CAPÍTULO 16
PLANES Y DEMONIOS

¿Cómo decirle la verdad a su familia?

Esa era la gran interrogante que había mantenido a su mente ocupada todo el día y parte de la noche del día anterior; Soojung no la había dejado ir a casa con Tiffany y Jason, después de todo, ella no tenía conocimiento de la situación, por lo que no pudo decirle que no a su petición de una noche de hermanas.

Y tampoco pudo avisarle a Jason que no iría a casa.

Soltó un suspiro con cansancio mientras veía los diseños que tenía en su escritorio, la inspiración se había esfumado gracias a la nueva problemática, así que no tenía nada más que hacer que darle vuelta a la gran interrogante.

El tintineo de su teléfono la sacó de sus divagaciones, tomó el aparato y leyó el mensaje con el ceño fruncido.

Sunny:
Te echo de menos, ¿nos vemos esta noche en tu departamento? Me apetece una cena romántica bajo la luz de la luna.
10:43 a.m.

Hizo una mueca con molestia y dejó el teléfono en su lugar. Después de la gran revelación de la señora Nam, lo que menos deseaba era estar, ver o sentir a cualquiera de sus antiguas compañeras. De tan solo recordar lo que habían hecho la llenaba de rabia y dolor, la herida aún seguía abierta...

Se levantó de la silla y respiró profundamente intentando calmar el remolino de sentimientos que se habían pausado por el incidente de Tiffany. Necesitaba tiempo. Tenía mucho que pensar, empezando por el hecho de la problemática actual con sus padres, eso era lo importante ahora, ya habría tiempo para qué pensará sobre su futuro viaje con Jason y Tiffany a Francia.

Ese era otro de sus dolores de cabeza.

No tenía tiempo, en definitiva, para pensar en las acciones cometidas por sus viejas compañeras de grupo.

Cerró los ojos intentando despejar su mente y dejarla en blanco, una vez tuviera la mente fría podría pensar con claridad lo que haría con la cena familiar que involucraba a Taecyeon y, posiblemente, la noticia de que tenía un hijo con nada más y nada menos que con Tiffany Hwang.

Ese momento de silencio fue lo que aprovechó Camila para detener el tiempo en la habitación, el chasquido cumplió su propósito dejando a la gran empresaria en una quietud total.

—Te estás tardando mucho para enamorarte de la otra pecadora —habló la guardiana paseando por la habitación—. ¿Por qué tienes que ser tan obstinada?

Se detuvo frente a una congelada Jessica, sus ojos pasearon por todo el rostro de la acaramelada, estaba segura de que debía haber algo en ella que debió llamar la atención en su ama para que le concediera tan milagro.

—Ni siquiera eres tan bonita como la quejumbrosa chica que tu hijo está empeñado en salvar —susurró poniendo las yemas de los dedos en el delicado rostro congelado—. ¿Qué es lo qué te hace tan especial? —cuestionó apretando la mandíbula—, ¿por qué mi diosa se sacrificó por ti?

Se sentía frustrada por toda la situación, por culpa del infame error y las dos pecadoras todo el orden y balance estaban en un caos; aquel milagro había provocado un sinfín de sucesos que rompían todas las reglas dejadas por los creadores.

Y su diosa había sido sacrificada a cambio de las vidas de esos mortales.

—No lo sé. —La voz de Jessica la tomó por sorpresa obligándola a apartar sus manos con rapidez de su rostro—. Quizá debería cancelar la cena.

Jessica se suspiró y caminó hacia los muebles de su oficina para incredulidad de Camila, ¡estaba catatónica! No era posible que la pecadora se moviera, ella no había desactivado su poder.

—O podría no presentarme —continuó Jessica dejándose caer en uno de los muebles—. Sería creíble excusarme diciendo que tengo trabajo de último momento.

Camila, llena de nervios, miró el reloj del escritorio, probablemente había desactivado su poder, porque era sencillamente imposible que la pecadora fuera inmune, los mortales no podían ser inmunes a los poderes de los hijos de los dioses. Sin embargo... ¡el reloj estaba congelado!

Sintió quedarse sin aire... cosa que ella no necesitaba.

El pánico y horror la estaban invadiendo, ¿acaso eso era lo que había visto su diosa? ¿esa mortal era la razón por la que habían permitido el milagro?

«No, debe ser un error...»

Chaqueó los dedos y la manecilla congelada siguió su curso de inmediato, con un escalofrío miró a Jessica se mantenía sentada con la vista en el techo de la oficina. No pareció darse cuenta que el tiempo se había detenido.

—¿Qué debería hacer? —aquella pregunta tensó a Camila cuando los ojos de Jessica se dirigieron a ella—. ¿Hay alguna idea que puedas darme?

Un sudor frío se propagó por toda su frente, los ojos de aquella mortal la miraban con frialdad y seriedad... ¡un mortal la estaba viendo pesé a sus poderes! Su mente era en aquel instante un huracán de pensamientos sobre lo que debía hacer. Apretó los puños haciendo aparecer una daga divina en uno de ellos.

—Así que puedes verme...

Jessica sonrió con pesadumbre antes de ponerse de pie, con lentitud caminó hacia ella borrando la sonrisa y cambiándola por una mueca.

—Que desperdicio de tiempo es esto —dijo deteniéndose frente a ella.

Camila se aferró con fuerza a la daga que tenía en la mano, la mortal estaba tan cerca que simplemente tenía que levantar la mano para darle fin a su miserable existencia.

Podría resolver todo...

—Fuiste tú la que provocaste todo esto —acusó con rabia—. Por tu culpa mi ama está... —Apretó con fuerza la daga e impulsó su mano. Terminaría todo ahora—. ¡Muere asquerosa pecadora!

—Voy a cambiar la fecha de mi vuelo y así evitaré la cena —Jessica se inclinó para tomar su teléfono—, mamá probablemente se decepcione, pero es lo mejor que puedo hacer en lo que encuentro la solución perfecta.

La daga que estaba a centímetros del cuello de Jessica brilló, los ojos de Camila estaban abiertos y su corazón latía incesante. Su mano temblorosa se alejó mientras Jessica volvía a su lugar en el mueble, no se había dado cuenta...

—No puedes verme... —murmuró con un ligero temor—. Y yo casi...

Dejó caer la daga que se desintegró antes de tocar el suelo, llevó una mano a su pecho sintiéndose terriblemente mal, estuvo a nada de romper la orden de su diosa y una ley divina. Negó decepcionada de sí misma y desapareció del lugar en total silencio.

Sin embargo, a unos edificios de distancia, se hallaba un hombre con un arco en sus manos apuntando a la silenciosa oficina de la antigua exintegrante de Girls' Generation. Sus afilados orbes zafiros se mantenían quietos estudiando la situación.

—Eso fue inusual —murmuró una mujer a su lado—, ¿no lo crees?

La mujer de ojos carmesí sonrió viendo a la mujer que jugaba con el extraño aparato en sus manos.

—Camila iba a aniquilarla —declaró el hombre bajando el arco.

Estuvo a nada de soltar la flecha para detener a uno de los fieles hijos de Evo, aunque, de haberlo hecho, hubiera puesto fin a su diversión con el error de la naturaleza.

—Asesinarla frente a la pecadora hubiera sido interesante —la mujer no ocultó su excitación—. Incluso puedo ver sus ojos de horror y sorpresa, justo como la primera vez que él asesinó a la otra pecadora frente a sus ojos.

—Si la hubiera asesinado, él se percataría de que el asqueroso error está aquí —contestó desapareciendo el arco—. Nuestros planes se hubieran arruinado.

Ella hizo una mueca, su hermano tenía razón en eso.

—Bueno, podemos ocupar ese desliz de Camila más adelante —dijo volteando a ver a su hermano.

—¿A qué te refieres? —pidió con seriedad.

Una sonrisa tenebrosa se dibujó en los finos labios.

—Será nuestra carta para verlo caer en la desesperación antes de que nuestro querido hermano acabe con él.

El hombre sonrió siniestramente y miró a la pecadora, una sensación de gozo apretó la boca de su estómago, ansiaba el momento de verla nuevamente rogando por su vida y la de los otros dos asquerosos seres.

—Camila será nuestra carta de triunfo —su voz era de total fascinación y jubilo— y esta vez pondremos orden al caos creado por Evo.

֍֎

El día de Tiffany no había sido más que frustrante empezando por el hecho de que Taeyeon y Sooyoung la obligaron a estar en cama, no se había levantado más que para ir al baño y tomar una ducha. La peor parte fue que su hijo había sido recluido a permanecer fuera de su habitación con la excusa de que necesitaba descansar, Taeyeon incluso había llevado un médico y este dio estrictas instrucciones de no ser molestada, por lo cual su hijo fue vetado de su habitación. Y, para terminar, Jessica no había aparecido en todo el día, ni siquiera llegó a dormir la noche anterior y eso la tenía preocupada.

—Pedimos cena especial para ti, Tiff —anunció Sooyoung entrando en la habitación—. También para Jason, así que no te preocupes —agregó de inmediato.

Se limitó a asentir concentrándose en la televisión. Estaba molesta. Quería decirles que la dejaran sola, pero no podía. Sus buenos modales le impedían echarlas de su casa. Parpadeó de inmediato con una extraña cálida sensación en su estómago, al fin tenía su propio hogar...

Sonrió.

Las cosas se habían dado tan rápido que apenas se dio cuenta de que, todo lo que había deseado, al fin lo tenía al alcance de sus manos; una hermosa casa a la cual llamar un hogar, un hijo maravilloso, una carrera artística —aunque ahora estaba en un pequeño hiatus y con unos problemas— y la persona que amaba a su lado.

Pero Jessica no estaba del todo a su lado.

Debería sentirse triste por eso, no obstante, su corazón le decía que no sería por mucho tiempo aquella lejanía, necesitaba luchar y cazar a Jessica para dejar todo en claro, sacar todo ese resentimiento que ambas cargaban y por fin dejarlo atrás. Podrían estar juntas después de todo, amarse sin prejuicios y entregarse totalmente a su intenso amor.

Solo tenía que ser paciente.

—Iré por agua...

—¡No es necesario! —intervino Taeyeon—. Yo iré.

—No, iré yo misma por mi vaso de agua —contestó levantándose al fin de la cama—. No estoy invalida.

Taeyeon iba a decir algo, pero Tiffany no se lo permitió saliendo de la habitación. Estar mucho tiempo en cama comenzaba a cansarle, sólo había tenido unos golpes superficiales, en menos de una semana el dolor se iría y todo quedaría como una mala experiencia. Así no necesitaba todo ese exagerado cuidado que sus amigas le daban.

—¿En serio esto es mío?

La voz de Jason la detuvo a mitad de las escaleras, se suponía que no había nadie más en casa, una repentina chispa de curiosidad brilló dentro de ella que la obligó a bajar las escaleras con sigilo. Para su sorpresa, estaban Jason y Jessica en la sala sentados en los muebles, había una caja en medio de ambos y parecía que era tan importante que tenía a Jason en absoluta concentración.

—Claro, una amiga me comentó que podría gustarte —dijo Jessica sonriendo—. Te gustan los videojuegos, ¿verdad?

—¡Por supuesto! —declaró lleno de emoción—. Y compraste varios juegos... ¡eres la mejor!

Jessica sonrió satisfecha antes de levantar la mirada a ella, a la dulce y escandalosa chica que la tenía en una difícil situación; las cosas aún no estaban totalmente bien entre ambas, pero desde el accidente del día anterior se había creado una especie de acuerdo de paz. Aunque, por parte de Jessica, era difícil de mantener considerando la noticia que le había dado Nam.

Ese rencor y odio había comenzado a rasgar las viejas heridas.

—Hey —saludó desde su lugar—. ¿Cómo te sientes?

La sonrisa se había borrado, sin embargo, Tiffany podía percatarse de la genuina preocupación que brillaban en aquellos orbes oscuros. Sonrió tímidamente adentrándose a la sala, su hijo estaba tan absorto abriendo el regalo que Jessica le había dado que aún no se percataba de su presencia. Eso le recordaba un poco a ella y a Jessica cuando se perdían viendo cosas que les gustaban.

Era maravillosos tiempos perdidos en su memoria.

—Mucho mejor, gracias por preguntar —contestó con una leve sonrisa—. ¿Un regalo sin motivo alguno? —cuestionó alzando una ceja.

Una leve sonrisa se asomó en los labios de Jessica antes de levantarse, sólo había pasado para darle el regalo a su hijo, tenía a una Krystal en su departamento con intenciones de quedarse otra noche más con su querida hermana.

—Se aburrirá estando encerrado —dijo tomando su bolso—. Recuerda que no puede salir, al igual que tú.

—Sólo por un tiempo...

—Además —se acercó a ella—, necesita cosas de su edad.

Tiffany chaqueó la lengua cruzándose de brazos.

—Si es así podríamos llevarlo de compras —opinó tranquilamente viendo de reojo como Jason corría hacia el televisor—. Le vendría bien ropa nueva, juguetes...

—No creo que él requiera de juguetes —la cortó frunciendo el ceño. Jason estaba ya grande para los juguetes—. También he de recordarte que es peligroso que seamos vistas en público juntas.

—¡Mamá, esto es genial! —gritó con emoción Jason girando a ellas. Sus ojos se abrieron en sorpresa al ver a su otra madre—. Mamá, ¿qué haces abajo? Creí que el doctor había dicho que necesitabas estar en cama todo el día.

Jessica frunció el ceño.

—¿Doctor? —cuestionó mirando a Tiffany—, ¿sucedió algo?

Jason se quedó quieto observando a sus madres, las cosas se habían puesto tensas de repente, al parecer, había metido la pata. Aunque... quizá era un punto a su favor, hacer que su madre se preocupara y se quedara en casa sonaba bien, no obstante, estaba el hecho de que la enemiga de su madre estaba en casa.

Y eso era un problema.

—Taeyeon trajo un doctor por la mañana —informó desinteresadamente—, dijo que debía quedarme en cama descansando.

Aquello no le gustó nada a Jessica, saber que Taeyeon había vuelto a entrar en su casa le causaba rabia.

—Ya veo... —intentó ocultar su enojo, pero le era difícil—. Volveré al trabajo, probablemente hoy no duerma aquí, pero... —se dirigió a su hijo con una sonrisa— estaré mañana para el desayuno. Traeré unos platillos de mi restaurante favorito que estoy segura que te van encantar, Jason.

Jason frunció el ceño, realmente lo había echado a perder.

—Creí que hoy al fin cenarías con nosotros, mamá. —Dejó el control en la mesa de centro y se cruzó de brazos—. Anoche no volviste a casa.

Jessica parpadeó ligeramente sorprendida por el tono de reproche de su hijo, aquello se sentía como un extraño déjà vu, ¿acaso ya había vivido aquello?

—Tenía asuntos que resolver, los cuales se extendieron al día de hoy. —No entendía porqué estaba dando una explicación—. Cambiando de tema, mañana temprano hablaré con los dos sobre un asunto importante respecto a... —el ruido de las escaleras la hicieron callar. Miró a Tiffany en busca de respuestas, pero esta simplemente se encogió de hombros desviando la mirada—. ¿Hay visitas?

—De hecho, estaba por decirte que Sooyoung había ordenado comida —contestó Tiffany evitando su mirada sentándose en el sofá—. Vinieron a ver cómo me encontraba.

—¿Vinieron? —La respuesta a su pregunta llegó al instante; Taeyeon se detuvo en la entrada de la sala y la miró con un deje de asombro y enojo, no estaba feliz de verla—. Nos vemos mañana, cualquier cosa hablen con mi guardaespaldas. Jason —se dirigió a su hijo y mostró una dulce sonrisa—, cuida de tu madre.

—Sabes que lo haré, mamá —aseguró seriamente lanzando una mirada asesina a Taeyeon.

Tiffany se limitó a suspirar, era obvio que era una amenaza para Taeyeon, no entendía el porqué a su hijo no le agradaba su mejor amiga —aunque puede que un poco de eso sea por los comentarios mordaces que había lanzado contra él—, sólo esperaba que todo se mantuviera en paz hasta que se recuperara del accidente. Si era sincera consigo misma, aún le dolía un poco la cabeza.

—Espero me traigas también el desayuno —comentó levantándose del sofá—. No llegues tarde, sabes que me gusta desayunar temprano —le lanzó un guiño coqueto.

Jessica se quedó de piedra en su lugar mientras que Taeyeon fruncía el ceño por el repentino estupor de su antigua amiga. Por su parte, Tiffany, se limitó a sonreír en todo su esplendor, ver que Jessica aún era inmune a ella le hacía sentir poderosa y esperanzada, después de todo, significaba que la ventana seguía abierta.

Una oportunidad que en definitiva aprovecharía.

—Okey... —murmuró la acaramelada recuperándose de la impresión—. Bien, me iré ahora. Adiós.

Un poco aturdida salió de la casa sin detenerse a ver a Taeyeon, por primera vez en mucho tiempo, su mente había logrado quedarse en blanco. No había ni querido enfrentarse a Taeyeon, su cerebro no habría carburado nada de haberlo hecho.

—Tiffany —la llamó Taeyeon una vez Jessica estuvo fuera—. Necesitas estar en cama.

Tiffany se giró a ella con la sonrisa aún en su rostro, estaba totalmente radiante y llena de vida, cosa que molestó de cierta forma a la chica, es decir, estaba feliz de que se viera recuperada, sin embargo, lo que no le gustaba es que ese cambio había sido obra de Jessica.

Y Taeyeon quería ser eso que pusiera feliz a la dulce pequeña princesa rosa.

—Voy por mi vaso de agua y te alcanzo allá arriba —contestó contenta—. Por cierto, cariño —se dirigió a su hijo que sonreía igual de feliz—, pedí cena para ti, llegará en un rato.

Jason sonrió.

—Gracias, mami.

Y Taeyeon bufó ante eso.

—¿Mami? —cuestionó con burla—, ¿en serio?

El chico Jung pudo haberse enojado, pero se limitó a ignorarla mientras su madre se iba a la cocina con la desagradable enana tras de ella. Una vez solo soltó un suspiro de alivio, las cosas habían ido mejor de lo que imaginó, era como si las cosas estuvieran empezando a avanzar a grandes pasos gracias al pequeño favor que le había pedido a Camila.

Y hablando de Camila...

—¿Dónde has estado? —preguntó a la nada—. Has estado muy callada.

—Te dije que no me fastidiaras al menos que fuera importante —contestó la chica apareciendo a su lado—. ¿Qué sucedió esta vez?

Jason se asustó levemente al sentirla tan cerca, dio un paso atrás con incomodidad y respiró profundamente intentando no sentir ese agradable olor que aquel ente solía transpirar.

—Mamá Tiffany le coqueteó a Mamá Jessica —reveló girando a ella—. Es un gran avance considerando a como estaban hace un tiempo.

Los ojos rubís observaban con un poco de curiosidad el aparato, cogió una de las cajas azules con imágenes extrañas, nunca había visto algo así.

—¿Qué es esto? —mostró la caja con curiosidad.

—Eso es un videojuego —contestó frunciendo el ceño—. ¿Acaso escuchaste lo que dije?

La mujer asintió viendo la caja con sumo detenimiento.

—Una pecadora cortejó a la otra —el desinterés fue muy obvio en su voz—. Nada interesante, no lo consideraré un avance hasta que ambas copulen. —Levantó la mirada a él con seriedad—. Será mejor que te apresures, sin copulación no hay milagro.

Él parpadeó escéptico y algo abochornado por la explicación de la chica, carraspeó sacando la imagen que su mente había creado.

—No es necesario que me lo recuerdes —espetó nervioso.

Camila detuvo su pequeña investigación para ver al chico, era notoria la incomodidad del mortal por el tema de apareamiento entre su espacie. Puso los ojos en blanco. Había olvidado el detalle de lo puritano que a veces era aquel humano.

—Realmente me causas nauseas. —Bajó el juego dejándolo en la mesita—. La copulación de tu especie, los humanos, no es más que un proceso requerido para la reproducción y conservación de la misma. Ten en cuenta que sin eso ya se habrían extinguido —explicó con fastidio al ver el rostro sonrojado—. ¿Podrías ser menos pudoroso? A lo que sé, tu especie a la edad que tienes presenta un gran deseo ual.

Jason abrió la boca para reclamar, pero la cerró de inmediato; no tenía ni una idea coherente en la cabeza. El tema de la ualidad y todo lo que conllevaba solía ponerlo nervioso, no sabía el porqué, pero siempre ocurría lo mismo cuando intentaba hablar del tema.

—Como decía... —continuó intentando pasar por alto aquel pequeño discurso—. Ahora que mis madres están un poco juntas, necesito un movimiento más que obligue a mi mamá Jessica a estar en casa.

—¿Qué has planeado? —cuestionó inquisitiva.

Un suspiro salió de los labios de Jason, la idea no le gustaba para nada, pero era necesaria para que los tres estuvieran en casa juntos.

—Ataca a mi mamá —reveló con seriedad—, mi mamá Jessica debe ver que su departamento no es seguro y para eso —sus ojos se posaron en ella— tú tienes que atacarla.

Camila se tensó al instante recordando el episodio de aquella mañana.

—No creo que sea buena idea...

—Lo estuve meditando toda la tarde —prosiguió Jason con seguridad—, mi madre no estará con nosotros a menos que vea que es más seguro estar juntos, y para lograrlo, necesito que se vea amenazada en el lugar que ella cree seguro. —levantó la mano para tocar a Camila, sin embargo, se detuvo. Sabía que no debía tocarla—. No me gusta la idea, pero... es lo mejor. Es la única forma de lograr que el milagro se cumpla y ella esté a salvo.

Ella se quedó en silencio, no estaba segura de el plan de Jason, las cosas podrían salir mal considerando el hecho de que sus poderes no estaban del todo bien. El hecho de que la mortal pudiera moverse cuando ella había detenido el tiempo la tenía inquieta.

—¿Estás seguro de que ella vendrá a ustedes? —cuestionó seria—. ¿Qué pasa si decide irse a otro lado más seguro?

—Ella vendrá a nosotros, te lo aseguro —respondió con confianza.

No había duda en él, así que el plan era algo que se debía llevar a cabo quisiera ella o no.

—No te lamentes si las cosas no salen de acuerdo a tu plan.

Tras un chasquido la mujer despareció. Jason se sentó en el sofá y miró la consola que su madre le había dado.

Sonrió con dolor.

—Es justo como la que te había pedido Alexis... —Tomó el control y lo acarició—. De verdad tiene que funcionar, ella depende de que arregle esto.

Sacó el reloj que siempre llevaba consigo, la fotografía seguía ahí, intacta, como un recordatorio persistente de lo que estaba en juego. Más aparte la oportunidad de salvar el futuro de la mujer que tanto quiso durante su niñez.

Tenía que verla.

Cerró el reloj y lo volvió a guardar, no podía quedarse jugando, aunque quisiera. Era hora de ponerse manos a la obra con ella, ya tenía el plan para juntar a sus madres, ahora...

Ahora tenía que salvar a Irene Bae.