Capítulo 4: "Fiesta en el lago"

"Sweet Evil" (SinRin Ver.)
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El viernes siguiente era nuestro último día de escuela, y hacia un calor pegajoso. El atardecer trajo un poco de alivio al bochornoso calor, el aire acondicionado en el auto de Joo dejaba salir el aire tibio incluso en la posición más fría. Mis pies estaban puestos en el polvoriento salpicadero mientras íbamos a la casa del lago de Gene. Nos abanicaba a ambos con una vieja caja de papas fritas del suelo que aun olía a grasa.

Nunca había ido a una casa en el lago, aunque había estado en el lago muchas veces para picnics de la iglesia, o tardes con Tiff. Siempre disfrutaba la serenidad del tortuoso camino rodeado de arboles.

Giramos en un camino de grava con baches y avanzamos hacia las luces de los otros autos y una hermosa y grande cabaña de madera. Se estaba oscureciendo ahora mientras estacionábamos y salíamos. Grillos, sapos y cigarras nos daban serenata desde todas direcciones en el húmedo y cálido aire.

La casa estaba brillantemente iluminada, pero no nuestro camino, así que extendí mi visión para esta segura de que no tropezaba con rocas o ramas caídas en el camino. Junto con ser capaz de ver lejos podía ajustar mi sensibilidad a la luz. Me gustaba pensar en eso como “visión nocturna”. La luna estaba en etapa creciente y no sería lo suficientemente brillante para que los ojos normales pudieran ver, pero funcionaba para mí. Nuestros pasos crujían en la grava mientras caminábamos.

—Échale una mirada a este lugar —dijo Joo boquiabierto.

—Lo sé. Es enorme. —La casa tenía tres enormes niveles con pórticos envolventes y techos abovedados. Parecía una pensión.

Puse mi visión de vuelta al llegar hacia el pórtico bordeado de luces. Voces y risa se mezclaban con la fuerte música hip-hop dentro. Cuando Gene abrió la puerta, el cambio de volumen nos golpeo fuerte.

—¡De ninguna forma! ¡Miren todos quién está aquí! ¿Qué hay de nuevo Jooheon? —Ellos golpearon sus manos en un apretón, luego Gene me miró—. ¡Hwang Eunbi en la casa! —Él se inclinó y nos abrazamos, dándome una fuerte bocanada de alcohol en su aliento. Debería haber estado metiendo bebidas cuando sus padres no estaban mirando.

Caminamos a través de la habitación, chocando con hombros con el creciente gentío. Joo era saludado por todos los que se le cruzaban. La sala de estar de Gene había sido convertida en un salón de baile oscurecido, el equipo de música a todo volumen. El comedor estaba lleno de chicos de pie y animando, jugando alguna clase de juego. Joo y yo nos detuvimos.

Chicas y chicos estaban alrededor de una mesa en frente de cada uno, poniendo sus vasos de plástico en el borde de la mesa y tratando repetidamente de pasar los vasos con una mano. Era una carrera. El vaso de Kristin Miller finalmente aterrizo volteado y ella elevó los brazos en victoria. Las chicas saltaban gritando mientras los chicos se quejaban y negaban con la cabeza.

—Se ve divertido —le dije a Jooheon mientras mirábamos desde la puerta.

—Es un juego para beber —explicó él—. Dar vuelta el vaso. Tienes que beber lo que sea esté en el vaso antes de darle vuelta. No es justo estar sobrio.

—Oh.

Nos movimos hacia la gigantesca cocina, donde el altísimo techo abovedado se cernía sobre los accesorios de acero inoxidable y la baldosa de terracota. La totalidad del mesón central de granito de la masiva cocina estaba cubierto de vasos de plástico de brillantes colores, juegos, bebidas, latas de cerveza, y botellas de alcohol. Mi estómago se apretó. ¿Sus padres estaban permitiendo que menores de edad bebieran descaradamente?

Un grupo de gente estaba de pie en frente de la enorme ventana mirando el agua. Gene se giró del grupo y se acercó.

—¿Qué están tomado? —Apunto con el pulgar hacia el mesón.

—Nada para mí, gracias —dije. Sentí la duda de Jooheon. Sé fuerte no lo necesitas, lo urgí silenciosamente. Él me miró a los ojos y suspiró antes de responder.

—Nah, nada por ahora amigo.

—¿Seguro? —Gene nos miró incrédulo—. Mi hermana recién cumplió veintiuno, así que todos pusimos el dinero y le dijimos que comprara en la tienda y se quedara con el cambio.

—¿Dónde están tus padres? —pregunté mirando alrededor.

—Bahamas.

—¿Bahamas? —no pude mantener la conmoción fuera de mi voz.

—Sí, era el celular de mi hermana al que tu mamá llamó. Ella puede poner la voz de padres sin problemas. No puedo creer que ustedes no estén bebiendo. Mejor consíganse uno antes de que se acabe.

 El timbre de la puerta sonó y él se alejó, deslizándose en los calcetines hacia el vestíbulo ahora un enjambre de personas. Estaba estupefacta.

—Tiffany cree que sus padres están aquí —murmuré. Jooheon se rascó el pelo de su cabeza.

—Er, ¿en serio? ¿Te quieres ir? ¿Eso es lo que estás diciendo? —preguntó él reluctante.

No le respondí. No me quería ir, pero al mismo tiempo me sentía culpable al quedarme.

—Démosle una hora —me comprometí—. ¿Está bien?

—Trato. Una hora. —Jooheon aún estaba pasando sus manos por la cabeza. Luego las frotó juntas, una nerviosa veta gris cortando su aura amarilla.

—Podría tomarme solo un trago —dijo, sonando esperanzado—. Tú nos puedes llevar a casa.

—Tú —dije, apuntando con un juguetón dedo a du pecho—, eres el alma de la fiesta. Otra gente tiene que beber para ser como tú eres cuando estás completamente sobrio.

Él tiró del inexistente pelo de su mentón, pensando.

—No sé que hay en ti, Hwang, pero no puedo negarte nada, no importa cuán fuerte lo quiero. Es de verdad molesto.

Sonreí, porque podía ver que él estaba sintiendo una alegría de un amarillo pálido sin trazas de molestia.

Tras de Jooheon, el completamente liso cabello rubio de Kaylah y sus elegantes gafas de montura metálica entraron en el campo de visión. Ella estaba en el grupo de baile y tenía una figura de reloj de arena.

—Estoy espiando a la chica que te gusta —susurré.

—Genialll —susurró de vuelta.

—Anda y habla con ella. Voy afuera a mirar. —Le di un apretón a su enorme bícep y me dirigí a la puerta trasera. Supe del momento en que Jooheon hizo contacto con Kaylah, porque su enorme manada de amigas se pusieron a chillar ante su sonoro saludo.

Nadie estaba fuera en la terraza. Caminé hasta el borde y puse las manos en la baranda de madera. Estaba oscuro ahora. Grillos y ranas parecían competir por cuál era el más bullicioso. Luciérnagas aparecían en todas direcciones. Había un camino de piedras suavemente iluminado que llevaba a un muelle y una casa de botes. Voces distantes y sombras que se movían me decían que había invitados de la fiesta ahí también. El agua brillaba en la luz de luna. Aire tibio se posaba pesado en mi piel, pero yo estaba cómoda.

La puerta se abrió detrás de mí, y un lío de música y voces se filtró antes de que se cerrara de nuevo.

—Ahí estas.

Me giré hacia la voz.

—Hola Jb —dije. Y hola, mariposas.

Desde que él me había invitado a la fiesta había estado en mi mente. Se acercó y ser paró junto a mí con un vaso rojo. Olía pastoso y agrio.

—Cerveza —dijo—. ¿Quieres un sorbo?

—No gracias —me sentía tímida. Él inclinó su cabeza hacia atrás y lo vació en varios tragos, luego se giró a un costado y eructó. «Agradable».

—Disculpa —dijo, poniendo el vaso en la saliente—. Entonces. ¿Qué estás haciendo aquí sola?

—Solo mirándolo todo. Es hermoso.

—Si —dijo él—, tu cabello se ve bonito.

—Gracias —tenía una tira en la parte superior empujada hacia atrás con horquillas, y el resto colgaba en mi espalda.

—¿Recuerdas  la  clase  de  astrología  del  Sr.  Bunker  el  año  pasado  en Ciencias de la Tierra? —pregunté, mirando al brillante cielo, fascinada por la magnitud de la creación.

—Uhh, no —Jb se rió a carcajadas.

—Bien, mira justo ahí —apunté—. Es la Osa Mayor. Esa parte como cuadrado es el cuerpo y esas estrellas la cola. ¿Lo ves? —Jb se deslizó más cerca mientras yo trazaba la forma con un dedo estirado.

—¿Dónde? Oh, ¡hey, la veo! Genial.

Nos quedamos callados y me di cuenta de que éste era un ambiente bastante romántico, si tan solo yo no fuera tan nerviosa e incapaz de mirar en su dirección.

—Deberíamos entrar —dijo él—. ¿Has visto el sótano? —Negué con la cabeza—. Es genial. Te conseguiré algo de beber y luego podemos verlo.

—Jaebum… —no quería tener que decirlo. De nuevo. Sería casi más simple solo tomarme algo de modo que la gente me dejara tranquila respecto a eso.

—Que hay de algo sin alcohol —ofreció él—. ¿Bebida? ¿Jugo?

Yo tenía sed. —Seguro, gracias. Lo que sea está bien.

Él me tomó de la mano mientras me guiaba dentro. Se sentía raro, pero agradable. Había incluso más gente ahora, y muchos de sus colores desvanecidos o ausentes por el consumo de alcohol. Las nubes estaban aún ahí con cada persona, no afectadas como las auras. Aún cuando las sombras blancas eran traslucidas, era muchísimo para asimilar con tanta gente hacinada.

El aire estaba pesado y caliente, a pesar de los altos cielos. Mientras nos internábamos, aun tomados de la mano, reconocí a los atletas de la escuela mientras gritaban: —¿Qué hay de nuevo Jae? —Y “ ¡JB!” se dieron golpes de nudillos al pasar, me miraban, luego asentían como entendiendo a Jb, dándole pulgares arriba o choca esos cinco. Yo pretendí no notarlo.

Estaba atrapada entre sentirme avergonzada, nerviosa, y, Dios me perdone, excitada mientras nos íbamos hacia la escalera del sótano. Me pregunté si esta fiesta era una “cita” para nosotros. Quizás obtendría mi primer beso. Mis piernas temblaban y apreté su mano más fuerte.

Por mis anteriores enamoramientos, pensaba que mi primer beso sería con una chica, pero tampoco soy quien para luchar en contra del destino.

Una hora. Le daría a esta fiesta una hora, luego tenía que hacerle honor a Tiff. Bien, quizá quince minutos habían pasado desde que había hecho ese trato, pero no contaría esos. Sesenta minutos comenzando ahora.

—Ve por delante —gritó Jb cerca de mi oído—. Nos puedes encontrar un lugar para sentarnos y bajaré pronto con nuestras bebidas.

Mis rodillas temblaron todo el camino hacia abajo. Me detuve al final en la entrada. La enorme sala de recreación a espacio abierto era el sueño de todo chico. Una gigante televisión pantalla plana estaba montada en la pared, rodeada de un sofá afelpado en forma de una enorme L. Había una mesa de pool, una mesa de futbolito, juegos tragamonedas, y un área lateral con una enorme mesa de póker y un bar. Las paredes estaban cubiertas de momentos memorables de los deportes en la universidad.

Mientras escrudiñaba a la gente en la habitación, dos cosas fueron rápidamente aparentes. Primero, la mitad de la habitación con sillones estaba en estos momentos siendo usada como centro de besuqueos. Y segundo, la otra mitad de la habitación e

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Comments

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LeeKkura_SinRin143 #1
I want to read this but i don't know how to speak spanish (ToT)(╥_╥)(┳Д┳)
Clon_105
#2
Chapter 21: "En otras palabras, estaba delirando." JAJAJAJAJAJAJAJA pobre SinB LoL XD
Clon_105
#3
Chapter 19: jajajaj me sonó a Buffy la caza vampiros esta parte no sé por que XD
Clon_105
#4
Chapter 18: Noooooooooooo la hna. Ruth!!! que inoportuna ¬¬
Clon_105
#5
Chapter 17: El mejor capítulo hasta ahora!!!! la Madre es esa chica!!! ?? XD quién mas podría ser¿? si son igualitas!!! jajajaja XD
MUY Bueno este cap.! maldito laburo!, mañana renuncio así termino de leer todos lso caps. (ok no, pero lo pensé en voz alta XD)
Clon_105
#6
Chapter 16: Trato de ir lo mas rápido posible! espero un gran final ya que voy a la mitad...
Clon_105
#7
Chapter 15: Pobre lo del tatoo... entnces que se lo haga lavable.. es mas rentable XD
Clon_105
#8
Chapter 13: Ya le enseñó quienes mandan XD
Clon_105
#9
Chapter 12: Esas preguntas tipo psicologa de las que se queja tanto Yerín las hago todo el tiempo cuando hablo con gente random...
Clon_105
#10
Chapter 11: SinB estuvo a punto de volverse una chica mala...