capitulo 20

Me enamore de ti

POV Tiffany

—Quince minutos— ruega Yuri —Oh, vamos, entonces… diez. ¡TaeYeon  sabe que tienes una clase tarde, así que seguramente, un retraso de diez minutos no va a hacer ninguna diferencia!

Miro el rostro suplicante y esperanzado de mi amiga y una tentación momentánea corre a través de mí. Una Coca-Cola helada y tal vez un muffin en Smileys, con Yuri  mientras ella trata de llamar la atención de la nueva y joven camarera que ha descubierto allí, posponiendo la frenética rutina vespertina de tareas, cena, baños y cama… de repente se siente como un absurdo lujo.

—Sólo llama a TaeYeon— persiste Yuri mientras cruzamos el patio de recreo, con las mochilas colgando de nuestros hombros, las mentes freídas y los cuerpos inquietos tras el largo y desperdiciado día escolar— ¿Por qué diablos le molestaría?

No le molestaría, ése es el punto. De hecho, me incitaría para que fuera, y ese conocimiento me pesa con la culpa. Dejarla para que haga la cena, supervisar las tareas y lidiar con leo  cuando su jornada escolar ha sido casi tan larga como la mía e, indudablemente, más dolorosa. Pero, más que eso, deseo verla, incluso si implica pasar otra noche luchando contra el doloroso impulso de abrazarla, tocarla, besarla. La extraño después de estar todo un día separadas… literalmente, la extraño. E incluso si eso significa zambullirse directamente en una mortal lección de historia durante la maníaca refriega hogareña, no puedo esperar a ver sus ojos iluminarse al verme, la sonrisa de placer con la que me saluda cada vez que cruzo la puerta de entrada, incluso cuando está haciendo malabarismos con las cacerolas en la cocina, tratando de persuadir a jessica  de que ponga la mesa y a Hanna de que deje de llenarse con cereal.

—Simplemente, no puedo. Lo siento— le digo a Yuri—Tengo un montón de cosas que hacer.

Pero, por una vez, no me demuestra simpatía. En cambio, se chupa el labio inferior, apoyando un hombro contra la pared externa del patio de recreo de la escuela, el lugar en el que normalmente, nos despedimos—Pensé que era tu mejor amiga— dice de repente, con el dolor y la decepción resonando en su voz.

Respingo de sorpresa. —Lo eres, tú sabes que lo eres, esto no tiene nada que ver con…
—Sé lo que está pasando, Tiff— me interrumpe, sus palabras cortan el aire entre las dos.
Mi pulso empieza a acelerarse— ¿De qué demonios estás hablando?

—Has conocido a alguien, ¿no?—lo pronuncia como una sentencia, cruza los brazos frente a su pecho, se gira para apoyar la espalda contra la pared, mirando más allá de mí, con su mandíbula apretada.

Me quedo sin palabras por un momento— ¡No!—. La palabra no es más que un jadeo de sorprendido asombro—No he conocido a nadie. Lo prometo. ¿Por qué…? ¿Qué te hizo pensar…?

—No te creo—sacude la cabeza, aun mirando rabiosa a la distancia—Te conozco, Tiff, y has cambiado. Cuando hablas, siempre pareces estar pensando en otra cosa. Es como si estuvieras soñando despierta o algo así. Y pareces extrañamente feliz estos días. Y siempre sales corriendo apenas suena la última campana. Sé que tienes toda esa mierda con la que tratar en tu casa, pero es como si estuvieras ansiosa por irte, como si no pudieras esperar para marcharte…

— ¡Yuri, realmente no tengo una novia secreta!— protesto desesperada— ¡Sabes que serías la primera en saberlo si fuera así!—. Las palabras suenan tan sinceras cuando salen de mis labios que me siento ligeramente avergonzada. Pero ella no es simplemente una novia, me digo a mí misma ella es mucho más.

Yuri  escudriña mi rostro como si continuara probándome, pero después de unos momentos, comienza a calmarse y aparenta creerme. Tengo que maquinar algún enamoramiento con una muchacha del to Superior para explicar el que sueñe despierta, pero afortunadamente, tengo la suficiente presencia de ánimo para elegir alguien que ya tiene novia estable para que Yuri  no trate de emparejarme. Pero la conversación me deja sacudida. Me doy cuenta de que tengo que tener más cuidado. Incluso tengo que vigilar el modo en que me comporto cuando estoy lejos de ella Incluso el más mínimo desliz podría delatarnos.

Llego a casa para encontrar a leo  y a jessica  en la sala, viendo televisión, lo que me sorprende. No tanto el hecho de que estén mirando televisión, pero sí el que lo estén haciendo al mismo tiempo y que jessica sea la que tiene el mando a distancia leo está encorvado en un extremo del sofá, sus embarrados zapatos del colegio medio sueltos, la cabeza apoyada en una mano, mirando la pantalla inactivamente jessica  tiene rastros de kétchup en su camisa y está arrodillada al otro extremo del sofá, hipnotizada por algún violento dibujo animado, con los ojos dilatados y la boca completamente abierta como un pez. Ninguno de los dos voltea cuando entro.

— ¡Hola!— exclamo.

Jessica  sostiene un paquete de Coco Pops y lo agita vagamente en mi dirección, su mirada aún fija hacia delante—Tenemos permiso— anuncia.

—¿Antes de la cena?— inquiero suspicaz, sacudo mi blazer contra el sofá y lo arrojo en la parte superior de éste. —jessica, no creo que eso sea una buena…

—Esta es la cena— me informa, toma otro gran puñado de la caja y se lo mete en la boca, rociando todo lo que lo rodea. —San dijo que podíamos comer lo que se nos antojara.

— ¿Qué?

—Se han ido al hospital—leo gira su cabeza para mirarme con un aire de amplio sufrimiento—Y tengo que quedarme aquí con jessica y vivir de cereales por el futuro inmediato.

Me siento lentamente— ¿tae y Hanna se han ido al hospital?— pregunto con la incredulidad resonando en mi voz.

—See— llega la respuesta de Sam.

— ¡¿Qué demonios pasó?!— Mi voz se eleva, pego un brinco y empiezo a hurgar en mi bolso buscando mis llaves. Sorprendidos por mi grito, los dos por fin apartan sus ojos de la pantalla.

—Apuesto a que no es nada— dice leo con amargura—Apuesto a que van a pasarse toda la noche esperando en Urgencias, Hanna se quedará dormida y cuando despierte, dirá que ya no le duele.

— ¿De qué estás hablando?— jessica se gira hacia él, con sus ojos verdes abiertos y acusadores.

—Quizás tengan que operarla, quizás tengan que amputarle…

— ¡¿Qué sucedió?!—grito frenética ahora.

— ¡No lo sé! ¡Se lastimó el brazo, yo ni siquiera estaba aquí abajo!— dice leo a la defensiva.

—Yo sí— dice jessica dándose importancia y sumergiendo el brazo entero dentro de la caja de cereal—Se resbaló de la encimera, cayó al suelo y empezó a gritar. Cuando tae la levantó, empezó a gritar todavía más, así que ella la cargó a la calle para conseguir un taxi y ella todavía estaba gritando…

— ¿Dónde han ido?— sujeto a leo por el brazo y lo sacudo— ¿Al St Joseph?

— ¡Ay, suéltame! ¡Sí, eso es lo que ella dijo!

— ¡Ninguno de los dos se mueve de aquí!—grito desde la puerta de entrada. —jessica, no salgas, ¿me has oído? ¿Leo, puedes prometerme que te quedarás con jessica hasta que yo regrese? ¿Y qué responderás el teléfono apenas suene?

Leo rueda los ojos con dramatismo—TaeYeon ya ha hecho todo eso…

— ¿Me lo prometes?

— ¡Sí!

— ¡Y no le abras la puerta a nadie, y si hay algún problema, llamas a mi móvil!

— ¡OK, OK!

Corro todo el camino. Es un buen par de kilómetros, pero la hora pico de tráfico hace que tomar un autobús sea más lento, si no más tortuoso. Correr activa la válvula de seguridad de mi cerebro, forzándome a ver visiones de Hanna herida y gritando. Si algo terrible le sucede a esa niña, moriré, lo sé. Mi amor por ella es como un ardiente dolor en mi pecho y la sangre pulsa en mi cabeza, un resonante martilleo de culpa que me obliga a reconocer que desde que comenzó mi relación con TaeYeon, a pesar de mis recientes esfuerzos, no le he estado prestando tanta atención a mi hermanita como antes. La he apresurado durante sus baños, a la hora de dormir y cuando le relato cuentos, la he reprendido cuando jessica era la culpable, he rechazado propuesta tras propuesta de jugar con ella, poniendo como excusas las tareas del hogar o de la escuela, también la he obligado a mantener todo en orden para darle sólo diez minutos de mi tiempo leo demanda atención constante con su volatilidad y jessica  con su hiperactividad, dejando a Hanna relegada, ahogada por sus hermanos durante las charlas en la cena, solía jugar a las muñecas y a las fiestas de té con ella, la vestía y la peinaba. Pero estos días he estado tan preocupada por otras cosas, que incluso no me di cuenta que se había peleado con su mejor amiga, no me di cuenta de que me necesitaba: para escuchar sus historias, preguntarle sobre su día y felicitarla por su casi impecable comportamiento, el cual, por su misma naturaleza, no llama la atención. La herida en su pierna, por ejemplo: no sólo Hanna soportó el dolor en la escuela toda la tarde sin nadie que la fuera a buscar y la consolara, sino (lo que es peor y más significativo aún) ni siquiera pensaba decirme nada sobre el incidente hasta que tuve que percatarme del vendaje por debajo del enorme agujero en sus medias.

Estoy a punto de llorar para el momento en que llego al hospital y, una vez más, trato de obtener indicaciones que casi me envían al otro lado. Eventualmente, localizo Pediatría Ambulatoria y me dicen que Hanna está bien pero descansando y que podré verla tan pronto como despierte. Me conducen a una pequeña habitación fuera de un largo pasillo y me informan que el cuarto de Hanna está justo doblando la esquina y que, en breve, un médico vendrá a hablarme. Tan pronto como la enfermera desaparece, hecho a correr de nuevo.

Rodeo la esquina y reconozco, al final de otro pasillo de un blanco cegador, una figura familiar frente a las puertas pintadas de colores brillantes de la sala de pediatría. Con la cabeza baja, se inclina apoyándose en sus manos que sujetan el borde de un ventanal.

— ¡tae!

Ella se gira como si la hubieran golpeado, se endereza con lentitud y entonces se aproxima con rapidez, alzando las manos como si se estuviera rindiendo.

—Ella está bien, está bien, está absolutamente bien… le dieron un sedante y le pusieron anestesia y oxígeno para el dolor y pudieron acomodarle el hueso de vuelta. Acabo de verla y está dormida, pero parece estar completamente bien. Después de hacerle radiografías por segunda vez, los médicos dijeron que están seguro de que no habrá daños a largo plazo… ¡ni siquiera va a necesitar una escayola y su hombro regresará a la normalidad en una semana o incluso antes! ¡Dicen que dislocarse los hombros es algo que le sucede a los niños todo el tiempo, que realmente es bastante común, que lo ven siempre, no hay nada de qué preocuparse!—Está hablando increíblemente rápido, sus ojos irradian una especie de optimismo exaltado, mirándome con una expresión frenética, casi suplicante, como si esperara que me pusiera a brincar de alivio.

Me detengo en seco, resoplando, aparto los mechones sueltos de mi rostro y la miro.
— ¿Se dislocó el hombro?— jadeo.

Ella se estremece, como picada por mis palabras. — ¡Sí, pero eso es todo! ¡Nada más! Le han hecho radiografías y todo eso y…

— ¿Qué sucedió?

— ¡Simplemente se cayó de la encimera de la cocina!—. Intenta tocarme, pero me aparto de su camino.

—Mira, ella está bien, Tiff, ¡te lo juro! No tiene nada roto: el hueso sólo se salió de la articulación del hombro. Sé que suena dramático, pero todo lo que tuvieron que hacer fue empujarlo de vuelta a su lugar. Le aplicaron anestesia y oxígeno, así que no fue demasiado… demasiado doloroso, y… ahora está descansando.

Su comportamiento maníaco y su habla apresurada son un poco espeluznantes. Tiene el cabello de punta, como si se hubiera pasado los dedos y tirado de el repetidamente, el rostro pálido, su camisa de uniforme cuelga fuera de sus pantalones, y se pega a su piel en manchas de sudor.

—Quiero verla…

— ¡No!—. Me atrapa cuando intento pasar. —Ellos quieren que se le pase el sedante… no te permitirán entrar hasta que se despierte…

— ¡Me importa una mierda! ¡Ella es mi hermana, y está herida, y por eso voy a entrar a verla y nadie me lo va a impedir!— empiezo a gritar.

Pero TaeYeon me está reteniendo por la fuerza y, para mi sorpresa, me encuentro de repente luchando contra ella en este pasillo de hospital largo, brillante y vacío. Por un momento, estoy casi tentada de golpearla, pero entonces la oigo susurrar,
—No hagas una escena, no debes hacer una escena. Eso sólo empeorará las cosas.

Retrocedo, respirando con dificultad. — ¿Empeorar las cosas? ¿De qué estás hablando?
Ella se me acerca y sus manos alcanzan mis hombros, pero retrocedo, negándome a que me tranquilice con cualquier insensata palabra de consuelo TaeYeon  deja caer sus brazos con una mirada desesperada y sin esperanzas.

—Quieren ver a mamá. Les dije que estaba fuera por negocios, pero insisten por un número de teléfono. Así que les di el de su móvil, pero les pasó directamente al buzón de voz…

—No—TaeYeon  alza sus manos en un gesto defensivo. —Ella… no está allí…— bajando sus manos, traga saliva y camina lentamente hacia la ventana. Me doy cuenta de que cojea. —Ella… ella se marchó con él. Sólo por el día festivo, aparentemente. A algún lugar de Devon, pero el hijo de Dave no sabe dónde. Sólo dijo que creía… creía que estarían de vuelta para el domingo.

Jadeo, el horror corre a través de mis venas. — ¿Se ha ido por toda la semana?

—Aparentemente, Luke no lo sabe… o no le importa. Y su teléfono ha estado apagado por días. Ya sea porque olvidó su cargador o lo desconectó deliberadamente— TaeYeon  vuelve a apoyarse contra la ventana, como si el peso de su cuerpo fuera demasiado para que lo soportaran sus piernas. —He intentado llamarla por las facturas. Ayer, después del colegio, me di una vuelta por allí y ahí fue cuando Luke me lo dijo. Se está quedando en el piso de su padre, con su novia. No quería preocuparte…

— ¡No tenías derecho de ocultármelo!

—Lo sé, lo siento, pero supuse que no había nada que pudiéramos hacer…

— ¡¿Y ahora qué?!—ya no estoy hablando en tono mesurado. Una cabeza se asoma por una puerta más allá y trato de contenerme.

— ¿Tiene que permanecer en el hospital hasta que mamá venga a buscarla?— siseo.

—No, no…— ella me pone una mano tranquilizadora y vuelvo a esquivarla. Estoy furiosa con ella por tratar de callarme, por mantenerme afuera, por tratarme como uno de los niños y sólo repetir que todo va a estar bien.

Antes de que tenga la ocasión de volver a interrogarla, un médico bajo y medio calvo, sale a través de las puertas dobles, se presenta como el Dr. Maguire y nos conduce otra vez a la pequeña sala. Todos nos sentamos en unas sillas esponjosas y de baja altura y, alargándonos una gran radiografía, el médico nos muestra las imágenes del antes y el después, explicando qué procedimiento se realizó y qué esperar a continuación. Es alegre y tranquilizador, y repite la mayoría de lo que TaeYeon  me ha dicho ya, asegurándome que aunque el hombro de Hanna le dolerá por unos días y tendrá que usar un cabestrillo, todo debería volver a la normalidad en una semana. También nos informa que ella ya está despierta y cenando y que nos la podemos llevar a casa tan pronto como esté lista.

Nos la podemos llevar a casa. Me siento relajada. Nos ponemos todos de pie y TaeYeon  le agradece al Dr. Maguire, el cual sonríe ampliamente, reitera que nos podemos llevar a Hanna a casa tan pronto como esté lista y luego pregunta si estaría bien enviar a la señora Leigh ahora TaeYeon  apoya una mano en la pared como para procurarse equilibrio y asiente con rapidez, mordisqueándose el pulgar mientras el doctor se retira.

— ¿La señora Leigh?— me giro hacia TaeYeon  con un ceño interrogante.

Ella se tambalea y me mira, respirando dificultosamente. —No digas nada, ¿de acuerdo? Sólo no digas nada—. Su voz es baja y urgente. —Déjame hablar a mí… No podemos arriesgarnos a contradecirnos entre nosotras. Si te pregunta cualquier cosa, sólo mantén la historia del viaje de negocios habitual y dile la verdad… Tenías una clase tarde y no volviste a la casa hasta después de que había ocurrido.

Observo a TaeYeon a través de la pequeña sala, con desconcierto. —Creí que habías dicho que estaban bien sobre lo de mamá.

—Lo están. Es… es sólo el procedimiento… para este tipo de lesiones, dicen.

Aparentemente, tienen que llenar algún tipo de informe…—. Antes que ella pueda agregar algo más, suena un golpe y entra una mujer alta, de cabello rizado color jengibre.

—Hola. ¿El médico les dijo que iba a venir a tener unas palabras con ustedes? Soy Allison… de la Agencia de Protección Infantil—. Ella tiende una mano hacia TaeYeon.

Se me escapa un pequeño sonido. Lo convierto en una tos.

—Kim TaeYeon En-encantada de conocerla ¡Ella lo sabía! Soy consciente de que me han presentado. Tomo su mano regordeta en la mía. Por un momento, literalmente, no puedo hablar. Mi mente se queda en blanco y olvido mi propio nombre. Luego, fuerzo una sonrisa, me presento y tomo asiento en el pequeño triángulo.

Allison está revolviendo en un gran bolso, saca una carpeta, un bolígrafo y varias formas, charlando mientras lo hace. Le pide a TaeYeon que confirme la situación con mamá, lo que ella hace con una voz sorpresivamente firme. Ella parece estar satisfecha, garabatea un par de cosas y luego levanta la vista de sus notas con una amplia sonrisa artificial.

—Bueno, ya he hablado con Hanna sobre lo que sucedió. Es una niña encantadora, ¿no es así? Ella me explicó que estaba en la cocina contigo, TaeYeon, cuando se cayó. Y que tú, Tiffany, aún estabas en la escuela, pero sus dos hermanos estaban en la casa.
Miro hacia TaeYeon, instándola a hacer contacto visual conmigo. Sin embargo, ella parece mirar hacia otro lado deliberadamente—Sí.

Otra de aquellas sonrisas falsas. —Ok, entonces, explícame cómo ocurrió el accidente en tus propias palabras.

No entiendo. Esto no es sobre mamá. Y, seguramente, TaeYeon le dio los detalles de la caída al doctor a cargo cuando trajo a Hanna.

—E-está bien. Ok—. Taeyeon  se inclina hacia delante, los codos sobre las rodillas, como si deseara desesperadamente contarle cada detalle a la mujer. —Y-yo entré a la cocina y Hanna estaba subida sobre la encimera, donde no tiene permitido estar, porque es… es realmente bastante alto, y… y ella estaba de puntillas, tratando de alcanzar una caja de bizcochos de la alacena superior…— está hablando en ese modo maníaco y entrecortado de nuevo, casi tropezando con las palabras en su prisa por hablar. Puedo ver cómo tiemblan los músculos de sus brazos y se ha mordido tan fuerte la rozadura bajo su boca que está empezando a sangrar.

Allison sólo asiente con la cabeza, garabatea algo más y levanta la mirada, expectante.

—Yo l-le dije que se bajara. Ella se negó, diciendo que sus hermanos ya habían comido algunas y que luego d-deliberadamente pusieron los bizcochos fuera de su alcance— ella está jadeando, mirando la forma como si tratara de leer lo que está escrito.

—Continúa…

—Así que yo… repetí lo que acabo de decir…

— ¿Qué fue exactamente lo que dijiste?—. La voz de la mujer ahora es más aguda.

—S-sólo… bueno, básicamente: Hanna, bájate

— ¿Eso fue hablando o gritando?

Ella parece tener problemas para respirar, el aire hace un sonido rasposo en el fondo de su garganta.

—Um… bueno… bueno… la primera vez, hablé en voz un poco alta p-porque me preocupaba verla allí, y… y la segunda vez, después que ella se negó, yo… supongo que s-sí, de cierto modo le grité—Ella la mira, mordiéndose la comisura de los labios, su pecho sube y baja rápidamente.

¡No puedo creer lo de esta mujer! ¿Hacer que TaeYeon  se sienta culpable por gritar a su hermana cuando ella estaba haciendo algo peligroso?

— ¿Y entonces?—. Los ojos de la mujer son muy agudos. Parece particularmente atenta ahora.

—Hanna… ella, bueno, ella me i-ignoró.

— ¿Y entonces qué hiciste?

Hay un terrible silencio. ¿Qué hiciste?, repito para mí misma, desesperada hasta el tope, pero atrapada por mí promesa de dejar que TaeYeon  hable, aparte del hecho de que realmente yo no estaba allí. ¿Protección Infantil hace esto con los padres de cada niño lastimado que llega al hospital, aunque sea el padre el que lo ha llevado? ¿Culpable hasta que se demuestre lo contrario? ¡Eso es ridículo! ¡Los niños se caen y se lastiman todo el tiempo!

Pero TaeYeon  aún no responde. Siento que mi corazón empieza a golpetear. No es momento para un episodio de miedo escénico, le ruego en mi mente. ¡Que no se vea como que tienes algo que ocultar!

TaeYeon  frunce el ceño, suspira y se muerde los labios como si estuviera tratando de recordar y, con un sobresalto, me doy cuenta que está a punto de echarse a llorar. Me aprieto contra la silla y me remuerdo para contenerme de intervenir.

—Yo la b-bajé—. Su barbilla tiembla brevemente. No levanta la mirada.

— ¿Podrías explicar exactamente cómo lo hiciste?

—Fui… me acerqué y la agarré del brazo y entonces… y entonces la bajé de la encimera—. Su voz se quiebra y alza un puño hasta su rostro, apretando los nudillos con fuerza contra su boca.

¿TaeYeon, de qué demonios estás hablando? Nunca lastimarías deliberadamente a Hanna… lo sabes tan bien como yo.

— ¿La agarraste del brazo y la bajaste al suelo?—. La mujer arquea las cejas.

El silencio se extiende por toda la habitación. Puedo oír los latidos de mi propio corazón.

Finalmente, TaeYeon  baja el puño de su boca y toma una respiración entrecortada. —La jalé de su brazo y… y…— mira hacia arriba, hacia la esquina del techo y las lágrimas se acumulan en sus ojos como canicas translúcidas. —Sé que no debí hacerlo… no estaba pensando…

—Sólo dime qué sucedió.

—Yo la j-jalé del brazo y ella se resbaló. Ella… estaba en calcetines y su pie sólo se deslizó por la superficie de la encimera. Yo… mantuve su brazo sujeto para tratar de detenerla y evitar que se lastimara y fue entonces cuando oí ese… ¡ese chasquido!—Ella aprieta los ojos cerrándolos por un momento, como si sufriera un terrible dolor.

— ¿Así que tú mantuviste su brazo sujeto cuando ella se golpeó contra el piso y el peso de su cuerpo sacó el hueso de la articulación?

—Fue instintivo soltarla cuando se cayó. Yo… creí que iba a cogerla, no… ¡no que le arrancaría el hueso de la articulación! ¡Jesús!—. Las lágrimas caen por sus mejillas, se las enjuga con rapidez. —No lo pensé…

— ¡tae!

Sus ojos encuentran los míos esta vez. —Fue… fue un accidente, Tiff.

— ¡Ya lo sé!— exclamo con suave indignación.

La maldita mujer está garabateando de nuevo. — ¿Quedas a menudo a cargo de tus hermanos, TaeYeon?— pregunta.

Retrocedo en la silla TaeYeon  presiona sus dedos contra sus ojos y toma algunas inspiraciones cortas, tratando de recuperarse. Sacude vehementemente la cabeza.
—Sólo cuando nuestra madre sale en viaje de negocios.

— ¿Y cuán a menudo sucede eso?

—Eso… eso depende… Cada un par de meses o algo así…

—Y, cuando ella está lejos, presumo que tienes que recogerlos de la escuela, cocinarles, ayudarles con la tarea, entretenerlos, llevarlos a la cama…

—Lo hacemos juntas— digo con rapidez.

La mujer se vuelve hacia ambas, ahora. —Debe ser agotador, después de un largo día en la escuela…

—Ellos son buenos en entretenerse solos.

—Pero cuando se portan mal, ustedes tendrán que disciplinarlos.

—No realmente— digo con firmeza. —Tienen muy buen comportamiento.

— ¿Con anterioridad, alguna vez has lastimado a uno de tus hermanos?—pregunta la mujer, volviéndose hacia TaeYeon.

Ella toma aire. La pelea con leo cruza como un relámpago por mi mente— ¡No!— exclamo con indignación— ¡Nunca!

En el autobús, camino a casa, las tres estamos en silencio, cansadas, exhaustas Hanna está acurrucada en el regazo de TaeYeon, con el brazo en cabestrillo sobre el pecho, el pulgar de su otra mano en su boca. Su cabeza descansa contra el cuello de TaeYeon, los puntos luminosos de los autos pasan flotando sobre su cabello dorado TaeYeon la sostiene fuertemente contra ella, su mirada fija en la ventana, el rostro pálido y aturdido, los ojos vidriosos, rehusándose a mirarme.

Llegamos a casa y para encontrarnos que un tornado ha golpeado la cocina, la alfombra de la sala está llena con copos de cereal, bizcochos y migajas. Sin embargo, para nuestra sorpresa, jessica está realmente acostada y leo aún está en casa, arriba en el ático, la música resuena a través del cielorraso. Mientras TaeYeon le da una bebida y algo de Calpol a una atontada Hanna y la mete en la cama, subo las escaleras para hacerle saber a leo que ya hemos vuelto.

—Así que, ¿se rompió el brazo o qué?— a pesar del tono despreocupado de su voz, reconozco una nota de preocupación en sus ojos mientras su mirada va desde mí hacia su Gameboy. Empujo sus piernas hacia un lado para hacerme lugar sobre el colchón y me siento junto a su espatarrada figura.

—No tenía nada roto en realidad—. Le explico sobre el hombro dislocado.

—Sí j dijo que tae perdió los estribos y sacó a Han de la encimera de la cocina— su rostro se ensombrece de repente.

Pongo mis rodillas contra mi pecho y tomo una profunda inspiración—leo, tú sabes que fue un accidente. Sabes que TaeYeon  nunca lastimaría a Hanna a propósito, ¿no es así?—. Mi voz lo está cuestionando seriamente. Conozco la respuesta y sé que él también, pero necesito que sea honesto conmigo por un momento y lo admita en realidad.

Leo  toma aire, listo para una réplica sarcástica, pero parece vacilar mientras su mirada me encierra—Sí—confiesa tras un momento, con un toque de derrota en su voz.

—Sé que estás enojado…— digo en voz baja. —… por cómo sucedieron las cosas con mamá y papá, por cómo TaeYeon  y yo siempre somos las que estamos a cargo… y leo, tienes todo el derecho a estarlo… pero, tú sabes cuál es la alternativa.

Sus ojos se han deslizado de vuelta a su Gameboy, incómodo por el súbito cambio de tema.
—Si los de Servicios Sociales encuentran que mamá ya no vive más aquí, que estamos por nuestra propia cuenta…

—Sí, sí, lo sé— interrumpe bruscamente, golpeando con saña los botones de su consola con los pulgares. —Nos tomarán en custodia y nos separarán y toda esa mierda— su voz suena harta y molesta, pero puedo sentir el miedo tras ella.

—Eso no sucederá, leo—le aseguro con rapidez. —TaeYeon  y yo nos aseguraremos de eso, lo prometo. Pero eso significa que tenemos que ser cuidadosos, realmente cuidadosos, sobre lo que le decimos a otras personas. Incluso si es sólo un amigo de la escuela. Todo lo que tendría que hacer es mencionarlo a sus padres o a otro amigo… y todo lo que tendría que hacer es una llamada a Servicios Sociales.

—Tiff, lo capto— sus pulgares cesan de moverse sobre los botones y me mira sombríamente, de repente parece mucho mayor de sus trece años—No le diré a nadie sobre el brazo de Hanna… o de cualquier otra cosa que pueda meternos en problemas, ¿de acuerdo? Te lo prometo.

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Comments

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k0309_hwang
#1
Empezando... Me da curiosidad por qué está introducción me recuerda a la historia de "flores en el hatico" solo espero que no sea tan similar si este es el caso por qué Magdalena no será nadie en comparación conmigo jajajajaj
ursula91 #2
Chapter 28: Jejejeje
Oye te pasaste Los penultimos capitulos me hicieron llorar (ಥ_ಥ) perk fue today una imagination de tae. Tu final me gusto mucho espero que sigas escribiendo mas historia o(^^o)
lostinlalaland #3
Chapter 28: honestamente, prefiero el final del libro, es mas ... crudo xD esa parte donde ... como se llama la pequeña? ... bueno, el personaje de Hannah esta con el de tiffany y le dice que no quiere despedirse, es muy triste y a la vez tierno, es inocente, algo que le da a ese final un toque especial ...
LectoraLemon #4
Chapter 28: estuvo muy bueno me encanto !! *u*
Skyth06
#5
Chapter 28: tarde en comentar pero no sabes como te agradezco este final más alegré y lleno de vida, muchas gracias por darle un giró de vdd
Fer_Sone
#6
Chapter 28: dios mio! .. te juro que las lagrimas no dejan de salir de mis ojos, son las 4:00 de la mañana y yo aqui, dios!!! esto es lo nejor que eh leido en mi vida!!.... ame el epilogo enserio :3..... no se pero en este momento los amo a todos
keyla00990-LauraG #7
¡Oh wow! ¡Cielos, eso fue intenso!
Vamos a ver, por donde empezamos, primeramente cuando lei el intro fue un poco chocante el saber que ellas eran hermanas ya que había visto otras historias donde son familia como medias hermanas pero aquí eran hermanas de sangre,
¡Hermanas! (lo siento es que no me pasaba) .
De todas formas, me costo un poco poder leerla, siempre leía el intro y mejor la dejaba y leía otro fic. Para añadirle mas en contra por asi decirlo lo que escribiste "un amor así de devastador no tiene final feliz" mucho mas difícil (imagine un final tragico) al final la curiosidad gano y porfió me decidí a leerla.
Sufrí con cada capitulo junto al TaeNy, desde el primer capitulo quería ver Taeny, estaba muy impaciente pero no fue así, primero nos introdujeron a su vida (pobre y melancolica) junto a esto dejaban entre ver la admiración que se tenían mutuamente (Taeny) hasta que conforme pasaron los capítulos había cada vez mas Taeny y con esto mas sufrimiento, la verdad es que yo agonice mucho por su vida, la pobre de Tae con sus problemas y la manera en como describían su sufrimiento (corporal) cuando algo no salia bien, joder fue cruel y sus sentimientos de por medio que las hacia sufrir ¡Dios! ¿Que karma estarían pagando? .
Odie a muerte a la madre, era una desgraciada como podía hacerle eso a sus propios hijos, cortando la infancia de Tae y Tiffany.
Con cada capitulo me decía a mi misma estas niñas sufren un montón y para acabarla tendrán un final trágico, así que quería desistir de seguir leyendo porque ellas no se merecían un final malo ya bastante era con todo lo que habían pasado en su vida.
Para los últimos capítulos todo se acomodaba para el final que apuntabas tu en el intro y me enojaba pensar en su final pero no pude quedar mas feliz con el final y con la desicion de la madre, fue lo mejor que pudo haber hecho en su vida.
Nunca pude llegar a ver al TaeNy como hermanas XD
Gracias por el epilogo que incluiste y por la adaptación =)
saramarmota #8
Chapter 28: casi me matas con el 26 hahahahhaa
Tiffany-viana #9
Chapter 28: Hahaha hay Dios casi me da un infarto cuando leo el 26 hahaha lo. Ame
ailyn2111 #10
Chapter 28: ahhhhh Dios llore en todo el capitulo 27 me diste un infarto pero valio la pena ajja si que me diste un susto gracias espero leerte en un nuevo fic adios y gracias