Amor

It must be fate (Sin editar)
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8 años han pasado ya, 8 años en lo que todo cambio y nuevas vidas llegaron. ¿Qué paso con los problemas?, ¿Qué paso con quienes no lograron ser felices?...

En esta vida no hay felices para siempre, algunos sufren, otros encuentran su felicidad, otros simplemente se quedan solos esperando a la persona indicada. Algunas personas se dañan entre ellas por el temor de demostrar el amor que se tienen… ¿Qué paso con Sunny y Soo?... ambos terminaron separados, a pesar de que ambos sentían algo el uno por el otro, se limitaban a simplemente observarse de lejos, guardando con recelo su tan preciado amor, anhelando día y noche poder ser ellos el que estuviera al lado del otro.

Todos continuaron con sus vidas, terminando sus estudios y empeñándose por dar un gran esfuerzo para mantenerse en el futuro no muy lejano, algunos dejaron de estudiar para darle un mejor por venir a sus hijos y a su mujer.

Pareciera que todo va bien en sus vidas y que los incidentes que ocurrieron en el pasado, ahí quedaron, perdonaron a quien no merecía perdón y solo dejaron que sus vidas siguieran su curso.

Una chica caminaba por la acera después de un día algo agitado, llevaba un paraguas sobre su cabeza cubriendo la llovizna que se daba esa tarde, los tacones que usaba resonaban en el pavimento, pasaba por pequeños charcos formados en la acera y mojaba la parte baja de sus pies, sus medias un poco húmedas por la llovizna, mas sin embargo una sonrisa no abandonaba su rostro. La elegancia con la que caminaba a pesar de la llovizna era de apreciar, su vestimenta muy elegante para una persona transeúnte, una pequeña maleta la acompañaba y un gran bolso colgaba de su brazo derecho, se paró al borde de la acera y miro en dirección de la carretera buscando con la vista un taxi, con un poco de dificultad extendió la mano parando a un taxi que pasaba libre, este se paró al instante cerca de ella y bajo para ayudarle con el equipaje.

-¿A dónde la llevo señorita?- el acento del conductor era diferente y se podía notar que no era de ese país. Una sonrisa se formó en los labios de la chica y un gran brillo inundo su mirada.

-A casa.- dijo en voz baja y con una gran sonrisa, pero sabía que el conductor no sabría donde vivía. –Lléveme al aeropuerto por favor.- le sonrió al hablar, su sonrisa era radiante y se podía notar en su mirada lo entusiasmada que estaba por volver a casa.

-Como usted ordene señorita.- el conductor la miro por el retrovisor y le regalo una encantadora sonrisa.

La chica suspiro y miro tras las ventanillas del taxi, una sonrisa se formó en sus labios al ver con nostalgia las calles por las que pasaban, ese país se había vuelto su segundo hogar, en el término sus estudios y ahí conoció a grandes personas, pero nunca encontró a alguien que pudiera sacar de su corazón a aquel chico que fue un amor imposible. Su corazón estaba feliz, había terminado al fin sus estudios y una gran oferta de trabajo le llego, pero antes de aceptar quería ver a sus amigos, a su padre y volver al menos unos meses a aquel país que la vio nacer y crecer. El taxi se paró frente al aeropuerto, la lluvia era más ligera por esos rumbos y el chofer con una sonrisa se bajó para ayudar a la chica.

-Muchas gracias.- agradeció la chica pagándole por el pasaje y dejándole una buena propina. –Quédese con el cambio.- le guiño el ojo, tomo la pequeña maleta en sus manos, el paraguas y su bolso, con paso firme y seguro camino hasta el interior, miraba en todas direcciones con una gran sonrisa en el rostro, respiro hondamente y murmuro. –Qué recuerdos.- ciertamente, cuando había llego ahí nadie la había ido a recoger, todo era diferente para ella y las miradas se clavaban en ella. Ahora era distinto, sonreía y dejaba que las personas la miraran, camino con elegancia por el aeropuerto hasta llegar a la fila para comprar su pasaje.

Se sentó en unos bancos cerca de una pequeña tienda de comida, en la mesita había un vaso de café. Un suspiro salió de sus labios, estaba ansiosa y los nervios se acrecentaban, hacia tanto tiempo que no veía a sus seres queridos y los extrañaba mucho, aquel trauma la hizo temer por su seguridad, temía volver y volver a encontrarse con aquel chico que la violo, apretó los ojos ante el recuerdo y un escalofrió recorrió su columna, por ese motivo había tomado la decisión junto a su padre de irse de aquel país que la vio nacer. Abrió los ojos y miro a su entorno, la lluvia no quería ceder, una sonrisa se formó en sus labios…

Miro su celular y en la pantalla de desbloqueo estaba ella con un chico muy guapo. Ese chico se le había propuesto un sinfín de veces, pero su corazón le pertenecía a alguien más, tal vez ya era tiempo de darle una oportunidad. Miro la hora, sonrió y se puso de pie… antes de ella llegar a la puerta de abordaje escucho un grito.

-¡¡Sunny!!- conocía aquella voz, estaba muy sorprendida, se giró a verle con una gran sonrisa en el rostro, el chico corría en su dirección y cuando estuvo frente a ella, se detuvo para recuperar el aliento.

-¿Qué haces aquí Hong Bin?- no podía contener la sonrisa que se formaba en su rostro, el chico se enderezo y la miro directamente a los ojos.

-No… no podía dejar que te fueras sin despedirte de mí.- le sonrió con cariño.

-Eres muy dulce.- una sonrisa tierna se formó en los labios de la joven y lo abrazo.

El chico se sorprendió por el abrazo, un sonrojo se formó en su rostro y con las manos temblorosas correspondió al abrazo, disfrutando de este. –Te quiero Sunny y sabes que yo estaré para ti cuando me necesites.- este chico era muy importante para Sunny, fue su confidente y mejor amigo, cuando llego al instituto, a pesar de separarse cuando ingresaron a la universidad, seguían en contacto. El sabia el trauma por el que había pasado y quería protegerla a toda costa, por eso estudio leyes y era uno de los mejores en su firma de abogados, ahora estaba anhelando por mas, quería abrir su propia firma y estaba en ello, es por eso que no podía acompañarla. Él iba vestido con un traje color negro, su cabello muy bien peinado, sus zapatos muy bien lustrados y él era realmente atractivo. –Ten unas agradables vacaciones.- la alejo de él y la miro directamente a los ojos, realmente como no podía amar a ese chico tan lindo, dulce y cariñoso, tenía todo lo que se podía desear en un hombre, pero su corazón aún no estaba listo para amar a alguien más, aun cuando los años hayan pasado. –Piensa bien la propuesta de trabajo que te llego.- le dio un beso en la frente y se alejó de ella.

-Muchas gracias Hong Bin.- le regalo una gran sonrisa, ¿Por qué no podía amarlo? –Es hora de irme.- le dijo mientras tomaba sus cosas. –Nos vemos en unos meses.- le aseguro mientras se perdía entre la multitud de gente. El chico se quedó en su lugar mirando en dirección por donde desaparecía su amor imposible.

-Si lo encuentras… dale una oportunidad.- dijo en un susurro y su corazón dolió en tan solo pensar a Sunny en brazos de otro hombre. –Solo quiero tu felicidad.- bajo la mirada y dio un gran suspiro, volvió a levantar el rostro y miro hacia la puerta de abordaje, ya había entrado, se dio la media vuelta y se fue de ahí.

Era la hora del desayuno y 4 personas mantenían el silencio en aquel comedor. Los gemelos miraban de vez en cuando a sus padres y seguían comiendo, esa mañana habían escuchado por primera vez una discusión entre ambos y ciertamente temían que su familia se desintegrara…

-Apresúrense que se hace tarde.- hablo el jefe de familia con un tono osco, los niños temblaron bajo la mirada tan fría que su padre les daba. Ambos solo asintieron y en silencio terminaron su desayuno, ambos terminaron y se pusieron de pie.

-Gracias por la comida mamá.- ambos en sincronización agradecieron a su mamá, recogieron los platos y los llevaron al fregadero. Pasaron por el comedor para dirigirse a sus habitaciones en un gran silencio.

El silencio era muy notorio en aquella casa, que por lo regular en las mañanas había mucho ruido por los gemelos y sus sin fin de travesuras. Esta vez ellos habían preferido mantenerse callados y no alterar más a sus padres, no comprendían porque se habían peleado, pero no se atrevían a preguntar.

La casa quedo sola y la dueña de la casa subió a su recamara, se sentía depresiva y le dolía saber del engaño que estaba pasando, lagrimas rodaron por sus mejillas y nublaron su vista, se miró en el espejo y se preguntó si ya no le gustaba a su marido. Limpio las lágrimas y comenzó a vestirse para irse a trabajar, al llegar se encontró con su amiga Jessica, se habían vuelto buenas amigas a falta de su mejor amiga Sunny.

Jessica le daba una gran sonrisa y esta se desvaneció al ver su semblante. -¿Qué te sucede Tiffany?- la interrogo con preocupación, se acercó a ella y la tomo por los hombros para que esta la mirara a los ojos.

-Jessica.- sus ojos se cristalizaron y la amenaza de nuevas lágrimas se avecinaba.

-¡¡Dios!!... vamos a los camerinos.- la llevo hasta los camerinos. Cerro la puerta tras de ella y se dirigió al sofá que se encontraba ahí. -¿Qué ocurre?- la abrazo y es ahí cuando las lágrimas cedieron. –Tranquilízate.- pedía con suavidad.

-Era verdad.- decía entre los sollozos que escapaban de su garganta. –Todo era verdad.- se alejó de ella y cubrió su rostro con ambas manos. –El… él me es infiel Jessica… le eh dado 8 años de mi vida y me eh esforzado por demostrarle día a día cuanto lo amo, pero…- el llanto se agravo impidiéndole continuar.

-Tiffany.- susurro Jessica, le dolía ver a su amiga así. –Puede que estés confundiendo las cosas.- trataba de hacerla razonar.

-¡No!- grito. -¡No hay nada que este confundiendo!- el recuerdo del enfrentamiento de la noche anterior y esa mañana, era un sabor amargo para ella. –Me lo confirmo y lo confirme por mí misma.- recordó la mirada de sus hijos cuando salió de la habitación, ellos habían escuchado la discusión de esa mañana. –Será mejor…- su voz era temblorosa. –Sera mejor para ambos terminar este matrimonio.- su corazón dolía y su boca sabia amarga con aquellas palabras. –Ha-hablare con papá.- limpio sus lágrimas con el dorso de su mano y sorbió el escurrimiento nasal.

-Tiff.- susurro. –Siento que estas apresurándote a las conclusiones.- realmente no podía creer aquello, ella era la mejor amiga de Taeyeon y el realmente no se veía que le quisiera ser infiel a Tiffany o al menos él no le había platicado nada, lo cual sería más creíble si el realmente le es infiel, yaqué ella ahora es muy cercana a Tiffany.

Las semanas pasaban con lentitud y la lejanía de ese matrimonio era más que obvio, los gemelos se veían tristes y no entendían que pasaba con sus padres. Ambos estaban en el patio, en lo más alejado, en un lugar que habían descubierto y llamaban como su lugar secreto, habían acondicionado ese lugar con algunas cosas para poder estas ahí cómodamente.

-¿Qué aremos?- pregunto la niña, mientras miraba las hojas moverse al compás del aire que soplaba esa tarde.

-Yo… yo realmente no lo sé Young.- el niño suspiro mientras tomaba una barita entre sus manos y comenzara a jugar con ella. -¿También te sientes triste?- la interrogo.

-Si.- realmente ambos sonaban muy tristes. -¿Si hablamos con papá… crees que todo se resuelva?- había un toque de esperanza, pero realmente el del problema era él.

-No creo que él deba ser el indicado.- estaba más que claro que el menor sabía algo más que su gemela no sabía y no estaba dispuesto a hacerla sufrir. –Hee Young.- la llamo, la niña dejo de ver las hojas para centrar su atención a su hermano. –Escúchame bien.- lo medito un poco… ambos solo tienen 7 años y todo lo que está pasando con su familia es doloroso. –Pase lo que pase, apoyaremos a mamá y papá.- un sabor amargo cuando menciono a su padre. -¿Esta bien?- la menor lo miraba sin entender porque su gemelo decía tal cosa.

-Está bien.- Respondió aun confundida.

El papá de esos menores se encontraba en su oficina, estaba haciendo papeleo, pero se sentía muy molesto por las discusiones que se habían estado llevando acabo con su mujer, ahora ella estaba alejando a los niños de él o al menos era lo que él pensaba. Miro la fotografía de su familia en su escritorio, ahí se veían muy felices… ¿Qué paso?, ¿Qué cambio?, ¿Ya no amaba a su mujer?, ¿Ya no le importaba como antes?...

Las puertas de esa oficina se abrieron y una sonrisa seductora se formó en sus labios, bajo la fotografía para no verla más y miro a la mujer que se adentraba a la oficina, su caminar era bastante y y eso le hacia excitarse y desear más a esa mujer. Aquella mujer camino hasta donde él se encontraba sentado y se sentó a horcajadas sobre él.

-Señor Kim~.- hablo con seducción aquella joven sentada en su regazo y el deliro con tan solo escuchar su voz. –Es hora del almuerzo.- le susurró al oído, mientras que sus manos acariciaban el torso del ejecutivo. –Me preguntaba.- lamio la oreja del empresario. -¿Quiere que le ordene algo?- succiono el lóbulo de la oreja de aquel hombre, sentía entre su entre pierna la cumbre que iba en acenso chocando contra su centro, sabía que estaba logrando su cometido y lo estaba excitando. Las manos inquietas de ese hombre ya la estaban toqueteando por completo.

El inhalo el aroma de su secretaria y le apretó el muslo con lujuria. –Tu serás mi almuerzo.- sentencio mientras atacaba el cuello de la chica en sus piernas, podía sentir su erección que iba en aumento, batallando entre sus pantalones por querer salir y mostrarse.

El aire estaba siendo cada vez más pesado y sus respiraciones estaban muy agitadas, hasta el momento solo eran besos salvajes, la chica se apresuraba a bajar el cierre de los pantalones del ejecutivo para tocar la protuberante erección de este, mientras el subía la falda de su secretaria y le quitaba las bragas, justo cuando estaba por quitárselas la puerta se abrió y un pequeño grito se escuchó en la inmensa oficina. Ambos miraron en dirección a la entrada y los ojos del ejecutivo se abrieron enormemente al ver de quien pertenecía aquel pequeño grito, veía las lágrimas incontrolables salir de sus pequeños ojos y un ardor en su pecho se instó.

-¡Young!- se escuchó un grito de afuera. –Hermana, mamá está preocupada porque te bajaste corriendo.- el menor aun no entraba a la oficina solo veía la espalda de su hermana, entro a la oficina para llamar su atención y se preocupó por ella al verla llorar. -¿¡Que te sucede!?- la niña no respondía solo tenía la mirada fija en aquel hombre que era su adoración, estaba en shock y las lágrimas no dejaban de brotarle, el menor la sacudió ligeramente y la niña lo miro con temor, abrazándolo con fuerza. El niño no entendía que pasaba hasta que miro a su padre en esa situación. Su mirada era de decepción total, le mostro la misma mirada que había heredado de él. –Disculpe la interrupción padre.- su tono más frio que el ártico y su mirada acusadora. –Nos vamos…- anuncio dándole una última mirada. –Vamos Young.- su tono con ella era suave.

-Hijos.- susurro, sus ojos seguían muy abiertos y su corazón dolía. –Quítate.- quito a su secretaria de encima de él y abrocho sus pantalones con prisa, corrió por el pasillo para alcanzar a sus hijos, el elevador no llegaba, su única opción eran las escaleras, al llegar a la planta baja no encontró a nadie en el vestíbulo, salió corriendo a afuera y ahí estaban sus hijos llorando en las faldas de su madre y al lado de ella estaba un hombre. La furia se incrementó en él y se acercó a ellos. -¿Quién demonios es el?- la interrogo con furia, ignorando por qué había salido corriendo por completo de su oficina.

Con una ceja alzada y sin expresión en el rostro Tiffany lo miro. -¿Disculpa?- lo interrogo. –Niños suban al auto.-

-Pero mamá.- el niño replico con lágrimas en los ojos. –El… él no es bueno.- sus palabras calaron hasta los huesos de Taeyeon. –N-no quiero que te haga daño.- la abrazo con fuerza.

-No lo ara cariño.- el amor con que trataba a sus hijos era de admirar, ella estaba devastada, pero era fuerte por sus hijos. –Anda sube al auto junto con tu hermana, aquí esta Kyung Il y el no dejara que me pase algo.- le beso la frente y también la de su hija.

Los niños asintieron y subieron al auto. –Sera mejor que les ponga música Tiffany.- el chico era muy amable con ella y eso enfurecía a Taeyeon. –Vuelvo en un momento.- le regalo una sonrisa encantadora, eso irrito aún más al empresario.

-Gracias Kyung.- le sonrió con sinceridad, el realmente la estaba apoyando mucho. Espero a que él se alejara y a que él le diera la señal de que todo estaba en orden y los niños no escucharían. –Escucha Taeyeon…- su tono se volvió áspero y frio, eso había logrado el, el lado que nunca había visto de su esposa. –No me importa que lastimes mi corazón con tu infidelidad… pero a mis hijos.- lo miro con odio. –A mis hijos nadie los lastima, mucho menos su propio padre.- dio un paso adelante para enfrentarlo. –Esta fue la gota que derramo el vaso.- le aseguro. –Hee Young solo quería darte una muy buena noticia y se apresuró a bajar del auto solo para ir a verte, ni siquiera tenía planeado llegar a tu oficina, pero Kyung tomo esta ruta, ella bajo del auto mientras aun andaba, tuvimos que para en seco para que no se hiriera. Min Kyung fue tras ella, tal vez llego demasiado tarde para no dejarla entrar…- dio un suspiro. –Como sea… hoy saco mis cosas y la de los niños de casa, nos mudaremos provisionalmente con Kyung Il.- le informo.

-No puedes dejarme.- la tomo por la muñeca con fuerza. –Eres mi mujer.- le recrimino. -Me perteneces a mí y no puedes irte de p…- un fuerte golpe lo hizo girar el rostro, su mejilla ardía y sus palabras fueron cortadas.

-No vuelvas a insinuar tal cosa.- se zafo de su agarre. –No creas que me manipulas Taeyeon… yo no soy como tu.- lo empujo. –No quería que los niños se enteraran de esta manera, pero… parece que el destino quiso que sucediera de esa forma.- saco su celular y marco un número.

-¿Qué haces?- la interrogo con furia.

-Hola Sunny.- una sonrisa se formó en sus labios. –Si… ¿Podrías hacer que Hong Bin lleve mi divorcio?- una puñalada en su corazón. –Te lo cuento luego… no Sunny, no es momento ahora, por favor dile a tu amigo que es de urgencia que este aquí… mientras más rápido vuelva a ser Tiffany Hwang mucho mejor.- Kyung se acercó a ella y le tomo la mano, eso necesitaba sabía que estaba temblando por ese enfrentamiento y le costaba decir todas esas palabras, aparentar valentía contra alguien que la hace llorar le era difícil. –Muchas gracias.- corto la llamada y miro a su amigo, le sonrió con calidez.

-Será mejor irnos Fany.- la atrajo a su cuerpo, ella lo abrazo por la cintura y apoyo su cabeza en su pecho, estaba luchando ferozmente por no derramar lágrimas.

-Si.- los ojos de Taeyeon no abandonaban a e

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 6: Que??? Como lo dejes ahí???? D:!!!
LlamaAmerica #2
Chapter 5: Claramente que siiii tonto!!! No hagas una estupides!!!!!! Ashhh taeng!!! >:|
LlamaAmerica #3
Chapter 4: Ósea tiene la identificación porque no sale el nombre??? Jajaja

Igual a Tae le pagaron las náuseas también xD
Taechi_s #4
Chapter 4: Jajaja el papá bien emocionado xD
iasmsk
#5
Chapter 1: OhEmeGe!!!
#NostalgiaOn xD
En definitiva... seguiré leyendo. Aunque eso me cueste mi vista ?
LlamaAmerica #6
Chapter 3: What y este metido??? Porque quiero TaeNy :(
LlamaAmerica #7
Chapter 2: Uhhh pobre Tiff pero espero taeng pronto encuentre a Tiff *-*
LlamaAmerica #8
Chapter 1: Omg!!!!! Están muy interesante la historia *-*
LlamaAmerica #9
Sigueeee *-*
tuenti #10
Chapter 1: Omfg D: