

Escuché el dolor abrumarlo.

Vi la forma en que se tambaleó hacia delante, con las palmas plantadas en el suelo debajo de ella.

Fallando en contener mi llanto, me precipité hacia adelante y envolví mis brazos alrededor de ella. Se dejó caer en mi regazo, buscando la comodidad de mis brazos.

Y se rompió.

Taeyeon se desmoronó completamente: un mar de lágrimas corría por sus mejillas, gruesas respiraciones esbozando bocanadas de humo blanco al chocar con el aire helado.

La mecí hacia atrás y adelante, sosteniéndola cerca.

—Shh—la calmé, tratando seriamente de respirar a través de mi propio dolor.

El dolor de ver a la chica que amaba desmoronarse.

El dolor de saber que yo tenía que fallecer pronto, sin embargo, queriendo resistirme al llamado a casa con todo mi corazón.

Había llegado a un acuerdo con mi deteriorada vida.

Ahora quería luchar para seguir con taeyeon, por taeyeon, aun sabiendo que era inútil.

Yo no estaba en control de mi destino.

—Tae—susurré, mis lágrimas perdiéndose en los largos mechones de su pelo en mi regazo.

Taeyeon levantó la mirada, su expresión devastada, y preguntó con voz ronca:

— ¿Por qué? ¿Por qué tengo que perderte?—sacudió su cabeza, su rostro desencajado por el dolor—Porque no puedo, Mi tiff. No puedo verte marchar. No puedo soportar la idea de no tenerte así por el resto de nuestras vidas—ahogó un sollozo, pero logró decir— ¿Cómo puede un amor como el nuestro romperse? ¿Cómo puedes ser llevada tan joven?

—No lo sé, bebé—susurré, mirando a lo lejos, en un esfuerzo por controlarme.

Las luces de Nueva York brillaban en mi línea de visión.

Ahuyenté el dolor que vino de hacerme esas preguntas.

—Solo es, tae—dije con tristeza—No hay ninguna razón por la que sea yo. ¿Por qué no yo? Nadie se merece esto, pero tengo que...—mi voz se apagó, pero me las arreglé para añadir—Tengo que confiar en que hay una razón más grande o yo me desmoronaría por el dolor de dejar todo atrás—aspiré una bocanada de aire y dije—Por dejarte, sobre todo después de hoy. Especialmente después de hacer el amor contigo esta noche.

Taeyeon se quedó mirando a mis ojos llenos de lágrimas. Recuperando algo de compostura, se puso de pie y me levantó en sus brazos. Me alegré, porque me sentía demasiado débil para moverme.

No estaba segura que podría haberme levantado del piso frío y húmedo, si lo hubiera intentado.

Enlazando mis brazos alrededor del cuello de taeyeon, apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos mientras me llevaba hacia el interior y de nuevo a la habitación.

Empujando el edredón hacia atrás, me colocó debajo, siguiéndome detrás y envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura mientras nos enfrentamos la una a la otra en mi almohada.

Los ojos de taeyeon estaban rojos, su largo pelo estaba húmedo de la nieve y su piel estaba manchada con la profundidad de su tristeza. Levantando mi mano, la pasé por su rostro.

Su piel estaba helada.

Taeyeon giró su rostro en mi palma.

—La última noche en ese escenario, sabía que estabas diciendo adiós. Y yo...—su voz se atascó, pero tosió y terminó—Lo hizo todo tan real—sus ojos brillando con nuevas lágrimas—Me hizo comprender, que esto realmente estaba sucediendo. —sostuvo mi mano y la llevó a su pecho. La apretó con fuerza—Y no puedo respirar. No puedo respirar cuando trato de imaginar la vida sin ti. Lo intenté una vez, y no salió bien. Pero... pero al menos estabas viva, por ahí, en alguna parte. Pronto... pronto...—cortó sus palabras mientras las lágrimas caían.

Volteó su cabeza de mi mirada.

Agarré su mejilla en retirada. Taeyeon parpadeó.

— ¿Tienes miedo, Mi tiff? Porque yo estoy aterrada. Estoy aterrada de lo que será mi vida de mierda sin ti.

Hice una pausa.

Pensando realmente en su pregunta.

Y me permití sentir la verdad.

Me dejé ser honesta.

—tae, no tengo miedo de morir—agaché mi cabeza, y el dolor que no había aceptado antes repentinamente llenó cada una de mis células.

Dejé caer mi cabeza hacia la suya y susurré:

—Pero desde que te tengo otra vez, desde que mi corazón recuperó su latido, a ti, he estado sintiendo todo tipo de cosas que no había sentido antes. Rezo por más tiempo, para poder vivir más días en tus brazos. Rezo por más minutos para que puedas regalarme más besos—arrastrando una necesaria respiración, añadí—Pero lo peor de todo, es que estoy empezando a sentir miedo.

Taeyeon se acercó un poco más, apretando su brazo alrededor de mi cintura. Levanté mi temblorosa mano a su rostro.

—Siento miedo por dejarte. No tengo miedo de morir, tae. Pero estoy aterrada de ir a cualquier lugar nuevo sin ti.

Los ojos de taeyeon cerrados y siseando a través del dolor.

—No me reconozco sin ti—dije en voz baja—Incluso cuando estabas en Seúl,, imaginaba tu rostro, recordaba cómo se sentía tu mano sosteniendo la mía. Tocaba tus canciones favoritas y leía los besos en mi frasco. Justo como mi abuelita me dijo. Y cerraba los ojos y sentía tus labios sobre los míos—me permití sonreír—Recordaba la noche en que por primera vez hicimos el amor y el sentimiento en mi corazón en ese momento... realizada... en paz—sorbí y rápidamente limpié mis mejillas húmedas—A pesar de que no estabas conmigo, estabas en mi corazón. Y eso fue suficiente para sostenerme, a pesar de que yo no estaba contenta—besé su boca simplemente para saborear su gusto—Pero ahora, después de este tiempo juntas de nuevo, me ha vuelto temerosa. Porque, ¿quiénes somos la una sin la otra?

—tiff—dijo taeyeon con voz áspera.

Mis lágrimas cayeron con desenfreno temerario y grité:

—Te he lastimado por amarte tanto. Y ahora tengo que continuar una aventura sin ti. Y no puedo soportar cuánto te duele. No puedo dejarte tan sola y sufriendo.

Taeyeon me atrajo hacia su pecho.

Yo lloré.

Ella lloró.

Compartimos nuestros temores de pérdida y amor.

Mis dedos se apoyaron sobre su espalda y me consoló con su calor.

Cuando nuestras lágrimas habían disminuido,taeyeon  suavemente me empujó hacia atrás y buscó mi rostro.

—tiff—dijo con voz ronca y preguntó—¿Cómo se ve el cielo para ti?

Pude ver en su rostro que desesperadamente quería saber. Reuniendo mí

Compostura, declaré:

—Un sueño.

—Un sueño—repitió, y vi su labio levantarse en la esquina.

—Una vez leí que cuando sueñas cada noche, es en realidad una visita a casa. Casa, tae, Cielo—empecé a sentir el calor que esa visión llevó a mis pies. Y comenzó a viajar por todo mi cuerpo—Mi cielo será, tú y yo en la arboleda. Como siempre. Eternamente diecisiete.

Tomé un mechón de pelo de taeyeon entre mis dedos, estudiando el color oscuro.

— ¿Has tenido alguna vez un sueño tan vívido, que cuando despiertas crees que es real? ¿Se siente como verdadero?

—Sí—dijo taeyeon calmadamente.

—Es porque lo fue, tae, en cierto sentido. Así que, por la noche, cuando cierres tus ojos, voy a estar ahí, encontrándonos en nuestra arboleda—acercándome un poco más, añadí—Y luego, cuando sea el momento para que vengas a casa también, voy a ser yo quien te reciba. Y no habrá ninguna preocupación, miedo o dolor. Sólo amor—suspiré felizmente—Imagínate eso, tae. Un lugar donde no hay dolor o daño—cerré mis ojos y sonreí—Cuando lo pienso de esa manera, no estoy tan asustada.

Los labios de taeyeon rozaron los míos.

—Suena perfecto—dijo, su acento marcado, la voz rasposa—Quiero que tengas eso, Mi tiff.

Mis ojos revolotearon abiertos y vi la verdad y la aceptación en el hermoso rostro de taeyeon.

—Va a ser así, tae—dije, con firme certeza—Nosotras no vamos a terminar. Nunca lo haremos.

Taeyeon me hizo rodar hasta que estaba echada en su pecho. Cerré mis ojos, arrullada por el ritmo hipnótico de la profunda respiración de taeyeon.

Cuando estaba a punto de quedar dormida, taeyeon preguntó:

— ¿Mi tiff?

— ¿Sí?

— ¿Qué quieres hacer el tiempo que queda?

Pensé en su pregunta, pero solo algunas cosas vinieron a mi mente.

—Quiero ver los cerezos florecer por última vez—sonreí contra su pecho—Quiero bailar en la fiesta de graduación contigo—eché la cabeza hacia arriba y la atrapé sonriéndome—, Contigo en un lindo vestido y tu pelo peinado.

Taeyeon sacudió su cabeza divertido al escuchar eso.

Suspirando por la pacífica felicidad que nosotras habíamos encontrado ahora, dije:

—Quiero ver un amanecer perfecto al final—enderezándome, me encontré con los ojos de taeyeon y terminé—Pero más que nada, quiero regresar a casa con tus besos sobre mis labios. Quiero pasar a la siguiente vida todavía sintiendo tus cálidos labios sobre los míos—recostándome de nuevo sobre su pecho, cerré los ojos y susurré—Estoy rezando mucho por eso. Durar lo suficiente para lograr esas cosas.

—Son perfectas, nena—susurró, acariciando mi pelo.

Y así es como me quedé dormida, bajo la protección de taeyeon.

Soñando que vería todos mis deseos cumplidos.

Feliz.

 

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Comments

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Isisnsd #1
Chapter 20: Me encanto!!! No dejo de llorar! Jajaja
roguecr #2
Chapter 20: Yo tambien lo lei taengsin y me encanto y ahora que lo lei con taeny lo ame. Gracias por adaptarlo al Taeny .
diamond09
#3
Chapter 1: Este Fic lo he leído ya con TaengSic... me gusto demasiado... sera genial volverlo a leer ahora con Taeny