Esta noche era el baile de invierno y Yuju, a pesar de tener un vestido, no quería ir.

Durante estos días, Eunha la había evitado e incluso fingía que la ojiverde no existía.

Sinb le había regañado pero Yuju no entendía el por qué (La Choi no era muy inteligente ¿Tu me entiende?)

Al parecer la latina también la evitaba y solo la miraba desde lejos, con desaprobación. Estaban en el pasillo. Yerin a su lado le acariciaba la espalda y Sowon intentaba animarla.

—Vamos, Yun. Fue tu culpa—le dijo y Yuju la miró con mala cara. Sowon se hizo hacia atrás—. Tú fuiste la que dijo la mentira, de que no la amabas.

—Cierto, Yuju. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo importante y tú le echaste esa bomba—dijo Yerin, a pesar de estar consolándola, también le reprochaba su actitud.

—Ella seguro me iba a rechazar. —soltó, apoyándose de los casilleros.

—No creo eso… —comentó Sowon, rascándose la cabeza.

—Yo tampoco. —dijo Yerin apoyándola, aunque comenzó a sonreír, cuando vio a su chica acercándose.

Sinb, vestida con una blusa estilo top que dejaba ver su tonificado abdomen y unos skinny jeans, al ver a Yerin mostró una gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los labios. Sinb le hizo un asentimiento a Sowon como saludo y luego miró con reproche a la ojiverde.

Yuju se encogió ante esos ojos miel.

—Eres una gran idiota, rarita. —soltó mientras Yuju bufaba.

—No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la satisfacción de hacerlo. —se defendió, cruzándose de brazos, y Sinb la observó como si fuera idiota.

—¿Es que acaso eres ciega?—preguntó un poco indignada y luego volteó a ver a su chica—. Amor ¿Tu amiga es tonta de nacimiento o qué?

(Yo creo que se las caídas le han afectado)

—Ella siempre ha sido así. —Yerin se encogió de hombros mientras con sus manos entrelazaba los dedos con los de Sinb.

—Ya déjenme. —dijo Yuju e intentó irse pero, a los poco minutos, aquella chica de primero la llamó.

—Hola, Yuju. —la saludó con una sonrisa brillante y Yuju apenas si se mostró feliz.

—Hol. —dijo secamente la pelonegra y se disponía a irse cuando Eunice la tomó de la mano—. ¿Quieres algo?

—Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh —la menor estaba un poco nerviosa y su piel blanca le hacia parecer un tomate en estos momento.

Yuju, un poco aburrida, vio que varias personas las miraban y parecían entretenidos.

—¿Tú... necesitas?—intentó ayudarla y la chica se sacudió un poco, para avisparse.

—¿Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno?—preguntó un poco tímida y todos observaron, esperando a que ella respondiera.

Yuju parpadeó sorprendida.

—Bueno... yo... En realidad—se calló al ver a Eunha cerca de ellas, con el ceño fruncido. Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas, esperando el drama.

(Traigan palomitas)

Yuju no respondió, seguía mirando a Eunha.

La chica de primer año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Yuju, quien por fin salió del estupor y dejó los ojos marrones.

—¿Vas conmigo, Yuju?—le preguntó un poco preocupada, ya que allí estaba Eunha y no la miraba con buena cara.

—Yo... Si, claro—respondió mirando otra vez a la castaña, quien abrió los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el pasillo.

—¿Si? ¡Gracias! Te voy a dar la dirección de mi casa—dijo Eunice alegremente mientras en un papel le escribía la dirección y al instante se fue feliz con sus amigas.

—Bien hecho, rarita—la regañó Sinb antes de despedirse de Yerin e irse tras Eunha.

Sus amigas la miraban con decepción y la dejaron sola en su casillero.

Yuju no comprendía el por que, pero se sentía como la mierda.

***

Ya era de noche y antes de salir se observó al espejo, llevaba un lindo vestido negro a tiras de falda corta hasta unos centimietros antes de las rodillas, dejando expuesta la piel de sus piernas, acompletó el vestuario con uno zapatos de tacón en punta a juego con el color del vestido. En cuanto al maquillaje se decidió por un estilo aumado en los ojos para resaltar su mirada sin parecer demasiado maquillada y se aplicó su labial rojo favorito. El cabello suelto, pero con algunas ondas en las puntas y una delicada gargantilla de plata adornando su cuello. Se veía hermosa o eso le recordó todo este tiempo su padre, antes de salir.

Fue en el auto de sus padres y buscó a Eunice a su casa. La chica también estaba linda con un vestido entallado a su esbelto cuerpo de locor verde. Estuvo todo el camino charlando con ella y cada tanto la èlinegra menor le recordaba a Yuju lo hermosa que estaba esa noche.

Al llegar al aparcamiento estaba repleto de estudiantes.

Había luces y música que provenían de la escuela. Le dio la mano a Eunice y se encontró con Sowon y su pareja, aquel chico del club de baile, MinHo.

—¡Yun, estas hermosa!—gritó lanzándose a abrazarla y la ojiverde sonrió—Tú también luces bien—le dijo a Eunice quien le sonrió.

Fueron los cuatro hasta la escuela, donde encontraron a Chaeyeon que iba en compañía de JongSuk.

Después de un rato, Yuju dejó a Eunice hablando con el chico y las tres amigas se fueron a buscar a Yerin.

—¿Donde creen que esté?—preguntó Chaeyeon, buscando entre la gente.

—¡Oh por Dios!, Hwang la anotó—comenzó Sowon, silbando al ver a Yerin Jung.

La chica entraba al gimnasio con un vestido color esmeralda de encaje ajustado a su cuerpo con una pequeña avertura en el dorso izquierdo de la falta y el cabello castaño completamente liso hasta las puntas, llevaba maquillaje ligero pero acentuando sus facciones. Se veía realmente hermosa. A su lado, iba de la mano con Sinb, que vestía igual a ella a excepción de que llevaba el vestido de color blanco. Les sonrieron a las chicas y fueron hasta donde estaban. Deslumbraban y parecían la pareja perfecta.

—Cielos, Jung, estás que ardes. —le dijo Chaeyeon y Yerin sonrió por el cumplido.

—Cuidado, que mi chica es celosa. —respondió dandole un beso cariñoso en la mejilla a Sinb.

—No, porque se que eres mía cariño. —respondió la animadora en un tono meloso y todas rodaron los ojos.

—Son pura miel. —comentó Yuju y comenzó a buscar a Eunha por el lugar.

—Te ves bien, rarita. —dijo Sinb dandole un guiño, aunque al notar a la chica distraída, le volvió a hablar— Ella aún no ha llegado. Yuju se sonrojó y se hizo la desentendida.

—No se de que hablas.

—Yo creo que si—coreó Sowon y las cuatro se rieron de la ojiverde, quien se fue entre enojada y avergonzada.

Fue hasta la mesa de las bebidas y se sirvió un refresco. El gimnasio estaba muy bien decorado y en la mesas habían cupcakes de muchos sabores. Se veían deliciosos.

Yuju tomó uno de vainilla y estaba todo bien.

Hasta que se giró hacia la entrada y allí estaba, Eunha llegando con Umjii. Su cabello castaño estaba recogido en un peinado elegante y parecía brillar bajo los reflectores. Llevaba maquillaje que le hacían sobresaltar los ojos marrones, haciéndolos parecer casi negros, que iban a juego con el vestido de ceda azul cobalto de escote en “V”que se almodaba a cada minima curva de su bien trabajado cuerpo.

Parecía feliz y y. En sus muñecas llevaba varias pulseras de plata que casualmente combinaban con el collar de Yuju. En general, las dos iban casi iguales.

Yuju tragó en seco y sentía las piernas temblarle. Contuvo la respiración cuando sus ojos se encontraron y Eunha también parecía igual de sorprendida. Sus labios estaban entreabiertos mientras recorría a Yuju de pies a cabeza, sin disimularlo siquiera.

Al llegar a sus ojos se ruborizó, aunque no apartó la mirada. Las dos permanecieron unos largos segundos observándose, hasta que un chico tomó a Eunha de la mano y la llevó a la pista de baile.

La castaña le sonrió con educación y aceptó, aunque sus ojos seguían observando a Yuju de reojo.

—Recuerda respirar—Susurro Yerin junto a ella y Yuju casi pegó un brinco.

—¡YERIN! No me asustes así. —reclamó, tomando un sorbo de su bebida.

Yerin alzó una ceja.

—Eunha está hermosa muy. —dijo como si la pelinegra no lo supiera.

—Desafortunadamente. —se apoyó de una columna, observando a la castaña bailando. En verdad estaba muy guapa—.No me lo hace fácil.

—Sabes.... ella no te iba rechazar. —comenzó a decir su amiga mientras tomaba una frituras de un tazón, Yuju la miró.

—¿Y cómo estás tan segura? —preguntó, con el corazón acelerado, y Yerin le sonrió.

—Porque es muy obvio que está enamorada de ti, sólo que eres tan cabezota que no te das cuenta—dijo apretándole el brazo, antes de irse a la pista con Sinb.

Yuju cerró los ojos y pensó que era mejor dejarlo pasar ¿Pero, si era cierto? Lo había arruinado todo.

(Sip)

Y así estuvo toda la noche: hablando y bailando de vez en cuando con Eunice y sus amigas. Aunque sólo para ver la reacción de Eunha, bailó una pieza lenta con la chica de primer año.

Había tomado unos cuantos tragos y se sentía valiente.

—Es una linda canción… —dijo Eunice con el ro