Capítulo 22: "Es hora de comenzar tu entrenamiento"

"Sweet Evil" (SinRin Ver.)
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Vía teléfono, le advertí a Joo de las cuatro amigas de Yerin, pero aún así se quedó mudo al verlas. Pellizqué su brazo en el club cuando lo atrapé mirando fijamente a las gemelas con la lengua prácticamente colgando. No era el único. Cada chico en el club las estaba mirando, en sus diminutos vestidos y sandalias de tacón. Joo llevaba su gorra de béisbol de los Braves hacia atrás esa noche.

Double Doors era un club de dos pisos. El bar estaba en el segundo piso y tenía una panorámica del escenario y la multitud. Yuna, Joo, y yo llevábamos pulseras que mostraban que éramos menores de edad; no que eso detuviera a los camareros de hacer la vista gorda si alguien nos pasaba un trago. Las otras tres tenían identificaciones falsas y bebidas en mano.

Optamos por quedarnos en el último piso mirando desde las barandillas, en lugar de luchar contra la loca muchedumbre frente al escenario. Joo estaba de pie a un lado mío y las Neph al otro.

No bajé la mirada a la batería cuando la banda fue anunciada. Temía que las otras estuvieran esperando para ver cómo la miraría. Y tenía más miedo de cómo Yerin podría reaccionar. La canción de Joo era la primera de la lista. Tomé su mano y la apreté cuando comenzó la canción.

Conocía bien la melodía. La había oído tocar en el teclado de Joo tantas veces, en diferentes variantes mientras la perfeccionaba. Pero oírla en toda su gloria con todos los instrumentos y un cantante talentoso era una experiencia diferente. No sólo era digna de un escenario; era digna de un álbum. Todavía tenía que mirar a Yerin, eligiendo concentrarme en la música, mirando a Michael o a la multitud rebotando, o dándole vistazos al exaltado rostro de Joo.

Al final irrumpimos en ovaciones salvajes, y yo levanté mis brazos hacia

Joo para uno de sus gigantes abrazos de oso.

—Me alegra haber venido —le grité—. ¡Eso fue increíble! Eres lo máximo.

Nayeon se acercó a nosotros y miró a Joo.

—¿Tú escribiste eso? Fue increíble.

Joo me dejó ir y enfrentó a Nayeon.

—Gracias —dijo, y ella retorció su cabello. Su interacción me puso incómoda. Nayeon parecía agradable, pero no quería que nadie se metiera con Joo.

—No hagas que Joo se enamore de ti —le dije a Nayeon en un tono burlón, atrapando su mirada y sosteniéndola—. No quiero que él se quede atrás con un corazón roto cuando tú vuelvas a Londres.

Joo rio y Nayeon notó mi advertencia, dándome un pequeño asentimiento.

Me volví hacia la barandilla y, si quererlo, miré directamente hacia Yerin.

Yerin llevaba la camiseta Henley roja femenina. La que yo había tomado prestada una vez.

Me permití imaginar que ella había pensado en mí cuando la había elegido esta noche. Estúpida. Yo también llevaba una camisa roja, pero la mía era estilo baby-doll, con mangas que se ceñían en los hombros. Había sido una compra espontánea en mi día de compras de regreso a clases.

Me odié por mirarla tan fijamente. Quería que se fijara en mí, pero temía lo que vería en sus ojos. Así que cuando su cabeza se inclinó hacia arriba y sus ojos volaron a los míos, contuve el aliento. Ninguna se movió ni reaccionó.

Un delgado brazo rodeó mi hombro y me retiró de la barandilla. Arranqué mis ojos de Yerin.

—Tu pequeño humano es un pastelito —susurró Nayeon.

—¿Tiene novia? —preguntó Eunha, dando un paso hacia nosotros.

—No —dije.

—Entonces no te molestes —dijo Eunha—. Encuentra a alguien útil en quien trabajar.

—Nadie va a trabajar en Joo —declaré.

—No planeaba hacerlo, lo juro —me prometió Nayeon antes de volverse hacia su hermana—. ¿No puedo tomarme una maldita noche libre? ¡Estamos de vacaciones!

La resolución de hierro de Eunha pareció vacilar mientras miraba el labio inferior de su hermana hacer pucheros.

—Oh, está bien. Lo juro, un día, Nayeon…

Eunha se apoyó contra la barandilla con los codos en alto y miró a la banda por encima del hombro. Vi a Yerin reconocerla con un seco asentimiento, y ella devolvió la señal con un gesto de la mano poco femenino. La castaña levanto una esquina de su boca con diversión. Tenía que haber una historia entre estas dos. Ese tipo de animosidad no provenía de la nada.

—Uh-oh —susurró Nayeon—. El pastelito puede no estar de tan buen humor esta noche después de todo…

Eunha y yo nos volvimos para ver a Joo de pie solo junto a la barandilla, mientras su ángel de la guarda se ponía furioso alrededor de él. ¡No! Se quitó la gorra de béisbol y la dio vuelta, bajando la visera sobre su frente.

Eunha tomó mi brazo cuando me moví hacia él.

—¡No puedes interferir! —siseó. Liberé mi brazo y observé hasta que su ángel se calmó.

—¿Se ha ido? —le susurré a las chicas.

—Sí, ahora está debajo de nosotros con la multitud —dijo Nayeon.

Me acerqué a Joo, esperando que el Susurrador no volviera y se percatara. Eunha maldijo detrás de mí.

Sus ojos estaban oscuros, parcialmente ocultos bajo la gorra. No registró mi mano cuando la puse en su antebrazo. Joo miraba a la banda, y un nocivo verde brillante se filtraba en sus emociones. Miré a Sowon, que estaba observándome. Las cuatro estaban observándome. Lo tomé como una señal de que el Susurrador se había ido, y me concentré en Joo.

—¿En qué estás pensando? —le pregunté.

Él sacudió la cabeza. Su ángel envolvió sus nubosas alas alrededor de él.

Quizás entre su ángel y yo, podíamos sacarlo esto.

—Simplemente apesta que alguien más tenga que interpretar mi canción.—La amargura envenenaba cada palabra—. Quiero ser capaz de hacerlo yo mismo. Nunca estaré en una banda. Siempre seré el tipo bajo y gordo detrás de escenas.

—¡Joo! —jadeé—. En primer lugar, no eres gordo. Eres saludable y atractivo y fuerte. En segundo lugar, cualquiera de esos tipos ahí abajo daría cualquier cosa por ser capaz de crear música a partir de la nada en la forma en que tú lo haces. Esa canción fue increíble, y es tuya. Pero no puedes tenerlo todo. Si pudieras cantar, pero no tuvieras imaginación creativa, no serías Joo. Serías el superficial vocalista Michael, sin profundidad alguna. No todos podemos ser artistas. Si no hubiera detrás de escenas, no habría industria musical. ¿Cuánto apestaría eso?

—Te escucho —dijo, y el verde vil poco a poco comenzó a despegarse en delgadas tiras—. Simplemente hubiera sido agradable ser el hombre al frente por una vez.

Suavicé mi tono.

—¿Crees que eso es lo que todas las chicas quieren? Porque no lo es. Sólo recuerda que son los chicos buenos quienes ganan al final, Joo —dije—. Algún día esas chicas estarán peleándose para ver quien consigue casarse contigo.

—Seguro, después de que han pasado años persiguiendo a los imbéciles que las tratan con basura. Entonces nosotros recogemos los pedazos. Eso no es justo.

—No, no es justo. Tienes razón. —Envolví su gigantesco pecho con mis brazos y lo apreté con fuerza.

—Gracias, Eunbi. Lo siento por ser deprimente. —Se alejó y reajustó su gorra, levantándola un poco más ahora—. ¿Cómo estás tú, de todos modos? ¿Es raro estar aquí? —Hizo un gesto en dirección a Yerin y rápidamente sacudí la cabeza, sin querer que las demás entendieran lo que quería decir.

—Me alegro de haber venido. Todo está bien.

—Podemos irnos cuando quieras. Sólo di la palabra. Ellos tienen dos canciones más. No voy a ir tras el escenario esta noche. —Lo noté mirando en dirección a Nayeon.

—¿Qué sucede contigo y Kaylah por estos días? —pregunté.

—Nah, nada. Con ella, ojos que no ven, corazón que no siente. Es divertida para pasar el rato, pero eso no va a ninguna parte.

—Ve a hablar con Nayeon entonces —dije, asintiendo con la cabeza hacia el lado donde estaban las gemelas—. Estaré bien sola, lo prometo.

Él apretó los labios, como si no estuviera seguro, pero apreté su mano y me alejé. No creía que Nayeon intentara hacerle daño a Joo, y si lo hacía, ella y yo tendríamos serios problemas.

Traté de mover mis ojos alrededor y no centrarlos únicamente en la baterista, pero era difícil. Ella seguía mirando hacia arriba. Me pregunté si estaba molesta por mí, deseando que dejara de mirarla y me alejara. Dolía imaginar que podía sentirse así.

Un brazo cálido rozó el mío y miré para encontrar a Yuna a mi lado.

—Hey —le dije.

—¿Te gusta esta música? —preguntó.

—Sí. ¿A ti?

—No lo he decidido. —Eso me hizo reír.

—Gracias por lo de antes —susurré. Ella miró sus manos en la barandilla de metal y dio un ligero asentimiento.

—Cuando estés lista —dijo, levantando sus ojos hacia los míos—. Me gustaría mucho conocer tu historia.

Estaba sorprendida por la audacia de su declaración. Una vez más, encontré su mirada casi demasiado personal. Me sentí excesivamente consciente de que ella estaba de pie junto a mí, la calidez de su piel, la pasión tranquila en sus ojos. Me concentré en mis propias manos en la barandilla, y luego en Yerin, quien estaba haciendo una pausa entre las canciones. Mis ojos se abrieron.

Yerin me miraba directamente con agresión en el rostro. Esa era la reacción que había temido. Mi corazón latía con fuerza cuando rompí nuestro contacto visual, apretando mi asidero en la barandilla.

Yuna miró de mí hacia el escenario.

Joo apareció en ese momento, sosteniendo un volante.

—Hay una fiesta después del show —dijo—. ¿Quieren ir?

—No, yo debería ir a casa pronto —respondí.

—¿Por qué? —preguntó Joo.

—Tengo que trabajar mañana.

—¡Ni siquiera abren hasta las once!

Nayeon se acercó y sacó el volante de la mano de Joo con sus delgados dedos.

—Ella estará allí —dijo Nayeon. —Todas estaremos allí.

La parte inteligente y de auto preservación en mí quería negarse, pero la parte estúpida de mí sólo podía escuchar el ritmo de la canción comenzando detrás de mí y sabía que la persona responsable de hacer esos ritmos estaría en la fiesta; incluso podría hablarme.

—Pido el asiento del pasajero en el auto de Joo —dijo Nayeon.

Joo la miró con incredulidad.

—Adorable —dijo. Luego se quitó la gorra y la dio vuelta.

Como había prometido, Eunha no se separaría de Nayeon, por lo que insistió en viajar en el auto de Joo. La idea de Eunha en el pequeño asiento trasero de su auto en medio de viejas bolsas de comida rápida y asientos rotos era histérica para mí.

—Supongo que iré contigo, si eso está bien —le dije a Yuna. Ella asintió.

Nos sentamos en el auto hasta que los otros alejaban. Yuna tenía su propio volante con las indicaciones, así que me imaginé que estaba dándoles una ventaja de un kilómetro y medio para que pudiéramos hablar. Algo en su comportamiento me hacía sentir tímida. No la miraba. Me pregunté por primera vez cómo sería estar sola con Yuna si Yerin no existiera. Ella era virtualmente lo contrario de Yerin, pero me encontré atraída hacia esos ojos miel.

Quizá, cuando se trataba de chicas, mi “tipo” no era una apariencia determinada; era una intensidad determinada.

Después de unos pocos minutos, comenzó a conducir. Esperó hasta que estuvimos a un kilómetro y medio del club antes de hablarme.

—Me gustas.

De acuerdo, eso era inesperado. Me senté quieta, insegura de cómo responder.

—Lo que quise decir es —explicó—. Me gustas como persona. Nunca he sido testigo de una persona de nuestra especie hacerse amiga de un humano de tal manera. Incluso yo no me he permitido preocuparme por ellos en la forma en que debería, a nivel personal.

Nos quedamos en silencio una vez más, y me descubrí mordiendo mi labio, entonces me detuve.

—Yerin me contó tu historia —dije—. Me dijo que eres afortunada de estar viva.

—Eso es cierto. Si alguno de las otras cuatro hubiera desafiado a sus padres, habrían sido asesinadas. Los Duques no están destinados a preocuparse por sus hijos. Mi padre es una excepción.

—Y el mío —susurré. Mi pulso se aceleró con nerviosismo ante mi revelación. Yuna me miró antes de responder.

—Me preguntaba si era así. Él siempre supo que estabas viva. ¿Tengo razón? ¿Él te dejó tranquila?

—Sí. Pero por favor no digas nada.

—Guardaré tus secretos. No le temo a la muerte.

—¿No le temes al… infierno?

—No —habló con calmada certeza—. No será por la eternidad. Incluso los Neph tendrán su día del juicio.

Estaba anonadada por su certeza. Ella estaba preparada para enfrentar lo que fuera que la vida y la muerte le asestaran.

—¿Le has dicho algo de esto a las otras? —pregunté.

—En años pasados. Pero sus situaciones son diferentes.

—¿Crees que alguna de ellas cree en lo que hacen?

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Comments

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LeeKkura_SinRin143 #1
I want to read this but i don't know how to speak spanish (ToT)(╥_╥)(┳Д┳)
Clon_105
#2
Chapter 21: "En otras palabras, estaba delirando." JAJAJAJAJAJAJAJA pobre SinB LoL XD
Clon_105
#3
Chapter 19: jajajaj me sonó a Buffy la caza vampiros esta parte no sé por que XD
Clon_105
#4
Chapter 18: Noooooooooooo la hna. Ruth!!! que inoportuna ¬¬
Clon_105
#5
Chapter 17: El mejor capítulo hasta ahora!!!! la Madre es esa chica!!! ?? XD quién mas podría ser¿? si son igualitas!!! jajajaja XD
MUY Bueno este cap.! maldito laburo!, mañana renuncio así termino de leer todos lso caps. (ok no, pero lo pensé en voz alta XD)
Clon_105
#6
Chapter 16: Trato de ir lo mas rápido posible! espero un gran final ya que voy a la mitad...
Clon_105
#7
Chapter 15: Pobre lo del tatoo... entnces que se lo haga lavable.. es mas rentable XD
Clon_105
#8
Chapter 13: Ya le enseñó quienes mandan XD
Clon_105
#9
Chapter 12: Esas preguntas tipo psicologa de las que se queja tanto Yerín las hago todo el tiempo cuando hablo con gente random...
Clon_105
#10
Chapter 11: SinB estuvo a punto de volverse una chica mala...