CAPÍTULO 9
ES SOLO UNA MALA DECISIÓN

Jessica sabía que había cometido un grandísimo error y que lo pagaría muy caro; la pequeña líder parecía sacar todo un infierno de sus ojos, sus manos estaban cerradas en un puño y Yoona se había tenido que levantar para sostenerla. Aunque eso poco le importaba. Lo que realmente le preocupaba y temía era a la reacción de la mujer a su lado que aún tomaba de la cintura.

Realmente quería azotar su cabeza contra la pared, había sido una completa bellaca, pese a que le encantaba el rostro de Taeyeon y saber que le había regresado el golpe de aquella vez, no podía sentirse mal al saber que había utilizado a la joven americana de esa forma.

—Suéltame, Yoona —rugió la pequeña castaña con cólera—, déjame romperle esta vez su rostro de plástico.

La acaramelada torció la boca con desprecio y molestia, quizás no había sido mala idea besar a Tiffany si con eso cerraba la boca de su antigua amiga.

—Inténtalo y prepárate para una demanda, Kim —contestó impasible soltando a la mujer de la cintura—, créeme que sería algo digno de estar en primera plana.

—No sabes cuánto me encantaría...

—¡Taeyeon! —gritó la chica de mayor altura poniéndose de pie—, piensa bien en lo que estás diciendo. Una demanda podría ser el fin de tu carrera.

—No me importa.

—Vamos, Taeyeon, no tengo tiempo que perder en estas absurdas peleas infantiles contigo —y pensar que ella la había iniciado le avergonzaba un poco—, además lo que he dicho es totalmente cierto. Sólo estoy aquí por Tiffany —miró a la dueña de la sonrisa de ojos que aún se encontraba conmocionada y patidifusa—, la madre de mi hijo.

Todas parpadearon algo consternadas e incrédulas ante las palabras de la acaramelada, era algo absurdo y estúpido lo que estaba diciendo. La chica adicta al rosa regreso de en sí y miró a la acaramelada que la observaba fijamente, había escuchado lo que había dicho y, aunque su corazón latía inquieto y jubiloso, no quería ilusionarse con eso.

La amaba, sí, pero también sabía que la acaramelada le tenía cierto odio y rencor ante lo que había hecho aquella mañana en París. Se lo merecía, pero estaba dispuesta a recuperarla sin importar qué, si aquella situación en la que se encontraban era obra de destino la aprovecharía al máximo.

No la perdería nuevamente.

—¿Estas escuchando lo que dices? —la líder soltó con voz burlona—. No sé qué cosas te has fumado, Jessica, pero te ha afectado la cabeza. —Soltó una sonora carcajada—. Decir que tienes un hijo con Tiffany... ¡Dios! Es lo más estúpido que he escuchado en toda mi vida.

La susodicha respiró profundamente, comprendía bien la reacción de la pequeña chica, ella también había reaccionado de esa forma, no se había esperado otra cosa. Esa era una de las razones por la que no había querido ir en primer lugar, pero no se pudo negar ante la petición de su hijo.

Tenía suerte de tener la misma mirada irresistible que la castaña americana ponía cuando quería algo de ella.

Y al parecer seguía siendo débil ante eso.

—Sr. Lee —el hombre que había permanecido callado miró a su ex trabajadora—, creí que ya habría explicado la situación antes de que ingresáramos a la sala.

—Prefiero explicarlo con él presente —miró al otro hombre en la habitación—, él sabrá como contestar a sus dudas y...

Un timbre cortó al hombre, la acaramelada sacó su teléfono de su bolsillo y soltó un sonoro suspiro en cuanto vio el ID de la llamada entrante.

—Discúlpeme, pero ha surgido un problema que requiere de mi presencia —miró al hombre de mayor edad—, dejo todo esto en sus manos, Sr. Lee.

—Jessica, acordamos que debías estar aquí...

—¿Acaso estas huyendo, Jessica? —la líder del grupo habló seriamente—, o sabes que no podrás seguir con tu absurdo cuento de...

—¡Mi hijo no es un cuento absurdo, Taeyeon! —todos los presentes abrieron la boca incrédulos ante aquel arrebato de furia de nada más y nada menos que de la tranquila Stephanie—. Él... —tomó al chico de la mano—, él es Jason y es mi hijo. No es un estúpido cuento ni mentira del que Jessica se ha querido colgar, si fuera así, ¡yo me estaría colgando de esto para estar con ella!

La acaramelada giró la cabeza y tapó su boca con su mano para ocultar una pequeña sonrisa de satisfacción que se formó en sus labios al escuchar aquello. Era un golpe duro para la bajita. La líder se quedó muda ante las palabras de su menor, podía ver a aquel bello ángel transformarse en un ser furibundo y con un ímpetu por proteger a capa y espada aquel chico.

—Tiffany, no me digas que...

—Lo diré aquí y ahora con ustedes presentes, esto no es una tontería, una broma o un cuento estúpido —lanzó una mirada mortal a la bajita y a sus demás miembros—; Jessica y yo tenemos un hijo, y es él.

Todas dirigieron su mirada al chico al cual la dueña de sonrisa de ojos tomaba fuertemente de la mano, no pudieron evitar un jadeo en cuanto él sonrió revelando aquella sonrisa que sólo la chica Hwang poseía, sin embargo, cuando observó de forma fría y penetrante a la pequeña líder sintieron un bajón de temperatura ante el miedo y la incredulidad de ver aquella mirada en él... la mirada intimidante que sólo pertenecía a Jessica.

—Sé que suena poco creíble, pero él es mi hijo y de Stephanie —habló con calma la acaramelada—, no espero convencerlas, pero si diré que pondré acciones legales si alguna de ustedes llega hablar de esto o tan si quiera intenten herirlo —los fríos ojos se tornaron amenazadores—, las destruiré si es necesario.

Una chica de piel bronceada se puso de pie y miró de forma incrédula a la ex integrante, sus oscuros ojos chocaron con los de la acaramelada exigiendo respuestas.

—Tú sabes que eso no puede ser posible, Jessica, tan sólo míralo —lo señaló con la cabeza—. Parece más el novio de Seohyun, es imposible que él venga de ti o de Tiffany... ¡tuvieron que tenerlo a los ochos o siete años!

—He ahí lo intrigante y preocupante del asunto —Sooman interrumpió llamando la atención—. Hicimos dos pruebas de ADN y arrojan los resultados positivos, confirmando que él, en realidad, es producto de Tiffany y de Jessica.

—Es imposible... —murmuró Taeyeon dejándose caer en la silla—, Tiffany no podría... —la líder cayó abruptamente y miró atentamente al chico—, ¿qué rayos eres?

El chico sonrió incomodando a la pequeña líder y, al mismo tiempo, sorprendiéndola con su parecido inverosímil a la bella chica de la cual estaba enamorada.

—Soy el producto de un inmenso amor y una historia maravillosa —giró y observó con admiración a las dos bellas mujeres que lucían incomodas ante sus palabras—, quizás soy un milagro o no lo sé, pero estoy seguro que nací gracias al amor de Tiffany Hwang y Jessica Jung.

La alta del grupo miró a todas su compañeras que se encontraban estupefactas ante aquella noticia, sobre todo, incredulas y recelosas, no parecía creíble nada de lo que estaban diciendo, pero... el hecho de que Sunny permaneciera apacible y atenta a lo que ocurría la hizo caer en la cuenta de que aquello era más real de lo que pensaba.

—Si dices ser hijo de ellas —Sooyoung tomó la palabra mirando con seriedad al chico—, ¿de dónde es que vienes?

Sooyoung esperaba que su mirada penetrante revelara algo en aquel rostro, sin embargo, era como intentar leer a su antigua amiga, la mirada inescrutable del chico no vaciló ningún momento.

—Eso yo también quisiera saber —el joven frunció el ceño con un ligero toque de temor y angustia—, no sé de dónde vengo ni como llegué aquí. Sólo recuerdo... sólo recuerdo fuegos artificiales y... —miró a la pequeña líder fijamente con odio— te recuerdo a ti besando a mi madre.

El alma de la acaramelada sufrió una nueva puñalada, respiró profundamente manteniendo la cabeza fría, sin embargo, fue una reacción que no pasó desapercibida a los ojos de la chica Lee y de Kwon; fuegos artificiales y un beso entre esas dos sólo podía significar algo...

Aquella mañana en Paris.

—¿De qué rayos hablas? —la líder parpadeó confusa—, yo nunca he besado a Tiffany bajo los fuegos artificiales. —Miró a la acaramelada antes de agregar con una sonrisa—: sólo lo hice cada mañana desde que aceptó ser mi novia aquella mañana en Paris.

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Jessica Jung no podía estar de peor humor, después de aquella estúpida junta en la que su antigua líder pasó restregándole la relación que tuvo con la castaña —cosa que la hizo enfurecer ya que sólo provocó que recordara aquel día una y otra vez mientras contenía las ganas de regresarle el golpe que le había dado en aquel entonces—, se encontraba sentada en otro restaurante privado junto a la mujer que la había dejado en ruina y de la que trataba reponerse.

Aunque... lo que queda en ruinas no tiene compostura alguna.

—Entonces... —la voz de aquella mujer sólo aumento su dolor de cabeza—, ¿qué era lo que querías hablar conmigo?

Pasó una mano por su cabello para mantener la calma, aunque era algo que no podía, Taeyeon había echado a perder el poco animo que había adquirido después de aquella mágica mañana con su hijo.

—Necesitamos acordar los días en que tú te quedaras con Jason y lo días en que lo tendré —mantuvo un tono neutro y apacible—, además de los gastos de manutención, los cuales, planeó dar en un cien por ciento.

La menor frunció el ceño, molesta.

—No planeo dejar que tu pagues todo lo que nuestro hijo necesite —contestó con brío—, yo también soy su madre y, a pesar que no tengo una empresa, puedo mantenerlo.

Jessica suspiró, había tocado un punto crucial en el orgullo de la chica Hwang, realmente lo que menos deseaba era hacer las cosas más difíciles entre ellas, no quería ni siquiera verla, estaría satisfecha si sólo se comunicaran para hablar sobre su hijo, sólo eso compartirían. Ahora más que nunca necesitaba sacarla de su vida.

—Lo sé, disculpa, no quise ser descortés —murmuró con calma—, simplemente quiero que quede en claro que quiero lo mejor para mi hijo y estoy dispuesta a darle todo.

—No sonabas así el día de ayer —masculló dolida y molesta la menor—, ¿qué te hizo cambiar de opinión.

La mayor se revolvió incomoda en su asiento, no quería tener que dar explicaciones ante su súbito cambio de opinión, sin embargo, sabía que ha esto se tendría que enfrentar en cuanto volviera a casa para ver a Tyler y a Irene.

—Tuve una epifanía —soltó tajante—, sin embargo, eso no importa en estos momentos. Debemos hacer un calendario, poner reglas y...

—Jessica —su menor la detuvo con seriedad—. Quiero pasar las veinticuatro horas del día como mi hijo, al igual que los trecientos sesenta y cinco días del año —los ojos de la acaramelada se enfriaron furibundos—, no aceptaré menos que eso.

—Estas siendo irracional y egoísta.

—No, estoy siendo realista —los ojos de la menor brillaron con brío—, Jessica, tenemos un hijo y yo quiero darle lo mejor. Y Lo mejor se lo podemos dar siendo una familia.

La acaramelada negó con gracia y con pizca de burla, su rostro lucia cansado y abatido, estaba claro que Jessica no deseaba aquello.

—Steph —su voz sonó dulce—, nosotras jamás podremos ser una familia como la de los comerciales. Yo no te amo —aquello fue como un balde de agua fría para su alma— y sé que tú tampoco lo haces, lo dejaste muy claro hace tiempo.

Tiffany apretó sus labios con disimulo y dolor, aquellas palabras habían logrado su objetivo, Jessica la había herido, sin embargo, no quería darse por vencida. Aún no.

—¿Quién dice que no lo hago?

La mayor frunció el ceño mientras sus ojos brillaban recelosos, la cautela y la desconfianza en las personas se habían vuelto su mejor alma contra las personas.

—¿Quieres que te lo recuerde? —Jessica cuestionó con frialdad.

—Eso fue un malentendido.

—No —murmuró con dolor—, eso fue un error —apretó la mandíbula con fuerza para reprimir las hirientes emociones—, un error que pagué muy caro, Steph, un error del cual me arrepiento cada día de mi vida.

Ahora fue el turno de la castaña de apretar la mandíbula tragando el nudo de espinas que desgarraban su corazón y alma, la había herido de la misma forma en que la mayor la había castigado una y otra vez después de aquel fatídico día... podía recordar la frialdad de su trato, su distanciamiento, las miradas de dolor y resentimiento, sus salidas con otras chicas... hasta que al final se fue de su vida para siempre de una forma en que la destrozó totalmente.

Pero ella también la había destrozado... ella había sido la primera que voto a favor a causa de la rabia de verla con ella.

Sus celos la habían cegado.

Y la había herido de la peor forma posible.

—Me quedaré con él de jueves a domingo —murmuró la mayor al no obtener respuestas—, puedes estar todo el día del jueves con él, lo pasaré a recoger en la noche y te lo regresaré el domingo por la noche. —La acaramelada se puso de pie y tomó su bolso—. Es todo, Stephanie.

—¿Por qué lo haces tan difícil? —musitó con dificultad—, ¿por qué me sigues castigando?

Levantó la mirada para encarar aquellos orbes que amaba y, a la vez, la excitaban ante aquella aura emanante de intimidación y frialdad. Eran los ojos más bellos, profundos y sublimes con los que se había topado, podía perderse en ellos, pero... también podía hacerles frente.

—Jamás te he castigado, Steph —contestó con dolor la acaramelada—, ¿realmente crees que perdería mi tiempo tratando de castigarte por lo de aquella mañana? —los ojos se tiñeron de cansancio y afliges—. Soy una perra insensible en ocasiones, incluso en los negocios, pero jamás lo seria contigo. Lo cual, a decir verdad, es una pena... sin embargo, en aquel entonces lo único que hice es sobrevivir.

—Jessi...

—No digas nada. —Jessica mostró una pequeña sonrisa y agregó—: Al final terminé encontrando mi camino, por lo que debo agradecerte, si no me hubieras roto el corazón jamás hubiera obtenido el carácter y la valentía para crear mi fortuna. Así que gracias por romperme en miles de pedazos.

La menor apretó sus puños y sonrió con dolor, sí que la había destrozado.

—¿Sabes cuantas veces rompiste tú el mío? —las lágrimas comenzaron a caer por aquel rostro—, decenas... cientos, quizás miles de veces, Jessica, ¡¿sabes lo que tu rechazo y tus frías palabras causaban en mí?! ¡¿Tienes alguna idea de lo que fue verte besar a Sunny o encontrarte medio desnuda en nuestra habitación con Donghae?! —se puso de pie con los ojos bañados en lágrimas y el rostro rojo de cólera y dolor— eso no es sobrevivir, Jessica, ¡eso es vengarse!

—Eso no era ninguna venganza... —murmuró en un hilo de voz—, si hubiera querido vengarme de ti, Steph, te hubiera destruido lo suficiente para que me odiaras de por vida —sus palabras emanaron odio y arrogancia—, créeme, no te imaginas de lo que soy capaz de hacer.

—¡¿Por esa razón me besaste?! —cuestionó aireada—, ¡¿Querías joder a Taeyeon?!

—Y vaya que lo hice... —la acaramelada miró a su alrededor, quizás estaban en una zona privada, pero estaba segura que sus gritos se oirían si continuaban, y su cabeza no estaba para eso—, pero este no es el lugar ni momento para hablar de esto.

La mujer estaba a punto de gritar cuando la mayor la tomó del acintura pegando sus cuerpos y callándola con la mano, sus fríos e imperativos ojos le ordenaron silencio y ella obedeció sin discusión presa de la ira.

—Somos figuras públicas —murmuró entre dientes—, no podemos generar un escándalo, así que te sugiero que lo que quieras decirme te lo guardes para otro día. No arruinaré mi carrera por uno de tus berrinches, Stephanie.

Y ahí estaba el lado que había odiado de la mayor, el lado que Jessica había decidido dedicarle después de la mañana del concierto en Paris.

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Un hombre de cabellera castaña soltó un sonoro suspiro de frustración fusionado con preocupación, lo que había escuchado lo había dejado helado en su lugar. Las cosas estaban peor de lo que había imaginado.

—Si sabes que sólo tienes esta oportunidad, ¿no?

La suave y cortante voz lo hizo levantar la mirada, sus ojos hicieron contacto con aquellos orbes color rubí que adornaban aquel rostro juvenil de porcelana, la cabellera ondulada caía sobre los hombros como un suave manto y se ajustaba al buen proporcionado cuerpo.

—Lo sé... pero esto no es como debe de ser.

—Ellos cambiaron las cosas —murmuró tajante la joven de ojos rubí—, no quieren que el milagro sea creado. —Le dirigió una mirada severa—. Y si el milagro no es creado mi diosa habrá perdido la vida en vano.

—Avo no está muerta —el joven contestó con seriedad—, no sé cómo funciona todo esto, pero estoy seguro que no lo está.

—¿Por qué debería creer en tu palabra? —cuestionó con dureza—, todo esto ha ocurrido por tu culpa.

—Yo no deseé esto.

—Pero tu mera existencia provocó esto —él se detuvo y la miró con frialdad—, sé que me ordenaron cuidarte y protegerte, pero no estoy de acuerdo que ellos se sacrifiquen por ti, por un simple error genético y aberración de la naturaleza.

—Si no quieres ayudarme entonces vete, no necesito de ti —sus ojos echaban chispas de ira—, puedo arreglármelas por mi cuenta.

—Morirás sin mi protección.

—Lo haré aún con tu protección —la miró con seriedad—, mi destino quizás ya este sellado, pero... —sus ojos reflejaron culpabilidad— no dejaré que ellas paguen por mi pecado.

Ella lo miró fijamente mientras él volvía a escuchar aquel audio que ella le había proporcionado minutos atrás, estudió perfectamente los gestos de aquel humano y sonrió para sus adentros.

—Eres un ser interesante, Jason Jung-Hwang.

14/10/2017