Completa
Mi Príncipe Es Una ChicaCompleta.
-Ten cuidado, susurro Amber.
-Lo siento, Krystal trato de sonreír.
-quiero que veas algo…
-¿Qué sucede?, Amber tomo la mano de su amiga y la guio más afondo de su habitación, donde salía una iluminación salía.
-¿recuerdas que mi padre me negó tener peces?, Krystal asintió, -Mira lo que hoy me han regalado-
Se pararon frente a la amplia pecera que irradiaba luz, había 5 peces felizmente nadando, ambas se arrodillaron para admirar mejor.
-en la noche se ve mucho mejor, ¿no lo crees?, los ojos de Krystal brillaron, ella amaba aparte de los gatos a los peces, pensaba que eran animales sorprendentes.
-Sí, asintió ella sin dejar de mirar a los pececillos.
-Lamento haberte llamado tan tarde, se disculpó amber, -quería que los vieras y no podía esperar hasta mañana-
-Está bien, Krystal la miro sonriente, -me salvaste justo cuando estaba pasando un mal momento-
-¿en serio?, ¿Qué sucede?, La menor se encogió de hombros.
-Es complicado
-¿entonces debería de hacer que lo olvides?, pregunto amber.
-deberías, sugirió la chica.
-bautízalos, le pidió a Krystal, -a todos ellos-
-¿en serio?, chillo emocionada.
-Vamos, pidió amber insistente.
-entonces en ese caso, los tres de allí serán Maru, Miru y Meru, porque son de la misma especie. Y esos de allí, apunto con su dedo, -serán los señores Shin-
-Tienes mucha imaginación, le alago la chica de cabello corto con sarcasmo.
-¡Hey!, Por lo menos le puse mejores nombres de los que seguramente te le hubieras puesto
-Tienes razón, asintió amber.
Se sentaron frente a la pecera, hablando por horas y horas de nuevo. Lo cual no ayudo mucho a los sentimientos que estaban naciendo en Amber. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza, como si le estuviese quemando dentro, le dolía el pecho y sentía ganas de vomitar. Parecía como si se estuviera enfermando de algo…pero en realidad solo se estaba enamorando.
-Tengo que regresar a casa, Krystal se levantó.
-¿quieres que te ayude a cruzar?, ella asintió sin más remedio.
Nuevamente cruzo con dificultad, esta vez con más desesperación que la otra por salir de aquel lugar, el sol estaba saliendo y solo tenían 30 minutos para descansar antes de que ambas se despertaran para ir al instituto. Krystal meneo su mano tímidamente de un lado hacia el otro cerrando la amplia ventana junto a la cortina.
Cuando abrió los ojos se sentía más agotada que la mañana pasada, Gruño sin quererse desper
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