CAPÍTULO 5
¿VERDAD O BROMA?

—Deben estar bromeando.

Soltó con burla a causa de lo estúpido que sonaba aquello, sin embargo, al ver los rostros serios de sus invitados no pudo evitar borrar su sonrisa al instante sintiendo, por primera vez, un extraño escalofrío lleno de horror.

Aquello era imposible.

—No es una broma, Jessi —la menor la miró fijamente tomando sus manos entre la suyas—. Tenemos un hijo. Ambas. Somos madres de un niño.

—Discúlpame por las palabras, Steph, pero ¡es una estupidez lo que dices! —argumentó soltando sus manos—. Yo no puedo ser madre, ¡es absurdo! Sobre todo, teniendo en cuenta que ambas somos mujeres.

—Sooyeon, es la verdad —el hombre caminó hacia ella—. No estuviera aquí si fuera mentira o...

—¡Es una vil mentira! —dio unos pasos hacia atrás—. Si está tratando de hacer algo contra mí no le resultará, Sr. Lee, mis abogados los destruirán por querer dañar mi imagen.

—Sica.

Sunny tomó su mano deteniendo la adrenalina de terror que se estaba apoderando de Jessica, ésta bajó la mirada para verla a los ojos. Aquella mirada bastó para que recuperara el control de sí misma, le dio un leve apretón de agradecimiento para regresar su atención a sus invitados.

—Creo que deberían irse. —Sus ojos se posaron en los de la castaña—. Si quieren volver hablar de estos disparates podrán hacerlo, pero con mi agente y mis abogados. No permitiré que SM Entertainment destruya mi empresa y mi carrera, no está vez.

El hombre buscó en los ojos de su sobrina un poco de ayuda, pero la pequeña chica mantenía la vista fija en la castaña, la dueña de gran parte del corazón de la acaramelada, podía ver como su menor lucía una mirada genuina, no parecía que aquello fuera un acto para ella, pese a lo que decía era sumamente absurdo.

—No me iré hasta que creas en mis palabras —la castaña apretó su bolso—, tenemos un hijo Jessica.

—Yo no tengo hijos.

Jessica soltó la mano de Sunny y caminó hacia la puerta, la abrió sin despegar la mirada de su menor. Deseaba que ella se fuera, la necesitaba lejos de ella, ansiaba volver a sentirse segura en aquel lugar que consideraba su santuario y fortaleza.

—Oh por Dios...

Sunny se quedó sin palabras ante lo que sus ojos veían; ahí, en la puerta, se encontraba un chico alto, de cabello castaño, complexión delgada, pero fuerte, sin embargo, cuando miró su rostro no puedo evitar llevar una mano a su boca. Sus ojos... sus ojos eran como ver los de Jessica, y aquella mandíbula cuadrada resaltaba la sonrisa, la sonrisa que pertenecía a Tiffany. Era como ver una extraña escultura versión masculina con las características de Jessica y Tiffany combinadas en ésta.

¿Acaso estaba soñando?

—Sunn, ¿Sun, estas bien? —la dulce voz de Jessica la hizo apartar la mirada de aquel chico—. ¿Qué es lo que?

Y fue justo el momento en el que Jessica se quedó estática es su lugar, su rostro no reflejaba sorpresa ni nada, estaba totalmente inexpresiva ante la mirada casi efusiva del joven frente a ella. El Sr. Lee miró a Tiffany que apretaba su bolso mientras miraba con suma atención la interacción de Jessica y

—Jessica —habló el joven tranquilamente—, sin duda alguna eres tú.

—Sabe, Sr. Lee —se giró a ellos con una sonrisa divertida—, debo felicitar su trabajo en encontrar a una persona con ciertas características mías en su rostro. El parecido es extraordinario.

—¿Qué?

—Es obvio que es un actor —se giró al chico—, ¿Cuánto te están pagando por montar este show? Puedo triplicarte lo que te ofrecieron si te vas ahora mismo de aquí.

—Nadie me ofreció nada —respondió con calma—. Mi nombre es Jason Jung-Hwang, y soy tu hijo.

Jessica parpadeó antes de soltar una carcajada, aquella situación no podía ser más cómica y absurda, todo era tan fantástico, tan poco creíble y caía en lo ridículo. Era estúpido que ella pudiera tener un hijo de la edad que aquel chico aparentaba tener, también lo era decir que era hijo de Tiffany y de ella, ¡por el amor de Dios, ambas son mujeres!

¡MUJERES!

Ni por obra del espíritu santo, ni por un estúpido experimento alienígena o un extraño pacto satánico podría ella embarazar a Tiffany, y viceversa. No podían crear vida. Ella ni Tiffany tenían los famosos renacuajos en miniatura que salían disparados después de un o, sólo los hombres producían espermatozoides, y hasta donde sabía, tanto ella como su menor no tenían un miembro masculino en sus entre piernas.

—No perderé más el tiempo con ustedes. Es un hermoso día para estar con Sunny —Tiffany mordió su labio ante esto, Jessica se dio media vuelta para ir con la pequeña chica—. Se saben la salida, Sr. Lee, no olvide llevarse al actor con usted.

Tiffany miró al Sr. Lee que lucía derrotado, la acaramelada podía llegar a ser demasiado testaruda, así que lograr convencerla era difícil, sobre todo, si los hechos y evidencias no eran suficientes o poco creíbles.

Quizás esa era un de las razones por las que Jessica era una gran empresaria.

—Creo que lo mejor será irnos —el hombre caminó hacia Tiffany—, ya veremos cómo

—Feeling Good.

Jessica se detuvo en seco a medio camino, todos miraron al joven que miraba seriamente a la acaramelada, sus fríos ojos reflejaban firmeza y determinación a no irse de aquel lugar con facilidad.

—¿Qué dijiste? —cuestionó girando a verlo con una mirada gélida—. Repite lo que has dicho.

—Feeling Good de Michael Bublé —caminó hacia ella hasta quedar cara a cara—, esa fue la canción que se reprodujo en su cabeza cuando...

—¡Silencio!

La acaramelada apretó la mandíbula con mucha fuerza bajando la mirada provocando que su cabello ocultara su rostro, no podía creerlo, ¡no podía ser cierto! Ella no podía tener un hijo no podía tenerlo, ¡no podía! Sentía su cuerpo temblar mientras un escalofrío recorría toda su columna, tragó un poco de saliva ante el nudo que sentía en la garganta.

Estaba catatónica.

—¿Sica?

Sunny se aproximó con rapidez a la acaramelada, su rostro se había puesto pálido de un momento a otro y su mirada estaba perdida, casi sin vida, era como si a su amiga le hubieran arrebatado el alma.

—Sooyeon, ¿estás bien? —el hombre se acercó con recelo a ella—, ¿Sooyeon?

Tiffany apareció de la nada y apartó a los dos precipitadamente, tomó el rostro de la mayor en sus manos, lo cual fue un error para ambas, sintieron una extraña ola de excitación que obligó a ambas a entrelazar miradas, fundiéndose como una, sintiendo aún más esa conexión que parecía no perderse a pesar de los años.

Y que Stephanie no deseaba perder.

—Respira —susurró sin perder aquella conexión—, hazlo lentamente para ahogar el creciente pánico que estas experimentando. Jessica, por favor, respira

La acaramelada se quedó quieta, tres pares de ojos los miraban, aunque uno de ellos con cierto recelo, sin embargo, estaban totalmente pendientes ante la reacción de la poseedora de la mirada de hielo.

—Esto debe ser una broma.

֎֍

Una hora más tarde se encontraban los cinco en la casa del dueño de SM Enterteiment, aunque se suponía que sólo estarían cuatro personas, la chica Lee había decido acompañar a la acaramelada que aún se encontraba en estado de shock.

—Muy bien, la cuestión aquí es

—¡¿Cómo rayos se supone que tengo un hijo con ella?! —Jung salió de su trance señalando a la chica a su lado—. Yo jamás... ¡Dios! Esto es tan poco creíble.

Volvió a caer en la silla ocultando su rostro entre sus manos, la tranquila y fría Jessica Jung había desaparecido para revelar a una mujer media histérica, aunque era algo sumamente normal, ¿de qué otra forma reaccionaria una persona al revelarle que tenía un hijo? Sobre todo, si dicha persona jamás había tocado a la otra, ¿o no?

—Jessi, ¿quieres un poco de agua? —la mujer a su lado se levantó y se arrodilló a su altura—. Aún luces pálida.

—Necesito algo más fuerte que agua para calmar el remolino en mi interior —murmuró con lentitud—. Por favor dime que esto es un sueño, una cruel pesadilla de la que necesito despertar.

—Creo que necesitas esto, Sica —la pequeña chica le tendió un vaso con un líquido oscuro—. Estoy segura de que esto te calmará.

La acaramelada tomó el vaso y bebió el contenido de golpe, sintió un fuerte ardor en su garganta seguido de una cálida sensación que bajaba hasta su estómago. La castaña frente a ella se puso de pie de mala, se obligó a volver a su lugar con calma, tratando que el desprecio que sentía por la chica bajita no se notara.

—Era justo lo que necesitaba...

—No sabía que bebías —la acaramelada se tensó al oír aquella voz—, se supone que debes darme un buen ejemplo, mamá.

Tiffany miró al joven que decía ser su hijo, estaba de pie junto a Jessica, la miraba con ojos curiosos. Por otro lado, Jessica lo observaba como si se tratara de un fantasma o de un ser sobre natural. Estaba claro que la acaramelada aún no asimilaba por completo la noticia.

No podía quejarse de ella, la castaña había actuado peor que Jessica cuando supo la noticia. No por nada el pobre chico tenía un hematoma en su brazo.

—Necesito otro vaso, Sunny —le dio el vaso a la chica desviando la mirada de su hijo—, ¿podrías alejarte un poco de mí?

El chico apretó los labios dolido ante la petición, sin embargo, la cumplió. Se alejó de Jessica y se situó junto a Soo Man, Sunny le entregó el vaso con alcohol mientras se sentaba junto a ella. La castaña estaba que echaba fuego de los ojos a causa de los celos, ¿por qué Sunny debía sentarse junto a Jessica?

Para empezar, ¿qué hacía ahí en primer lugar? Era un asunto que le concernía a ella y a Jessica.

—Muy bien, necesitamos ponernos de acuerdo en qué hacer con el problema actual, —el hombre miró al chico antes de agregar—: sin ofender.

Él asintió en silencio mirando el piso, tanto Tiffany como Jessica sintieron una opresión en el pecho al verlo de aquella forma. La acaramelada aún no sabía que sentir respecto al chico, era una noticia impactante, pero no podía querer a alguien de un segundo a otro.

El chico era un desconocido para ella.

—Antes que nada, exijo una prueba de ADN —la acaramelada habló con frialdad, si iba a creer eso necesitaba más pruebas, sobre todo algo que le diera tiempo para poner a su gente al tanto del asunto—, si sale positiva me haré cargo de todos los gastos que se requerirán para su educación y mantenimiento; con esto me refiero en cuanto a su vestimenta, alimentación, departamento y gastos que requiera para vivir hasta que tenga trabajo.

La castaña la miró con incredulidad, apretó los puños con molestia ante las palabras dichas por la otra progenitora de su hijo.

—¿Estás hablando en serio? —la acaramelada se quedó en silencio—. ¡Por Dios! Esto no es uno de tus negocios, Jessica, ¡es de nuestro hijo de quien hablamos!

—¡Un hijo de casi 18 años de quien no sabía nada hasta hoy! —aquel estallido de ira sorprendió a todos—, discúlpame por pedir todo esto, pero debo estar segura de todo. ¡Mi empresa, mi carrera y mis accionistas están en juego por esto! Esto no es un juego para mí, por lo cual debo actuar con la mente fría, mi negocio siempre será primero.

—Tu hijo ahora es quien debe ser primero —contraatacó Tiffany con rabia y decepción—, él no es uno de tus contratos o acuerdos que haces con esos hombres de traje. Jason no es un objeto. Él es tu hijo, es nuestro hijo, y la prueba de ADN te demostrará que lo es, ¿Cuándo tengas los papeles en la mano dejaras de comportarte como una estúpida insensible?

—Traeme los papeles y hablaremos de mi actitud hacia el chico —se puso de pie y miró a Sunny—. Vamonos Sunny, les enviaré donde deben de ir para que le tomen la muestra.

—Alto, Jessica —el Sr. Lee habló con fuerza—, no vendrás a mi hogar a mandarme. Si te traje aquí es porque esto es grave.

—Ya le he dicho lo que necesito antes de poder aceptar todo esto.

—No lo estas comprendiendo, Jessica —miró seriamente a la acaramelada—, he hecho las pruebas desde que él apareció. Salieron positivas. Él es tu hijo, así que acéptalo y siéntate. Necesitamos hablar sobre qué hacer a partir de ahora.

Jessica no volvió asentarse, al contrario, tomó a Sunny de la mano y la obligo a ponerse de pie.

—Ya he expuesto mis condiciones, acéptelas o —miró con frialdad al chico— espere una demanda. Estoy siendo realista, Sr. Lee, hasta que no haya una prueba no aceptaré nada.

—Ya veo porque tu negocio crece con rapidez...

Sin esperar nada más Jessica salió junto a Sunny de aquella oficina, sentía su pecho arder ante las miradas que la castaña y aquel chico le habían dirigido durante su confrontación. Quizás se había dejado llevar por lo que había revelado el chico, no sabía cómo  había conseguido aquella información, pero no dejaría que un pequeño dato de su pasado jugara con todo lo que había trabajado.

Lo había dicho, su negocio era lo más importante para ella.

—¿Seguiremos en tu departamento? —sonrió un poco ante la forma en que su pequeña amiga trataba de subirle el ánimo—, recuerdo que aún no hemos desayunado.

—Dalo por hecho—se detuvieron frente al auto—, ¿estarás disponible el próximo fin de semana?

Sunny se paró de puntitas y le dio un beso en la mejilla.

—Siempre estaré disponible para ti.

—¡Mamá!

Ambas se giraron hacia el chico que corría hacia ellas, las alcanzó y recargó su peso en sus rodillas tratando de recuperar el aliento, tomó una última gran bocanada de aire antes de mirar con determinación y firmeza a la acaramelada.

—Mamá —carraspeó y se irguió con rapidez—, no puedes irte. Yo...

—No soy tu madre —espetó con frialdad—, no lo será hasta que tenga esos papeles en mis manos que demuestren que eres mi hijo. Así que ve con Tiffany.

—¿Por qué no quieres aceptar la verdad?

Los ojos de Jessica observaban al joven chico con más frialdad y mordacidad de lo normal, su rostro reflejaba una extraña aura oscura, se acercó a él unos pasos sin romper el contacto visual.

—La verdad suele ser torcida muchas veces, y no quiero volver a ser la tonta incrédula que pierde todo al final —se dio media vuelta y abrió la puerta del auto—. Quizás lograste engañarme con el dato de la canción, no sé cómo la conseguiste, pero —regresó a verlo con rabia— te acabaré si llegas a decirlo a alguien más.

Jason dio un paso atrás por inercia, jamás había visto aquella mirada asesina y amenazadora en el rostro de su madre, era alguien completamente diferente. Era alguien que lograba asustarlo.

Jessica y Sunny desaparecieron con el auto del estacionamiento, había quedado tan aterrado que se había quedado plantando al piso, cuando se recuperó llevó una mano a su corazón; las cosas no eran como las imaginó, había demasiado rencor y odio entre ellas, algo había provocado una brecha que había cambiado todo.

Acarició el reloj que mantenía en su bolsillo, lo sacó y lo abrió para ver la pequeña imagen que había en él. Un recuerdo doloroso atravesó su mente y su corazón.

Lo cerró de golpe.

—Arreglaré todo —miró hacia la salida de aquel gran garaje—, no permitiré que vuelvan a dañarlas.

17/06/2017