capitulo 15

Me enamore de ti

POV TaeYeon

Observo la parte de atrás de la cabeza de Kitty. Veo su mano oscura, con los dedos cerrados, descansando sobre su pupitre y el pensamiento de esos dedos tocando a Tiff me hace sentir físicamente enferma. No estoy preparada para ver que alguien salga con mi hermana, más de lo que me veo a mí misma saliendo con Yuri  o cualquier otra chica y fingir que puede reemplazarla. Necesito encontrar a Tiff  y espero, por Dios, que no sea demasiado tarde. Necesito decirle que el trato está roto. Quizás, con el tiempo, ella pueda encontrar a alguien con quien estar. Y yo seré feliz, aunque sólo sea por ella. Pero, para mí, nunca habrá nadie más. La absoluta certeza de ese hecho me sofoca.

Por encima del pupitre, las manecillas del reloj se mueven. El segundo periodo está por terminar. Ella aún no se lo habrá dicho a Yuri, ¿verdad? Debió planear esperar hasta el descanso de la mañana. Me siento terriblemente enferma. Sólo porque yo no puedo seguir adelante, eso no significa que ella se sienta igual. Pudo haber sido mi idea, pero ella propuso el intercambio. Quizás tomó la decisión para darle una segunda oportunidad a Wilde Tal vez, la agonía de las semanas que pasaron la ha hecho darse cuenta del alivio que sería una relación normal.

Suena la campana y salgo disparada de mi asiento, agarrando mi mochila y mi chaqueta al pasar, haciendo caso omiso de las indicaciones de la profesora sobre la tarea. Hay un atasco masivo en las escaleras del quinto piso. Me dirijo a las de la otra punta. Una multitud de personas se ha acumulado también aquí. Excepto que éstas no se mueven. Se han detenido en su camino, taponando como una ameba, girándose los unos hacia los otros para hablar en un tono urgente, excitado. Empujo para pasar. Una cinta roja y gruesa atravesando la parte superior de la escalera me obliga a detenerme. Intento escurrirme por debajo, pero me detiene una mano sobre mi hombro.

—No puedes pasar por ese lugar—dice una voz. —Hubo un accidente doy un involuntario paso hacia atrás. Oh, esto es simplemente genial.

—Se cayó una chica. Acaban de trasladarla a la sala médica. Estaba inconsciente—añade alguien más en un tono reverente.

Miro la cinta, tentado otra vez, a simplemente pasar por debajo.

— ¿Quién cayó?—oigo que pregunta otra voz, detrás de mí. —Era una chica de mi clase Tiffany  kim-hwang yo vi lo que sucedió… No se cayó, ella saltó…

— ¡Hey!

Me zambullo por debajo de la cinta y bajo corriendo los dos tramos de escaleras, las suelas de mis zapatos chirriando contra el linóleo. La planta baja está llena de alumnos que salen al recreo, todo el mundo se mueve en cámara lenta. Continúo mi camino entre la multitud, hombros golpeando hombros, personas empujándome desde todos los ángulos, gritos furiosos siguiéndome, después que yo me abriera paso a la fuerza.

—Hey, Hey, Hey…—. Alguien me coge por el brazo. Me giro, dispuesto a apartarlo de un empujón y me encuentro mirando el rostro de la Srta. Ashley. —TaeYeon, tienes que esperar aquí afuera… La enfermera está ocupada…

Libero mi brazo de su agarre y ella se mueve para bloquearme la entrada.

— ¿Qué es lo que te sucede?—pregunta. — ¿No te encuentras bien? Siéntate aquí y déjame ver si puedo ayudarte.

Doy un paso atrás en forma involuntaria. —Déjeme pasar—jadeo. —Por el amor de Dios, necesito…

—Necesitas esperar aquí. Alguien acaba de accidentarse y la Sra. Shah la está tratando en este momento…

—Es Tiff…

— ¿Qué?

— ¡Mi hermana!

Su rostro se transforma. —Oh, Dios TaeYeon, escucha, ella va a estar bien. Sólo se desmayó. No cayó de muy alto

— ¡Por favor, déjeme verla! —Siéntate aquí por un segundo y le preguntaré a la enfermera
La Srta. Ashley desaparece por la puerta. Me siento en una de las sillas de plástico y aprieto un puño contra mi boca, mis pulmones están clamando por aire.

Minutos después, sale la Srta. Ashley a decirme que Tiff está bien, sólo un poco conmocionada y con moretones. Me pide el número de teléfono de mi madre. Le digo que está afuera, y que yo llevaré a Tiff a casa. Ella parece preocupada y me informa que es necesario llevar a Tiff hasta A&E para que la revisen, por si tiene una conmoción cerebral. Insisto en que puedo encargarme de eso también.

Finalmente, me dejan entrar a verla. Ella está en la pequeña antesala blanca, sentada en la cama, hundida en el colchón, con una manta color verde lima doblada a mitad de su regazo.

Le han quitado la corbata, y la manga derecha está enrollada, revelando un delgado brazo pálido con un vívido moratón rosa. Una gran escayola le cubre el codo. También le han quitado los zapatos y sus piernas desnudas cuelgan por un costado de la cama, un blanco vendaje elástico envuelve una de sus rodillas. Su cabello castallo, liberado de su cola de caballo, cae suelto sobre sus hombros. Su rostro ha sido drenado de todo color. Sangre seca y agrietada rodea un pequeño corte en el pómulo, la mancha carmesí contrastando dolorosamente con el resto de su rostro. Las sombras violetas enmarcan sus ojos enrojecidos y vacíos. Ella no sonríe cuando me ve; la luz se ha ido de su rostro, una mirada de sorprendente resignación ocupa su lugar.

Cuando doy un paso en el pequeño espacio entre la puerta y la cama, ella parece encogerse. Retrocedo con rapidez, apretando mis palmas sudorosas contra la fría pared detrás de mí. — ¿Qué… qué sucedió?

Ella parpadea un par de veces y me estudia cansinamente por un momento. —Todo está bien. Estoy bien…

— ¡Sólo di-dime qué sucedió, Tiffany!—. Hay un borde filoso en mi voz que no puedo controlar.

—Me desmayé mientras bajaba las escaleras. Me salteé el desayuno y estaba deshidratada, eso es todo.

— ¿Qué dijo la enfermera?

—Que estoy bien. Que no debo perderme las comidas. Ella quiere llevarme al hospital para que me revisen, por si tengo conmoción cerebral, pero no es necesario. Mi cabeza no duele.

— ¿Creen que te desmayaste porque te perdiste el desayuno?— mi voz comienza a elevarse. — ¡Pero eso es absurdo! Nunca te has desmayado antes y raramente desayunas
Ella cierra los ojos, como si mis palabras la lastimaran. —tae, estoy bien. En verdad.

¿Podrías, simplemente, convencer a la enfermera que me deje salir de aquí?—. Abre los ojos de nuevo y se ve perturbada por un momento. — ¿O… o tienes clases que no puedes perderte?

La miro fijo. —No seas ridícula. Te voy a llevar conmigo, a casa, ahora mismo. Ella me brinda una pequeña sonrisa y me siento como si estuviera cayendo.

—Gracias.

La Sra. Shah llama un taxi para que nos lleve al hospital local, pero tan pronto como cruzamos las puertas, Tiff  aleja al conductor. Me adelanta por la acera, con una mano apoyada en la pared para mantener el equilibrio. —Vamos. Me voy a casa.

— ¡La enfermera dijo que podrías tener una conmoción cerebral! ¡Tenemos que ir al hospital!

—No seas tonta. Ni siquiera me golpeé la cabeza—. Ella continúa caminando inestable por la acera, luego se gira un poco y me tiende la otra mano. Al principio sólo me quedo mirándola, sin comprender.

— ¿Puedo apoyarme un poco en ti?—. Su mirada es de disculpa. —Mis piernas se sienten algo inseguras.

Me apresuro a alcanzarla, agarro su mano, envuelvo su brazo en torno a mi cintura y la rodeo con mi brazo.

— ¿Así? ¿Es… está bien? —Es genial, pero no tendrías que apretarme tan fuerte…
Aflojo un poco mi agarre. — ¿Mejor?

—Mucho mejor—. Nos movemos por la carretera, su cuerpo apoyado contra el mío, tan ligero y frágil como el de un ave.

— ¡Hey, mira esto!— dice ella, con un toque de diversión en su voz. —Nos conseguimos un día libre de la escuela por completo, y ni siquiera son…— aparta mi mano de su cintura para echar un vistazo a mi reloj —… las once en punto—. Con una sonrisa levanta su rostro, para que sus ojos encuentren los míos, y el sol del mediodía baña su rostro sin color.

Obligo a mis pulmones a que respiren en forma entrecortada. —Eso fue astuto— me las arreglo para decir, tragando con dificultad.

Caminamos por unos minutos en silencio Tiff se aferra a mí con fuerza. Una y otra vez, reduce su paso hasta detenerse, pero cuando le pregunto si quiere sentarse, ella sacude la cabeza.

—Lo lamento— dice en voz baja.

Dios. No. El aire empieza a estremecerse en mi pecho.
—También fue idea mía— añade.

Tomo una inspiración profunda y la sostengo, volviendo la cabeza hacia un lado. Si me muerdo los labios con fuerza y me obligo a ignorar las miradas de los transeúntes curiosos, puedo mantenernos juntas un poco más, sólo un poco más. Pero ella puede hablar. Siento su preocupación impregnando mi piel como una suave calidez.

— ¿tae?

Alto. No hables. No puedo soportarlo, Tiff. No puedo. Por favor, entiende. Ella gira su rostro hacia el otro lado. —No te culpes al respecto, tae. No fue tu culpa— susurra contra mi hombro.

Tiff  va a la cocina, mientras yo me quedo atrás, fingiendo ordenar el correo para intentar reponerme. Y entonces, de repente, soy consciente de su silueta en el marco de la puerta.

Ella se ve maltratada, con su cabello enmarañado, sus ropas arrugadas y una rodilla vendada. Una mancha color vino se está expandiendo por debajo de la piel de su pómulo: en un par de días, habrá florecido en un gran moretón directamente sobre su mejilla.
Tiff, lo siento mucho, quisiera decirle. Jamás quise lastimarte.

— ¿Te importaría mucho hacerme una taza de café?— pregunta, con una sonrisa vacilante.
—Claro…—. Bajo la mirada, sin ver, a los sobres en mis manos. —P-por supuesto…
Ella me sonríe en forma apropiada esta vez. —Creo que podría acurrucarme en el sofá frente a uno de esos terribles programas de TV matutinos.

Hay un silencio. Hojeo algunos correos basura y me tomo un momento para responder, como si fuera doloroso, una astilla de vidrio que poco a poco penetra en el fondo de mi garganta.

— ¿Vendrás a hacerme compañía?—. Ahora está dudando, aun esperando por mi respuesta.
Un lazo invisible aprieta mi garganta. No puedo responder.

— ¿tae?

No puedo moverme. Si lo hago, pierdo. —Hey…— De repente, ella da un paso hacia mí e, inmediatamente, yo retrocedo, golpeándome el codo contra la puerta principal.

—tae, estoy bien—. Lentamente, levanta las manos. —Mírame. Estoy bien puedes verlo, ¿verdad? Sólo me resbalé, eso es todo. Estaba cansada. Todo está bien.

Pero no es así, no lo es, porque, lentamente, me estoy rasgando en dos. Estás ahí, cubierta de cortes y moretones que pude haberte causado con mis propias manos. Y te amo, tanto que me está matando, pero todo lo puedo hacer es presionarte y hacerte daño, hasta que tu amor, finalmente, se convierta en odio.

El dolor agujerea mi pecho, mi respiración comienza a fragmentarse, y lágrimas ardientes se abren camino hasta mis ojos. Bruscamente, estrujo los coloridos anuncios entre mis manos y me inclino pesadamente contra la pared, apretando el brillante papel contra mi rostro.

Hay un momento de sorprendido silencio, antes de sentir que Tiff  está a mi lado, empujando suavemente mis manos.

—No, San, todo está bien. Mírame. ¡Estoy bien!

Tomo una inspiración irregular. —Lo lamento… ¡Sólo lo lamento tanto!

— ¿Lamentas qué, tae? ¡No lo entiendo!

—La idea… de anoche… era tan horrible, tan estúpida…

—Eso no importa ahora. Se acabó, ¿de acuerdo? Sabemos que no podemos hacerlo, así que nunca volveremos a pensar en hacer algo como eso otra vez—. Su voz es firme y tranquilizadora.

Arrojo lejos el periódico y me golpeó la cabeza contra la pared, frotando salvajemente mi brazo sobre mis ojos. — ¡No sabía qué más hacer! Estaba desesperada… ¡Aún lo estoy! ¡No puedo dejar de sentir esto!—. Estoy gritando ahora, histérica. Siento como si estuviera perdiendo la razón.

—Escucha…—. Ella toma mi mano y la frota, en un esfuerzo por calmarme. —Nunca quise a Kitty o a alguien más. Sólo a ti.

La miro, el sonido de mi respiración es áspero e irregular en el repentino silencio. —Puedes tenerme —susurro con voz temblorosa. —Estoy aquí. Siempre estaré aquí.

Su rostro se inunda de alivio, mientras sus manos alcanzan mi rostro. —Hemos sido estúpidas… Pensamos que pueden detenernos—. Acaricia mi cabello, besa mi frente, mis mejillas, la línea de mis labios. —No nos detendrán. Nada es tan grande como esto, es lo que ambas queremos. Pero tienes que dejar de pensar que está mal, tae. Es exactamente lo que piensan los demás; es su problema, sus estúpidas normas, sus prejuicios. Ellos son los que están equivocados, los de mente estrecha, cruel…—. Ella besa mi oreja, mi cuello, mi boca.

—Ellos son los que están equivocados— repite. —Porque no lo entienden. No me importa si resultas biológicamente mi hermana. Nunca fuiste simplemente una hermana para mí.

Siempre has sido mi mejor amiga, mi alma gemela, y ahora también estoy enamorada de ti. ¿Por qué eso debería ser un crimen? Quiero ser capaz de abrazarte, besarte y… y hacer todas las cosas que se les permite hacer a las personas enamoradas—. Toma una inspiración profunda. —Quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Cierro mis ojos y aprieto mi rostro caliente contra su mejilla. —Lo haremos encontraremos un modo. Tiff, tenemos que…

Cuando abro la puerta de su dormitorio con el codo, un vaso de jugo en una mano, un sándwich en la otra, la encuentro profundamente dormida, tendida boca abajo sobre la cama, el edredón lo ha pateado lejos, los brazos rodean su cabeza sobre la almohada. Se ve tan vulnerable, tan frágil. La brillante luz del mediodía ilumina un lado de su rostro dormido, una franja de su arrugada y demasiado grande camisa de la escuela, el borde de sus bragas blancas, la parte superior de su muslo.

Esquivando la falda descartada, los calcetines y zapatos tirados en la alfombra, coloco el plato y el vaso junto a una pila de papeles sobre su escritorio y la enderezo con cuidado. La observo largamente. Después de un tiempo, mis piernas empiezan a doler y me deslizo hasta quedar sentado contra la pared, los brazos descansando sobre mis rodillas. Temo que, si la dejo, incluso por un momento, algo podría sucederle de nuevo; temo que, si la dejo, regrese el negro muro del miedo. Pero aquí, a su lado, la visión de su rostro dormido me recuerda que nada más me importa, que no estoy solo en esto. Esto es lo que Tiff quiere, esto es lo que yo quiero. Luchar no sirve de nada, sólo nos lastimaría a ambos. El cuerpo humano necesita un flujo constante de nutrientes, aire y amor para sobrevivir. Sin Tiff, pierdo los tres; además, moriremos lentamente.

Debí dejarme ir, porque el sonido de su voz envía una descarga a través de mi cuerpo y me enderezo, frotándome el cuello. Ella parpadea soñolienta, la mejilla apoyada contra el borde del colchón, su cabello rubio barriendo el suelo. No sé qué fue lo que dijo para despertarme, pero ahora su brazo está extendido, la palma de su mano vuelta hacia mí. Tomo su mano y ella sonríe.

—Te hice un sándwich— le digo, señalando hacia el escritorio. — ¿Cómo te sientes?
Ella no responde, sus ojos me absorben. El calor de su mano se filtra a la mía y aprieta sus dedos, mientras me jala suavemente hacia ella. —Ven aquí—dice, con la voz aún áspera por el sueño.

Me quedo mirándola, siento que mi pulso se acelera. Ella suelta mi mano y se mueve hacia el lado más apartado de la cama, dejándome un espacio. Me quito los zapatos y los calcetines, y me pongo de pie vacilante, mientras ella me tiende los brazos.

Mientras bajo mi cuerpo hacia el colchón junto a ella, inhalo su fragancia y siento cómo sus piernas se entrelazan con las mías. Ella me besa con suavidad, besos dulces, susurrantes, que hacen que mi rostro hormiguee y envían temblores a lo largo de mi cuerpo, creando una excitación instantánea. Estoy plenamente consciente de sus piernas desnudas atrapadas entre las mías; temo lo que ella va a sentir, temo lo que sabrá. Cierro mis ojos e inhalo profundamente, en un esfuerzo por mantener la calma, pero ella me besa los párpados, su cabello hace cosquillas en mi rostro y en mi cuello, y oigo que mi respiración se vuelve rápida y superficial.

—Está bien— dice ella, con una sonrisa en su voz. —Te amo.

Abro los ojos, levanto la cabeza de la almohada y comienzo a besarla, suavemente al principio, pero luego, ella pone su brazo alrededor de mi cuello y me acerca más, y nuestros besos se aceleran, cada vez más profundos y más urgentes, hasta que se vuelve difícil encontrar tiempo para respirar. Acuno su cabeza con un brazo, enlazando su mano con el otro. Cada beso es más feroz que el anterior, hasta que ciento miedo de estar lastimándola. No sé dónde ir, no sé qué hacer.

Presiono mi rostro contra la curva caliente de su cuello con un extraño sonido y me encuentro acariciando sus pechos, la camisa de algodón arrugada bajo mis dedos. Siento la punta de sus dedos subiendo y bajando por mi espalda, por debajo de mi camisa, entonces viajan por debajo de mis brazos para alcanzar mi pecho, tocando mis pechos. Pequeñas descargas eléctricas rebotan a través de mi cuerpo. Mi boca llega a la suya de nuevo, y jadeo en busca de aire mientras ella hace sonidos que hacen que mi corazón lata más y más rápido. Me siento arrastrada por algún tipo de ardiente torbellino de locura, bombardeado por un millón de sensaciones a la vez: el calor de sus labios, la presión de su lengua, el sabor de su boca, el olor de su cabello, la sensación de sus pechos, los botones de su camisa raspándome la palma mientras deslizo mi mano hacia abajo, los ángulos de sus costillas dan paso abruptamente a la suave curva interior de su estómago, la sorpresa de explorar bajo su camisa y sentir la piel tensa y caliente.

Tiff tiene una mano en mi cabello y la otra en mi estómago. Mis músculos convulsionan en respuesta a su tacto, apartándose de un tirón, aún desesperadas por seguir el contacto de su mano, y estoy muy consciente de sus dedos deslizándose por debajo del reborde de mis pantalones, presionando contra mi estómago, vacilando en la cinturilla de mis bragas; tengo que romper el beso y apretar mi rostro contra la almohada para contenerme de rogarle que continúe. No puedo pensar en nada más, excepto esta ciega locura; quiero detenerme, pero aún soy incapaz de sostenerlo. Quiero fingir que es un accidente, que no sé qué es lo que estoy haciendo, pero sí lo sé.

Mis manos se aferran a las sábanas, retorciéndola en nudos mientras me empujo contra ella, me froto contra ella, imperceptiblemente al principio, con la esperanza que no lo note, pero pronto, esto también queda fuera de mi control, mientras el ritmo y la presión se incrementan por voluntad propia, mi entrepierna contra el hueso de su pelvis, la fina y suave tela de nuestra ropa lo único que queda entre nosotras. Deseo poder sentir su piel desnuda, incluso cuando el sentimiento de su cuerpo bajo el uniforme es suficiente para enviarme a un torbellino de lujuria y deseo. Puedo oír el sonido de mi áspera respiración, la fricción entre nuestros cuerpos de mi centro con su pierna. Sé que debo detenerlo, sé que debo pararlo ahora, porque si sigo, si continúo, sé lo que sucederá… Tengo que detenerlo, tengo que hacerlo, tengo que hacerlo…

Entonces, su boca encuentra la mía, ella me besa profundamente y una crepitante corriente eléctrica se dispara a través de mi cuerpo, enviando rojas chispas de una euforia exquisita. Y de repente, me encuentro temblando con fuerza contra ella, el éxtasis explotando por todo mi cuerpo como el sol…

Tiff rueda sobre su costado para enfrentarme y me aparta el cabello de la cara, una mirada de sorpresa, un toque de diversión en sus labios. Cuando sus ojos sonrientes encuentran los míos, tomo aire con fuerza y siento que me baña una gran ola de vergüenza.

—Me he… me he entusiasmado un poco—. Hago una mueca para tratar de ocultar mi agudo malestar. ¿Ella sabe, realmente, lo que sucedió? ¿Está disgustada?

Ella alza las cejas y esboza una sonrisa. — ¡No bromees! Lo sabe. Mierda.

—Bueno, eso es lo que sucede cuando… cuando haces cosas como ésta—. Mi voz suena más fuerte de lo que pretendo: a la defensiva, temblorosa y desigual.

—Lo sé—dice ella en voz baja. —Wow.

—No podía… no podía parar—. Mi corazón late con fuerza. Me siento desesperadamente avergonzada.

Ella besa mi mejilla. —tae, está bien… ¡Yo no quería que pararas! El alivio fluye a través de mí, y me acerco tanto que su cabello cae sobre mi rostro. — ¿En serio?

— ¡En serio!

Cierro mis ojos, aliviada. —Te amo.

—Yo también te amo.

Obligo a mis ojos que se abran y río avergonzada. Es cierto. Estoy aniquilada. Mis párpados son arrastrados por algún peso invisible y cada onza de energía se ha evaporado de mi cuerpo. Acabo de experimentas los minutos más intensos de mi vida y mi cuerpo entero se siente débil. Cambio de lugar, incómoda, sobre la cama y hago una mueca de vergüenza.

—Creo que necesito una ducha…

No puedo dejar de pensar en ello, en la noche, pero también durante el día. ¿Qué hemos hecho? ¿Qué habríamos hecho? Incluso cuando nunca nos quitamos la ropa, incluso cuando lo que hicimos, técnicamente, no es ilegal, sé que hemos comenzado a transitar una peligrosa pendiente resbaladiza. Dónde podríamos aterrizar eventualmente, es tan aterrador y tan fantástico a la vez, como para pensarlo siquiera. Trato de decirme a mí misma que no es nada, que sólo estaba tratando de consolarla; pero aún no me he auto-engañado tanto como para creer esa excusa ridícula. Y ahora, es como una droga, y no puedo creer que haya podido vivir tanto tiempo, con la presencia diaria de Tiff, sin este nuevo nivel de intimidad…aqq

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
k0309_hwang
#1
Empezando... Me da curiosidad por qué está introducción me recuerda a la historia de "flores en el hatico" solo espero que no sea tan similar si este es el caso por qué Magdalena no será nadie en comparación conmigo jajajajaj
ursula91 #2
Chapter 28: Jejejeje
Oye te pasaste Los penultimos capitulos me hicieron llorar (ಥ_ಥ) perk fue today una imagination de tae. Tu final me gusto mucho espero que sigas escribiendo mas historia o(^^o)
lostinlalaland #3
Chapter 28: honestamente, prefiero el final del libro, es mas ... crudo xD esa parte donde ... como se llama la pequeña? ... bueno, el personaje de Hannah esta con el de tiffany y le dice que no quiere despedirse, es muy triste y a la vez tierno, es inocente, algo que le da a ese final un toque especial ...
LectoraLemon #4
Chapter 28: estuvo muy bueno me encanto !! *u*
Skyth06
#5
Chapter 28: tarde en comentar pero no sabes como te agradezco este final más alegré y lleno de vida, muchas gracias por darle un giró de vdd
Fer_Sone
#6
Chapter 28: dios mio! .. te juro que las lagrimas no dejan de salir de mis ojos, son las 4:00 de la mañana y yo aqui, dios!!! esto es lo nejor que eh leido en mi vida!!.... ame el epilogo enserio :3..... no se pero en este momento los amo a todos
keyla00990-LauraG #7
¡Oh wow! ¡Cielos, eso fue intenso!
Vamos a ver, por donde empezamos, primeramente cuando lei el intro fue un poco chocante el saber que ellas eran hermanas ya que había visto otras historias donde son familia como medias hermanas pero aquí eran hermanas de sangre,
¡Hermanas! (lo siento es que no me pasaba) .
De todas formas, me costo un poco poder leerla, siempre leía el intro y mejor la dejaba y leía otro fic. Para añadirle mas en contra por asi decirlo lo que escribiste "un amor así de devastador no tiene final feliz" mucho mas difícil (imagine un final tragico) al final la curiosidad gano y porfió me decidí a leerla.
Sufrí con cada capitulo junto al TaeNy, desde el primer capitulo quería ver Taeny, estaba muy impaciente pero no fue así, primero nos introdujeron a su vida (pobre y melancolica) junto a esto dejaban entre ver la admiración que se tenían mutuamente (Taeny) hasta que conforme pasaron los capítulos había cada vez mas Taeny y con esto mas sufrimiento, la verdad es que yo agonice mucho por su vida, la pobre de Tae con sus problemas y la manera en como describían su sufrimiento (corporal) cuando algo no salia bien, joder fue cruel y sus sentimientos de por medio que las hacia sufrir ¡Dios! ¿Que karma estarían pagando? .
Odie a muerte a la madre, era una desgraciada como podía hacerle eso a sus propios hijos, cortando la infancia de Tae y Tiffany.
Con cada capitulo me decía a mi misma estas niñas sufren un montón y para acabarla tendrán un final trágico, así que quería desistir de seguir leyendo porque ellas no se merecían un final malo ya bastante era con todo lo que habían pasado en su vida.
Para los últimos capítulos todo se acomodaba para el final que apuntabas tu en el intro y me enojaba pensar en su final pero no pude quedar mas feliz con el final y con la desicion de la madre, fue lo mejor que pudo haber hecho en su vida.
Nunca pude llegar a ver al TaeNy como hermanas XD
Gracias por el epilogo que incluiste y por la adaptación =)
saramarmota #8
Chapter 28: casi me matas con el 26 hahahahhaa
Tiffany-viana #9
Chapter 28: Hahaha hay Dios casi me da un infarto cuando leo el 26 hahaha lo. Ame
ailyn2111 #10
Chapter 28: ahhhhh Dios llore en todo el capitulo 27 me diste un infarto pero valio la pena ajja si que me diste un susto gracias espero leerte en un nuevo fic adios y gracias