POV Tiffany

Empezaba a creer que ya no pertenecía al lugar donde había crecido, los recuerdos ya no hacían mella en su corazón, desde que había entrado a la casa de sus padres, sintió que era una invitada más, todo seguía igual, las fotografías familiares, los muebles de la sala, los cuadros que su madre había pintado, incluso aquel viejo jarrón que descansaba en una esquina de la sala de estar, todo y sin embargo le parecía extraño.

Las memorias que se aglomeraban en su cabeza y que ahora salían en chorros ya no le hacían sentir nada, como si su cuerpo supiera que ese no era su hogar, se sentía extranjera en su propio país. Como una extraña caminaba al encuentro con su padre, la relación que tenía con él era buena, a pesar de todo lo que había pasado, a pesar de que en un inicio no quería que fuera bailarina, pero su padre no había tardado en reconocer su valentía, se sentía honrado de saber que una de sus hijas luchaba por sus sueños, que no se había dejado amedrentar por ninguna circunstancia, y que estaba dispuesta incluso a ir en contra de su familia por lograrlo, le había encantado a su padre que lo retara.

•             Hola papa – le dijo entrando a el despacho que conocía muy bien, las fotografías enmarcadas le daban la bienvenida

•             Hola hija, ¿todo bien? – pregunto su padre sonriéndole con aquella sonrisa que había heredado, la había recibido con gran entusiasmo, y eso la alegraba, pero no dejaba de sentirse extraña

•             Eh, si, solo caminaba por ahí, aunque todo luce igual

•             Podrás remodelar cuando regreses a casa, después de tu intercambio hija – le dijo con gran esperanza en la voz, ¿Cómo explicarle que ya no se siente feliz como antes en aquella casa?

•             Papá sobre eso, bueno… - intento formular alguna respuesta que pudiera ayudarle, pero lo mejor era ser sincera

•             Señor Hwang disculpe la interrupción, el señor Donghae ha llegado – la puerta se abrió abruptamente rompiendo el hilo de sus pensamientos

•             Hazlo pasar por favor Dara

•             Si señor – Dara parecía rejuvenecer cada vez que la veía, siempre le había agradado, sobre todo porque le cubrió algunas travesuras, sobre todo siendo adolescente

•             Iré a ver a mamá – le dijo intentando escapar de la persona que estaba por llegar

•             Ten cuidado hija y recuerda que mañana es la cena de gala de la empresa, la nueva colección está disponible en caso de que quieras algo

•             Iré a verla después, nos vemos luego

•             Hola Tiffany, siempre es un placer verte – la voz grave que escuchaba le removía el estómago, una persona desagradable vestida de traje tapaba su camino

•             Adiós –paso de él, empujándolo con el hombro, Donghae era el típico niño rico, nacido en cuna de oro, que no tuvo más que aprender lo que su padre le decía, presumido, soberbio y ególatra.

Desde que eran pequeños Donghae se había empeñado en molestarla, pensó que conforme fueran creciendo tal vez la dejaría libre por fin, pero no, al parecer la edad solo había afianzado el capricho que tenía por ella, durante su adolescencia no la había dejado tranquila, diciéndole siempre que algún día caería en sus redes, lo que Donghae no sabía es que a ella no le iban los hombre, y no había querido decírselo solo para ver su cara de sorpresa cuando la viera con su novia, solo le hubiera gustado que Taeyeon estuviera ahí con ella.

Se sentía extraña, y sabía que en gran parte era porque le hacía falta, sabía que por eso se sentía como un fantasma, como si le faltara algo, decidió que lo mejor era ir al lugar donde descansaba su madre, iniciaría con ella la confesión de amor que tanto quería decir, esperaba que su madre la iluminara un poco, para encontrar la manera de decirle a su padre, porque una cosa era decir que aceptaba las cosas y otra muy diferente ver a la chica de su hija en persona.

•             Hola mamá, acabo de regresar de Corea y ha sido un tiempo maravilloso, pero sé que has visto todo lo que he realizado, haber aceptado ir a Seúl ha sido una de las mejores decisiones que he tomado, he recibido más de lo que esperaba y sé que sabes de que hablo, Taeyeon me ha cambiado la vida, me hace sentir inexplicable, no sé, es como si de repente hubiera encontrado mi lugar, como si fuéramos el ensamble perfecto, ella es tan tierna, me encantan sus ojos tristes, como si te contaran mil historias, de esos ojos hechiceros, jamás pensé hablar así, pero es que no puedo evitarlo, me hace feliz, y quiero compartir esa felicidad contigo, con papá, con Leo y Mich, es como un golpe al corazón mamá, de esos que te reaniman, sé que si la conocieras, la amarías…      así como yo la amo – termino de decir en medio de un torbellino de sonrisas y suspiros, recordando a su niña perdida

•             Yo… yo también te amo Phany – la voz insegura de su novia la sorprendió, como si fuera el viento el que viajo kilómetros con esa confesión entre sus faldas, sin embargo volteo hacia donde se habían escuchado y la sorpresa la embargo gratamente, llena de felicidad corrió al encuentro con aquella persona, se abalanzó sobre ella sin medir su fuerza y el suelo amortiguo su caída

•             Taeyeon, estas aquí – le dijo lanzándose sobre ella, sin medir su fuerza

•             Auch eso dolió, estoy aquí amor, no podría separarme de ti, nunca más – su novia descansaba sobre su pecho, con la sonrisa encantada, con un brillo especial surcando su mirada

•             Oh, Dios, estas aquí – no podía dejar de sorprenderla, esta era una de las cosas que más amaba de su novia

•             Estoy aquí – le dijo sosteniéndole la mirada, confesando sus sentimientos a través del silencio

•             ¿Cómo llegaste? ¿Cómo supiste que estaba aquí?

•             Porque no dejas que se levante y te explicamos – la voz de Yuri hizo que dejara de presionar a su novia

•             ¿Fotógrafa?… Jessi ¿tu tuviste que ver en esto?

•             Me pidieron ayuda y yo la concedí – le respondió su amiga con una sonrisa, cómplice de las fechorías de su novia

•             Gracias por esto, cariño vamos a casa, tengo mucho que enseñarte – le dijo tomando su mano y ayudánd